[Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 75 (Caminos separados):
- Spoiler:
- Con la plática, el camino del bosque pasó rápido para los piratas y la oscuridad terminó para darle paso a la tenue luz del crepúsculo. Ésta bañaba un diminuto valle en medio del bosque en el cual se levantaban cuatro edificios. Eran casas, pero de un tamaño mucho mayor al normal.
De pronto, una lluvia de flechas cayó sobre los piratas, pero debido a las múltiples habilidades del grupo, el ataque fue neutralizado. Unos segundos de silencio invadieron el lugar hasta que se escuchó el abrir de una ventana de una de las casa.
–¿Quiénes son? ¿Qué quieren aquí? –una recia voz masculina les preguntó.
–No venimos a hacer ningún daño –habló Cristie.
–Sólo queremos una Eternal Pose. En cuanto tengamos una, nos iremos de este lugar, se los aseguramos –les dijo Fuu.
–¡Mienten! –Sentenció aquella voz.– Es mucho trabajo el que nos cuesta obtener nuestras cosas y ustedes quieren quitárnoslas. No crean que no nos hemos topado con piratas antes.
–¿Hay alguna forma de que nos crean? –volvió a hablar Fuu. Con el paso del tiempo, Blaze y los otros habían aprendido a dejar que la princesa fuera la que dialogara en esas ocasiones, debido a su prudencia.
–Puede ser –respondió esa voz– ciertamente tenemos varias Eternal Pose por aquí –hizo un pausa y se escuchó como varias voces discutían dentro de la casa de la ventana abierta.– Dejaremos que alguien entre a hablar con nosotros y ese alguien tiene que ser esa chiquilla del cabello castaño, ella sola.
La señalada era Natsuki y era lógica la elección, pues de entre todos los piratas, ella -y quizá Natsumi- era la que menos amenazadora se veía.
–No podemos permitirlo –afirmó Jet.
–Sí, no dejaré que vaya sola –apoyó Shinta; pero Natsuki mostró un rostro recio y dio algunos pasos al frente mientras el tirador la veía sorprendido.
–Yo debo hacerlo, es por el bien de todos –afirmó la navegante y siguió caminando hacia la casa de donde venía la voz. Pero fue detenida entonces y lo que escuchó la hizo titubear.
–¿Cómo sabemos que no tienes armas contigo, niña?
Natsuki miró hacia el suelo mientras sus nakama maldecían a los pobladores y se prestaban para usar la fuerza, antes que dejar que la navegante siguiera con su cometido, pero ella entonces se quitó la blusa y la depositó en el suelo. Luego, ante el silencio de sus sorprendidos amigos, también se despojó de su mini falda.
–No traigo nada, ¿ven? –dijo ella al tiempo que su mirada seguía hacia el suelo y con sus brazos trataba de cubrir más de lo que la ropa interior lo hacía.
–No tienes que hacer esto, Natsuki –Makoto se adelantó y se colocó entre ella y la casa, impidiendo que la navegante siguiera avanzando.– No debes rebajarte así por nosotros, ya encontraremos otra forma –la vigía estaba furiosa y en su mirada podía notarse que podría ponerse violenta en cualquier momento. Makoto giró su cabeza un momento para ver hacia la casa cuando sintió el abrazo de su amiga.
–Gracias Ma-chan –le dijo, sonriendo tiernamente– pero no quiero que nadie salga lastimado. No quiero que se inicie una pelea. Por eso, si yo puedo arreglar esto pacíficamente, no me importa si me ven en ropa interior. Al fin y al cabo muchas veces me la paso así en el barco, estaré bien –Natsuki entonces se dirigió con rapidez a aquel edificio.
Pero en realidad la navegante sí sentía vergüenza. Una cosa era ser vista por sus nakama, a quienes consideraba verdaderamente como su familia y otra muy distinta era ser observada por extraños; aun así la joven se acercó al edificio y justó cuando iba a tocar la puerta, ésta se abrió, dejándola entrar. Natsuki entonces pasó al interior del edificio y la puerta se cerró. Sus nakama tuvieron que resistir seriamente para no entrar a la fuerza para protegerla e incluso Van y Dinora parecían tener intenciones de defender a la navegante, pero tuvieron que esperar sin remedio.
Natsuki entró a un vestíbulo y luego siguió a un hombre alto y grueso hacia una especie de sala, amplia. Ahí, estaban reunidos alrededor de treinta pobladores. Cuando la joven puso un pie en ese lugar, sintió que alguien se colocó atrás de ella y entonces sobre su cuerpo, fue puesta una bata blanca.
–Una linda niña como tú, no debe estar en ropa interior frente a tanta gente –una mujer de mediana edad, delgada y de la misma estatura de la navegante, era quien la había vestido con esa prenda–. Y ustedes –se dirigió a varios hombres que estaban sentados en un sillón grande– debería darles vergüenza hacer que una jovencita se desnude.
–No ha estado bien, lo sabemos –habló uno de ellos. Un hombre de edad no tan avanzada, pero definitivamente tampoco joven, el cual era calvo y tenía un pequeño bigote blanco– pero todos sabemos que los piratas no son de fiar, al menos la gran mayoría de ellos.
–Soy Natsuki –quiso la pirata calmar la situación, al revelar su nombre a aquella mujer que le había ayudado.
–Y yo soy Dora –respondió alegre la mujer– y creo que eres de fiar –dijo esto último volteando a ver a los demás pobladores que estaba por ahí. El hombre que había hablado antes, de nombre Grim, aceptó que Natsuki no parecía tramar nada y preguntó acerca de la Eternal Pose que necesitaban.
–Puede ser a cualquier rumbo. Es sólo que, para nosotros esperar tres meses aquí es mucho tiempo.
–Pues tenemos muchas Eternal Pose –le dijo Grim.– Somos comerciantes. No somos guerreros, es por eso que nos cuidamos así de los piratas. La Eternal Pose las utilizamos para llegar a las distintas islas con las cuales comerciamos, así que no es que te podamos dar una y ya; sin embargo, y por suerte para ustedes, tenemos dos de sobra, es decir, están repetidas, pertenecen a islas de las cuales ya tenemos otra Eternal Pose.
Natsuki se alegró de la noticia, puesto que esto también ayudaría a los piratas Trip, pero su sonrisa se borró rápido.
–Espera un poco niña. No dije que íbamos a darles los Eternal Pose así como así –dijo Grim– no estoy del todo convencido.
–¿Qué más quieres que esta niña haga? Ya la han humillado lo suficiente. Está claro que no ha sido del todo fácil para ellos llegar hasta aquí –las palabras de Dora calaron en todos y cada uno de los que se encontraba allí. En el lugar hubo un silencio que se prolongó por más de un minuto, hasta que Grim se levantó. Fue hacia otra habitación y regresó no pasado mucho tiempo. En sus manos tenía dos Eternal Pose.
–Aquí están niña, pero una tendrán que comprarla. –advirtió.
–¡Grim! –Dora no pudo evitar enfadarse de nueva cuenta.
–Seguimos siendo comerciantes.
–¡Está bien! –les interrumpió Natsuki– no importa si hay que comprar una de ellas.
La chica sonrió ampliamente y luego salió a toda velocidad para encontrarse con sus nakama. Su amplia sonrisa les indicó que todo estaba bien, y luego comunicó lo que sucedía. Fuu sugirió que aceptaran la Eternal Pose regalada y ambas tripulaciones siguieran el mismo camino.
–Nosotros compraremos la otra –dijo Cristie.– Creo que es hora de que cada quién siga su propio camino, pienso que podemos estorbarnos los unos a los otros, ya que cada banda tiene objetivos distintos. Ya que Natsuki ha logrado hablar con la gente del lugar, ustedes pueden llevarse la Eternal Pose gratis y nosotros compraremos la otra.
De esa forma, Natsuki preguntó el precio de la Eternal Pose, salió de nueva cuenta y regresó al interior de la casa ya con el dinero y le fueron entregadas ambas brújulas. La navegante se despidió y luego entregó la bata a Dora, aunque no salió de allí sin recibir cumplidos de parte, sobre todo, de los más jóvenes de entre los que se encontraban en esa casa.
–¡Sal conmigo algún día, Natsuki-chan! –le gritó uno, pero recibió un golpe en la cabeza de parte de Dora.
Cuando la navegante dejó aquella casa, tanto sus nakama como los Piratas Trip la abrazaron efusivamente, demostrándole así el agradecimiento no sólo por su valor, sino también por su lealtad y así como su ternura que hizo posible que el viaje pudiera continuar para ambas tripulaciones. Los dos grupos regresaron a la costa y pasaron la noche allí, teniendo una fiesta de despedida entre ambas pues sería la última ocasión, al menos en un buen tiempo, que pasaran juntos.
–Aquí se separan nuestros caminos, aunque yo no lo desee –dijo Van sonriendo, refiriéndose particularmente a Fubuki.
–Creo que es lo mejor –afirmó Blaze– así no nos estorbaremos mutuamente. Nuestros objetivos son distintos.
–Aun así, me gustaría que siguiéramos en contacto, de ser posible –respondió el capitán de los Trip y luego extendió la mano para que Dinora le entregara un pequeño artefacto. Van a su vez se lo dio a Fuu.– Es Den Den Mushi, tenemos a su gemelo a bordo y, si estamos en un rango no muy lejano, podremos comunicarnos.
–Bien, y no duden llamarnos ustedes cuando algo suceda –le dijo Fuu.
Los primeros en partir fueron los piratas Trip. Justo cuando su barco estaba perdiéndose en el horizonte, las velas del Steeler estaban preparadas y Huang levó el ancla para que la fragata comenzara a seguir el rumbo hacia Water 7, donde había ya estado en alguna ocasión.
–La última vez en esa isla, no nos fue muy bien –le recordó Jet a Blaze.
–Esta vez será diferente, estoy seguro. Si esa capitana Hollie llega, verá lo que hemos mejorado.
–Pero no podemos confiarnos tampoco –le afirmó Osore– sólo he peleado con ella una vez, pero algo me dice que tampoco se ha quedado tranquila. Seguramente ha mejorado también.
–¿Te da miedo volverte a encontrar con tu novia tras casi dos años? –preguntó Makoto, desde lo alto del mástil principal.
–Algún día subiré y la pasarás mal... –el espadachín intentó no hacerle mucho caso a la vigía– además de su gran vista, ahora tiene gran oído, qué fastidio.
kaizoku ou-
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Capítulo 76 (Comisionada):
- Spoiler:
- La joven Hanako corría por los pasillos del nuevo Cuartel General de la Marina, colocado en el Nuevo Mundo. Ataviada con una falda azul cielo, un poco larga ya que le cubría algo más abajo de las rodillas, así como una camisa blanca, la chica avanzaba por el lugar a la velocidad más rápida que podía permitirse. Su cabello negro era más largo y ahora llevaba sólo una cola de caballo para atarlo, Ya era más una mujer que una niña y aunque no lo mostraba en su atuendo, tenía ya un rango, el de Sargento Mayor.
Tras algunas vueltas, finalmente Hanako dio con la oficina que buscaba y ahí, tras el escritorio, estaba su admirada capitana Ayaka. Pero la joven marine notó que había otra persona. Una mujer, joven, de cabello naranja, corto, ondulado y vestida con un gi, un ropaje de artes marciales. La rubia hablaba por Den Den Mushi y pidió con un gesto a Hanako que esperara un momento.
–Por supuesto que estoy segura, no han aparecido –decía Ayaka– lo que es más, Tashigi, yo estoy comenzando a pensar que, o han muerto, o simplemente han desaparecido de la escena para siempre –continuó y luego hizo una pausa para escuchar la respuesta –pues tu querido Vicealmirante está obsesionado con esa tripulación, pero no temas, te aseguro que en cuanto haya noticias de ellos, tú serás la primera en saber –dijo y luego finalizó con la despedida de cortesía para entonces mirar a Hanako.
–¿Me ha llamado, capitana? –preguntó Hanako, con una sonrisa amplia.
–Así es, y has llegado puntual, como siempre –le respondió Ayaka, antes de levantarse y darle un abrazo cariñoso. Luego, la rubia dirigió la vista para la tercera persona en la habitación– ella es la capitana Nika, es una marine muy capaz –le dijo, y ambas se presentaron una a la otra.
–Sé que has trabajado duro los últimos meses –continuó Ayaka– has hecho méritos y se te ha recompensado con tu rango. Es hora de que vuelvas al mar a cumplir con tus misiones, ¿no crees?
–Eso quiere decir... –Hanako lució esperanzada y sus ojos brillaron por un instante– ¡que le han asignado a usted un lugar para hacer cargo de él!
–En realidad no –Ayaka rompió con toda ilusión de Hanako– serás asignada con la capitana Nika. Ustedes dos estarán en Sabaody algunas semanas y luego recibirán órdenes.
–¡Pero eso no es justo! ¡¿Usted seguirá aquí, detrás del escritorio?! –la jovencita había cambiado su semblante por completo y, si no estaba llorando, sí se encontraba al borde del llanto.
–No son decisiones mías, son de “arriba” –afirmó Ayaka– no hay nada que pueda hacer.
–Creo que yo mejor me retiro un momento –intervino Nika. Tenía una voz aguda y despreocupada, como si la discusión no le afectara ni un poco.– Estaré en la sección ocho del edificio –agregó, y se fue.
Un silencio invadió la habitación. Hanako se limpió los ojos que se encontraban húmedos, y Ayaka volvió a levantarse de su asiento.
–Debería de darte un golpe por estos desplantes –dijo la rubia– pero ya no eres una niña, aunque precisamente, ya tienes diecisiete años y no deberías hacer este tipo de berrinches. Tienes que entender que, en estos momentos, no puedo salir de Marineford, estoy comisionada a este lugar.
–No hago esto por egoísta, sino que me refiero a usted –afirmó la sargento mayor– que tenga que estar aquí, detrás de un escritorio, haciendo estúpidos papeleos, es obra del Vicealmirante Kazuhiko, estoy segura –afirmó, ahora más enfadada que triste.– Usted es una gran marine, personas como usted son necesarias para llevar verdadera justicia a este mundo.
Ayaka sonrió y abrazó casi maternalmente a la que fuera su recluta. Los cabellos azabaches de Hanako pasaban por los blancos dedos de la capitana. La rubia calmó a la sargento mayor y pidió que tuviera paciencia, que, en su lugar, se encargara de hacer justicia cuanto pudiera en los cinco mares del mundo. Así, tras una pequeña despedida, Hanako partió hacia la sección ocho y ahí encontró a Nika, mirando hacia una ventana. La llamó en par de ocasiones, pero no fue sino hasta la tercera que la capitana reaccionó. Acordaron ambas irse cuanto antes, a ninguna de las dos les gustaba mucho estar en los Cuarteles Generales.
–¿Practica usted algún arte marcial, capitana? –preguntó Hanako. Nika no respondió de inmediato y siguió caminando como si no hubiera escuchado. Justo iba la morena a preguntar nuevamente cuando la capitana habló.
–Así es. Practico el Aikido –le dijo con una sonrisa tranquila y ojos semicerrados.
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Capítulo 77 (Melancolía):
- Spoiler:
- Como en sus primeros días, el Steeler avanzaba a toda velocidad por las agitadas aguas. El Grand Line no daba mucha tregua, pero, por mucho tiempo, los piratas extrañaron aquellas dificultades. Suponían que el camino era largo hasta Water 7, pero en esta ocasión iban bien preparados con bastante alimento como para más de un mes de travesía. De cualquier forma, Fuu fue precavida y no dejó que sus nakama comieran demasiado desde el primer día de haber salido de Udea.
No fue necesario en realidad. El viaje desde Udea hasta Water 7 demoró seis días. Las mejoras que Huang había aplicado en diseño y modernidad al Steeler, le habían dado a la fragata una mayor velocidad de navegación que antes. Gracias a esto, Blaze confiaba en que podrían llegar pronto a Sabaody para buscar alguna pista de los Mugiwara.
Jet aprovechó tal descanso para dirigirse al camarote que había sido acondicionado como enfermería donde Osore pasaba el tiempo que no estaba admirando a sus compañeras o siendo una –como Fubuki llegaba a llamarlo en tono de broma- “mala influencia” para Shinta e incluso para Huang, a pesar de que éste era mayor que él. El espadachín encontró al médico limpiando algunos de sus instrumentos; al peliazul le pareció bastante extraño recibir una visita de su compañero.
–Es momento Osore –le dijo Jet, serio, mientras se sentaba en una silla disponible colocando el respaldo al frente suyo y apoyando los antebrazos en el mismo.– Todos tenemos un objetivo o buscamos a alguien. Roshi me dijo que tú buscabas a alguien, deberías contarnos el por qué.
Jet no reveló que sabía que la persona que Osore buscaba era a su madre. El espadachín quería que su compañero contara él mismo su historia a él y a los demás; sin embargo, no obtuvo respuesta.
–Busco a alguien, sí –respondió Osore– pero no le veo mayor importancia ahora. He perdido la mayor parte de la esperanza de encontrar a esa persona. Viajo en este barco porque ustedes son ahora mi familia, es todo lo que necesitan saber. Yo pertenezco aquí y ya poco interesa si busco o no a alguien.
–Eres un cabezón… –Jet perdió rápido la paciencia y se levantó para salir de la habitación– pero te diré algo. Yo ni siquiera pude ver los cuerpos de mi madre y mis hermanas, el fuego se llevó todo. Si tuviera una leve esperanza de que mi madre estuviera viva, la buscaría por cielo, mar y tierra.
Osore no respondió nada, simplemente le miró con seriedad mientras se iba de ahí.
–No es que no quiera encontrarla –pensó– es sólo que tengo miedo de descubrir lo que le ha sucedido. En pocas palabras, soy un cobarde.
Las fuentes de agua fueron avistadas entonces por Makoto y la vigía anunció que llegaban a la isla, a la capital de agua. Era la segunda vez en su viaje que visitaban ese lugar, aunque en esa ocasión tenían intenciones de lograr cargar el log, cosa que no habían podido hacer hacia ya casi dos años, debido al ataque que habían recibido por parte de la capitana Hollie.
Así, al llegar a la isla, en grupo, recorrieron las calles empedradas y los peculiares canales de la metrópoli. Tras unas horas de paseo, llegaron a un lugar más abierto, específicamente una plaza. Aquel era el lugar donde Jet había visto a Ayaka por última vez. A pesar de que nunca lo demostraba, el espadachín jamás había dejado de poensar en ella. Remembraba ese beso una y otra vez; pero también era realista y sabía que no era fácil que la volviera a encontrar, ni siquiera sabía qué había sido de ella en todo ese tiempo. Él imaginaba que Ayaka había vuelto al East Blue, y estando ellos en Grand Line, sería complicado un reencuentro. Se resignaba entonces, pero, muy dentro de él, tenía una esperanza de volverla a ver, aunque más bien era un deseo.
Como la tripulación ya había comprado lo necesario en días anteriores, y tenía ahora una buena cantidad de dinero, se dedicaron a pasear por la ciudad, a conocerla en su totalidad y, así, sin ningún inconveniente, pasaron cuatro días y el Log estuvo cargado. Natsuki se sorprendió al ver que la aguja señalaba hacia abajo, nunca había visto algo así.
–Está apuntando hacia la isla Gyojin –le aseguro Osore, con la mirada perdida en el mar. Parecía seguro de lo que decía, pero, por alguna razón, no parecía de lo más contento. Tampoco estaba enfadado, simplemente serio, como pocas veces se encontraba.– Antes de eso, debemos llegar al archipiélago Sabaody, aunque no será del todo fácil.
Sus compañeros preguntaron el cómo sabía esas cosas y el médico respondió que él ya había estado en aquel lugar cuando niño y no dijo nada más, aclarando que era todo lo que sabía. Jet se había rendido desde la plática anterior con él, pero Fuu detectó que algo había raro y, por la noche, buscó el momento propició para abordarlo e insistir. No tuvo que decirle dos veces para que ambos se vieran en la cocina solos.
–¿Vas a confesarte finalmente, princesa? –preguntó él, con aire presuntuoso.
–El que debería de confesarse eres tú –le dijo ella, con seriedad– ¿Qué hay contigo y Sabaody? Algo escondes y quiero saberlo ya, no me importa si me tildas de cotilla, algo raro hay con eso.
Osore desvió la mirada y en ese momento quiso escapar, pero sabía que no le era posible. Si ya estaba en esa situación con Fuu, tendría que hablar. El paliazul suspiró, cerró sus ojos y luego los abrió de nueva cuenta para posarlos en la princesa. Abrió su boca, expulsando las palabras, relatando aquello que no había confiado a nadie más. Ni siquiera Roshi había sabido tantos detalles. Cuando terminó el relato, Osore estaba de espaldas a Fuu, con su cabeza apoyada en la pared de madera. Unos segundos después, sintió el abrazo tierno y cariñoso de la princesa, quien no pudo evitar derramar algunas lágrimas de manera silenciosa.
–No pensé que fuera así... –le dijo ella– ¿por qué no lo has contado a los demás? Somos tus nakama, ¡somos tu familia!
–No es necesario –respondió, al tiempo que tomaba un trapo seco para limpiar el rostro de la princesa– no quiero que alguna tonta esperanza nos haga daño. Si llegamos a Sabaody, bien, pero si no hay indicios de algo, no quiero obsesionarme, desvivirme por hallar nada.
Él salió entonces y se culpó por hacer llorar a Fubuki. Esa era una de las cosas que quería evitar, pero, mientras regresaba a la habitación de los hombres, comenzó a comprender. Recordó su pelea con Dirgen en el país de Yuki y la esperanza que había sentido aquella vez al ver el rostro de esa madre preocupada por su pequeña hija. La fuerza le había regresado tan sólo por haber visto, en su mente, el rostro de su progenitora.
Osore lloró en silencio durante varios minutos y, cuando terminó, se dirigió a su enfermería. No estaba cansado, ni tenía ganas de dormir, por lo que se dispuso a limpiar sus instrumentos, a pesar de que éstos estaban pulcros. Era el ocio y la repentina amargura lo que lo tenía haciendo tal cosa. Luego leyó uno de sus pocos volúmenes de medicina que poseía y ahí ocupó bastante tiempo, tanto, que incluso notó que estaba cerca de amanecer.
Salió entonces a cubierta. Todavía estaba bastante oscuro, pero la luz del solo se asomaba tímidamente por el horizonte. Osore volteó entonces hacia el otro costado de la fragata, es decir, la misma proa, y ahí vio un punto luminoso. No era titilante, sino permanente, por lo que no se trataba de una fogata. Se dio cuenta de que era un barco. Deseó en ese momento tener la vista de Makoto para poder darse cuenta de qué era lo que tenía frente a él.
Sin embargo, un sentimiento lo abordo, sintió un hueco en su vientre, un pequeño susto lo invadió y, entonces, se dio cuenta –“es un acorazado marine” –pensó. Rápido, el médico se dirigió hacia donde estaban los camarotes de Blaze y Jet y pidió que salieran. Fue el espadachín el primero en salir y escuchar entonces lo que sucedía. El ruido despertó al resto de los tripulantes y tras la explicación se vistieron para aprestarse a defender el Steeler. De forma veloz, las velos fueron desplegadas y el ancla levada para poder moverse y no ser un blanco fácil.
–Hasta que despertaste, Blaze –le dijo Jet a su capitán, quien se incorporaba a la tripulación en cubierta.
–No ha sido fácil despertarme a esta hora –respondió él– pero ya estoy enterado de la situación.
Makoto subió a su torre y trató de afinar su vista. Desde ahí, dirigió sus ojos hacia la vela del acorazado marine y reconoció el nombre que aparecía justo arriba de las letras “MARINE” que cada uno de esos barcos tenía.
–No van a creerlo –anunció Makoto– o tal vez sí lo crean, porque ya conocemos bien a esa oficial.
–Hollie… –suspiró Jet, auien no dudó ni un momento de la identidad de aquella oficial tras las palabras de Makoto. Tanto él como sus compañeros supieron que el enfrentamiento era inminente, pero también sabían que en esta ocasión estaban más preparados para pelear ante la pelirroja.
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 78 (Doble problema):
- Spoiler:
- Desde la proa de su barco, la orgullosa oficial, la cual poco había cambiado desde la última vez que se había visto las caras con la banda de Blaze, tomó una especie de megáfono y lo puso ante su boca.
–Volvemos a encontrarnos –les dijo a lo lejos, gracias a aquel aparato– jamás dudé de que estuvieran vivos, algo me decía que reaparecerían tarde o temprano. En unos minutos, mi misión finalmente terminará. Tienen dos opciones, rendirse y todo saldrá bien para la mayoría de ustedes, o pelear e ir a parar todos a Impel Down –dijo y esperó respuesta por algunso segundos, sin obtenerla.– En la primera opción, los únicos arrestados serían los piratas conocidos como Jet y Natsuki, mientras que los demás tendrán detención, pero podrían ser perdonados.
–Shinta, lánzale un cañonazo, pero sólo cerca del acorazado, no le atines –le mandó Blaze. El adolescente preparó todo y entonces disparó. La bala cayó a unos escasos cinco metros del barco de Hollie, empapando a varios de sus marinos; ella supo entonces cuál era la respuesta de los piratas y ordenó atacar con todo.
Los cañonazos del acorazado hacia la fragata pirata no hacían daño, pues eran repelidos por Blaze y sus compañeros, pero eran el indicativo de que la batalla se acercaba. El barco de Hollie se acercó entonces lo suficiente a los piratas, que estaban tratando de evadirla y entonces la oficial se despjó de su abrigo blanco y dio un enorme salto para caer justo en la cubierta del Steeler. Segundos después, ellos ayudados por sogas, los marines también abordaban el barco pirata.
Osore fue el primero que llegó hacia donde estaba Hollie, mientras que el resto de la tripulación comenzaba a defender la fragata de los marines invasores. La pelirroja trató de evadir al médico, pero éste no se lo permitió.
–Volvemos a encontrarnos, capitana –le sonrió él, con su lanza preparada.
–Ahora soy comodoro –le dijo, con su naginata en la mano derecha– aunque es algo que no debería importate. Mi principal objetivo es ese Leather Rebel y luego la chica que destruyó mi anterior barco; lo mejor será que me dejes en paz.
–Temo que no puedo permitirlo –Osore se deshizo de un recluta que se acercó a él con un golpe del bastó de su lanza– Jet es nuestro primero a bordo y Natsuki nuestra pequeña navegante. No dejaré que hagas nada.
Osore atacó y, como esperaba, Hollie ya esperaba su ataque y lo bloqueó con facilidad pero cuando ella atacó, sucedió lo mismo. Ante varias repeticiones de la misma acción, la comodoro se alejó un poco de su oponente.
–Veo que no desaparecieron un buen tiempo por nada –sonrió ella tenuemente, pero manteniendo sus ojos recios, sin bajar la guardia en ningún momento– pero tener ambición no lo es todo, y eso te lo demostrré.
Pronto Osore se dio cuenta de que Hollie era más rápida que antes, que la última vez que la había visto y, más importante, más rápida que él. Podía evitar sus ataques gracias a la Ambición, pero no estaba ni cerca de contratacar y la hoja de la naginata de la pelirroja estaba muy cerca de hacer daño al médico.
Lo que más preocupó a Osore ver que, mientras él se estaba agotando, Hollie se veía tranquila y concentrada. Estaban muy parejos, pero la marine seguía por encima suyo y pudo, con el bastón de su naginata, conectar un golpe en el rostro del pirata. Éste se levantó para seguir peleando, pero sabía que era cuestión de tiempo para ser superado por la comodoro. Por si fuera poco, a pesar de no tener un rival de esta naturaleza, sus compañeros se las veían con una multitud de marines. Un par de acorazados ma´s, repeltos de reclutas, ahbaín llegado hacía un minuto a la escena y estaban también abordando el Steeler. Jet, Blaze, Makoto, Huang, una Natsuki algo crecida, Shinta y Fuu, apenas eran suficientes para repelerlos.
Por si fuera poco, un cuarto acorazado apareció en el horizonte. Pero no parecía ser de la misma flota, pues, a la distancia, disparó un par de cañonazos. Uno dio en un mástil pequeño de uno de los acorazados marines, y otro estalló en el agua, muy cerca del Steeler. Esto hizo que la refriega en la cubierta de la fragata pirata, se detuviera por un momento.
–¿Quién diablos está en ese acorazado? –preguntó Hollie, encolerizada. La pelirroja, con ojos furiosos, miró a aquella embarcación, aunque no podía saber quién estaba liderándola. Osore pudo recuperarse, pero la confusión aumentó cuando una explosión a estribor sacudió al Steeler de forma notable. Vario marines cayeron al mar, Natsuki perdió el equilibrio y fue tomada por Shinta de la mano, pero ya que la joven habiá crecido un poco, ambos cayeron por la borda y el tirador tuvo que cargar con la navegante, puesto que ésta no podía nadar.
Jet aprovechó la confusión para deshacerse de un buen número de enemigos e ir a por Hollie, interponiéndose entre ella y Osore.
–Si es por mí que vienes a atacarnos, aquí estoy.
–Te llevaré a Impel Down –afirmó ella, recuperando la compostura, tras no saber quién estaba lanzando los ataques desde aquel barco. Osore estaba por protestar, pero supo que aquel no era momento para individualidades. Se colocó junto al espadachín, presto a ayudar si era necesario; sin embargo, otro cañonazo estalló cerca, esta vez, en la proa de uno de los acorazados que rodeaban al Steeler. De nuevo, con furia, Hollie volvió su mirada hacia aquel barco que estaba atacando a lo lejores, y que se acercaba de forma lenta. Desde ahí, finalmente, pudo verlo. Una altísima figura se levantaba de una silla en la cubierta de ese acorazado y fue cuando la comodoro lo reconoció.
–Sólo un desquiciado como Riggs atacaría a sus propios compañeros –Hollie miró entonces a sus acorazados, los cuales estaban algo dañados, y a sus hombres, ya fuera vencidos en la cubierta del Steeler o tratando de nadar en el agitado mar. La pelirroja decidió entonces que era más importante salvar la vida de sus subordinados, que seguir peleando ante los piratas. Además se dio cuenta de que, ante la situación, las cosas se habían puesto en su contra y no iba a ser nada fácil capturar a Jet y a Natsuki.
–¡Retírense a los acorazados, salven a los heridos y hay que hacer las reparaciones pertinentes! ¡Rápido! –mandó a sus hombres, quienes se pusieron a trabajar.
–¿Cómo es que tienes tres barcos bajo tu cargo? –preguntó Osore, realmente curioso.
–Soy una comodoro, y tengo una misión definida por estos lugares –dijo, poniendo su distancia ante él y Jet– pero a ustedes poco les importa esto.
–Lo siento –sonrió Osore– es sólo que, ante ya tantos encuentros, te estoy tomando un poco de aprecio.
Un animal salvaje rabioso no era comparación con el rostro que tenía Hollie en ese momento y cerca estuvo de perder la compostura, pero logró contenerse y salió de allí. La pelirroja incluso saltó al agua para ayudar a algunos de sus subordinados, cuando otro cañonazo estalló en la cercanía. Esto no hizo rabiar sólo a Hollie, sino también a Jet, Osore y el resto de los piratas.
En el lejano acorazado, el oficial al mando ya estaba de pie en la proa, viendo la situación.
–Contraalmirante –le llamó uno de sus hombres, el cual tenía rostro preocupado– muchos de los marines que atacaban ese barco pirata están en el agua en este momento, no creo que sea prudente seguir disparando.
–Dame una poderosa razón –dijo el oficial. Riggs era un hombre muy alto, bastante delgado, sin cabello y con un bigote negro y largo cuya prolongación llegaba más abajo de su barbilla.
–Creo que nuestros ataques les han afectado –respondió el subordinado– si seguimos lanzando cañonazos, podríamos matar a algunos de los nuestros.
–Y deberán sentirse orgullosos –afirmó Riggs– ser un sacrificio en pos de acabar con el mal, debe ser un honor.
Así, los ataques continuaron y tanto los piratas de Blaze como los tres barcos comandados por Hollie se alejaron del lugar.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 79 (El último tramo del Paradise):
- Spoiler:
- Enfurecida, Hollie, ordenó lanzar un ataque al barco de Riggs, aunque sin atinarle, sólo cercano. Tras esta acción, los ataques cesaron por todos lados. El barco del Contraalmirante se acercó a los otros tres acorazados y finalmente estuvieron a distancia para que los oficiales se vieran la cara uno al otro.
–Parece que se te han escapado, chiquilla –dijo Riggs, con rostro serio y amenazante.
–¡Cabrón! –le gritó ella desde su acorazado– ¡has causado la muerte de diez de mis hombres y si no hubieras aparecido, pude haberlos capturado. Si ya estabas por aquí, bien pudiste haber ayudado de una mejor manera!
–¡Cállate, niña insolente! –tras escuchar este grito, Hollie sintió a alguien detrás suyo y se defendió del ataque de una enorme hacha, aunque el bastón de su naginata estuvo a punto de romperse.
–¿Cómo hiciste eso? –preguntó ella, agradeciendo a su Ambición por haberle permitido sentir el peligro.
–No tienes por qué saberlo –respondió Riggs. Lo que más le inquietaba a Hollie era que había dos Riggs. Uno detrás de ella y otro en la posición de antes, en la proa de su propio acorazado. Los marines a cargo de Hollie entonces atacaron al Contraalmirante pero sus armas atravesaron al oficial como si éste se tratara de un holograma.– Yo atraparé a esa tripulación, tú quédate fuera de esto.
El acorazado de Riggs comenzó a avanzar entonces. Hollie hubiera querido detenerlo e ir ella a por los piratas, pero la mayoría de sus hombres estaban heridos, unos pocos de gravedad y prefirió no arriesgarse a poner en riesgo a más vidas. La pelirroja se sentó en la cubierta y de sus ojos salieron unas cuentas lágrimas. Lloró de forma silenciosa y por pocos minutos.
–¿Qué esperan? –preguntó a sus hombres, que, tristes, la veían– vámonos de aquí., ya los atraparemos en otra ocasión.
El acorazado de Riggs se quedó en el mismo lugar algunos minutos, pero luego, a órdenes del Contraalmirante, se alejaron del lugar. Sus órdenes eran ir a Sabaody y tratar de cazar ahí a Blaze y a su banda; Hollie pensó en hacer lo mismo, pero no tenía ánimos. Después de ver cómo un “compañero” había causado la muerte de algunos de sus hombres, se sentía enferma y prefirió pensar la situación de mejor manera.
Mientras Blaze y su banda huían en el Steeler, se dieron cuenta que algo no andaba bien. La fragata no avanzaba de forma normal y se detuvieron entonces. Mientras Jet, Shinta y Osore estaban cuidando que ningún barco marine se acercara, Huang, Makoto y Fuu revisaron el estribor de la fragata.
–No fue un golpe directo, pero un cañonazo ha dañado el casco –dijo el carpintero– hay madera en la bodega y podré repararlo, pero tendremos que estar aquí varados un buen tiempo.
–Si seguimos navegando, ¿empeorará, o seguiría igual? –preguntó Fuu.
–Va a empeorar –dictó Huang con un temple que sólo mostraba cuando se refería a asuntos de su especialidad– debemos quedarnos aquí –sentenció.
–¡Genial! –exclamó Makoto con sarcasmo– esa estúpida marine nos ha costado ya mucho.
–No ha sido del todo su culpa –intervino Osore a lo lejos– el otro acorazado atacó a sus propios hombres. Ella es honorable a pesar de que sea nuestra enemiga.
–Ahora la defiendes… –la vigía se golpeó la frente con la palma de su mano– ¿acaso te crees que es tu novia o algo así?
–Eso es una tontería –respondió él, sin enfado– sólo digo que ella no es mala persona, sólo hace su deber.
–¡Vamos!
–Él tiene razón –le dijo Jet– sí lo vemos desde un punto de vista normal, ella está haciendo lo correcto, está atrapando piratas, nosotros no se supone que seamos buenas personas. Además Hollie protegió a sus hombres, le dio más importancia a la seguridad de los suyos sobre atraparnos a nosotros.
“Eso no quita que esté un poco obsesionada, sobre todo por capturarme a mí y que sí nos haya causado muchos problemas. Es bastante persistente y no es débil –admitió el espadachín.
–Lo importante ahora es que nos quedaremos aquí hasta poder reparar ese casco –dijo Blaze, quien estaba sentado en el centro de la cubierta–. Hay que trabajar mañana y tarde para esto. Todos ayudaremos excepto Jet y Osore, ellos se quedarán custodiando que nadie se acerque a nosotros.
Y así, comenzaron las reparaciones al Steeler. Fueron tres días de trabajo, donde Makoto tuvo que ayudar bastante, puesto que Huang no podía sumergirse, así que la vigía se encargó de un pedazo, el más pequeño, pero que estaba en contacto con el agua.
La tercera noche fue un descanso satisfactorio para todos además de una pequeña fiesta, La mañana siguiente, la ya reparada fragata, se dirigía a toda velocidad, siguiendo el Log que indicaba hacia abajo, a terrenos submarinos, obviamente la Isla Gyojin
Durante el camino, incluso los más tranquilos, no pudieron evitar sorprenderse. Aquella parte del Grand Line era única, teniendo varios fenómenos no vistos en ninguna otra parte. Con corrientes marinas fuera de lo normal que incluso salían más allá de la superficie del mar; nubes en forma de enormes serpientes que avanzaban en el cielo como si de su camino terrestre se tratara; arcoíris totalmente redondos cual aureola o halo que cuidaba a la tripulación durante este singular viaje.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 80 (Red Line):
- Spoiler:
- Cuando estaban en el quinto día de viaje desde la reparación, el periódico llegó. Fubuki fue la primera que lo leyó al estar en el mismo instante de la entrega y, en cuando vio la primera plana, llamó a Blaze a gritos, sin importarle que era demasiado temprano. El capitán se levantó pesadamente, pero luego, se vio obligado a hacerlo rápido.
–¡Se trata de los Mugiwara, ven rápido! –le dijo y el hombre de acero no demoró en llegar. Todavía sin camiseta y con su pantalón apenas puesto, prácticamente le arrebató el periódico a la princesa y abrió grandes los ojos al ver las nuevas sobre aquella tripulación a la que quería ver y conocer. La noticia era clara: la tripulación del Sombrero de Paja había vuelto. Se le había visto en Sabaody tras dos años de ausencia y, luego de armar un buen escándalo, habían huido, presumiblemente con dirección a la Isla Gyojin.
–Están vivos… –suspiró Blaze con una sonrisa infinita y brillante. Nunca había creido de verdad que los Sombrero de Paja hubieran muerto, pero ahora lo sabía con total seguridad y sus esperanzas de alcanzarlos se renovaron por completo. Blaze se hincó en la cubierta y luego bajó su cabeza hasta el suelo pidiendo a sus compañeros que lo ayudaran a seguir con el viaje, ahora más que nunca.
–Eres un idiota –le pateó Jet para levantarlo, sabiendo que un golpe así no le dolería– hemos estado contigo desde hace mucho, ¿por qué no habríamos de seguir ayudándote?
–Jet tiene razón –Natsuki le ayudó a levantarse y luego se abrazó de su brazo– desde que viajo con ustedes, he sido muy feliz. Yo haría lo que fuera por ti y por todos. Seré feliz ayudándote en esa búsqueda.
–Si así es como piensan todos, es hora de ir a ese archipiélago Sabaody, lo más rápido posible –habló el capitán. Guiados entonces por el Log Pose, aunque este apuntara a la Isla Gyojin en lugar de Sabaody, los piratas navegaron a toda velocidad y dos noches después, justo por la mañana, estaban frente al muro rojizo y casi eterno que era el Red Line. Los diez mil metros de altura de este continente eran como otro cielo que se mezclaba con las nubes que cubrían el verdadero firmamento.
Pero al llegar a ese punto, los piratas no sabían cómo ir a Sabaody. El Log Pose no les diría exactamente la ubicación del archipiélago. Afortunadamente, había ciertas pistas, y ellas las conocía Osore.
–Hay dos formas de poder llegar a Sabaody –explicó el médico– una es ser guiado por algún animal. Los animales puden llegar a ese lugar sin problemas. Otra es tener suerte y calcular de buena forma con el Log Pose. No es fácil, y no veo que estemos muy cerca del archipiélago.
–¿Qué sugieres entonces? –preguntó Blaze.
–No sé si será cierto –respondió Osore, mirando hacia el rojizo continente– pero dicen que, si subes a determinada altura en el Red Line, podrás ver al archipiélago y su dirección aproximada.
Era la mejor opción y ya que la mejor escaladora era Makoto, se dispuso a tratar de subir aquella rocosa elevación. Fuu y Huang trabajaron en un equipo de alpinismo improvisado, para minimizar la posibilidad de alguna caída y pronto la vigía ya estaba subiendo el Red Line.
–¡Confiamos en ti, Ma-chan! –le animó Natsuki. Makoto respondió con una señal optimista de su mano.
La artista marcial tuvo sus problemas. Estuvo a punto de caer en tres ocasiones, pero tanto su habilidad como el equipo que tenía, evitó el incidente. Tras cerca de una hora el cuerpo de Makoto era sólo un punto en el muro rojo y la ansiedad se apoderó de los piratas. Hubo un silencio prolongado durante más de dos minutos cuando el mini den den mushi que Fuu tenía en sus manos sonó.
–¡Eres un mentiroso! –la voz de Makoto calmó a sus nakama y de paso reclamó a Osore– no se ve nada. Lo único que alcanzo a ver a lo lejos son unas burbujas.
–¡Ahí es! ¡Ese es Sabaody! –afirmó.
–En cuanto Makoto baje y nos diga la dirección, Natsuki y yo la encuadraremos con el Log Pose y podremos llegar a un punto cercano –confirmó Fuu.
La vigía demoró la mitad de tiempo en bajar con respecto a lo que tardó en subir. Señaló la dirección y se comparó con el Log Pose. De esa forma, pudieron navegar manteniendo una ruta sin modificaciones, a pesar de no estar siguiendo directamente el Log Pose. Fueron sólo dos horas y media desde el punto de salida hasta donde el Steeler pudo avistar las burbujas que llegaban más arriba. Media hora más fue necesaria para que los piratas de Blaze pudieran ver de primera mano el archipiélago Sabaody. Sus enormes árboles se distinguían por tener franjas blancas y oscuras y por liberar incontables burbujas hacia el cielo.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 81 (Yon Buster):
- Spoiler:
- Osore explicó lo más pronto que pudo las generalidades del archipiélago. Como las burbujas, hechas de la resina de esos árboles, eran batante resistentes y tenían muchos usos, entre los que se encontraba el transporte y la diversión; o que en realidad, el archipiélago Sabaody no era un conjunto de isla, sino de manglares, por lo que el Log no se cargaría allí. También explicó que había varias zonas, entre las que se encontraban la zona sin ley y la sucursal de la marina en aquel lugar. Sus nakama estaban sorprendidos de todo lo que el médico sabía sobre Sabaody, todos menos Fuu quien sólo escuchó con atención las explicaciones.
–Es gracias a esa resina que podremos bajar –siguió exponiendo– para eso necesitamos un ingeniero de “coating”. Yo conozco uno que es bastante bueno, espero que todavía se encuentre por el lugar.
Minutos más tarde, los piratas llegaron al “grove” 58, parte de la zona libre del archipiélago y ahí anclaron el Steeler.
–¿Estará a salvo aquí? –preguntó Blaze a su médico.
–No debería haber problemas. Ésta es una zona tranquila y está alejada de la parte sin ley –dijo al tiempo que bajaba del barco y ayudaba a Natsuki a hacer lo mismo– además, no está muy lejos a donde iremos.
Osore trató de guiarlos hacia el grove 53, un lugar algo más adentrado del archipiélago y donde vivía el ingeniero de coating que conocía. Su memoria no era perfecta acerca de ese sitio, pero poco a poco comenzó a reconocer algunos aspectos, en especial la forma de aquellas raíces. Entonces su caminado se hizo más rápido y pronto los piratas llegaron a un pequeño paraje donde se levantaba una choza de madera. Era de una forma redonda, y en su parte superior se veía una franja verde, aunque ya despintada por el tiempo. Algunos de los tablones estaban quebrados o roídos. No parecía que alguien realmente viviera allí.
–No puede ser… –Osore casi cae de rodillas al ver el estado en el que se encontraba esa “casa”– ¡no es posible! ¡Buster-san! –el médico golpeó con su mano una rama de un árbol que le quedaba cerca, ante el silencio de sus amigos; sin embargo, pasó cerca de un minuto y las maderas de aquella choza crujieron, la puerta rechinó y, del interior, salió una persona. Un enorme sujeto, grueso, con brazos enormes y fuertes, un ojo izquierdo inexistente dejando en ese lugar una cicatriz y con una piel azul. En su mano derecha sostenía una botella.
–¿Quién diablos viene a molestarme? –preguntó, enfadado.
–Buster-san… –se acercó Osore, reconociendo a esta figura, pero, al mismo tiempo, incrédulo.– ¿Qué te ha pasado? Es decir… ¡Soy yo, Osore! ¡¿Me recuerdas?!
–El hijo de Suri… –suspiró, reconociendo de inmediato al médico– no sé qué diablos haces aquí, pero debes irte, Sabaody no es lugar para un niño.
–¿Qué tal un pirata? –respondió el peliazul– no estaremos mucho aquí, sólo hasta que alguien nos haga el ‘coating’. Por eso hemos venido aquí.
Buster suspiró y pidió a todos que se sentaran ahí mismo. Así lo hcieron los piratas quienes, además de Osore, no habían abierto la boca para nada. La presencia de ese gyojin, quien por cierto era un hombre pez Bagre marino, los tenía callados a todos.
–Ya no hago ‘coating’ a barcos, he dejado ese oficio –reveló.
–¿Pero, por qué? –preguntó Osore.
–¿Ves esto? –señaló donde debía estar su ojo izquierdo y sólo se veía la cicatriz– llevo tantos años aquí y esto es lo único que he ganado. He hecho infinidad de trabajos de coating, pero muchos piratas han sido ingratos, no pagan lo acordado, se marchan sin hacerlo, o incluso quieren atraparme para venderme como esclavo. Los traficantes de esclavos han aprendido a no meterse conmigo, pero los que son nuevos por aquí, lo intentan.
–Disculpe, Buster-san –interrumpió Fubuki, quien alzó su mano como pidiendo el turno de hablar– ¿por qué se ha quedado aquí, teniendo la isla Gyojin tan cerca?
–Porque esa isla es la representación de la mediocridad –le dijo, mirándola fijamente, aterrándola con ese ojo.– Que las ningyo y los gyojin tengan que vivir en ese lugar, todos juntos, sin salir, es la mayor estupidez. Es una cárcel donde todos se han recluido, queriendo pensar que es el paraíso. ¡¿Por qué quedarse en ese lugar cuando el mundo es tan grande?! Hay Kyojin, bracilargos y otras muchas razas en todas partes del mundo, y sólo la nuestra está encerrada voluntariamente en ese lugar, ¡no tiene sentido!
Blaze se levantó luego de un prolongado silencio en el lugar. Estiró un poco las piernas y también sus brazos.
–Pues debemos irnos, hay que buscar otro ingeniero de ese “coating” –afirmó. No estaba enfadado. Parecía entender las razones de Buster para haber dejado ese trabajo. Sus compañeros se levantaron y lo siguieron con dirección al barco. Osore se quedó mirando un momento y se atrevió finalmente a preguntar.
–Mi madre… ¿la has visto? ¿Está libre, o…?
–Suri jamás ha vuelto por aquí, pero está libre, eso sí lo sé, después de aquel incidente, pudo escapar. Supongo que estará en isla Gyojin. Por supuesto que, como están las cosas, yo no podría garantizarte que está viva.
–Eso ya lo sé –afirmó el pirta– pero he hecho una resolución. Llegaré a isla Gyojin con mis amigos, y entonces la encontraré.
Buster se quedó sentado en ese lugar mientras veía a los jóvenes partir. Se rascó su calva cabeza y echó una mirada hacia el mar y luego vio sus manos, las cuales habría una y otra vez sin cesar.
–Puedo hacerlo… puedo hacerlo para ustedes –dijo, al tiempo que se levantaba. Los ojos de Osore se llenaron de esperanza, más todavía que los de cualquiera de sus compañeros–. Soy Yon Buster, ingeniero de coating, y no haré este trabajo para ganar dinero o gloria, sino para ayudarles en sus objetivos –dijo– más que nada en el tuyo muchacho.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 82 (Ningyo adolescente):
- Spoiler:
- Así, los piratas guiaron al gyojin hacia el barco, pero sus rostros desvanecieron cuando no encontraron nada en el lugar. Ellos estaban seguros de haberlo dejado ahí, y Osore había dicho que no era un lugar peligroso.
–En verdad no es peligroso –afirmó Buster– no es común que haya robos por aquí. Los piratas suelen venir por aquí cuando me buscan, pero eso no pasa muy a menudo, sobre todo últimamente.
–Pues los ladrones no deben estar muy lejos, más vale que los busquemos cuanto antes –dijo Jet. Los piratas entonces se dividieron en tres grupos. El primero con Blaze, Fuu y Shinta, el segundo con Jet, Natsuki y Buster, y el tercero con Osore, Makoto y Huang. Entre todos, no sería tan difícil encontrar un barco tan grande, el cual no debería estar muy lejos. El único asunto que preocupaba a Blaze y a los demás era quién o quiénes estaban detrás del hurto.
Los tres grupos, cada uno por su dirección, se dispusieron a “peinar” esa sección del archipiélago, con la promesa de encontrarse allí mismo, en el grove 53, tres horas después de tal separación. Buster advirtió a los otros dos grupos que, al Sur de donde se encontraban, estaba la base local de la Marina, por lo que habría que tener cuidado.
Mientras precisamente el grupo de Osore, fue hacia el Sur con cuidado de no toparse con algún marine, el grupo de Buster se dirigió a la parte turística, no muy lejos de ahí. Por su parte, el grupo de Blaze, se adentró aún más al interior del archipiélago, sin saber que se acercaban a la “zona sin ley”. Pronto vieron que estaban en el grove 4 y quisieron regresar, pero Shinta creyó ver algo.
El adolescente señaló hacia uno de los árboles cercanos, y tras éste, el mástil principal de un barco se asomó. Ni el tirador, ni Blaze o Fuu, tuvieron duda de que era el Steeler. Los tres se acercaron con la mayor cautela posible, aunque los rufianes aumentaban en número según avanzaban. Algunos no les ponían atención, otros los miraban extrañados y algunos más escondían muy poco sus intenciones de, por lo menos, robarles.
Cuando el Steeler estuvo ya muy cerca de los tres piratas, éstos pudieron ver a un grupo de hombres, muy cerca de la fragata, todavía sobre un “mangrove”. Frente a ellos, estaba lo que parecía ser una delgada mujer rubia.
–¿Qué sugieres, princesa? –preguntó Blaze, con rostro enfadado.
–Podemos esperar para ver cómo se desarrolla esto –comentó– pero, por otro lado, éste no parece ser un lugar muy paciente, y podríamos perder una buena oportunidad.
–Excelente –al fin sonrió el capitán– quería que dijeras eso –Blaze cubrió entonces sus brazos con acero, haciéndolos un par de filosas cuchillas listas para atacar. Shinta tomó sus revólveres y Fuu preparó una bolsa que traía consigo. Así, sin siquiera esperar, los tres atacaron a ese grupo, formado por al menos quince hombres.
Cuando el ataque comenzó, Shinta vio como aquella chica rubia se desvaneció de pronto, cayendo al suelo sin que nada la detuviera. Uno de los hombres intentó acercarse a la joven, pero un disparo del tirador pirata lo alejó de ahí.
Mientras Blaze acababa con varios enemigos al mismo tiempo, Fuu pudo invalidar a otros más gracias a unas esferas que contenían un extraño polvo. Al estallar, no con tanta violencia, el polvo, casi inmediatamente, provocaba ronchas y erupciones menores a aquellos hombres. No eran heridas graves, pero sí molestas. Entre las balas de Shinta y las cuchillas de Blaze, se encargaron de vencer o ahuyentar a aquellos hombres.
Shinta vio que aquella joven seguía detrás de él pero, cuando volteó, ella estaba incorporándose y se lanzó a abrazarle.
–¡Eres mi héroe! –le dijo, con una voz chillona. El tirador no pudo menos que sorprenderse cuando, aquella chica, ataviada con una larga falda, pero sólo la parte superior del bikini en el torso, le rodeaba con sus brazos de forma por demás efusiva.– Has sido muy valiente, esos hombres han querido secuestrarme, pero tú me has salvado… ¿me pregunto cómo podré pagarte? Tal vez con esto baste –y ella le dio un gran beso en la boca al adolescente, quien, petrificado, no pudo siquiera reaccionar.
Blaze y Fuu veían la escena extrañados. Con esa jovencita, que se podía adivinar de la edad de Shinta, tal vez un poco mayor, dándole el que, al menos ellos sabían, era su primer beso. La cola de caballo y un mechón del lado derecho de la frente de la chica se contonearon cuando, también de forma escandalosa, se retiró del pirata y sonrió ampliamente.
–Lástima que debo irme, me gustaría mucho enseñarte el archipiélago, y, por la noche, enseñarte algo más.
Shinta no sabía qué decir. Decir que su rostro se había puesto rojo, era poco; sin embargo, Fuu intervino calmando un poco al tirador.
–No tan rápido, niña –detuvo ella a la joven– estoy segura que tú has tenido que ver con el robo de nuestro barco.
La rubia se detuvo, vio a los piratas, agachó la mirada y echó a llorar.
–¡Yo soy una víctima! –afirmó– ¡esos hombres me han querido secuestrar luego de robar su barco! ¡No me traten de esta forma! –siguió llorando ella, y luego volvió a acercarse a Shinta– ¿tú me crees, verdad? –le preguntó mientras se abrazaba de su antebrazo derecho.
–Luce algo convicente –Blaze se rascaba la cabeza sin entender demasiado.
–Para nada –dijo Fuu– esos hombres tenían dinero, seguro iban a comprarle nuestro barco. Lo que no entiendo es cómo es que le tienen este respeto a esta chiquilla.
De pronto, la jovencita soltó a Shinta y envió un golpe con su puño derecho a Fuu, pero Blaze logró bloquearlo. Ella retrocedió y se puso en guardia, lo que el capitán pirata reconoció como algún tipo de arte marcial. La rubia le atacó entonces, pero sus golpes, aunque hicieron retroceder a Blaze, no le hicieron daño, no podía superar al acero. Cuando ella se detuvo un momento para frotarse sus manos, Blaze aprovechó y, con un rápido movimiento, le colocó un grillete en sus dos manos, acabado de “fabricar” por su habilidad. Ella quedó sorprendida, pero no se paralizó, sino que intentó lanzarse al mar.
–No sé qué tipo de piratas son, pero no me atraparán –afirmó mientras estaba cerca de caer al agua tras su clavado; sin embargo, de pronto, su cuerpo quedó suspendido en el aire.
–Ni creas que te dejaré escapar –dijo Fuu. La princesa sostenía con su mano derecha un hilo casi transparente. De alguna forma, le había tendido una trampa a la rubia y ahora la tenía cual pescado, colgando desde una rama de un árbol. Y lo del pescado, nunca fue mejor dicho.
–No tiene piernas… –señaló Shinta sorprendido.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 83 (Marines en Sabaody):
- Spoiler:
- –Qué les parece, hemos atrapado a una ningyo –sonrió Blaze, mientras la jovencita intentaba, inútilmente, cubrir su cola azul con la larga falda que ahora caía sobre su cabeza debido a la gravedad.
Tras algún forcejeo, lograron bajarla y entonces la ningyo quedó a custodia de Shinta, mientras Blaze y Fuu preparaban al Steeler para volver al grove 53.
–¿Por qué yo? –preguntaba el tirador– ¿y por qué no la dejamos ir y ya?
–No confiamos en ella –respondió Fuu– bien podría ir por algunos conocidos que tenga aquí y atacarnos. Pero tampoco queremos ser tan “malvados”, y como ella parece sentirse bastante a gusto junto a ti, pues la acompañarás. Cuídala bien, estará con nosotros hasta que partamos de este lugar.
–Si supieran aunque sea un poco de la historia de las ningyos o los gyojin con este lugar, sabrían que no tengo amigos por aquí –suspiró la joven, bastante enfadada, aunque tomando gustosamente el brazo de Shinta, al menos como se lo permitía ese grillete que tenía en las manos.
–No se puede confiar en una ladrona –afirmó Blaze, quien terminaba de desamarrar la última vela– una ladrona sin nombre, por cierto.
–Soy Jocelyn –respondió ella con rapidez y luego miró a Shinta con ojos tiernos– pero tú puedes llamarme Joss –le dijo, acercándose aún más a él.
El Steeler no demoró en llegar al grove 53. No había nadie allí todavía por lo que Fuu vio su reloj y se dio cuenta de que aún faltaba media hora para que los demás regresaran, obviamente, con las manos vacías. La princesa se dio cuenta también que no habían dado su nombre a la ningyo. Ella ya sabía el de Shinta pues lo había escuchado, pero luego conoció formalmente a Blaze y Fubuki.
Jocelyn se sentó en la cubierta junto a Shinta y se resignó a estar junto a esos piratas al menos hasta que encontrara la oportunidad de escapar. Habló un poco con el joven tirador, pero no lo suficiente como para dejar entrever cualquiera de sus intenciones.
El tiempo no pasó demasiado lento y el grupo de Jet fue el que regresó. Natsuki subió efusivamente a la cubierta, feliz por ver a salvo al Steeler, pero luego se detuvo al ver a Shinta y a Jocelyn juntos.
–¿Quién es ella? –preguntó curiosa.
–Es la ladrona del barco –explicó Fuu– la tendremos con nosotros hasta irnos, podría tener algún cómplice.
–No hablen de mí como si fuera una criminal mundial, y ya les dije que mi nombre es Jocelyn.
–Así que eres Jo-chan, bienvenida a nuestra barco, Jo-chan.
Mientras Natsuki se encariñaba con la visitante, Jet hacía notar que el tercer grupo aún no había llegado. La hora marcada era muy clara y no había signos de ellos. Al Mismo tiempo, Buster había ido a su cabaña, pues debía comenzar con el coating lo más rápido posible y pronto regresó con sus instrumentos. Ahí, vio a la joven ningyo y se quedó mirándola con sorpresa.
–¿Qué hace una ningyo por aquí?
–Es la ladrona –intervino Fuu antes de que Jocelyn pudiera decir algo.
–Jamás había escuchado de una ningyo ladrona –rió Buster a carcajadas, avergonzando un poco a la pequeña sirena
–Yo sólo busco libertad, y tú deberías de saberlo bien, ossan.
–La libertad de los gyojin ciertamente está fuera de esa isla maldita, pero robando barcos no es la mejor manera de obtenerla –Buster prestó poca atención al asunto y comenzó a ordenar sus herramientas para ponerse a trabajar. En tanto, Jet de nuevo advirtió sobre la ausencia del grupo de Osore, por lo que decidieron no esperar más y se dispusieron a buscarlos. Blaze se hizo acompañar de su primero de a bordo, así como de Shinta, quien todavía tenía a Jocelyn en custodia. Fuu y Natsuki se quedarían con Buster mientras éste le preparaba el coating al Steeler.
Era un poco tarde. Osore, Makoto y Huang habían sido interceptados por dos oficiales de la marina: la capitana Nika y la sargento mayor Hanako. Ninguna de las dos conocía en persona a alguno de los piratas de esa tripulación, pero sí los reconocieron gracias a los carteles de recompensa que había por sus cabezas. Aunque Nika no tenía mucho en mente el resto de la banda de Blaze, Hanako sabía que ese “Leather Rebel” no debía estar muy lejos.
Al mismo tiempo, en la base de la marina, un joven recluta se acercaba al recién llegado Contraalmirante Riggs, quien estaba cerca de una ventana fumnado un cigarrillo.
–Señor, la banda que comentaba, ha sido identificada aquí en Sabaody –le anunció al mismo tiempo que le saludaba de forma formal– tres miembros de la tripulación del “Leather Rebel” han sido interceptados por la capitana Nika justo entre el grove 50 y el grove 49.
–El resto no debe estar lejos, iré a por ellos –dijo, extinguinedo el cigarrillo contra la pared. Luego, al salir, dirigió la mirada hacia otro marine que se encontraba por ahí– ¿no querías cazar piratas, chico? Esta es tu oportunidad, ven conmigo –le dijo a un joven fornido con cabello muy corto y lentes de sol, que jugaba con unos largos cuchillos que tenía en sus manos.
–Será un placer, señor –respondió él, antes de pasarle la lengua a la hoja de una de sus armas.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 84 (Makoto vs Nika):
- Spoiler:
- La capitana Nika examinaba con atención a esos piratas. Aunque confiaba en sus habilidades, sabía que los tres criminales que tenía frente a ella no eran débiles y les superaban en números. La rubia no era tonta, había pedido refuerzos inmediatos, pero éstos demorarían en llegar. Estaba pensando en una estrategia cuando Hanako interrumpió el repentino silencio que se hizo entre los dos bandos.
–¡¿Dónde está ese “Leather Rebel”?! ¡Respondan!
La pregunta no sorprendió del todo ni a Osore ni a Makoto. Sabían que, de entre toda la tripulación, Jet era el más buscado. Pero el modo en cómo esa joven pedía información sobre el espadachín no era común. De cualquier forma, lo primero que trataron de decidir era si iban a pelear o a escapar. Mientras Makoto quería luchar, Osore prefería no hacer daño a damas, mientras que Huang afirmó que lo más prudente era buscar reecontrarse con sus compañeros. Así, decidieron huir a toda velocidad, pero Nika les interceptó.
–Si lo que quieres es pelear, ya tienes aquí una rival –le afirmó Makoto, emocionada– si quieren, vayan, yo les alcanzaré –afirmó y tanto Osore como Huang le tomaron la palabra. Hanako pidió permiso a Nika para seguirlos y la capitana lo concedió con un leve movimiento de cabeza.
–Tu compañera no debería de ir, no todos mis nakama son tan compasivos.
–Si le pasa algo, es su problema, ya está grande para cuidarse sola –sonrió Nika– si ha de morir, que sea en batalla.
A Makoto no le gustaron esas palabras y atacó con sus piernas a la capitana, pero ésta bloqueó con cierta facilidad los ataques. La pirata volvió a la ofensiva, pero con un rápido movimiento, Nika no sólo evitó daño, sino que tomó a la vigía y la azotó contra el suelo. No fue un gran daño, Makoto se levantó rápido, pero la acción se repitió dos veces más. La pirata estaba desconcertada.
–Las artes marciales no son sólo fuerza bruta –le dijo Nika, tranquila. Un leve viento movía sus rizos, pero esto no provocaba ninguna reacción en la capitana, quien se mantenía en guardia.– tus ataques directos no tendrán ningún efecto sobre mí, tu propia fuerza se volverá en tu contra.
Tras algunos ataques más, aunque evitando ser sujetada de nuevo, Makoto se dio cuenta que Nika, al igual que ella, usaba de cierta forma la Ambición del color de la observación. Iba a ser una pelea difícil, la vigía nunca se había enfrentado a un estilo así –el Aikido-, y sus movimientos iban a ser reconocidos antes de ejecutarlos.
–“Sólo tengo una opción” –pensó– “debo tener mayor velocidad que ella, si es así, la venceré”.
Utilizando su mayor rapidez posible, Makoto fue acercándose a Nika, ésta no se movió hasta el último instante. La pirata estaba por dar su golpe cuando su ambición le permitió ver que su enemiga iba a atacar. Justo cuando pensaba reaccionar, un codo chocó contra su rostro y la envió a volar hasta los pies del enorme árbol que formaba ese grove. La pirata tenía mucho tiempo que no recibía un golpe de tal magnitud y se levantó con pesadez, pero cuando estuvo de pie, lanzó un grito y volvió a atacar con igual o mayor velocidad, pero el resultado fue similar, Nika la interceptó en su trayectoria lanzando dos patadas, de las cuales sólo una fue bloqueada por Makoto, mientras que la otra se impactó de lleno en su torso, haciéndola caer nuevamente.
La pirata se levanto tomándose el estómago. De su boca brotaba sangre y su pómulo izquierdo estaba inflamado y morado por el primer golpe, su ojo se estaba cerrando un poco. Pero lo que más le dolía era la frustración. Había entrenado por casi dos años, había incluso desarrollado un estilo propio, pero ahora esa capitana de la marina le estaba dando una paliza, ni siquiera habría podido tocarla hasta ese momento.
–¿Prefieres que te mate a golpes, que te lance al mar o que te aprese y te envíe a Impel Down? –preguntó Nika, sonriendo, con unos ojos diferentes a los que había mostrado, era un animal que olía la sangre y que no se iba a detener hasta destruir totalmente a Makoto–. Tu mejor opción es que te quiebre las piernas y te lance al mar, será una muerte no demasiado mala, porque demoraremos mucho si prefieres que te mate a golpes y, bueno, en Impel Down, supongo que sabes lo que le espera ahí a una chica como tú, ¿no es así?
–No puedo perder ante alguien como tú –se sonrió levemente la pirata. Makoto se calmó y pensó con serenidad entonces. Su puño del dragón no estaba funcionando, sabía que sólo tenía oportunidad si usaba el puño del leopardo.– “Tengo que golpear rápido y evitar que me tome, pero también debo evitar que me sorprenda con su velocidad”.
Makoto se acercó con más cautela. A pesar de las heridas estaba algo más concentrada. Nika intentó de nuevo sorprenderla, pero la pirata pudo esquivar el golpe y luego comenzó su ofensiva con golpes rápidos, tal vez no tan fuertes, pero muy veloces y los cuales la capitana marine no pudo bloquear del todo, así que no tuvo la oportunidad de hacer un agarre contra Makoto, quien, gracias a un cabezaso, logró propinar el primer golpe a su enemiga.
–Vaya golpe vulgar… –se tomó Nika su mandíbula, donde había sido tocada.
–Una guerrera hace lo que puede para ganar.
La marine entonces notó que sangre brotaba de su boca y comenzó a temblar de forma extraña. Makoto se había dado cuenta de que Nika era una mujer despiadada, pero sus ojos habían estado calmados. En ese momento, la mirada de la capitana causaba un terror profundo y la pirata sintió asco sólo de verlos.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 85 (No volveré a perder):
- Spoiler:
- Hanako seguía a Osore y a Huang sin poder alcanzarlos. El médico pedía a su compañero que ignoraran a la jovencita y ya que al carpintero no le gustaba pelear, no replicó ni un poco, aunque una idea cruzó su mente.
–¿No la estamos guiando hacia donde puede estar el barco?
–Aunque los demás hayan encontrado el barco, no es peligroso, esta chica no se ve como un gran riesgo.
–Lo más raro es que no estés coqueteando con ella.
–¡Oye! –replicó el médico mientras seguía corriendo, tras saltar de una raíz a otra de un mangrove– soy un “ladies-man”, ella aún es muy pequeña. Además no suelo coquetear con enemigos.
Mientras ambos seguían su plática, alcanzaron a ver que alguien iba hacia su dirección. Ambos se detuvieron al reconocer a esas personas. Eran sus compañeros, Blaze, Jet y Shinta, acompañados de Jocelyn. Al encontrarse, explicaron que el barco había sido recuperado y que ahora estaban buscándolos a ellos, mientras que Osore comentó el encuentro con las dos oficiales marines.
En ese momento, Hanako finalmente alcanzaba a los piratas y se olvidó de su cansancio en cuanto vio a Jet. La morena tomó su espada y atacó al pirata, pero éste se defendió sin problemas.
–¡Voy a atraparte! ¡Por tu culpa, la capitana Ayaka…!
–No sé quién eres ni de lo que hablas, pero no estamos aquí para pelear contra marines –Jet trató de cuidar bien sus palabras, no quería decir algo que comprometiera a Ayaka. Lo que llamaba su atención es que era la segunda vez que alguien le reeprochaba algo sobre Ayaka. Tenía muchos deseos de preguntar si algo le había sucedido a la rubia, pero logró controlarse. Luego, sin decir palabra alguna, atacó a Hanako y la venció rápido, golpeándola con el reverso de la espada y dejándola derribada. Acto seguido, los piratas se fueron de ahí en busca de Makoto.
–¿No crees que fuiste un poco rudo? –preguntó Osore.
–No había otra forma de que nos dejara en paz.
–Él tiene razón –afirmó Blaze– además, no sé por qué, pero tengo un mal presentimiento, hay que apresurarnos a ir con Makoto.
–No es que me guste defenderla –dijo Jet– pero ella no es alguien que pueda ser vencida fácilmente.
Ellos no platicaron mucho durante el camino hacia el grove donde Makoto se encontraba peleando ante Nika, pero su impresión fue mayúscula al ver la escena. Los seis arribaron al lugar justo cuando su compañera recibía un tremendo golpe en su estómago. Nika estaba por dar un ataque que, ante las condiciones, lucía como el final, pero un disparo de Shinta la interrumpió. No dio con el objetivo, pero alejó un poco a la capitana.
Blaze y Osore fueron a con Makoto, mientras Jet atacó con fiereza a la marine; sin embargo, ésta evitó el ataque y se alejó un poco.
Tras Blaze y Osore, Shinta, Jocelyn y Huang se acercaron también a Makoto. Ésta se encontraba en los brazos de Blaze quien estaba impactado y enfurecido por lo que estaba viendo. Su vigía tenía golpes por todos lados, su ojo izquierdo estaba totalmente cerrado y la sangre brotaba de la boca, la nariz y la frente.Jamás la había visto de esa manera.
–Lo mejor es que regresen al barco –afirmó Jet– yo me encargaré de ella –se refirió a Nika.
Blaze estuvo de acuerdo y llamó a sus compañeros a retirarse. La prioridad era Makoto, aunque antes pidió a su espadachín no confiarse ante la rubia marine. Éste respondió sólo con un movimiento de cabeza.
El capitán entonces iba delante de sus compañeros con Makoto a los brazos cuando escuchó el amargo sollozo de la joven. La miró y vio que de sus ojos, incluso del que por la hinchazón no se veía, salían gruesas lágrimas.
–¿Te duele mucho, Makoto? –preguntó Shinta, quien también veía el llanto de su amiga.
–Me duelen los golpes, sí –dijo ella, con su voz mermada debido al daño recibido– pero no lloro por eso. Esa mujer… ¡sólo jugaba conmigo! ¡Qué he estado haciendo todo este tiempo! ¡¡Soy débil!! –el grito acompañado con llanto llegó al corazón de sus compañeros como un punzón que se enterraba lentamente y con agudo dolor. Todos entendían el sentir de la vigía, pero no dijeron nada. Blaze la abrazó más fuerte y con su mano izquierda acarició su lacio y verde cabello.
–Tú eres la mujer más fuerte que conozco –finalmente afirmó el capitán– sé que no has perdido por casualidad, pero estoy seguro que si la vuelves a enfrentar, no caerás, lo sé.
Makoto seguía sollozando, pero pronto su rostro se tornó más recio y menos triste. Apretó su boca y sintió entonces cada una de las heridas que tenía. Se enfadó consigo misma.
–La venceré –aseguró ella entonces– no volveré a perder una pelea, capitán, te lo prometo.
Blaze estaba por sonreír cuando se detuvo, alguien le había cerrado el paso. Frente a él, estaba un buen número de marines encabezados por alguien a quien ya habían visto, al menos a lo lejos.
–Parece que los hemos encontrado, y no tuvimos que buscar demasiado –el Contralmirante Riggs acarició su largo bigote y mostró sus dientes como si estuviera soberando una presa. Blaze entonces se dio cuenta de que la situación les haría perder al menos un buen rato. Entregó a los brazos de Osore a Makoto y pidió que se alejaran de allí.
–¿A dónde podemos ir? –preguntó en voz baja el médico– el barco no creo que sea opción ahora.
–A donde sea seguro y puedas curarla –ordenó el capitán– Shinta y chica pez, acompáñenlo. Huang, tú te quedas conmigo, esto no será fácil.
Huang aceptó. No era momento para ser un cobarde y él y Blaze bloquearon cualquier ataque dirigido hacia los que escapaban; sin embargo no pudieron evitar que uno de los marines fuera detrás de sus ccompañeros piratas. Se trataba de ese joven al que Riggs había invitado a esa “cacería”. El nóvel marine corría mientras jugaba con sus cuchillos. Blaze entonces se dispuso a enfrentarse a Riggs mientras Huang tomaba su forma híbrida de hombre-tigre para deshacerse del resto de reclutas.
Para ir más rápido, Shinta llevaba en sus hombros a Jocelyn mientras escapaban hacia una parte más concurrida del archipiélago. La ningyo pudo entonces hablar.
–Tu nombre es Osore, ¿cierto? –preguntó.
–No sé quién eres, y no he tenido tiempo de preguntar que haces con nosotros, pero sí, es Osore, ¿qué hay con eso?
–Yo la verdad no pensé que sería así como te encontraría, hermano.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 86 (Hermana ningyo):
- Spoiler:
- Lo dicho por Jocelyn hizo que todos se detuvieran. Osore no cabía en sorpresa. Sus pupilas empequeñecieron mientras abría grandes los ojos y no podía cerrar la boca. Sus compañeros estaban también sorprendidos, incluso Makoto se olvidó de su dolor un momento.
Pero esta distracción hizo que fueran alcanzados. Aquel marine tenía sus cuchillos listos para atacar. Osore estaba dispuesto a defenderse, aunque le fuera difícil por tener a Makoto en los brazos, pero las armas del enemigo fueron bloqueadas entonces. Jet apareció en escena deteniendo al atacante. El espadachín no tenía herida alguna, no parecía haber peleado ante Nika.
–Si eres un guerrero de verdad, sabrás que no puedes ganarme –le afirmó el pirata– pero te daré el beneficio de mi nombre, soy Jet.
–Ugueth es el mío –respondió el marine– y habiendo piratas aquí, no puedo irme hasta capturarles o cortarles la garganta, lo que suceda primero.
Con un movimiento, Jet alejó a su rival y se preparó para una especie de estocada. Apuntando su espada al frente, se lanzó al frente con el arma por delante. Ugueth no supo qué le golpeó, pero cuando se dio cuenta, estaba volando hacia el agua con una herida en el pecho. No mortal, pero peligrosa.
–Hora de irnos, ¿qué ha pasado con Blaze? –preguntó el espadachín.
–Él y Huang se quedaron peleando con otros marines –le dijo Shinta.
–¿Qué ha pasado con ella? –preguntó Makoto, hablando con cierta dificultad.
–Se ha ido, es rápida y no tenía el tiempo para seguirla.
Osore sugirió entonces que buscaran un lugar para poder atender a Makoto, aunque sus ojos no se apartaban ni un momento de Jocelyn. Los piratas llegaron a una zona más concurrida del archipiélago, y aunque no fue del todo rápido, una pareja algo mayor, que tenía un negocio de venta de dulces, les ofreció el lugar.
El médico reveló que Makoto tenía tres costillas quebradas y tal vez un poco de hemorragia interna, pero nada que pusiera su vida en peligro. Utilizó media hora para darle los cuidados y curaciones necesarios a la vigía quien luego de ello se quedó totalmente dormida. Osore se lavó las manos y entonces, finalmente, se dispuso a saber.
–¿Cómo que mi hermana? –le preguntó a la ningyo– explícate.
–Somos hermanos, al menos de madre –reveló ella–. Me habló mucho de ti, por eso sé tu nombre.
No demasiado lejos del grove 53, Hanako despertaba tras el golpe que Jet le había propinado. La joven se tomó del torso y levantó un poco su blusa viendo que el ataque había quedado marcado en su piel. Luego miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sola. La marine, sin saberlo, había quedado justo entre donde Blaze y Riggs batallaban, y donde se encontraba el Steeler. Con su buena orientación, trató de seguir el camino por el que pensó que los piratas habían escapado, pues hacia esa dirección los seguía antes de lo sucedido.
Sabía que estaba actuando imprudentemente, pues sola no podía hacer mucho, pero pensó que al menos podría encontrar el barco y avisar a la base marine local dónde se encontraba. Caminaba entonces por la sombra que aquello enormes árboles proporcinaban teniendo en su mente a la capitana Ayaka y el cuánto deseba volver a trabajar junto a ella, a practicar la esgrima todas las tardes con la rubia y a contarle durante buena parte de la noche sobre los libros que leía. La capitana era la única que la escuchaba a pesar de qe a veces su pasión por la lectura era exagerada.
Hanako fue tomando fuerza y sin darse cuenta pronto estaba ya corriendo, olvidándose del dolor de su torso. Lo que no olvidaba era que aquel espadachín pirata no la había matado, sino sólo herido, y, a su juicio, no demasiado grave como hubiera podido hacerlo. No entendía el por qué, pero sí sabía que su vida e integridad había sido perdonada. En parte le enfadaba, pero, más que nada, estaba desconcertada.
Pronto vio asomarse detrás de un mangrove al mástil de un barco y luego alcanzó a ver la bandera pirata. No sabía qué significaba ese símbolo, pero sí lo recordaba como aquel que hacía dos años había visto antes de dirigirse a Marineford junto a Ayaka, y de donde había saltado ese “Leather Rebel”.
Se acercó entonces con cautela y descubrió que había sólo tres personas. Reconoció que uno de ellos, era un gyojin y que estaba haciendo un trabajo de coating. –“Van hacia la Isla Gyojin” –pensó. Entonces Hanako, cegada por los deseos de atrapar a esos piratas, decidió que con ella era suficiente y sacó su florete, lista para atacar. Con velocidad subió al barco y amenazó al gyojin y a las dos chicas que ahí se encontraban, sólo a una de ellas la reconoció como parte de aquella tripulación y fue precisamente la que la retó a alcanzarla, pues bajó del barco con algo de gracia. Hanako la siguió, pero no esperaba lo que iba a suceder después. Era irónico que una lectora tan asidua como ella no hubiera leído el reporte sobre esa “Voodoo Child”, donde decía que aquella mujer podía aumentar su tamaño, justo lo que sucediera entonces. Y ante tal tamaño e impresión, Hanako fue pronto vencida. Mientras Natsuki regresaba a su tamaño normal, Fuu se encargó de atar a la joven marine.
–¿Pensabas ganarnos tu sola? No nos conoces muy bien –le decía Fuu, que veía el trabajo de Buster con interés.– ¿Por qué nos atacaste?
–Ustedes son la tripulación de ese “Leather Rebel”, él debe ser atrapado –dijo, enfurecida– ¿y por qué no me han matado o lanzado al mar, como los piratas que son? –a Hanako no le cuadraba que dos chicas con aspecto tan normal fueran parte de aquella banda.
–Nunca mataríamos a alguien así –le dijo Natsuki, quien salía de la cocina con un postre y lo comía a pequeños bocados.– ¿Quieres un poco? Fuu lo hizo, así que es delicioso –le ofreció con una sincera sonrisa, pero Hanako negó con la cabeza.
–No entiendo la obsesión que tienen por atrapar a Jet, no es que no haya otros piratas –Fuu se acercó y tomó un par de rebanadas del postre y le llevó una a Buster.– Por cierto, ése es su nombre, aquí ninguno le decimos “Leather Rebel”.
–Es por su culpa –Hanako comenzó a hablar, mirando la madera de la cubierta– cuando él escapó de nuestro barco, toda la responsabilidad cayó sobre la capitana Ayaka, mi superior. No fue degradada, pero ahora ella está confinada a labores de escritorio. La capitana es una gran marine que debería estar haciendo justicia en el mar, o al menos libre. Es como si estuviera en una prisión sin barrotes.
Fubuki volvió de con Buster y fue a la cocina. De ahí trajo tres vasos, una jarra con una bebida y pequeños platillos con su respectiva cuchara. Se sentó junto a Natsuki y Hanako y desató a ésta.
–Es mejor que comas aunque sea un poco, porque te voy a contar algo que no te sabrá demasiado bien –le dijo y entonces reveló a la joven marine la relación que Jet y Ayaka mantenían. Natsuki estaba sorprendida de que su amiga le contara eso a la que podría ser su enemiga, pero confío en la princesa como siempre lo hacía.
–Es mentira… ¡No es verdad! –replicó Hanako.
–Es todo cierto –le aseguró Natsuki– y la conocimos en Water 7, es una chica muy agradable.
Hanako recordó entonces las salidas de Ayaka en la Capital de Agua y todo concordó. Luego, se levantó y se talló un momento los ojos antes de dar gracias a Natsuki y a Fuu por la hospitalidad para luego retirarse.
–Oye, chica –le llamó Fuu.
–Soy Hanako –se detuvo ella un momento.
–Hanako –Fuu se acercó a ella y le tomó la mano– pareces una buena marine. Por favor, no tomes las acciones de Ayaka como una traición. Ella no ha querido hacerle daño a nadie. Y nosotras también tenemos nombre, ella es Natsuki y yo soy Fubuki. Si alguna vez nos volvemos a encontrar, te invitaré otro postre.
Hanako asintió y se retiró del lugar. Con su cabeza nublada y ojos llorosos, la joven marine sólo seguía el camino por inercia, de forma lenta y no sostenida.
–¿Por qué le has contado? –preguntó Natsuki, con mucha curiosidad.
–La forma en cómo habló de Ayaka, se ve que ella la quiere mucho. Estoy segura que nunca hará nada para dañarla. Pero además no podía dejar que Jet fuera visto siempre como un monstruo.
No tan lejos de ahí, Blaze y Riggs estaban en su enfrentamiento singular. Ambos tenían marcas de golpes en el rostro, pero nada de consideración. De cada uno de los dedos del pirata, brotaba una especie de estrellas de metal. También había en el suelo una barra de acero.
–Esa habilidad tuya es bastante extraña –señaló Blaze.
–¿En serio te sorprende? –preguntó Riggs– no pareces demasiado afectado por ella.
–Oh, pero yo no hablo de tu fruta –respondió el pirata acerca de la habilidad de Akuma no Mi del marine, que le permitía proyectar copias no reales de él mismo en un amplio margen.– Jamás había peleado con alguien cuyo cuerpo fuera tan duro como el acero, es a eso a lo que me refiero.
Riggs no lo explicó, pero era un prodigio en cuanto a la utilización del tekkai o “masa de hierro” se refería. Podía endurecer su cuerpo a niveles sobrehumanos, pero además podía moverlo sin problemas y realizar ataques de esa forma. Cuando se dio cuenta que su habilidad de fruta del diablo no le serviría en contra de rivales realmente fuertes, decidió hacerse más fuerte de otra forma, y esa técnica del Rokushiki la consideró como la indicada.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 87 (Suri):
- Spoiler:
- Así, seguía el encuentro entre dos cuerpos con una dureza extrema. Al principio Blaze pensó que una prolongación del combate sería realmente su aliada debido a lo perpetuo de su condición similar al acero, contrario a la situación de Riggs, cuya dureza se debía a un esfuerzo físico; sin embargo pronto se dio cuenta de que no era la forma de vencer al marine, cuyos golpes además le hacían daño. Ya sabía de la Ambición por palabras de Xiang Kai, pero era la primera vez que lo sentía en carne propia.
Los marines subordinados de Riggs habían hecho un círculo alrededor de ambos combatientes. Todos sabían lo que el Contralmirante disfrutaba las peleas. Atrapar piratas era su especialidad y, a menos que él lo ordenara, no debían meterse en su camino. Aun así, estaban listos para la acción, pues a pesar de que al oficial le gustaban los combates cuerpo a cuerpo, odiaba más perder que otra cosa. Prefería atacar de forma injusta, a caer totalmente derrotado ante un pirata. Y esa confianza que tenía, al estar rodeado de una multitud de subordinados, le hacía pelear relajado y sin tanta presión.
Pero Blaze se había dado cuenta de la situación. Sabía que no sería fácil derrotar a Riggs, y aun si lo hacía, probablemente no saldría demasiado ileso. Pelear ante una buena cantidad de marines en ese estado no sería una buena idea.
Riggs había notado que Blaze, luego de algunos ataques, había dejado de utilizar su mano izquierda casi por completo. Al inicio pensó que se había lastimado, pero pronto desechó esa opción; el marine estaba seguro que su rival planeaba algo, pero, aún así, no pudo prever lo que se venía.
Blaze atacó entonces, Riggs se preparó para recibirlo, pero el pirata lo evadió extrañamente. Creó una especie de sierra en su mano derecha y tras rodear a Riggs en una ocasión, lazó tal arma hacia arriba y cortó una gran rama de uno de los mangroves. Cuando Riggs se dio cuenta, estaba siendo jalado hacia arriba. Blaze había hecho uso nuevamente de sus “hilos” de acero. De alguna forma lo había atado a aquella rama y estaba utilizando como polea otra rama más baja.
Riggs apenas recordaba un momento donde él y Blaze habían repartido golpes saltando cerca de esas ramas y no podía perdonarse ese fallo. Con un grito ordenó a sus marines no dejar escapar al pirata, pero éste ya estaba deshaciéndose de los que le cerraban el paso y rápidamente llegó hasta el límite de ese grove.
–¡Nos vemos, bigotes! –le gritó antes de seguir huyendo. Riggs lo miraba furioso mientras intentaba zafarse de la infantil trampa en la que había caído, pero juró ahí mismo que lo volvería a encontrar. Para su sorpresa, no era el único que lo deseaba.– ¡Espero que podmos pelear nuevamente, en otras condiciones! ¡Siento que ahora no sea posible! –le dijo el pirata y luego de ello se perdió en el siguiente mangrove.
Huang, que segía peleando con otros marines, imitó a su capitán y huyó lo más rápido que pudo tratando de seguirlo.
El capitán pirata corrió lo más rápido que pudo para evitar ser rastreado por los marines. Huang lo alcanzó rápido y ambos huían juntos. Al principio tomaron una dirección al azar, pero luego trataron de seguir el camino por donde recordaban que sus compañeros se habían ido. Les tomó algo de tiempo y de preguntar a varios transeúntes, pero creyeron finalmente estar por el rumbo correcto cuando Blaze escuchó llamar su nombre.
Se volteó y vio que era Shinta, quien le gritaba desde un puesto de venta de dulces. El chico agitaba las manos con alegría, sin tener las fundas de sus revólveres colgando de sus hombros y eso le hizo saber a Blaze que la situación estaba tranquila.
El capitán agradeció rápidamente a la pareja por su hospitalidad y se tranquilizó al ver que Makoto estaba bien.
–Llegas a tiempo, Blaze –le comentó Jet, mientras el capitán tomaba asiento en el suelo de aquella habitación prestada.
–¿ A qué te refieres?
–Esta ningyo nos iba a decir qué es lo que tiene que ver con Osore.
–Ya les dije que soy su hermana –afirmó ella– bueno, su media hermana.
Blaze no se sorprendió del todo, e incluso lo encontró divertido. Sabía que era el momento ideal para saber acerca del pasado de Osore.
–Suelta todo entonces, chica pez –le dijo– cuéntanos, pues tenemos bastante tiempo, al parecer.
–No soy “chica pez”, soy Jocelyn –respondió ella sin enfadarse– y mi madre me lo contó de la siguiente forma.
Suri era una ningyo pez Suzuki que, al igual que muchas de sus compañeras, era por extremo curiosa. Desde pequeña, a pesar de la advertencia de sus padres, a la rubia le gustaba explorar afura de la enorme burbuja de la Isla Gyojin, aunque siempre regresaba. Así pues, que, con el paso de los años, a la corta edad de 14, Suri llegó por vez primera a Sabaody y pudo admirar las bellezas y curiosidades del archipiélago. Afortunadamente para ella, pronto fue advertida de los peligros de ser una ningyo y estar en ese lugar, por lo que no tardó mucho en convertirse en una maestra del disfraz.
Su pasión era Sabaody Park. Su corazón se engrandeció al máximo la primera vez que entró a ese lugar donde la diversión era cosa de cada segundo. Y siempre convencía de alguna manera a alguien para que le pagara el boleto de entrada; sin embargo eso provocó un gran problema, aunque también fue un gran giro para su vida.
En una de las ocasiones en las que entró a Sabaody Park, lo hizo bajo el “patrocinio” de un hombre, el cual Suri no supo desde el primer momento, que era un traficante de personas. No fue la primera vez en que Suri había sido descubierta por sus benefactores como ningyo, pero este hombre vio en ella una mina de oro. Cuando, en uno de los juegos de burbujas su aleta grsácea se asomó por debajo de su vestido, aquel sujeto se relamió los labios y esperó a que el juego terminara su funcionamiento. Luego, sin previo aviso, raptó a Suri y, junto a sus compañeros, se dirigieron a su guarida.
La suerte acompañó a la sirena. La guarida de su captor estaba muy cerca de lo que podía ser la costa y llamaba la atención por algunos artículos de oro que había en la fachada. Alguien que vio ese lugar como un botín, fue un pirata Su nombre era Osami y atacó esa guarida justo minutos después de que Suri había sido llevada allí como prisionera.
Osami mismo entró en la parte más profunda de ese edificio, ya habiendo derrotado junto a su banda a todos los traficantes y la vio allí, atada de manos, con sus ojos llorosos, pero grandes, viéndolo con sorpresa. Para ella, Osami apareció como una luz salvadora. No supo por qué, pero de inmediato se dio cuenta de que no era uno de los traficantes. Él se puso en cuclillas y sacó un cuchillo con el que cortó la cuerda que ataba las manos de Suri y luego le ayudó a levantarse. Él se sorprendió al ver a una sirena andando en su aleta como si de piernas se tratara. Suri estaba todavía un poco asustada, pero Osami le tomó de la mano y la sacó de allí antes de, junto a su banda, salir del lugar.
No es que haya sido un amor a primera vista, pero el acto heroico fue cautivante de inmediato para Suri. Al mismo tiempo, a pesar de que la sirena tenía apenas quince años, cinco menos que Osami, ella tenía un aire y un perfil seductor, quizá inherente al ser una ningyo y el pirata no demoró en fijar sus ojos en ella, de forma sentimental.
La banda de Osami permaneció durante diez días en Sabaody. No encontraron demasiado pronto a un ingeniero de coating, y como éste tenía más trabajo acumulado, fue el tiempo que demoraron en poder bajar a la Isla Gyojin.
Ya que Suri había pasado un buen tiempo en Sabaody, más de un año incluso, decidió que podía regresar a su hogar en el barco de Osami y así lo hizo. Fue además una guía, pues ya conociendo el camino, ayudó a los piratas a arribar sanos y salvos hasta el paraíso de la mitad de Grand Line.
No fue una sorpresa agradable para los padres de Suri verla acompañada de un pirata. A pesar de que siempre fue una chica independiente, había preocupación en ambos, sobre todo cuando, a pesar de haber regresado tras larga ausencia a la Isla Gyojin, Suri pasaba todo el tiempo con Osami.
Ya que, no sólo Osami, sino toda la banda tenía una estancia placentera en el lugar, la banda demoró cerca de diez meses en el lugar. Recuperándose de heridas recientes, reparando el barco, aprendiendo sobre el Nuevo Mundo y, finalmente, conociendo la totalidad de la isla Gyojin.
Pero como un pirata, Osami debía seguir adelante y descubrir lo que los aguardaba en el Nuevo Mundo.
–No quiero que corras peligro –le decía Osami a Suri, manteniendo sus manos sobre los hombros de ella– cuando nuestro viaje termine, regresaré por ti y viviremos donde tú quieras. Te amo.
Suri no tuvo el valor de decírselo. Sus manos, inconcientemente, se fueron hacia su vientre mientras él se alejaba para subir al barco. Y mientras el navío salía de la burbuja y subía rumbo a la superficie, las corrientes golpeaban el casco de la nave igual que cada segundo golpeaba el corazón de la ningyo. Y cuando ya no tuvo el barco al alcance de su vista, Suri susurró: –Vas a ser padre…
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 88 (Casa de subastas):
- Spoiler:
- Y pasaron los meses, Suri fue madre cuando tenía apenas 17 años cumplidos y así nació Osore, en la misma Isla Gyojin. Y creció hasta llegar a ser un niño de cinco años. El amor de su madre compensaba absolutamente todo. Desde la reclusión de aquella isla, la falta de un padre y también la intolerancia de otros hacia él.
–¡No queremos a los humanos, que siempre vienen a secuestrar ningyos aquí! –le habían gritado unos niños en alguna ocasión, sin saber que él mismo había nacido allí. No había amargura en Osore, sólo una tristeza que era lavada por el cariño de su madre.
Los sueños de aprender medicina para Osore fueron alimentados por continuos malestares que Suri sufría. Una sufrida tos, a veces acompañada con sangre, aparecía en ocasiones y aunque la ningyo afirmaba estar bien, Osore sabía que estaba enferma. En realidad era tuberculosis, pero no una variedad normal. Ninguna medicina conocida en la Isla Gyojin la calmaba.
Impulsado por el deseo de salvar a su madre y que en la superficie, lugar del cual había oído hablar tanto, pero que no conocía, hubiera algo capaz de curarla, en una ocasión, el pequeño subió a un barco como polizón. Su mente infantil, repleta de fantasías le aseguró que, en la superficie, tendría una mayor oportunidad: “me haré médico y lograré salvar a mi mamá”, llegó a pensar esa vez.
Suri buscaba desesperada entonces a su hijo. Osore era su mundo completo, el cual se derrumbaba cuando el pequeño estaba entonces desaparecido. Su mente alcanzó miles de opciones. Desde el secuestro, un accidente, un descuido, incluso un arresto, pero jamás un escape hacia la superficie.
En cuanto Osore supo que el barco en el que había subido, estaba ya en la superficie, salió. Los navegantes se dieron cuenta de que había estado allí, pero no le dieron mayor importancia. El pequeño peliazul estaba maravillado por lo que veía, pero, aun con su mente fácilmente impresionable, se dispuso a buscar un médico. Y los encontró, a bastantes, pero ninguno que quisiera ayudarle, ninguno que siquiera pusiera algo de atención en el niño.
Tras dos días de que Osore desapareciera, otra ningyo tuvo la idea de que, tal vez, el pequeño pudiera haber escapado hacia la superficie. –Después de todo, puede ser que se sienta atraído hacia allá, al ser humano –había dicho ella. Suri no quizo creerlo al principio, pero era su única opción viendo que su hijo no aparecía por ningún lado. Se armó de valor y subió sola a la superficie. No quería arriesgar a nadie. Ella sabía bien de los peligros para las ningyo en Sabaody.
Nadó lo más rápido que se permitía y no demoró demasiado en llegar al archipiélago. Con miedo, Suri apenas asomó la parte superior de su cabeza, lo suficiente para que sus ojos pudieran observar algo y vio que no había nadie a la redonda. Había llegado a Sabaody cerca del grove 50. Con cautela, la joven ningyo se tomó de una de las raíces y subió por ella. En ese momento se dio cuenta de que había olvidado llevar algo de ropa con la cual disimular la cola de sirena, pero era demasiado tarde lamentarse. Decidió entonces ser cautelosa, pero cuando estaba dando sus primeros “pasos” por el grove, un grito la sorprendió. Un hombre la había descubierto. Su piel se erizó y el sudor comenzó a caer casi a chorros por su frente y manos. Debía escapar, lanzarse al agua lo más rápido posible y nadar lejos. Pero decidió que, al menos por un segundo, vería a quien se acercaba a ella. Su cuerpo se paralizó, aunque no de miedo sino de sorpresa, cuando vio a aquella persona.
–¡Eres un gyojin! –exclamó, con sus nerviosos y húmedos ojos abiertos a su máximo.
–Lo dices como si tú no fueras una ningyo –respondió aquel gyojin pez bagre.
–Lo siento –sonrió ella al fin– es sólo que este lugar no es muy seguro para personas como nosotros.
–Quien se atreva a molestarme la pasará mal –afirmó él– además sé esconderme bien cuando la situación es meritoria.
Así fue como Suri conoció a Yon Buster, el gyojin que odiaba a la misma Isla Gyojin. La ningyo explicó entonces lo sucedido, buscaba a su pequeño hijo y creía que había alguna posibilidad de que estuviera ahí.
El encontrar a un niño en todo Sabaody debía ser difícil, pero la fortuna y tal vez el destino hizo que Suri se encontrara con Buster, pues cuando ella le contó sobre las características de Osore, el gyojin recordó algo. Dos días antes, había terminado un trabajo de coating para un grupo de piratas de poca monta, no muy fuertes, pero tampoco despiadados, más bien aventureros. El médico de la tripulación contaba entonces que había un chiquillo que le había pedido que le enseñara medicina: “el pobre niño deliraba, aseguraba que su mamá era una sirena y quería curarla”, replicó Buster las palabras de ese hombre.
Cuando Suri lo escuchó, sus ojos soltaron gruesas lágrimas y su pecho le ardió intensamente. Osore estaba ahí para ayudarla. El pequeño no entendía de lo iluso de sus acciones, tenía sólo cinco años.
–Ellos estuvieron deambulando cerca de Sabaody Park, así que es probable que tu hijo esté cerca de ahí, vamos– le dijo Buster y ambos tomaron camino hacia ese lugar. Antes, Buster tomó una tela que tenía en su cabaña y con ella Suri se hizo una especie de falda para tratar de cubrir su cola.
Tras llegar a Sabaody Park, el dúo demabuló por unas horas por el lugar sin ver a nadie similar. Incluso preguntaron a alguna gente, pero nadie les dio razón. Siguieron entonces caminando y, sin darse cuenta llegaron cerca la casa de subastas. Buster se percató y detuvo el paso de ambos. No debían acercarse a ese lugar.
–Pero… ¿qué tal si Osore está por ahí?
–Eso no lo sabemos, lo que sí sabemos es que aquí es demasiado peligroso para nosotros, aún más que el resto –afirmó Buster– es posible que tú pudieras pasar por una chica normal, pero a mí me identificarían rápido.
Suri tuvo que aceptar lo dicho por Buster. Dormiría allí esa noche y buscaría a Osore la mañana siguiente.
–¡Niño, esas manzanas no son gratis! –gritó un hombre a espaldas de ambos. Por alguna razón, Suri sintió que debía voltear y entonces lo vio. El pequeño que era perseguido por un comerciante era su Osore. Ciertamente su cabello y ropa estaban sucios y su rostro algo desmejorado, pero sin duda era él. Corría desesperadamente llevándose varias manzanas a la boca de forma exasperada. Tenía un hambre voraz.
La ningyo entonces fue hacia él sin que Buster pudiera detenerla. Ella lanzó un grito y Osore se detuvo, ahí estaba su mamá. Las manzanas cayeron de sus manos y fue alcanzado por el comerciante. El hombre recogió las frutas, pero todas las personas alrededor pusieron atención a Suri, pues su grito los había alertado; su cola se veía claramente, pues el viento movía la tela haciéndola visible. Ella no se daba cuenta, sus ojos estaban posados sólo en su hijo y por eso no se percató cuando alguien la metió en un costal.
El niño, desesperado, trató de ir a alcanzar a ese grupo de hombres que se la llevaban, pero el comerciante lo se lo permitía, eso hasta que fue golpeado por alguien. Buster apareció para ayudar al pequeño peliazul y sacarlo de ese lugar.
–¡Tengo que regresar! –afirmaba Osore– ¡se han llevado a mi mamá!
–No podemos hacerlo, niño. Ese lugar es muy peligroso –afirmó Buster mientras se habría camino rumbo a su cabaña, lejos de allí. Y a ese lugar llegó con el niño en brazos y llorando escandalosamente.
–¿A dónde han llevado a mi mamá? –preguntaba él entre el llanto. Buster no sabía mentir y le hizo saber la verdad sin medir la edad del pequeño. A pesar de que Osore conocía poco sobre la palabra “esclava”, sabía que no era nada bueno y pidió al gyojin ir a rescatarla. Él ensombreció la mirada y llevó las manos a la frente.
–No es tan fácil, Suri es una ningyo, las preferidas de los Tenryuubito. Si nos interponemos en el camino de uno de ellos, vendrá a por nosotros un Almirante de la marina, las personas más fuertes de entre todos ellos.
El mismo Buster sufría por lo sucedido, se sentía impotente, pues sabía que nada podía hacer incluso si lograba liberar a Suri. Sería sólo un minuto de esperanza por un infierno del resto de sus vidas; pero Osore no pensó así y cuando el gyojin lo perdió de vista, él escapó. A pesar de todo, recordaba el camino de buena forma, además había estado dando vueltas por el archipiélago durante días y comenzaba a familiarizarse con el lugar.
Comenzaba a hacerse de noche y las luces de los alrededores estaban siendo encendidas, pero ningún lugar era más brillante que la casa de subastas, la cual tenía un evento especial. Una sirena estaba en exhibición y la noticia corrió rápido, incluso un Tenryuubito que estaba por el lugar había escuchado las nuevas y estaba en la función.
Debido a lo llamativo del lugar, Osore lo encontró y se abrió paso entre la multitud, pero se quedó paralizado al ver que su madre estaba a la vista de todos, al centro del templete y con sus manos atadas por una soga que sostenía un hombre enorme cercano a ella. Su desesperación crecía porque no se le ocurría alguna forma de ayudarla, pero tenía que hacerlo, aun si apenas contaba con cinco años de edad. Sus ojos miraron a todos lados, más que algo buscaba más bien ayuda, pero encontró una opción. En los extremos del templete había antorchas encendidas, otorgando luz al lugar que estaba abierto en una hora inusual.
La atención que recibía la cautiva Suri en ese lugar era excesiva. Lo cierto era que hacía bastante tiempo desde que una ningyo había sido capturada y la expectación por la rubia había entonces llegado a un alto nivel. Todo el bullicio hizo posible que Osore se escabullera hacia un costado del escenario y lograra subir; en ese momento fue descubierto, pero era demasiado tarde. Logró derribar una de las antorchas y gracias a ello una de las cortinas se encendió. El suelo de madera, las sillas y quizá el alcohol derramado, propagó más rápido las llamas.
–¡Fue ese chiquillo, él lo hizo, atrápenlo! –señaló uno de los asistentes.
–Si él fue –intervino entonces el Tenryuubito que se encontraba ahí– ofreceré lo que sea a quien lo capture.
Y ante las palabras del noble, la multitud se lanzó hacia el pequeño, pero ya que eran demasiados, se estorbaron los unos a los otros. Mientras escapaba, Osore sólo escuchó una voz con claridad y era conocida: “¡sal de aquí, huye!” le dijo. En ese momento la reconoció como la de su madre, pero, al crecer, nunca supo realmente si ese grito había sido verdadero o sólo fruto de su imaginación y el miedo; lo hizo, huyó de ahí, la última imagen que tuvo de su madre fue la de la ningyo liberándose de aquella soga.
El pequeño escapó del lugar y logró ponerse a salvo en el mar Sabía nadar bien y saltó al agua para asegurarse que nadie pudiera seguirlo. No estaba siguiendo realmente algún camino pero pronto fue abordado por alguien. Se sorprendió al inicio, pero luego se dio cuenta de que era Buster. El gyojin lo llevó hasta el grove 53, donde tenía su cabaña y el pequeño le contó todo lo sucedido.
–¿El Tenryuubito te vio? –preguntó Buster, aunque luego tuvo que darle una descripción de estas personas.
–Sí, él me señaló.
–No puedes quedarte en esta isla –sentenció el gyojin.
–¡Pero, mi mamá…!
–No sé lo que suceda con tu madre, pero ella desea que vivas, que sigas con tu vida, de eso puedo estar seguro –le dijo y luego Osore recordó esas palabras que creyó escuchar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y de pronto, echó a correr sin que Buster pudiera detenerlo. El niño saltó al agua y nadó lejos de ahí.
Por un momento quiso regresar a la casa de subasta, pero no lo hizo. Por su infantil mente pasaron todas las imágenes que había visto ese día. A la gente tratando de atraparle, a su madre encadenada, incluso a figuras imaginarias capturándole, esos “Almirantes” de los que había hablado Buster. Su miedo y nerviosismo lo llevó a nadar a las afueras del archipiélago, pero, de pronto, sintió el cansancio de todo el día, acumulado como unas rocas atadas a su cuerpo. Dejó de moverse, no tenía fuerza y, pronto, se desmayó. Su cuerpo flotó por un instante, pero pronto la agitación del mar lo cambió de posición y comenzó a hundirse. Varios minutos estuvo a merced de las corrientes marinas.
Pero ese día no era el de su muerte, pues su cuerpo fue jalado hacia la superficie y, junto a una buena cantidad de peces, llegó a un barco pesquero. Los marineros de aquel barco no eran tan inhumanos como para dejar a un pequeño morir y lo cuidaron hasta que despertó al día siguiente. Ya estaban algo lejos de Sabaody para ese entonces y ahí comenzaron las desventuras para un niño de cinco años que ya nunca pudo regresar a Sabaody hasta que se enroló en la tripulación pirata de Blaze.
–Al principio quise regresar –afirmó Osore, cuando terminó de completar el relato de Jocelyn– pero no pude, y luego, al crecer, la desidia y el miedo por encontrar algo desagradable, me fueron alejando cada vez más del archipiélago. Pude aprender medicina en todos mis viajes –explicó y luego se volvió hacia Jocelyn. –Por favor, cuenta qué fue de mi madre después de aquel incidente.
–Ella fue libre, como te dijo ese gyojin –sonrió la ningyo– la conmoción ayudó a que escapara, y justo como tú, se lanzó al mar. Trató de hallarte, te buscó durante días pero no pudo encontrarte. Mi mamá pensó que tal vez habías podido regresar a la Isla Gyojin de alguna forma, pero no te encontró allí. Decidió que lo mejor era esperarte. Ahí conoció a mi padre y finalmente se casó. Ella nunca te dio por muerto, sólo por perdido en el mar –Joss hizo una pausa y miró bien a su hermano– tenía razón. Incluso cuando estaba por morir, aseguró que te conocería, estuvo conmigo diez años, ella era una gran mamá –terminó su relato, mientras sollozaba.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 89: (La noche del archipiélago):
- Spoiler:
- Osore se sentó en el suelo y derrumbó sus brazos. Su rostro miraba hacia la nada, con la boca semi abierta. De sus ojos empezaron a brotar las lágrimas y el llanto se volvió entonces escandaloso. Ni Blaze ni nadie de la tripulación lo había visto así, pero no lo detuvieron, lo dejaron desahogarse, sacar su pena a grito abierto, sabiendo que su madre no estaba ya en ese mundo. Era justo como él lo creía, pero, saberlo a ciencia cierta era muy diferente. Joss se acercó a él, se agachó y lo abrazó para entonces llorar al mismo ritmo que él lo hacía.
El archipiélago no estaba muy agitado, al menos no en la parte donde los piratas se encontraban. Continuamente Jet revisaba por las ventanas de aquella casa-negocio para saber si había marines cerca, pero no había visto a ninguno e imaginó que podrían descansar finalmente.
–¿Me harías el favor de quedarte vigilando? –le preguntó Blaze de pronto al espadachín– ha sido un día muy cansado y creo que todos debemos dormir aunque sea un buen rato.
–¿Y qué te hace pensar que sólo yo no dormiré? –preguntó Jet con algo de enojo.
–Amigo, tú duermes muy poco durante las noches, ¿debo creer que lo harás antes de que termine el día?
–Touché… pero espero un día libre pronto.
–Lo tendrás –rió el capitán.– pero cuando salgamos de aquí –y luego se sentó, apoyando su espalda en la pared y durmió enseguida. En la habitación, Makoto, Shinta y Osore dormían. Jet invitó a Huang y a Joss a ir hacia la sala de aquella pequeña casa. Donde los tres agradecieron de nuevo las atenciones de aquella pareja.
Los tres se sentaron de los sllones, casi dejándose caer. Las persecuciones y la agitación los tenía exhaustos
–Descansen mientras se pueda –pidió Jet a ambos– es posible que pronto tengamos que cambiar de lugar.
–¿A qué te refieres? –preguntó Huang, algo asustado.
–Es mejor no causar problemas a nadie.
–Ustedes no saben mucho sobre Sabaody, ¿verdad? –preguntó Joss y negó repetidamente con la cabeza.
–Dinos, niña insolente –exigió Jet, aunque sin enfadarse realmente– ¿qué es lo que tenemos que saber?
–Que ustedes no son la única tripulación por aquí, en Sabaody hay muchos piratas, la marina debe lidiar con todos.
–¿Entonces no es necesario que nos movamos de aquí? –preguntó Huang, esperanzado.
–Aunque ese no sea el caso, me siguen preocupando Fuu y Natuski, el barco podría estar en peligro –comentó el espadachín– alguien debe ir a ver si todo está bien –y al decir esto, volteó a ver a Huang. El carpintero se puso blanco y comenzó a negar con la cabeza y con las manos. Jet admitió que él mismo sería mejor para esa misión, pero advirtió a Huang que si algo sucedía, debía tomar decisiones rápidas, en caso de que Blaze no despertara rápido, lo cual “no era probable”.
–Si algo pasa, yo ayudaré –afirmó Joss.
Jet salió entonces, sigiloso, con cuidado de no llamar la atención. El bullicio del archipiélago, iluminado por los destellos naranjas del próximo atardecer, parecían ayudarle a pasar desapercibido. Apresuró entonces el paso, manteniendo sus cinco sentidos en “alerta máxima”. Caminaba con prisa teniendo su mano izquierda sobre la empuñadura de su espada, estando listo para cualquier eventualidad. Dudó en algunos caminos, pero finalmente logró encontrar la vía hacia el grove 53. Continuamente se detenía para asegurarse que nadie lo estaba siguiendo. No detectó nada y justo cuando el sol comenzaba a esconderse, alcanzó a ver el Steeler. No sabía lo que era el “coating”, pero no notó nada demasiado extraño en el barco. A lo lejos vio a Natsuki recargada en la barandilla con rostro de aburrimiento. El gesto de la navegante cambió al ver que Jet se acercaba y saltó del barco para abrazarle mientras gritaba su nombre.
–¡Cállate! –le pidió tapándole la boca– no es seguro que grites tanto, mejor vamos al barco.
Ya en cubierta, Jet echó un vistazo al trabajo de Buster y luego se sentó para relatar lo que había sucedido tanto a Fuu como a Natsuki. El espadachín estaba un poco intranquilo habiendo dejado a los otros casi en el centro de Sabaody, pero esperaba que, aun con el cansacio, Blaze y Osore estuvieran listos para cualquier eventualidad.
–Ma-chan… no puede creer que haya perdido –suspiraba Natsuki con preocupación– espero que se encuentre bien.
Así llegó la noche. Buster comentó que terminaría el coating en dos noches más, por lo que Jet y las chicas decidieron que debían irse de allí para no poner el barco en peligro. Jet entonces las guió hasta la casa donde sus compañeros se hospedaban. Con precaución, los tres cruzaron los groves necesarios para llegar ahí. La luz de una luna en cuarto creciente era suficiente para poder ver por dónde estaban caminando y sigilosamente se postraron en la puerta de esa singular tienda. Jet miró hacia donde pudo, para cerciorarse de que nadie los estaba observando, y entonces tocó la puerta, lo más calmado que pudo. El espadachín tuvo que golpear la puerta, con la mayor suavidad posible, un par de ocasiones; nadie abría y la desesperación comenzó a hacerse presa de los piratas, pero antes de que pasara cualquier otra cosa, finalmente la puerta se abrió.
El anciano se asomó con cautela, pero rápidamente reconoció a Jet.
–Eres tú… pensé que sería alguien de la marina –dijo tras suspirar– tus amigos se han ido, insistieron en que no querían ponernos en peligro.
–Está bien –dijo Fuu– es lo mejor. Creo que para nosotros, no estar mucho tiempo en un mismo lugar es lo indicado.
Los tres agradecieron a la pareja y salieron de ahí. Decidieron no buscar a Blaze y a los demás en ese momento y mejor encontrar un lugar dónde dormir; no les fue psible esa noche y tuvieron que recostarse en uno de los groves.
–Yo haré guardia, al fin que no es que tenga mucho sueño después de todo lo que hemos pasado hoy –afirmó Jet.
–Sé que no te convenceremos de lo contrario –sonrió Fuu.
–Yo sólo espero que Ma-chan esté bien –suspiró Natsuki.
Y así, durmiendo a la intemperie la primer anoche, y hospedándose en hoteles clandestinos las siguientes dos, Jet, Fubuki y Natsuki sobrevivieron en el archipiélago, aunque sin encontrarse con sus compañeros.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 90 (Descenso):
- Spoiler:
- Temprano ese tercer día, el trío de piratas fue hacia el Steeler. Su sorpresa fue agradable al ver a sus compañeros en la cubierta. Como había dicho Buster, los marines no se acercaron a ese grove, y el grupo de Blaze decidió pasar la última noche en el barco.
Makoto estaba algo golpeada y con un brazo en cabestrillo, pero aun así recibió con gusto el efusivo abrazo de Natsuki, quien mostró su preocupación por ella. La vigía aseguró estar bien y que pronto estaría reestablecida por completo. No podía perderse la diversión.
–El “coating” está listo –les dijo Buster, y ya que dos días antes había explicado todo lo relacionado al mismo a Natsuki y a Fubuki, no había nada más que retrasara el viaje. Osore entonces abrazó al enorme gyojin y le dio las gracias, y estos último fue repetido por toda la tripulación.
Joss, por su parte, se colocó frente a Buster, pero no sabía qué decir. Estaba apoyada sobre su aleta lo que la hacía lucir como si estuviera “de pie”, pero su mirada se dirigía hacia abajo. El gyojin preguntó si había algo que quería decirle. Ella finalmente alzó la vista.
–Mi mamá nunca me habló de ti –le dijo y su voz sonó como la de una chiquilla, no como la de una mujer– no sé cómo agradecerte de cualquier forma.
–No te habló de mí, porque yo se lo pedí –respondió con tranquila sonrisa– cuando ella escapó de la casa de subastas, regresó a mi cabaña y ente ambos buscamos a Osore, pero no pudimos encontrarle. Cuando ella regresó a la Isla Gyojin, le pedí que no contara nada sobre mí. Me gusta vivir aquí, a pesar de todo, yo odio la Isla Gyojin. Si escuchan la historia de la Reina Otohime, sabrán por qué.
Así, los piratas se despidieron de Buster y llevaron el barco hacia el mar. Osore y Joss se sumergieron para retirar el flotador y así dejar que el aire del mismoinflara la burbuja destinada a que los tripulantes no se ahogaran. Ambos regresaron a la cubierta y finalmente el barco empezó a descender.
No fue fácil el descenso. Entre los monstruos marinos cada vez más grandes y las extrañas corrientes submarinas, el Steeler estuvo no pocas veces en enorme peligro, pero la uerte y la pericia de los piratas hicieron que el viaje tuviera buen fin. Además la guía de Joss fue importante, pues les ayudó a elegir las corrientes correctas y les advirtió sobre lo que podían esperar en cada parte de ese descenso.
La enorme burbuja donde se encontraba laIsla Gyojin pronto apareció frente a los ojos de Blaze y su tripulación. El barco, lentamente, sin mecerse demasiado ante las tranquilas aguas del fondo marino, a diez mil metros de profundidad, se acercaba a la puerta circular. No parecía haber nada ni nadie aguardándolos fuera de la isla, lo cual le pareció extraño a Joss.
–Pensé que habría alguien de los Nuevos Piratas Gyojin por aquí –dijo la ningyo– ellos han estado muy activos últimamente.
Durante el descenso, Joss había advertido de la presencia de estos gyojin en la isla y cómo la tripulación debía cuidarse una vez llegada al fondo marino; de cualquier forma, tras el asunto en Sabaody, era bueno para ellos no estar inmiscuidos en otra pelea.
En el destacamento marine de Sabaody, Hanako se hacía presente ante Nika, al haberse quedado dormida más tiempo del debido.
–He tenido una noche difícil para dormir, lo siento capitana –se disculpó la sargento mayor.
–Sí, noté que algo ha estado molestándote desde hace algunos días.
–Eso sólo que no sé por qué no hemos buscado a los piratas con los que nos topamos hace tres días.
–No son importantes –afirmó Nika– sólo era una de las muchas tripulaciones piratas en Sabaody, y ya que no causaron ningún alboroto, no valen la pena. Además –dijo al esbozar una sonrisa algo más grande que la habitual– ya tenemos una misión. ¿Estás lista para ir al Nuevo Mundo?
Hanako se sorprendió, pues pensó que sus primeras misiones serían en la primera parte de Grand Line, pero indicó estar preparada para partir. Aun así, no dejaba de pensar en lo que aquellas piratas –Fubuki y Natsuki- le habían contado sobre Ayaka y su relación con ese “Leather Rebel”. Todavía no quería creerlo, pero mientras más pensaba en ello, más se convencía de que era verdad. “Por favor, no tomes las acciones de Ayaka como una traición”, le había dicho Fubuki.
–¿Qué es lo que debo hacer entonces?
El Steeler finalmente entró a la Isla Gyojin y no hubo problema alguno. La sorpresa era mayúscula en todos los piratas a excepción de Osore, cuyo pecho estaba inundado de sentimientos encontrados. Felicidad y tristeza a la vez.
Dejaron el barco en una costa cercana a la entrada a la isla y de ahí se dirigieron a un lugar llamado Mermaid Cove. La isla había cambiado bastante desde que Osore había estado ahí la última vez, y aunado a que era muy pequeño todavía, realmente reconocía demasiado poco del lugar, por lo que la guía era Joss. Pronto, el nombre de la ningyo fue llamado desde lejos y ella reconoció esa vez, por lo que se adelantó un poco.
–¡Hermana! Me da gusto encontrarte pronto. Debo presentarte a unos amigos, y a una persona especial –dijo Joss, mientras abrazaba a una ningyo mayor que ella, una hermosa chica con cabello negro atado en dos coletas y pecas en su sonriente rostro.– Ellos son Blaze y su banda –le dijo, presentando luego uno a uno a los visitantes– y él es mi hermano Osore. Mi mamá te contó mucho de él.
–Claro, Suri-san habló mucho de ti, bienvenido –ella le abrazó y el médico, con su forma de ser, no desaprovechó para abrazarle efusivamente también. Luego apareció frente a los piratas el estanque predilecto de la mayoría de las bellas ningyo del lugar, y Osore entonces no pudo esperar para ir a nadar con ellas.
–¿Qué le sucede? –preguntó Joss, sorprendida.
–Vaya, no lo sabías, ¿verdad? –preguntó Blaze, divertido– pues pasa que tu hermano es un ligón de primera.
–¿En serio? Yo quería que fuéramos a la tumba de nuestra madre.
Cuando Joss dijo eso, Osore demostró que, si algo podía superar a su gusto por las mujeres, era el amor a su madre y regresó a con su hermana para acompañarla.
–Vamos a ese lugar –dijo, guiñándole el ojo– y luego regresaré para “jugar” con estas lindas señoritas.
El comentario no le agradó mucho a Jocelyn, pero le hizo recordar algo que consideraba importante, por lo que antes de partir, tomó a Shinta del brazo y lo llevó junto a ella.
–Mi hermana y las demás ningyo son expertas en seducir hombres –afirmó, con rostro celoso– mejor tú vienes con nosotros.
Así, los piratas se dividieron en dos grupos. Uno era el de Osore, Joss y Shinta, y el otro fue el resto de la tripulación, guiados por Ishilly, quien además había comentado que los Nuevos Piratas Gyojin no estaban más por el llugar y prometió explicarlo más tarde. Mientras los primeros se dirigieron directamente hacia el cementerio de la isla, mientras los demás visitarían lugares célebres.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 91 (Visita a mamá y a papá):
- Spoiler:
- Osore, Shinta y Joss llegaron a un señalamiento y tras algunos minutos de espera abordaron un autobús jalado por un enorme pez, el cual los llevó hasta un lugar cercano al Bosque Marino, hasta donde pudieron llegar sin problemas al caminar algunos metros. Luego, comenzaron a subir una colina y ahí vieron el cementerio, al menos en su inicio. Algunos árboles les cubrían la vista hacia la cima, pero al pasarlos vieron, en lo más alto, un pequeño mausoleo.–Es la tumba de la reina Otohime –explicó Joss– ella fue una persona importante en nuestra isla. Mamá está sepultada cerca de allí.Pero, al subir más la colina, alcanzaron a ver algo más que estaba cerca de la tumba de la reina Otohime. Era una persona, pero de gran tamaño, en realidad una chica gigantesca, la princesa ningyo, Shirahoshi.Osore cayó rendido de inmediato al ver una, literalmente, inmensa belleza en la persona de Shirahoshi. Al principio los piratas no lo advirtieron, pero enseguida de la princesa estaba otra persona, un gyojin, el antiguo miembro del Ouka Shichibukai, Jinbe el “Caballero del Mar”. Sólo Joss le conocía, y cuando les hizo saber a Osore y a Shinta la identidad de ese gyojin la sorpresa para ellos fue mayúscula, aunque se pasó rápido.Joss explicó que la tumba de su madre estaba cerca, pero antes guardó respeto para la de la reina Otohime y luego fue a la de Suri junto a Osore y Shinta.Era una tumba de buen ver, si es que hay alguna así, con lápida delgada y piedra clara, adornada con metal en forma de flores. Los tres se hincaron y, en silencio, dedicaron sus pensamientos a la memoria de la ningyo por algunos minutos. Shinta nunca la conoció, pero trató de imaginarse a una mujer bella y amable con cuerpo de sirena.Osore pidió que le dejaran solo, al menos por algunos minutos y Shinta y Joss se retiraron entonces. Regresaron a donde estaban Shirahoshi y Jinbe. La princesa ningyo había dejado de rezar y estaba sentada, tranquilamente.–Él, es mi hermano –dijo Joss, refiriéndose a Osore, sin que nadie se lo preguntara, pero para explicar el escandaloso llanto que comenzaba a escucharse– nunca había venido aquí.–Lo siento por tu mamá –le dijo Shirahoshi.–No, yo ya he podido superarlo –afirmó Joss, sonriendo hacia la princesa– y yo también siento lo de la reina Otohime. Tú eras muy pequeña cuando eso pasó, ¿verdad? Es decir, de edad.–Yo tenía seis años –dijo, mientras una lágrima se escapaba de su ojo izquierdo, aunque alcanzó a contenerla con su mano– pero prometí que ya no iba a ser tan llorona, ni a ponerme tan triste. Se lo prometí a unos amigos.La princesa explicó entonces lo que había sucedido hacía sólo unos días y cómo la tripulación del Sombrero de Paja había evitado una catástrofe planeada por los Nuevos Piratas Gyojin y su líder Hody Jones.–¿Monkey D. Luffy? –preguntó Shinta, redundante– a mi capitán le interesará seguramente. Él quiere conocer a esa tripulación, es como un fan de ellos.–¿Ustedes son piratas? –cuestionó Jinbe.–Lo somos, pero no venimos a hacer daño, ni nada. Tratamos de ser pacíficos –respondió el tirador.Shirahoshi contó más detalles de lo sucedido y entonces Joss entendió el por qué la isla estaba tan tranquila. Comentó a la princesa que ella compartía las ideas que la reina Otohime había tenido y deseaba que las ningyo y los gyojin salieran a la superficie y no estuvieran encerrados siempre en la isla Gyojin.–Ojalá algún día suceda –sonrió Joss.–Yo también lo espero –dijo Shirahoshi, quien luego advirtió que Jocelyn no soltaba a Shinta del brazo.–Ustedes son amigos muy unidos, ¿no es cierto?–Lo que sucede es que él es mi novio –afirmó Joss, haciendo que Shinta se sonrojara.–Bueno, en realidad yo no… –y el tirador no pudo terminar su frase cuando Osore regresó. Ya no lloraba, pero sus ojos estaban un poco rojos y su nariz húmeda. Vio a Shirahoshi, y no es que olvidara su pesar, pero de inmediato admiró su belleza, aunque cuando supo su edad, se calmó.El médico indicó que era hora de irse, ya que debían reunirse con sus compañeros y entonces se despidieron de Jinbe y de la princesa Shirahoshi, esperando verla una vez más en el futuro. De la misma forma en la que llegaron fue como salieron de ahí y no demoraron demasiado en llegar de nueva cuenta a Mermaid Cove. Allí, las otras ningyo señalaron que Ishilly había llevado a los piratas a conocer algunos sitios de la isla, entre ellos el Mermaid Café, por lo que Joss suspiró, pues según ella, había hecho lo correcto al llevarse a Shinta consigo hacia el cementerio.Joss convino que era hora de ir a saludar a su padre y llevó a Osore y a Shinta hacia el vecindario donde aquel vivía. No estaba muy lejos de ahí, así que llegaron rápido y vieron una especie de taller.–Mi papá es herrero, él sabe hacer muchas cosas con el metal –explicó Joss. Precisamente se escuchaban martillazos dentro de ese taller. Al entrar, los tres vieron a un tritón, un hombre con cola de pez, que llevaba unos lentes oscuros y que tenía en sus manos una pieza incandescente de hierro, a la cual daba forma con un martillo. Al advertir la presencia de personas entrando a su taller, se retiró aquellas gafas y sonrió entonces al ver la identidad de los extraños.–¡Hija! ¡Regresaste! –exclamó para luego dejar sus herramientas y abrazar a la ningyo efusivamente– siempre que te vas, me tienes preocupado. Ya te he dicho que no me gusta que subas a Sabaody, ¿quiénes son ellos? –preguntó.–Él es Shinta –Joss se abrazó del brazo del tirador, quien estaba sudando frío– es tu futuro yerno.–¿Es cierto eso? –cuestionó el tritón, realmente interesado.–No, no es… digo, es que esto es raro, yo no sé nada sobre el amor, señor –respondió Shinta, más que nervioso.–Ya hablaremos de eso más tarde –dijo el padre de Joss– ¿y él quién es? –se refirió a Osore.Joss se puso seria y tomó de la mano al médico para acercarlo a su padre.–Él, papá… él es mi hermano, Osore.El ningyo abrió sus ojos grandes y su boca fue incapaz de cerrarse. Miró con sorpresa al joven por algunos segundos, parpadeando una y otra vez sus redondos ojos.–Eres el hijo de Suri.Osore entonces se inclinó y llegó a arrodillarse frente al ningyo.–Le agradezco infinitamente que haya cuidado de mi madre todo el tiempo que fue posible. Yo debí haber venido mucho antes, pero me alegra mucho que usted haya podido hacerla feliz.–Levántate, muchacho –le pidió el tritón y así lo hizo Osore– mi nombre es Grikar, y me siento orgulloso de haber podido hacer sonreír a Suri, la mejor mujer que yo haya conocido, sin duda.Grikar era un ningyo pez salmón. Su piel era blanca, más bien pálida, tenía unos ojos redondos, negros y brillantes y una nariz puntiaguda y algo graciosa. Su cola era oscura, con una aleta pequeña. Aunque serio, era una persona amable y confiable, y de inmediato invitó a comer a Shinta y a Osore; sin embargo, durante la comida, a Grikar se le borró la sonrisa del rostro.–¡¿Qué quieres qué?! –exclamó el ningyo, derramando un par de vasos de agua.–Quiero ir con mi hermano, quiero surcar los mares, quiero unirme a su banda de piratas –afirmó Joss, sonriendo, con seguridad y resolución verdadera. Su decisión estaba claramente tomada.–Hija, tú no entiendes lo peligroso que puede ser Grand Line para alguien como tú –le afirmó Grikar a su hija.–Ya he sobrevivido en el archipiélago Sabaody, y ningún lugar es tan riesgoso para una ningyo –dijo ella– a mí me gusta la aventura papá. Yo quiero ir con ellos. Además sé defenderme, mi karate-gyojin me ayudará.–Tú madre era una aventurera también, pero ella supo cuándo parar.–Yo sabré cuándo parar, papá. Pero ahora no es momento de parar, sino de comenzar. La reina Otohime decía que los gyojin y ningyo debían ser capaces de ver las maravillas de este mundo y no estar siempre encerrados en esta isla. Yo quiero seguir esas enseñanzas.Grikar miró hacia el techo de su casa, pensando y asimilando lo que su hija trataba de decirle. No estaba preparado para separarse de ella, pero también se dio cuenta de que, tal vez, jamás lo estaría. Cuando bajó la mirada, vio a Shinta levantado y con su rostro recio.–Yo la cuidaré –afirmó el tirador– le doy mi palabra, que a ella no le sucederá nada.–Bien dicho, “hermanito” –Osore se levantó también y abrazó del cuello a Shinta, quien intentó zafarse, molesto.– Yo también la cuidaré muy bien, después de todo, no puedo dejar que le pase nada malo a mi hermana.Joss sonrió emocionada al ver la actitud de ambos y también les abrazó, esbozando una inmensa sonrisa que tranquilizó a Grikar. No era su ideal que Jocelyn se volviera una pirata, pero tampoco había conocido a piratas como los de esa banda e imaginó que el espíritu de Suri, presente en Osore, no habría de dejarla desprotegida. Aun así, Grikar pidió a su hija que no demorara demasiado en regresar y contarle todas sus aventuras.
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Capítulo 92 (Riggs al acecho):
- Spoiler:
- Tuvieron su despedida y Grikar sacó de un pequeño arcón una joya, un colgante. Tenía la cadena dorada y una piedra verde al final. Se la colocó a Joss y contempló cómo la esmeralda brillaba a la par de sus ojos.
–Ésta es…
–Sí, hija. Es la que usaba tu mamá. Yo se la regalé cuando nos casamos. Te la iba a dar cuando llegaras a los 20 años, pero creo que ya es tiempo de que la lleves. Espero que Suri te proteja en tus viajes –le dijo Grikar, profesando un gran y tierno amor hacia la ningyo adolescente– y también a tus nuevos compañeros.
Los tres salieron de ahí entonces, camino a Mermaid Cove. Extrañamente, Joss ya no tomaba a Shinta del brazo y “caminaba” contenta al frente de éste y Osore. El tirador se extrañó un poco, pero no preguntó sobre el tema, a diferencia del médico, a quien también le llamó la atención.
–Ya no necesito estar pegada todo el tiempo a él –dijo, con una gran sonrisa– me dijo que me protegería siempre, ahora sé que me ama y que no se alejará de mí.
–Yo no dije nada de amor –afirmó Shinta, algo nervioso.
–Aunque lo niegues, sé que te gusto –aseguró la chica, y siguió andando alegremente.
Los tres se dirigieron al Mermaid Café. Al llegar, Joss insistió en que Shinta y Osore se quedaran afuera, pero no pudo lograrlo con su hermano, quien pronto ya estaba rodeado de bellas ningyo. Joss, sin remedio, buscó a Madame Shyarly y preguntó por Ishilly y los piratas.
–Se han ido hacia plaza gyoncord, creo que estarán un buen rato por allá –le dijo la ningyo tiburón– por cierto, Jocelyn, ¿cuándo vas a comenzar a trabajar aquí? Sé que apenas tienes 16 años, pero harías una buena labor en este lugar.
–Lo siento, Madame Shyarly –respondió Joss apenada– estoy por dejar esta isla por un buen tiempo. Además conocí a una persona especial.
–Comprendo –sonrió la enorme ningyo– pero si sucede algo, aquí tendrás un lugar seguro.
Joss agradeció y se retiró del lugar. Shinta y ella tuvieron que llevarse a rastras a Osore, quien se resignó finalmente. Minutos después, los tres arribaron a Plaza Gyoncord, donde, tras buscar un poco, lograron encontrarse con sus compañeros y con Ishilly. De inmediato comentaron la decisión de Jocelyn de unirse a la banda, la cual apoyaban Shinta y Osore. Sólo Fuu y Jet parecieron estar un poco dubitativos con la situación.
–¿No eras una ladrona de barcos? –le preguntó Jet, aunque sin demasiado esfuerzo.
–Yo sólo hice eso porque para sobrevivir en Sabaody, y sobre todo, siendo una ningyo, es necesario tener dinero. No quise hacerle daño a nadie, en serio.
–Pero, ¿cuál es tu objetivo al venir con nosotros? –intervino Fuu.
–Tengo dos –dijo Joss– el primero es que quiero estar con Shinta siempre –afirmó al tiempo que se abrazaba del brazo del tirador y éste sólo se ruborizaba– pero también tengo otro. La reina Otohime quería que los gyojin y los ningyo pudieran salir de esta isla, ver el mundo, ser libres. Yo deseo seguir esa voluntad, permítanmelo por favor.
Tras esas palabras, la banda quedó convencida por completo y aceptaron a la ningyo como su más nueva compañera, tripulante, nakama, miembro de esa familia de altamar. Joss entonces comentó que conocía a una persona capaz de hacer los preparativos al barco para que pudieran subir de nueva cuenta y esta vez en el Nuevo Mundo así que la banda fue a verlo y encargaron el Steeler por algunas horas, durante las cuales todos se divirtieron en la Isla Gyojin y conocieron otros de sus lugares famosos, como el dojo del karate gyojin, entre otros sitios.
Al regresar por el barco, les fue explicado el método de navegación del Nuevo Mundo, donde se utiliza un mecanismo de tres Log Pose, en lugar de una. Natsuki y Fuu pusieron la mayor de sus atenciones, pues sabían que de ello podía depender la vida de todos sus compañeros y de ellas mismas al momento de surcar el último de los mares. Horas después, el Steeler estaba subiendo a buena velocidad desde el fondo del mar y en pocas horas llegaría a la superficie.
–Debo dejar mis cosas bien acomodadas, ¿en cuál camarote duermes, Shinta? –preguntó Joss, como si nada.
–Nada de eso señorita, tú vas a dormir con nosotras –le dijo Fuu– son muy pequeños para dormir juntos, y aun si no lo fueran, no queremos tener una guardería en este lugar. Guarden su ímpetu para más adelante.
Algunas horas antes, en el Cuartel General de la Marina, el contralmirante Riggs platicaba con otro oficial. Comentaba acerca del escape de los piratas de Blaze, pero cuando el otro preguntó por qué los había dejado ir a Isla Gyojin, Riggs le contó su plan.
–Deja que tomen confianza. Tengo un informante en la Isla Gyojin y ya me ha indicado que están por allá. De hecho, sé que están a punto de partir, así que más o menos puedo tener una idea del momento exacto en el que saldrán a la superficie. No puedo saber el lugar, pero con permiso del vicealmirante Doberman, he puesto ya bastantes acorazados en lugares que pienso, podrían salir. Yo mismo voy hacia allá y sé que no escaparán. Los aplastaré.
Al otro oficial no le pareció mal plan y aceptó que era probable que aquellos piratas fueran sorprendidos justo al momento de emerger. Lo que ninguno de los dos sabía, es que, la oficina donde estaban hablando, tenía un pequeño ducto de ventilación que estaba conectado hacia otra oficina, y en ésta última, Ayaka había escuchado todo. Su corazón se estremeció sin remedio. Supo que si Riggs estaba al mando de esa operación, había un peligro real para los piratas. Realmente no sabía qué tan fuertes se habían vuelto todos, pero si llegaban a cazarlos tal cantidad de acorazados, comandados por alguien tan despiadado, no podrían estar seguros.
Sus ojos llorosos y los temblores de su cuerpo denotaban su pelea interna. La siempre templada y prudente capitana luchaba consigo misma para no realizar una acción de ayuda hacia esos piratas. No era sólo simpatía por Blaze y los demás, ella pensaba en Jet más que en nadie y desde que se había enterado de que estaba vivo, sus deseos de verlo aumentaban segundo a segundo, aunque realmente ella tratara de evitarlo.
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Capítulo 93 (Abrazo en el agua):
- Spoiler:
- Finalmente, Ayaka cedió a sus deseos e investigó cuáles eran los acorazados que saldrían en la misión de atrapar a los piratas de Blaze. Subió entonces de incógnito a uno, en el cual no se topara con Riggs y prácticamente pasó por una simple recluta, incluso se vistió como uno. Recogió su cabello y lo escondió debajo de la gorra, incluso se había deshecho de todo rastro de maquillaje y sólo sus profundos ojos azules destacaban en su ser, pero intentaba sobresalir lo menos posible, pues también se había puesto una chaqueta, si no muy gruesa, si algo larga. No era la única que llevaba algo así, para protegerse de la lluvia o el mar agitado del Nuevo Mundo, por lo que tampoco destacó por ello.
El acorazado partió, acompañado por dos más y no demoró mucho en estacionarse en un punto no muy lejano de la Red Line. Según indicaciones de Riggs, ése podría ser el punto donde los piratas deberían emerger.
Blaze y su banda no imaginaban en lo absoluto que alguien los estuviera esperando en la superficie y aguardaban emocionados a que el barco emergiera. Cuando el Steeler al fin lo hizo, la violencia de lo sucedido no les permitió de inmediato ver lo que había en el mar. Para su mala suerte, habían salido justo donde había un par de acorazados. En cuanto fueron vistos, los restantes barcos de la flota fueron avisados.
Ayaka se dio cuenta de inmediato porque estaba al pendiente de lo que pudiera suceder. El barco donde ella iba no fue de los primeros en llegar hacia donde estaba el Steeler. Cuando al fin lo hizo, ya había otros ocho atacando a la banda de Blaze, que se defendían como podían, pero la situación era grave.
Uno de los acorazados cercanos al de Ayaka preparó cañones. Estaban fuera de la vista del Steeler, lo que era más peligroso para los piratas y ese ataque podría ser el definitivo. La capitana cruzó entonces la barrera y con rapidez, utilizó uno de los cañones del barco en el que navegaba, para atacar al otro acorazado. La explosión fue llamativa e incluso atrajo la atención de Riggs.
–¿Qué es lo que haces? –preguntó un recluta a Ayaka. La rubia no respondió y huyó de ese lugar. Tomó con habilidad uno de los amarres y se balanceó para llegar a otro acorazado; pero no pasó desapercibida. Vía den den mushi, los demás barcos de la flota fueron avisados de lo sucedido. Al parecer una recluta había disparado en contra de sus propios compañeros y había huido del barco. Rápidamente se identificó a la chica, pero su habilidad evitó que fuera atrapada.
En la confusión, el Steeler pudo poner un poco de agua de por medio y Blaze vio una oportunidad de escape entonces. La fragata tomó gran velocidad e intentó alejarse lo más posible. En el mismo instante, Ayaka ya había cruzado dos barcos más, pero llegó hasta donde estaba Riggs. El espigado oficial pareció aún más alto cuando se postró ante ella y luego soltó un golpe que ella apenas alcanzó a bloquear, pero que lastimó su brazo izquierdo. La rubia sacó su florete, pero fue golpeada nuevamente, esta vez por la espalda. Se dio cuenta entonces de que había no uno, sino dos Riggs.
El Steeler ya estaba cerca de tomar una corriente de escape cuando Jet sintió algo. Subió hacia el mástil principal y ahí, arrebató a Makoto un catalejo que tenía en las manos, ella protestó, pero él no hizo caso. El espadachín fijó su vista en el acorazado más cercano y vio que había una refriega, un oficial peleaba contra un recluta. Jet se estremeció al reconocer el florete que el marine de menor rango llevaba en su mano derecha. Luego miró su rostro y aun sin los rizos rubios, supo de inmediato que era ella.
–¡¡Blaze!! –le gritó a su capitán con todas sus fuerzas. El hombre de acero miró serio al espadachín mientras peste bajaba del mástil y sin decir nada, preguntó con su expresión lo que sucedía. Jet le pidió que aminorara la marcha.
–¿Estás loco? Ya estamos cerca de escapar.
–Ayaka… –le dijo él– Ayaka está ahí, y está peleando con otro marine.
Jet entonces se colocó lo más cercano posible al acorazado marine y soltó el corte volador más potente que pudo. Si bien éste no llegó con la mayor de las fuerzas hasta el enorme barco, sí le hizo un corte de consideración que lo sacudió. Shinta entendió de inmediato las intenciones de su compañero y utilizó el cañón el cual dio de lleno en el acorazado. Blaze y Osore, mientras tanto, repelían los ataques de los otros barcos.
La última explosión meció aún más la nave marine, y una herida Ayaka no pudo sostenerse, por lo que cayó en el mar. Ello fue benéfico para ella. No era viable ganar en esas condiciones y entonces su prioridad fue flotar. Jet, por su parte, fue a la bodega del Steeler y sacó la cuerda más grande que encontró. Pidió entonces a sus compañeras, las cuatro, que le ayudaran y mientras éste se ató y saltó al mar, ellas lo sostuvieron. Shinta dejó el cañón para ser el timonel y tratar de sacarlos de ahí.
Jet nadó como nunca lo había hecho jamás, con una fuerza que tal vez nunca había tenido y aunque demoró algunos minutos, finalmente pudo llegar cerca de Ayaka. Ésta lo alcanzó a ver y también empezó a nadar hacia su dirección, por lo que ambos finalmente se encontraron. No hubo tiempo de nada, ni saludos, ni palabras, sólo un abrazo, más por seguridad que por otra cosa. Makoto se percató que ambos estaban ya juntos y con sus compañeras, empezó a jalar la cuerda. No fue fácil, la fuerza del mar no cedía, pero al tiempo que escapaban, también acercaban cada vez más a Jet y Ayaka. De cualquier forma, ellos no se soltarían jamás.
Finalmente lograron subirlos y ambos tuvieron que soltar toda el agua que habían tragado. Ayaka había perdido la gorra y su cabello volvía a mostrarse largo, aunque totalmente húmedo y casi lacio por esto mismo. Cuando recuperó el aliento, la rubia se vio rodeada por los piratas y con Jet a su lado.
–Bueno, capitana, es un honor verte de nuevo –al fin habló Blaze, quien le ofreció su mano para que se levantase. Jet todavía no recuperaba la compostura.
–Es una situación extraña, pero me alegro que estén bien –dijo ella y dio un cálido abrazo al hombre de acero. Jet finalmente se levantó y se acercó a ella. La rubia no se resistió y abrazó al espadachín, esta vez con inmenso afecto.
–¿Qué es lo que hacías allí? –preguntó él. Aunque ella no respondió al instante.
–¿No es obvio? –sonrió Fuu– nos ayudaba, ¿verdad?
–Es cierto –respondió la marine.– Supe que Riggs intentaría emboscarlos al emerger y vine. Yo, sólo vine, sin pensarlo.
Ayaka relató que había estado al pendiente de su situación y contó lo que había sucedido desde que saliera de Marineford hasta ese momento. Su rostro denotaba el cansancio y la tensión que llevaba consigo y fue aconsejada descansar, por lo que Natsuki la guio hasta la habitación de las chicas. La navegante pidió a la rubia que durmiera, pero ésta no lo hizo de inmediato, no sólo porque estaba en un lugar totalmente extraño, sino también porque tenía muchas cosas en las cuales pensar, sobre ella misma y sobre lo que había hecho. De todas formas, el cansancio la venció algunos minutos después y durmió.
Tras explicar a Huang y a Joss quién era aquella marine, los piratas se sentaron en cubierta a hablar sobre el asunto.
–¿Qué es lo que va a pasar con ella? –preguntó Fuu.
–Es obvio que ya no podrá regresar a ser una marine, al menos no sin una buena reprimenda –afirmó Makoto.
–Cuando despierte, le pediré que se quede aquí, si eso está bien con ustedes, claro –dijo Jet y luego volteó a ver a Blaze– ¿está bien para ti, capitán?
–Ya te lo había dicho –respondió Blaze, quien estaba al lado de su primero a bordo, estiró su brazo y le palmeó el hombro– si ella quiere estar aquí, tendrá un lugar. Además –se llevó la mano a la barbilla– si tengo a una ex capitana de la marina en mi tripulación, un cartel de recompensa tiene que llegar pronto para mí.
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Capítulo 94 (Ayaka en el barco pirata):
- Spoiler:
- Ayaka no despertó sino hasta el día siguiente y cuando lo hizo, se encontró abrazada de alguien. Se percató entonces que se trataba de Natsuki, pues ambas compartían una cama. La navegante estaba profundamente dormida y no se daba cuenta del movimiento de Ayaka, quien de todas formas no hizo mucho intento por zafarse y decidió que se levantaría hasta que Natsuki despertara. Vio a su derecha y, colgando del techo, había una amplia hamaca y ahí dormía Makoto, mientras que al frente de ella, en un tendido en el suelo, estaba la ningyo rubia. A su izquierda había otra cama, pero ésta se encontraba vacía y ya que no veía a la chica restante, esa conocida como “Killer Princess”, concluyó que se trataba del lugar de descanso de aquélla.
La capitana nunca había estado rodeada de tantas personas al despertar. Se sintió extraña, pero no molesta. Incluso, esos minutos, recostada y con otra chica a su lado, fueron los más tranquilos que había tenido en mucho tiempo. Sintió una paz que provocaba que el tiempo pasara más lento, aunque fue interrumpida pasada media hora.
–¡Oigan, Fuu dice que pronto estará el desayuno! –gritó Shinta desde el exterior de la habitación. Joss fue la primera en despertar y estirarse.
–Puedes pasar, Shinta-kun, no hay problema –le afirmó la ningyo.
–No la escuches –intervino Makoto– no tiene puesto el sujetador, sólo quiere que la veas.
La última en despertar fue Natsuki y rápidamente preguntó a Ayaka cómo había pasado la noche. Makoto y Joss subieron a la cama y también quisieron saber si la marine estaba cómoda.
–Nadie me había puesto tanta atención al despertar –sonrió. Luego se vistieron y salieron a desayunar. La cocina era un caos, con Fuu sirviendo a sus nakama y ellos comiendo con total desfachatez. Aunque Jet ya estaba acostumbrado a esto, se sintió algo avergonzado pero su gesto cambió cuando miró sonreír gustosamente a Ayaka. No es que a ella le gustara estar en un lugar con tanto bullicio, de hecho, era algo que detestaba, pero en ese momento, le pareció el desayuno más divertido que nunca hubiera tenido y pensó que, para ella, sería fantástico quedarse para siempre en un lugar como ése; también pensó que le sería imposible.
Luego, la rubia ayudó a Fuu a lavar los platos de ese desayuno.
–No soy una buena cocinera, pero sí sé lavar platos –le dijo– cuando eres recluta, esto lo aprendes a la mala.
–Una marine ha pasado por mucho, ¿no es así? –preguntó Fuu.
–Siento como si me estuvieras probando…
–No es eso, lo siento –dijo la peliazul– es sólo que no tengo muy en alta estima a la marina, pero no es nada personal.
–Lo siento –le dijo Ayaka a lo que Fuu se sorprendió.
–¿Cómo sabes lo que sucedió?
–No es que lo sepa –aclaró la rubia– es sólo que, no te veo como una pirata de por vida, o sea, desde niña, y cuando alguien como tú dice eso sobre la marina, es porque seguro le hemos fallado. Pero aunque te hayamos fallado, no creas que todos lo hemos hecho a propósito, la corrupción no envuelve a todos los oficiales, la avaricia no es general en nuestra fuerza, es sólo que, tú sabes, esto no puede ser perfecto y yo sé bien que está lejos de la perfección.
Fuu no tuvo respuesta para ello y siguió lavando los platos en silencio.
Durante la mañana, Ayaka relató a Jet lo que había hecho durante los últimos meses. No dijo a causa de qué, pero explicó sus aburridas y repetitivas funciones de oficina en Marineford y como desde ahí pudo seguir los movimientos de la banda.
–Cuando tenía a cargo un acorazado, todo era ruidoso, pero al menos no me sentía sola –dijo la rubia–. Estos meses han sido los más solitarios que recuerdo. No me gustaba despertar en la mañana y no ver a nadie cerca de mí. En el barco siempre estaba junto a mi recluta, Hanako. Por eso me he puesto de buen humor, porque después de muchas semanas, tuve un caluroso despertar.
–Sólo le tomó una noche a Natsuki encariñarse con ella –le dijo Makoto, quien estaba por subir a la torre del mástil principal.
–Por cierto –la detuvo Ayaka un momento– no lo había dicho, pero por tu rostro parece que tuvieron una pelea dura.
Makoto, todavía con una gasa en su mejilla izquierda, apretó los dientes, recordando su pelea ante Nika.
–Fui débil –dijo– una marine me dio una paliza. No puedo creer todavía cómo me ganó así.
–¿Cómo era ella? –preguntó Ayaka, pensando que tal vez la conocería. Makoto la describió y la rubia rápidamente la reconoció.– Nika debió haber utilizado su hipnotismo sobre ti. Ella tiene esa habilidad especial, no sé si ha nacido así o la desarrolló después. Apuesto a que notaste que su mirada se tornó extraña en algún momento, pues ahí, sin que te dieras cuenta, te “hipnotizó” y gracias a eso, se volvió más rápida, fuerte y hábil que tú, o al menos eso te pareció. Nika puede ser una gran aliada, pero es temible como una enemiga.
Ayaka no esperaba una reacción como la de Makoto, quien la abrazó efusivamente e incluso estuvo cerca de dejarla sin aire debido a la fuerza del gesto. Cuando la soltó, la vigía tenía un rostro feliz.
–¡Muchas gracias! –le dijo– me has hecho feliz con lo que acabas de decirme. Pensé que era tan débil... ahora sé que todo fue un truco.
–Pero no es toda su habilidad, ella sigue siendo muy fuerte.
–Eso lo sé, pero me da confianza en mí misma. Estaba pensando en que nunca sería capaz de vencerla. Ahora me doy cuenta de que puede ser una pelea cerrada si vuelvo a toparme con ella –afirmó Makoto.
Pasaron un par de días y finalmente el Steeler arribó a una de las islas que el Log Pose triple señalaba. Era la más tranquila según el movimiento de las agujas. Ya que se trataba de la primera isla del Nuevo Mundo, los piratas querían ir con algo de cautela y enfrentar el peligro un poco más adelante.
Ayaka, que conocía más el Nuevo Mundo que los piratas, subió a la torre junto a Makoto e intentó reconocer la isla, pero cuando al vio supo que no era una de las que había visitado. Era tan nueva para ella como para sus ahora compañeros.
Natsuki propuso que debían comprar ropa para Ayaka, puesto que la marine sólo llevaba las prendas de suboficial con las que se había disfrazado y en ese momento utilizaba ropa prestada de Fuu. La rubia aceptó, aunque estaba confundida. No era que no deseara quedarse en esa tripulación junto a Jet, pero no dejaba de ser una marine y su compromiso con tal organización era grande. Había sido criada para defender al Gobierno, para acabar con el mal, y aunque había aprendido muchas cosas distintas mientras crecía, todavía conservaba ese orgullo de la marina.
Ayaka entonces estaba preocupada, pero se encargó de encerrar ese sentimiento, al menos por el momento. Había decidido que, si la isla siguiente tenía un puerto grande, debía regresar a rendir cuentas. No quería ser una criminal, prefería ser una desertora en todo caso, al fin que sus últimos tiempos en la marina habían sido terribles.
El Steeler fue acercándose a tal isla y los piratas vieron un anuncio grande sobre un edificio en la costa. Decía “Whitesand” y señalaba que era el puerto de tal lugar. El edificio era un muelle enorme, techado y a su lado tenía un faro. Makoto fue quien vio eso y bajó para contarlo a sus compañeros. Al decir el nombre que estaba escrito, la vigía notó como Ayaka se tomaba la cabeza.
La rubia sintió un punzante dolor cuando escuchó esa palabra “Whitesand”. Tras el dolor, la cabeza le empezó a dar vueltas y su estómago a revolverse. Jet alcanzó a evitar que ella cayera al suelo al tomarla con los brazos.
–¿Qué sucede? –preguntó con preocupación.
–No lo sé, me he mareado… –dijo ella, con las manos en la cabeza y un notorio malestar– nunca me había sucedido.
Fuu la llevó a la cocina y ahí se sentó y bebió algo de agua. Osore las acompañó y revisó a Ayaka para cerciorarse de que todo estuviera bien. No parecía haber nada anormal y el médico comentó que tal vez todavía su cuerpo estaba algo exhausto.
Finalmente el barco arribó al muelle, que pareció recibirlos sin mucho problema y bajaron al lugar. Se dieron cuenta del porqué del nombre de esa isla, pues la arena parecía estar hecha de perlas en lugar de granos de arena, debido a lo blanca que era. Ayaka pudo bajar sin mayores problemas. No le dolía la cabeza y el mareo se le había pasado, pero no podía evitar sentir un poco de malestar cada vez que escuchaba el nombre de la isla.
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Capítulo 95 (Recuerdos de Yarka):
- Spoiler:
- A pesar de que habían acordado comprar algo de ropa para Ayaka, ella no parecía con intenciones de separarse de Jet. Por alguna razón, desde que se aproximaba a la isla, se sentía vulnerable y prefirió, al menos por esa mañana, no ir a comprar las prendas.
Whitesand era el nombre de la isla, pero la ciudad portuaria donde los piratas habían desembarcado llevaba como nombre Griena. Era una ciudad tranquila, no muy grande, pero con calles empedradas, en buen estado y limpias. La gente no parecía temerle a unos bucaneros como ellos y todos andaban en la vía pública de forma muy normal
De la misma manera caminaban Ayaka y Jet, tomados de la mano. En ese momento no les importaba mucho si su relación se dirigía hacia algún lado. Para ellos era como terminar aquella cita que interrumpieron en Water 7. De pronto, Ayaka notó en un tablero colgado en un edificio de la ciudad un nombre y se detuvo a admirarlo. Era “Yarka” y se trataba de otra ciudad de esa isla.
–¿Le interesa ir, señorita? –preguntó un hombre, al parecer encargado de un negocio ubicado en el lugar–. Todos los días tenemos varias diligencias y todas pasan por Yarka. No es muy costoso.
–¿Quieres ir? –le preguntó Jet a la rubia.
–No lo sé –respondió ella, con gesto desorientado– es como si necesitara ir, pero no entiendo por qué.
–Si lo necesitas, vamos.
–Me apena separarte de los demás –le dijo ella.
–No te preocupes, ellos entenderán –afirmó el espadachín.– Sólo iré a avisarles.
Jet regresó a los pocos minutos y además con algunos billetes en la mano. Fuu se los había dado y aunque Ayaka se sintió algo más apenada, ambos subieron a la diligencia que salió una hora después. Ésta iba desde Griera hasta otra ciudad algo lejana llamada Atin. En el camino entre ambas había varios pueblos y uno de ellos era Yarka.
La diligencia, jalada por ocho caballos formados en dos filas, tenía el tamaño suficiente como para llevar dos decenas de personas; en ese viaje iban apenas ocho. Además de Jet y Ayaka viajaban tres mujeres de edad mediana, un hombre algo mayor con herramientas de arado, una chica algo joven y un niño de no más de cinco años que la acompañaba.
Jet y Ayaka no pretendían hablar mucho durante el viaje, pero al paso de algunos minutos, una de las señoras les sonrió y preguntó:
–¿No son de por aquí, verdad? Lo digo porque no recuerdo haberlos visto y no olvidaría a una pareja tan encantadora.
–Somos viajeros –dijo Jet, de forma seca y no muy amigable.
–Tu novio es algo reservado, señorita –dijo otra de las mujeres. Jet estuvo cerca de decir que no tenían ese tipo de relación, pero Ayaka habló primero.
–No estamos acostumbrados a viajar de esta forma –dijo la rubia, quien sonrió y se abrazó al brazo del espadachín. Aquellas mujeres no preguntaron demasiadas cosas más y la pareja bajó en la estación de Yarka.
Allí había una pequeña techumbre y desde ella, un camino marcado hacia el Norte. Un letrero indicaba que un kilómetro y medio desde ahí, estaba el poblado de Yarka, así que ambos lo siguieron. A diferencia de Griera, allí la vegetación era mucho más árida. No llegaba a haber dunas desérticas, pero el suelo agrietado y la estepa daban un aspecto triste. Alguna lagartija corría por allí y a lo lejos podía escucharse el sonido de un cascabel.
Pronto, la pareja alcanzó a ver el poblado y no demoraron demasiado en llegar. No había algún letrero que lo confirmara, pero no podía haber equivocación, ahí era Yarka. Las construcciones estaban hechas de una madera oscura y delgada, al menos la mayoría de ella. A diferencia de Griera, las calles no estaban empedradas, sino que sólo había tierra. Un riachuelo con muy poca agua corría cerca de donde Jet y Ayaka estaban.
–¿Te dice algo este panorama? –preguntó Jet.
–Sí, estoy segura que ya había estado aquí –respondió Ayaka, aunque ya no lucía tan desorientada. Caminó un poco hacia su izquierda, unos veinte metros y Jet la siguió. Ambos llegaron a otra empolvada calle, la cual no lucía demasiado distinta a las demás; sin embargo, una persona los vio. Desde la ventana de una casa, una mujer los llamó y ellos se acercaron. Era una especie de tienda. Ella tenía la mercancía adentro y despachaba por su ventana.
–¿Son visitantes? Es muy extraño que haya visitantes por aquí –dijo ella. La mujer de edad mediana, con su cabello corto y rostro alegre, ya con algunas arrugas, aunque su cabello todavía lucía muy negro, con pocas canas.
–Estamos buscando algo que no sabemos exactamente –dijo Ayaka con un dejo de nostalgia.
–¿Una persona o un lugar?
–No lo sé a ciencia cierta –suspiró la rubia–. Sé que hay algo en este sitio. Sé que ya he estado aquí, pero no recuerdo bien… –se tomó la frente, con malestar nuevamente.
Jet y Ayaka tomaron un jugo fresco en ese lugar y se despidieron, no sin antes darle sus nombres a aquella mujer. Luego siguieron caminando por el poblado. No era muy grande, pero al menos tampoco era tan pequeño como se veía a simple vista
La mujer se quedó recargada en su ventana por algunos segundos y luego, recordó algo. No estaba demasiado segura así que entró al interior de su casa y fue con su esposo, quien leía el periódico recostado en un sillón.
–¿Recuerdas a Yaen? ¿Tu compañero en la mina? –preguntó ella y él asintió– ¿recuerdas el nombre de su hija, la niña rubia?
El hombre dejó de leer el diario y se llevó la mano a la barbilla mientras dirigía su mirada hacia arriba. Estaba tratando de recordar.
–Ala… no. Asuka… no, tampoco…
–¿No era Ayaka?
–¡Sí, Ayaka! –exclamó él– ¿Y a qué viene la pregunta?
Jet y Ayaka seguían caminando por el pueblo, tratando de encontrar algo que despertara la memoria de la rubia, pero no habían tenido éxito alguno; su búsqueda fue interrumpida cuando la mujer de antes los alcanzó. Ella tuvo que apoyar sus manos en las rodillas para recuperar el aliento.
–Dijiste que tu nombre es Ayaka… entonces, ¿eres hija de Yaen?
La rubia se quedó viendo a la mujer. Estaba con mirada confundida, su boca abierta y respiraba agitadamente. Jet s acerco y la tomó de los hombros al tiempo que la miraba a los ojos para que reaccionara. Ella finalmente recuperó la compostura tras unos segundos.
–No sé si soy hija de él –respondió– pero sentí algo extraño al escuchar su nombre… tal vez sea cierto.
–Si tienes dudas, es mejor que me acompañen –dijo la mujer. Jet y Ayaka la siguieron entonces hacia otra calle no muy lejana. Caminaron un poco hasta llegar a una esquina donde se encontraba una casa en escombros, quemada y, obviamente, inhabitada.
En cuanto la vio, Ayaka comenzó a temblar. Por su cabeza pasaban miles de imágenes, muchas de las cuales creía “desconocidas” y finalmente estalló en un grito tremendo y cayó al suelo sin bajar la voz. Jet trató de tranquilizarla, abrazándola pero no lo logró sino hasta pasados más de dos minutos.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 96 (Aquel sábado):
- Spoiler:
- Ayaka se levantó, aún abrazada por Jet y aunque todavía temblaba un poco, ya se notaba más tranquila, aunque a Jet le pareció que sus ojos lucían distinto. Su color era igual, pero parecían, por lo que él podía observar, más vivos, no tan rígidos.
–¿Qué sucedió? –preguntó él.
Ella miró hacia el suelo unos momentos y luego, con su antebrazo, se limpió un poco las lágrimas del rostro y después volteó hacia él, apretando sus labios unos momentos antes de responder.
–Lo he recordado, todo –aceptó, con un dejo de tristeza en el rostro, el cual, por alguna razón, dejó escapar cierta sonrisa que parecía irónica.
–Perdóname niña, no quería que esto pasara así –dijo la mujer.
–No se preocupe –sonrió levemente Ayaka– a eso he venido a este lugar. Al contrario, se lo agradezco.
La noche ya se acercaba y regresar a Griena no era la mejor opción, por lo que Jet y Ayaka acordaron quedarse en un hotel esa noche. El espadachín pensó un momento en sus compañeros, pero supo que no había mucho remedio y estaba seguro que no se preocuparían por él. Encontraron un hotel que les indicó la mujer de la tienda y se despidieron de ella. Ayaka insistió en que, a pesar de todo, estaba agradecida.
Cuando apartaron la habitación, el sol resplandecía por el horizonte, ya muy cerca de esconderse. Ayaka trató de recordar cuándo había sido la última vez que había visto un atardecer en tierra firme, pero no pudo exactamente. Su memoria era usualmente muy buena, pero no podía ordenar sus ideas en esos momentos.
Al entrar a la habitación, vieron la cama, amplia, pero que, además de una lámpara, un tocador y el baño contiguo, era lo único que había allí.
–Aquí dormiré yo –dijo Jet, señalando el suelo junto a la cama.
–No seas tonto –Ayaka se sentó en la cama y tomó a Jet de la mano, obligándolo a sentarse también, junto a ella– no estamos aquí para dormir separados, ¿verdad? –preguntó y se abrazó a él. Jet respondió atrayéndola con su brazo derecho.
–¿Quieres contarme lo que has recordado? –preguntó él, con voz suave. Ella, tras unos segundos, asintió.
–Sí, será mejor que suelte esto. Pero no es una historia fácil.
Así, Ayaka comenzó a relatar lo que había sucedido tiempo atrás en aquella isla. Justamente, 14 años atrás, cuando apenas tenía diez. Anteriormente en ese lugar, la vida era medianamente próspera gracias a una mina de carbón que se encontraba allí y que no sólo abastecía a toda la isla, sino incluso a algunas otras cercanas. El padre de Ayaka, Yaen, trabajaba en esa mina y aunque sostenía a la familia, conformada por él, su esposa Karin y la niña, tendía a la bebida frecuentemente.
“Sólo el alcohol le quita lo aburrido a esta vida”, solía decir Yaen, y sobre todo aquellos sábados en los que él y sus compañeros salían temprano de la mina, pasaban el resto de la tarde y la noche bebiendo sin parar.
Eran bastantes ocasiones en que Karin deseaba que Yaen no regresara a casa pronto, o incluso hasta la mañana siguiente. A veces eran sólo gritos, pero en ocasiones se convertían en golpes.
La pequeña Ayaka siempre se escondía en esas ocasiones y en realidad su padre jamás le había hecho daño alguno, pero siempre veía. Lo que más pasaba por su infantil mente era el “por qué”. No entendía lo que sucedía, la causa de por qué todo se transformaba en un abrir y cerrar de ojos.
Yaen no era un hombre demasiado cariñoso. Su hija era alguien a quien debía mantener, dar de comer y vestido, simplemente. Ayaka no se había sentido realmente amada por ese hombre nunca.
Y fue un sábado. Cerca de las once de la noche, Yaen regresó fuera de sí, alcoholizado. Karin estaba en la cama, acostada, fingiendo dormir pero él exigió que le prepararan el baño. La levantó y la trató con violencia. Y ahí fue que la pequeña Ayaka quiso salir de sus dudas.
–¿Por qué haces esto, papi? –preguntó ella, con inocencia total.
–¡¡Vete a dormir, mocosa!! –le gritó Yaen y con un manotazo la derribó, haciéndola llorar. El llanto enojó más al ebrio y estaba cerca de golpearla cuando él mismo recibió un impacto en su hombro. Karin quizás siempre había sentido miedo de él, pero al ver a su niña en peligro, la rabia fue más que el temor. Había tomado un tronco de madera que se usaba en la chimenea. Todavía tenía alguna braza incluso, y con éste había golpeado a Yaen.
La fuerza del hombre fue más que la de ella y la golpeó en varias ocasiones, haciendo que el madero cayera por el suelo. Ni Yaen ni Karin se dieron cuenta, pero ese tronco encendió una pequeña flama en el suelo de madera de la vivienda.
Iracundo, Yaen se colocó encima de Karin y empezó a golpearla brutalmente, totalmente fuera de sí. Los gritos de la mujer fueron apagándose poco a poco debido a tal paliza. En ese momento, Ayaka dejó de llorar, sintió que algo andaba realmente mal. A pesar de su edad sintió que su madre realmente estaba en serio peligro.
La pequeña no sabía qué hacer, pero su mirada se posó en un cuchillo de cocina que se había caído. Era el más grande que su madre tenía y se preguntó si podía utilizarlo. Karin le había prohibido siempre tomar los cuchillos y desde entonces supo que era un objeto peligroso que podía hacer daño. Y en ese momento, necesitaba hacerle daño a Yaen, a su padre.
Yaen seguía golpeando a una indefensa Karin y no se percató que Ayaka estaba detrás de él. Con lágrimas de terror la niña alzó el cuchillo con ambas manos y lo enterró en la espalda del hombre. No fue demasiado lo que se introdujo, pero el dolor hizo caer a Yaen y en el movimiento, el objeto se enterró mucho más en la parte baja de la espalda e incluso la punta salió por el vientre. Él volteó a ver a la niña, incrédulo. La sangre empezó a brotar a chorros y segundos después, Yaen se desplomó, sin fuerza alguna.
Aterrorizada por la visión, Ayaka no pudo moverse hasta que escuchó el llamado de su madre. Al tiempo que el fuego se extendía por la casa, la pequeña llegó hasta su progenitora. Karin, con la fuerza que le quedaba, abrazó a la rubia.
–Al menos estás en mis brazos ahora que voy a morir… –le dijo ella, pudiendo abrir sólo un ojo, y con dificultad. Ayaka no dijo nada y se acomodó junto a su Karin. Si su madre iba a morir, ella quería hacerlo también. El fuego estaba cerca de consumir la mitad de la vivienda.
Pero minutos más tarde, los pobladores del lugar pudieron entrar a la casa en llamas y sacar a la familia completa. El destacamento marine de la isla demoró cerca de una hora para llegar al lugar atraídos por la columna de humo que a pesar de la noche se observaba desde Yarka; no había mucho qué hacer. Yaen había muerto por desangramiento y Karin debido a los golpes. El oficial marine revisó las evidencias y supo que, al menos de la muerte del padre, la niña había tenido algo que ver. Consideró peligroso dejarla en ese lugar, sobre todo porque ella no podía pronunciar palabra alguna y los marines la llevaron con ellos.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 97 (Juntos):
- Spoiler:
- Ayaka nunca regresó a Yarka. Tras dos días en el destacamento, un marine de alto rango llegó al lugar. Algo vio en esa pequeña y pidió llevársela consigo hacia los cuarteles generales. No podían encargarse de ella, pero aquel oficial pidió que, a pesar de la corta edad de la pequeña, fuera admitida en la academia, y así sucedió.
–No tenía nada detrás de mí –dijo Ayaka a Jet, terminando el relato– no recordaba nada debido al shock de ver a mis padres muertos. De esa forma, me enfoqué en lo que tenía al frente mío.
–Y ellos… ¿jamás te dijeron nada acerca de lo que sucedió? – preguntó Jet.
–Nunca –respondió Ayaka negando también con la cabeza.– Pero pienso que fue mejor. Tal vez no habría podido seguir viviendo, creo que fue por eso que mi cerebro lo bloqueó. Garp-san sabía esto, supongo.
–¿Garp-san?
–Sí –sonrió Ayaka– él fue el oficial que me ayudó en esa ocasión Es un héroe de la marina, ¿sabías?
Jet asimiló el relato y abrazó a la chica. Pero Ayaka se había vuelto una mujer fuerte y realmente no necesitaba que la confortaran tras haber recordado todo. Aun así, ella abrazó también al espadachín, porque era un hombre que simplemente le gustaba.
Ambos acordaron que era una buena idea darse un baño y tras prepararlo, Ayaka fue la primera en entrar y demoró cerca de media hora en la tina del baño de aquel hotel. Cuando salió, lo hizo sólo en una toalla blanca también propiedad del lugar. Jet se quedó boquiabierto. Sabía que Ayaka era hermosa, pero al verla así, con su cabello aún húmedo, su piel blanca brillante, sus mejillas sonrojadas, sus ojos tranquilos y una tenue pero cálida sonrisa, no pudo evitar admirarla. Además, la toalla, la cual sostenía con su brazo derecho cruzando su pecho, contorneaba su bella figura.
–Es tu turno –le dijo ella, sonriendo dulcemente– el agua aún está caliente.
Tras salir de su trance, Jet entró al baño y poco después a la tina. Pronto se dio cuenta de que no había llevado ninguna toalla pero casi como si hubiera telepatía entre ambos, Ayaka también lo supo y abrió un momento la puerta para lanzar la misma toalla que ella había utilizado. Minutos después, Jet salió de la tina y quiso hacer lo mismo que ella, salir sólo con la toalla. Tomó esa tela y primero la sintió con sus manos, se sonrojó de nuevo y luego se la colocó alrededor de la cintura. Salió de la habitación de baño y al hacerlo se quedó sin aliento. Del otro lado de la cama, mirando por la ventana estaba la mujer más bella que había visto jamás. De espaldas a él, desnuda. Ayaka escuchó salir a Jet y volteó a verlo, con una sonrisa natural.
–No me apeteció ponerme ropa tras el baño –dijo, sonriendo alegremente y caminando hacia él, dejándole ver su cuerpo también al frente.
Él se acercó a ella y la abrazó, con su mano sobre la cintura de la joven. En total sincronía, sus rostros se acercaron uno al otro y se besaron como lo habían deseado durante mucho tiempo. Ella retiró la toalla del cuerpo de él mientras la fusión de labios continuaba.
Jet y Ayaka pasaron la noche juntos en aquel hotel.
Jet despertó pesadamente por la mañana. No podía recordar cuándo había sido la última vez que había dormido tan pesadamente, de forma tan plácida. Al abrir los ojos se preguntó si era por haber tenido a su lado a Ayaka. El espadachín volteó y su rostro cambió completamente al no ver a nadie junto a él. Se levantó súbitamente y por un momento pensó que ella podía encontrarse en el cuarto de baño o había salido a desayunar algo, pero luego vio una hoja de papel sobre el buró. La tomó y comenzó a leerla. Perdió el aliento y tras las primeras líneas, tuvo que empezar a de nuevo. Decía así:
Jet:
Lo primero que debo hacer es pedirte disculpas. Por favor, no dudes de lo que siento por ti, porque es lo mismo que sé que tú sientes por mí. Así que no pienses que es tu culpa ni mucho menos. Quiero estar contigo, pero comprende que he crecido bajo la sombra de la justicia y es una justicia que he traicionado por ti. No me arrepiento y te repito que no es tu culpa, yo lo he hecho porque he querido, porque te amo. Pero es una justicia que me obliga a hacerle frente, a responder y estoy exigida a probarla por última vez.
No temas por mí, ni temas no volver a verme, porque yo quiero volver a verte y nos besaremos de nuevo. Nos volveremos a ver y estaremos juntos.
Ayaka.
P. D. Dejaré el hotel pagado, no te preocupes por eso. También te compraré un pasaje, te lo dejaré con la mujer de la tienda.
Jet no se sorprendió, a pesar de que no era lo que esperaba, ya que sabía de los traumas de Ayaka y sabía que tarde o temprano ella se enfrentaría a esos demonios, a esa vida que había llevado durante tanto tiempo. No era fácil para ella alejarse de todo así como así. Suspiró también al ver que Ayaka había pensado en todo.
–Realmente es la “Señorita Perfección” –se dijo, sonriendo para no llorar.
Se vistió y salió rápido del hotel. Luego fue con la mujer de la tienda y efectivamente ahí estaba el pasaje. Subió en la primera diligencia y viajó hacia Griena. Al llegar, fue corriendo hacia los muelles y preguntó en varios lugares por Ayaka. Tras algunos minutos, un marinero creyó recordarla, pero afirmó que, si estaban hablando de la misma persona, ella había subido a un barco de pasajeros desde hacía ya algunas horas, muy temprano, en el primer viaje. De cualquier forma, Jet no pudo averiguar en cuál y se rindió. Se sintió frustrado por un momento, pero luego recapacitó. Debía creer en ella, tenía que hacerlo. Estaba por sentarse cuando recordó que debía buscar a sus nakama. No sabía bien por dónde comenzar, por lo que fue al barco ya que aún era temprano y posiblemente algunos, si no todos, de sus compañeros, estarían todavía en el Steeler.
Sorpresivamente, no escuchó ruido alguno al acercarse a la fragata. Subió entonces y buscó a sus compañeros, pero ninguno andaba por ahí. De cualquier forma, era todavía temprano de cierta forma y fue hacia la puerta de la cabina principal y golpeó con fuerza. No hubo respuesta así que volvió a hacerlo y en ese momento si se abrió.
–¿Cómo sabías que sí estaba aquí y no fuera del barco? –preguntó un somnoliento Blaze.
–¿Tú? ¿Despierto tan temprano? No lo creo.
–Touché…–suspiró el capitán, pero luego notó que Ayaka no estaba con su espadachín y preguntó por ella.
–Ella… ella tuvo que irse –dijo Jet. Blaze invitó a su amigo a pasar a su camarote. Fue entonces cuando Jet se dio cuenta de que jamás había entrado a la habitación de su capitán. Esperaba un lugar desordenado y sucio, pero era todo lo contrario. La no demasiada ropa que Blaze utilizaba, estaba bien doblada sobre una repisa, justo del lado donde una pared de madera colindaba con la cabina del espadachín. Del lado derecho había una cama que tenía solamente una sábana y algo más llamó la atención de Jet. En la pared del lado derecho había una especie de cuadro, hecho de acero, pero con relieve y ahí estaban, bastante notorios, los rostros de todos los miembros de la tripulación. Todos sonreían.
–Sabes que no doy cumplidos a menudo, Blaze, pero esto es genial.
–Son mi familia, y aunque sé que algún día nos separaremos, quiero tener algo para verlos todo el tiempo.
Jet no supo si era porque todavía estaba un poco sensible por lo sucedido durante la noche anterior con Ayaka, pero le dieron ganas de abrazar a su capitán. Aun así, no lo hizo, ya que Blaze recordó su propia pregunta.
–¿Y bien? ¿Dónde está ella?
Jet se sentó en la cama y comenzó a relatar lo sucedido. Todo absolutamente, ya que si en alguien tenía confianza, ese era su capitán. Blaze comprendió todo en la primera explicación y al terminar de escuchar, simplemente sonrió. Estaba sentado junto a Jet y la abrazó con su brazo derecho amistosamente.
–Estará bien amigo –afirmó– si ella lo dijo, seguro que así será, no te preocupes.
Los dos salieron a caminar un poco y no demoraron demasiado en encontrar a sus nakama. Fuu rápidamente quiso saber lo que había sucedido con Ayaka, y aunque Jet dudó en qué responder, su capitán le ayudó.
–Ella sigue siendo una marine, pero pronto volverá con nosotros, no se preocupen.
–¿Ella estará bien? ¿No hay peligro para Aya-chan? –preguntó Natsuki preocupada.
–Es una chica muy fuerte, estará bien –afirmó Jet y abrazó a la navegante. Dentro de sí era tanto para agradecer a la jovencita su preocupación y también para convencerse a sí mismo que todo se encontraba bien.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 98 (Tormenta):
- Spoiler:
- El log pose se cargó hasta cerca de las ocho de la noche, por lo que los piratas decidieron partir de esa isla hasta el día siguiente. Era una mañana ideal, con suficiente viento, pero no excesivo, un sol brillante y unas nubes esponjosas pero no amenazantes. Fue un día normal y tranquilo, tanto, que Makoto bajó del mástil para pedir a Huang que entrenara con ella. El carpintero era lo más cercano a su estilo de pelea, y aunque la vigía todavía tenía ciertas heridas por su pelea ante Nika, ya eran muy menores. Estaba emocionada al saber que no había sido vencida tan fácilmente por ser una debilucha, sino por haber caído en un truco.
–¡Tienes que esforzarte más, Huang, no estoy sintiendo tus golpes!
–Es que de por sí ya eres demasiado fuerte, Makoto –dijo él.
–Nada de eso, conviértete en tigre, en tu forma intermedia, ¡vamos! –pidió la chica.
–¿Estás segura? –preguntó él un poco preocupado– ¿no estamos exagerando?
–En estos mares nunca se es demasiado fuerte –afirmó ella–. No sabemos con qué peligros nos toparemos así que lo mejor es estar preparados.
Huang aceptó y se transformó en su forma híbrida entre tigre y humano. Era, además de más fuerte, más agresivo. No podía controlarse del todo y eso era a lo que temía, pero, en realidad, Makoto era más fuerte y hábil que él, así que era una pelea bastante pareja. Era un entrenamiento ideal.
Pasaron así tres días. Aunque Jet trataba de no demostrarlo, sus pensamientos estaban en Ayaka y en cómo se encontraría ella. No podía dejar de preocuparse, pero también sabía que debía respetar la decisión de su chica y creer en ella, al menos hasta que sucediera algo que indicara lo contrario.
Era temprano, poco después del desayuno y Natsuki se encontraba en la cubierta, miraba al cielo de una forma por demás extrañada. Makoto bajó de la torre vigía y preguntó el porqué de lo absorto de la navegante.
–No soy una experta en clima –dijo– pero el aire se siente algo extraño hoy.
–¿Cómo extraño?
–No sé explicarlo, sólo siento que no es un aire igual al del resto de los días.
No es que Makoto no le diera importancia a ese sentir de Natsuki, pero poco podría hacer al respecto, así que subió de nuevo luego de decirle que no se preocupara. Al mismo tiempo, Shinta y Joss subían al barco tras nadar en el mar. Usualmente sería peligroso para cualquier humano hacerlo, pero ya que el tirador estaba acompañado por la ningyo, no suponía ningún problema. Cada vez más, a él le gustaba la compañía de la rubia y por ello, Fuu trataba de vigilarlos lo más posible, para evitar que el barco se convirtiera en una guardería.
–El agua estaba algo agitada, ¿no? –preguntó Shinta.
–Un mucho, diría yo –sonrió Joss– no sé si sea algo natural de estas aguas, pero se siente distinto que en la mayoría en las que he estado.
El Steeler siguió avanzando ese día y nada destacable ocurrió parecía ocurrir. El sol estaba cerca de esconderse tras el horizonte, destellando un color naranja por todo el cielo y fue cuando los piratas vieron un extraño fenómeno. A babor del barco, había una oscuridad tremenda que se acercaba con velocidad, una lluvia de nubes tenebrosas que unían el cielo con el mar. La primera reacción de Blaze y sus compañeros, fue de sorpresa, casi susto y luego se dieron cuenta de que lo que tanto Natsuki como Joss habían sentido más temprano, no era una causalidad.
Rápidamente subieron las velas y tiraron el ancla, pero fue demasiado tarde. La extraña tormenta los engulló, fue hacia ellos como si los estuviera cazando y pronto el mar se convirtió en un infierno. Los piratas no escuchaban nada de lo que gritaba alguno de sus compañeros. El barco aguantaba en una sola pieza el embate, pero giraba hacia todas direcciones sin parar como un trompo y la sensación de peligro era máxima.
Fueron quizás dos minutos apenas de esa situación, pero a Blaze y los suyos les parecieron horas. Un golpe fuerte sacudió aún más a los piratas, el Steeler había chocado con algo y todos ellos salieron volando, fuera del barco. Había tres usuarios de fruta del diablo y es lo que más preocupó a Jet. Pero el espadachín, en medio de la tormenta que chocaba con el mar, sólo pudo ver a Natsuki. Por su parte, Osore vio a Fuu tratando de salvar a Blaze, pero no era capaz; el médico los ayudó a ambos. Al mismo tiempo, Shinta Makoto y Joss, mayormente esta última, pudieron ayudar a Huang.
Los tres grupos estaban por llegar a la costa cuando fueron, de nuevo, tomados por sorpresa por la tormenta, que apenas arribaba en su mayor fuerza a la isla donde el Steeler parecía haber chocado. El ciclón los golpeó inevitablemente.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 99 (Kreber):
- Spoiler:
- Osore despertó y vio un techo que no le parecía familiar. Se levantó agitado y se dio cuenta de que estaba en una habitación con paredes de piedra, pero bien decorada, no era un lugar pobre. Luego volteó a su derecha, y cerca de él, estaba Blaze, durmiendo plácidamente. Al otro lado, había una cama, alta y esponjosa. Osore se levantó con pesadez, pues tenía las piernas adoloridas, y vio que, inconsciente ahí arriba, estaba Fuu. El médico revisó los signos vitales de ambos y luego los despertó. Ninguno recordaba cómo habían llegado ahí.
La habitación tenía una puerta cerca de la cama donde había estado recostada Fuu y entonces Blaze se aprestó a abrirla. Intentó girar una perilla grande y metálica, pero ésta no se movió. Cubrió entonces su mano con acero y se disponía a golpearla cuando Fuu lo detuvo. La princesa removió un pequeño seguro y la puerta se abrió entonces. Los tres salieron hacia un pasillo con paredes también de piedra. Voltearon a la izquierda y no vieron nada, pero a la derecha, había un joven sosteniendo una pica. El flacucho hombre, que tenía porte de guardia, salió corriendo de ahí, como si huyera. Los piratas se quedaron sorprendidos, preguntándose si realmente daban tanto miedo. Decidieron caminar precisamente hacia donde aquel guardia había corrido pero al escuchar unos pasos se detuvieron. Blaze y Osore se colocaron frente a Fuu, para evitar que algo pudiera sucederle.
Cuatro personas aparecieron entonces. Uno era el guardia anterior y había otro con ropas similares, el cual llevaba un florete en las manos, como si lo estuviera cuidando. Uno más era un hombre alto, con cabello largo y castaño, ojos pequeños y una espada en su costado izquierdo. Al frente de todos ellos iba una joven vestida elegantemente. No usaba vestido, sino una blusa y un pantalón, ambos bastante distinguidos, podía verse que ella era una persona importante en ese lugar con tan sólo observar su ropa.
–Por favor, no pongan esos rostros –pidió la joven con una voz severa, pero no agresiva.– No deberían pensar que están en un lugar hostil cuando les hemos salvado tras el maremoto.
Los piratas siguieron en guardia. No estaban tan hostiles como el mismo instante en que vieron a aquellas personas, pero no se había relajado aún.
–Mi nombre es Juna, soy la princesa en funciones del lugar donde se encuentran, Kreber. Él es el jefe de la guardia, Omar –señaló ella a su acompañante de cabello largo.
El trío extranjero demoró en relejarse, pero Fuu se adelantó a sus compañeros, identificándose de cierta forma con Juna.
–Mi nombre es Fubuki. Ellos son mis compañeros, Blaze y Jet. Blaze es nuestro capitán, somos piratas.
Tanto Juna como Omar lucieron un tanto sorprendidos ante las palabras de la joven, sobre todo porque ella no parecía parte de una tripulación pirata. Fuu no quiso mentir porque sintió que no debían ocultar nada, puesto que era muy probable que todo se descubriera de todas maneras.
–Hemos llegado aquí por accidente –intervino Osore– no deseamos absolutamente nada de este lugar. Lo mejor es que podamos salir de aquí y listo.
–No creo que sea tan sencillo –les dijo Juna.– Su barco… bueno, quedó hecho pedazos… hacia este lugar llegó una parte de éste y suponemos que era la bodega, porque pudimos rescatar muchas de las ropas, objetos e incluso dinero. Lo guardamos todo en nuestra bodega personal.
Juna llevó a los piratas hacia allí y Fuu, quien era la que más conocimiento tenía de lo que el Steeler contenía, revisó las cosas y con sorpresa afirmó que prácticamente toda la ropa estaba intacta. Había unos pocos instrumentos de cocina y algunas herramientas. No estaba todo, pero sí la mayor parte.
Blaze se acercó a Juna, quien seguía custodiada por Omar y los dos guardias.
–Somos más que tres –dijo el capitán con rostro preocupado– ¿dónde están mis otros seis nakama?
Juna volteó a ver a Omar y a los dos guardias y con rostro preocupado les explicó que ellos tres eran los únicos a los que había encontrado. Blaze no lo podía creer, estaba dispuesto a ir a la playa de inmediato. Fuu lo detuvo y preguntó si no habían encontrado cuerpos, cadáveres y los tres piratas suspiraron al recibir una respuesta negativa.
–Jet está con ellos, también Makoto –dijo Fubuki– tenemos que tener confianza en ellos, son fuertes.
–Me preocuparía más otra cosa –dijo Juna– que los hombres de Magrev los hayan capturado.
–¿Magrev? –preguntó Blaze.
–Es… es una larga historia.
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