[Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
4 participantes
Página 5 de 5.
Página 5 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 85 (No volveré a perder):
- Spoiler:
- Hanako seguía a Osore y a Huang sin poder alcanzarlos. El médico pedía a su compañero que ignoraran a la jovencita y ya que al carpintero no le gustaba pelear, no replicó ni un poco, aunque una idea cruzó su mente.
–¿No la estamos guiando hacia donde puede estar el barco?
–Aunque los demás hayan encontrado el barco, no es peligroso, esta chica no se ve como un gran riesgo.
–Lo más raro es que no estés coqueteando con ella.
–¡Oye! –replicó el médico mientras seguía corriendo, tras saltar de una raíz a otra de un mangrove– soy un “ladies-man”, ella aún es muy pequeña. Además no suelo coquetear con enemigos.
Mientras ambos seguían su plática, alcanzaron a ver que alguien iba hacia su dirección. Ambos se detuvieron al reconocer a esas personas. Eran sus compañeros, Blaze, Jet y Shinta, acompañados de Jocelyn. Al encontrarse, explicaron que el barco había sido recuperado y que ahora estaban buscándolos a ellos, mientras que Osore comentó el encuentro con las dos oficiales marines.
En ese momento, Hanako finalmente alcanzaba a los piratas y se olvidó de su cansancio en cuanto vio a Jet. La morena tomó su espada y atacó al pirata, pero éste se defendió sin problemas.
–¡Voy a atraparte! ¡Por tu culpa, la capitana Ayaka…!
–No sé quién eres ni de lo que hablas, pero no estamos aquí para pelear contra marines –Jet trató de cuidar bien sus palabras, no quería decir algo que comprometiera a Ayaka. Lo que llamaba su atención es que era la segunda vez que alguien le reeprochaba algo sobre Ayaka. Tenía muchos deseos de preguntar si algo le había sucedido a la rubia, pero logró controlarse. Luego, sin decir palabra alguna, atacó a Hanako y la venció rápido, golpeándola con el reverso de la espada y dejándola derribada. Acto seguido, los piratas se fueron de ahí en busca de Makoto.
–¿No crees que fuiste un poco rudo? –preguntó Osore.
–No había otra forma de que nos dejara en paz.
–Él tiene razón –afirmó Blaze– además, no sé por qué, pero tengo un mal presentimiento, hay que apresurarnos a ir con Makoto.
–No es que me guste defenderla –dijo Jet– pero ella no es alguien que pueda ser vencida fácilmente.
Ellos no platicaron mucho durante el camino hacia el grove donde Makoto se encontraba peleando ante Nika, pero su impresión fue mayúscula al ver la escena. Los seis arribaron al lugar justo cuando su compañera recibía un tremendo golpe en su estómago. Nika estaba por dar un ataque que, ante las condiciones, lucía como el final, pero un disparo de Shinta la interrumpió. No dio con el objetivo, pero alejó un poco a la capitana.
Blaze y Osore fueron a con Makoto, mientras Jet atacó con fiereza a la marine; sin embargo, ésta evitó el ataque y se alejó un poco.
Tras Blaze y Osore, Shinta, Jocelyn y Huang se acercaron también a Makoto. Ésta se encontraba en los brazos de Blaze quien estaba impactado y enfurecido por lo que estaba viendo. Su vigía tenía golpes por todos lados, su ojo izquierdo estaba totalmente cerrado y la sangre brotaba de la boca, la nariz y la frente.Jamás la había visto de esa manera.
–Lo mejor es que regresen al barco –afirmó Jet– yo me encargaré de ella –se refirió a Nika.
Blaze estuvo de acuerdo y llamó a sus compañeros a retirarse. La prioridad era Makoto, aunque antes pidió a su espadachín no confiarse ante la rubia marine. Éste respondió sólo con un movimiento de cabeza.
El capitán entonces iba delante de sus compañeros con Makoto a los brazos cuando escuchó el amargo sollozo de la joven. La miró y vio que de sus ojos, incluso del que por la hinchazón no se veía, salían gruesas lágrimas.
–¿Te duele mucho, Makoto? –preguntó Shinta, quien también veía el llanto de su amiga.
–Me duelen los golpes, sí –dijo ella, con su voz mermada debido al daño recibido– pero no lloro por eso. Esa mujer… ¡sólo jugaba conmigo! ¡Qué he estado haciendo todo este tiempo! ¡¡Soy débil!! –el grito acompañado con llanto llegó al corazón de sus compañeros como un punzón que se enterraba lentamente y con agudo dolor. Todos entendían el sentir de la vigía, pero no dijeron nada. Blaze la abrazó más fuerte y con su mano izquierda acarició su lacio y verde cabello.
–Tú eres la mujer más fuerte que conozco –finalmente afirmó el capitán– sé que no has perdido por casualidad, pero estoy seguro que si la vuelves a enfrentar, no caerás, lo sé.
Makoto seguía sollozando, pero pronto su rostro se tornó más recio y menos triste. Apretó su boca y sintió entonces cada una de las heridas que tenía. Se enfadó consigo misma.
–La venceré –aseguró ella entonces– no volveré a perder una pelea, capitán, te lo prometo.
Blaze estaba por sonreír cuando se detuvo, alguien le había cerrado el paso. Frente a él, estaba un buen número de marines encabezados por alguien a quien ya habían visto, al menos a lo lejos.
–Parece que los hemos encontrado, y no tuvimos que buscar demasiado –el Contralmirante Riggs acarició su largo bigote y mostró sus dientes como si estuviera soberando una presa. Blaze entonces se dio cuenta de que la situación les haría perder al menos un buen rato. Entregó a los brazos de Osore a Makoto y pidió que se alejaran de allí.
–¿A dónde podemos ir? –preguntó en voz baja el médico– el barco no creo que sea opción ahora.
–A donde sea seguro y puedas curarla –ordenó el capitán– Shinta y chica pez, acompáñenlo. Huang, tú te quedas conmigo, esto no será fácil.
Huang aceptó. No era momento para ser un cobarde y él y Blaze bloquearon cualquier ataque dirigido hacia los que escapaban; sin embargo no pudieron evitar que uno de los marines fuera detrás de sus ccompañeros piratas. Se trataba de ese joven al que Riggs había invitado a esa “cacería”. El nóvel marine corría mientras jugaba con sus cuchillos. Blaze entonces se dispuso a enfrentarse a Riggs mientras Huang tomaba su forma híbrida de hombre-tigre para deshacerse del resto de reclutas.
Para ir más rápido, Shinta llevaba en sus hombros a Jocelyn mientras escapaban hacia una parte más concurrida del archipiélago. La ningyo pudo entonces hablar.
–Tu nombre es Osore, ¿cierto? –preguntó.
–No sé quién eres, y no he tenido tiempo de preguntar que haces con nosotros, pero sí, es Osore, ¿qué hay con eso?
–Yo la verdad no pensé que sería así como te encontraría, hermano.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 86 (Hermana ningyo):
- Spoiler:
- Lo dicho por Jocelyn hizo que todos se detuvieran. Osore no cabía en sorpresa. Sus pupilas empequeñecieron mientras abría grandes los ojos y no podía cerrar la boca. Sus compañeros estaban también sorprendidos, incluso Makoto se olvidó de su dolor un momento.
Pero esta distracción hizo que fueran alcanzados. Aquel marine tenía sus cuchillos listos para atacar. Osore estaba dispuesto a defenderse, aunque le fuera difícil por tener a Makoto en los brazos, pero las armas del enemigo fueron bloqueadas entonces. Jet apareció en escena deteniendo al atacante. El espadachín no tenía herida alguna, no parecía haber peleado ante Nika.
–Si eres un guerrero de verdad, sabrás que no puedes ganarme –le afirmó el pirata– pero te daré el beneficio de mi nombre, soy Jet.
–Ugueth es el mío –respondió el marine– y habiendo piratas aquí, no puedo irme hasta capturarles o cortarles la garganta, lo que suceda primero.
Con un movimiento, Jet alejó a su rival y se preparó para una especie de estocada. Apuntando su espada al frente, se lanzó al frente con el arma por delante. Ugueth no supo qué le golpeó, pero cuando se dio cuenta, estaba volando hacia el agua con una herida en el pecho. No mortal, pero peligrosa.
–Hora de irnos, ¿qué ha pasado con Blaze? –preguntó el espadachín.
–Él y Huang se quedaron peleando con otros marines –le dijo Shinta.
–¿Qué ha pasado con ella? –preguntó Makoto, hablando con cierta dificultad.
–Se ha ido, es rápida y no tenía el tiempo para seguirla.
Osore sugirió entonces que buscaran un lugar para poder atender a Makoto, aunque sus ojos no se apartaban ni un momento de Jocelyn. Los piratas llegaron a una zona más concurrida del archipiélago, y aunque no fue del todo rápido, una pareja algo mayor, que tenía un negocio de venta de dulces, les ofreció el lugar.
El médico reveló que Makoto tenía tres costillas quebradas y tal vez un poco de hemorragia interna, pero nada que pusiera su vida en peligro. Utilizó media hora para darle los cuidados y curaciones necesarios a la vigía quien luego de ello se quedó totalmente dormida. Osore se lavó las manos y entonces, finalmente, se dispuso a saber.
–¿Cómo que mi hermana? –le preguntó a la ningyo– explícate.
–Somos hermanos, al menos de madre –reveló ella–. Me habló mucho de ti, por eso sé tu nombre.
No demasiado lejos del grove 53, Hanako despertaba tras el golpe que Jet le había propinado. La joven se tomó del torso y levantó un poco su blusa viendo que el ataque había quedado marcado en su piel. Luego miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sola. La marine, sin saberlo, había quedado justo entre donde Blaze y Riggs batallaban, y donde se encontraba el Steeler. Con su buena orientación, trató de seguir el camino por el que pensó que los piratas habían escapado, pues hacia esa dirección los seguía antes de lo sucedido.
Sabía que estaba actuando imprudentemente, pues sola no podía hacer mucho, pero pensó que al menos podría encontrar el barco y avisar a la base marine local dónde se encontraba. Caminaba entonces por la sombra que aquello enormes árboles proporcinaban teniendo en su mente a la capitana Ayaka y el cuánto deseba volver a trabajar junto a ella, a practicar la esgrima todas las tardes con la rubia y a contarle durante buena parte de la noche sobre los libros que leía. La capitana era la única que la escuchaba a pesar de qe a veces su pasión por la lectura era exagerada.
Hanako fue tomando fuerza y sin darse cuenta pronto estaba ya corriendo, olvidándose del dolor de su torso. Lo que no olvidaba era que aquel espadachín pirata no la había matado, sino sólo herido, y, a su juicio, no demasiado grave como hubiera podido hacerlo. No entendía el por qué, pero sí sabía que su vida e integridad había sido perdonada. En parte le enfadaba, pero, más que nada, estaba desconcertada.
Pronto vio asomarse detrás de un mangrove al mástil de un barco y luego alcanzó a ver la bandera pirata. No sabía qué significaba ese símbolo, pero sí lo recordaba como aquel que hacía dos años había visto antes de dirigirse a Marineford junto a Ayaka, y de donde había saltado ese “Leather Rebel”.
Se acercó entonces con cautela y descubrió que había sólo tres personas. Reconoció que uno de ellos, era un gyojin y que estaba haciendo un trabajo de coating. –“Van hacia la Isla Gyojin” –pensó. Entonces Hanako, cegada por los deseos de atrapar a esos piratas, decidió que con ella era suficiente y sacó su florete, lista para atacar. Con velocidad subió al barco y amenazó al gyojin y a las dos chicas que ahí se encontraban, sólo a una de ellas la reconoció como parte de aquella tripulación y fue precisamente la que la retó a alcanzarla, pues bajó del barco con algo de gracia. Hanako la siguió, pero no esperaba lo que iba a suceder después. Era irónico que una lectora tan asidua como ella no hubiera leído el reporte sobre esa “Voodoo Child”, donde decía que aquella mujer podía aumentar su tamaño, justo lo que sucediera entonces. Y ante tal tamaño e impresión, Hanako fue pronto vencida. Mientras Natsuki regresaba a su tamaño normal, Fuu se encargó de atar a la joven marine.
–¿Pensabas ganarnos tu sola? No nos conoces muy bien –le decía Fuu, que veía el trabajo de Buster con interés.– ¿Por qué nos atacaste?
–Ustedes son la tripulación de ese “Leather Rebel”, él debe ser atrapado –dijo, enfurecida– ¿y por qué no me han matado o lanzado al mar, como los piratas que son? –a Hanako no le cuadraba que dos chicas con aspecto tan normal fueran parte de aquella banda.
–Nunca mataríamos a alguien así –le dijo Natsuki, quien salía de la cocina con un postre y lo comía a pequeños bocados.– ¿Quieres un poco? Fuu lo hizo, así que es delicioso –le ofreció con una sincera sonrisa, pero Hanako negó con la cabeza.
–No entiendo la obsesión que tienen por atrapar a Jet, no es que no haya otros piratas –Fuu se acercó y tomó un par de rebanadas del postre y le llevó una a Buster.– Por cierto, ése es su nombre, aquí ninguno le decimos “Leather Rebel”.
–Es por su culpa –Hanako comenzó a hablar, mirando la madera de la cubierta– cuando él escapó de nuestro barco, toda la responsabilidad cayó sobre la capitana Ayaka, mi superior. No fue degradada, pero ahora ella está confinada a labores de escritorio. La capitana es una gran marine que debería estar haciendo justicia en el mar, o al menos libre. Es como si estuviera en una prisión sin barrotes.
Fubuki volvió de con Buster y fue a la cocina. De ahí trajo tres vasos, una jarra con una bebida y pequeños platillos con su respectiva cuchara. Se sentó junto a Natsuki y Hanako y desató a ésta.
–Es mejor que comas aunque sea un poco, porque te voy a contar algo que no te sabrá demasiado bien –le dijo y entonces reveló a la joven marine la relación que Jet y Ayaka mantenían. Natsuki estaba sorprendida de que su amiga le contara eso a la que podría ser su enemiga, pero confío en la princesa como siempre lo hacía.
–Es mentira… ¡No es verdad! –replicó Hanako.
–Es todo cierto –le aseguró Natsuki– y la conocimos en Water 7, es una chica muy agradable.
Hanako recordó entonces las salidas de Ayaka en la Capital de Agua y todo concordó. Luego, se levantó y se talló un momento los ojos antes de dar gracias a Natsuki y a Fuu por la hospitalidad para luego retirarse.
–Oye, chica –le llamó Fuu.
–Soy Hanako –se detuvo ella un momento.
–Hanako –Fuu se acercó a ella y le tomó la mano– pareces una buena marine. Por favor, no tomes las acciones de Ayaka como una traición. Ella no ha querido hacerle daño a nadie. Y nosotras también tenemos nombre, ella es Natsuki y yo soy Fubuki. Si alguna vez nos volvemos a encontrar, te invitaré otro postre.
Hanako asintió y se retiró del lugar. Con su cabeza nublada y ojos llorosos, la joven marine sólo seguía el camino por inercia, de forma lenta y no sostenida.
–¿Por qué le has contado? –preguntó Natsuki, con mucha curiosidad.
–La forma en cómo habló de Ayaka, se ve que ella la quiere mucho. Estoy segura que nunca hará nada para dañarla. Pero además no podía dejar que Jet fuera visto siempre como un monstruo.
No tan lejos de ahí, Blaze y Riggs estaban en su enfrentamiento singular. Ambos tenían marcas de golpes en el rostro, pero nada de consideración. De cada uno de los dedos del pirata, brotaba una especie de estrellas de metal. También había en el suelo una barra de acero.
–Esa habilidad tuya es bastante extraña –señaló Blaze.
–¿En serio te sorprende? –preguntó Riggs– no pareces demasiado afectado por ella.
–Oh, pero yo no hablo de tu fruta –respondió el pirata acerca de la habilidad de Akuma no Mi del marine, que le permitía proyectar copias no reales de él mismo en un amplio margen.– Jamás había peleado con alguien cuyo cuerpo fuera tan duro como el acero, es a eso a lo que me refiero.
Riggs no lo explicó, pero era un prodigio en cuanto a la utilización del tekkai o “masa de hierro” se refería. Podía endurecer su cuerpo a niveles sobrehumanos, pero además podía moverlo sin problemas y realizar ataques de esa forma. Cuando se dio cuenta que su habilidad de fruta del diablo no le serviría en contra de rivales realmente fuertes, decidió hacerse más fuerte de otra forma, y esa técnica del Rokushiki la consideró como la indicada.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 87 (Suri):
- Spoiler:
- Así, seguía el encuentro entre dos cuerpos con una dureza extrema. Al principio Blaze pensó que una prolongación del combate sería realmente su aliada debido a lo perpetuo de su condición similar al acero, contrario a la situación de Riggs, cuya dureza se debía a un esfuerzo físico; sin embargo pronto se dio cuenta de que no era la forma de vencer al marine, cuyos golpes además le hacían daño. Ya sabía de la Ambición por palabras de Xiang Kai, pero era la primera vez que lo sentía en carne propia.
Los marines subordinados de Riggs habían hecho un círculo alrededor de ambos combatientes. Todos sabían lo que el Contralmirante disfrutaba las peleas. Atrapar piratas era su especialidad y, a menos que él lo ordenara, no debían meterse en su camino. Aun así, estaban listos para la acción, pues a pesar de que al oficial le gustaban los combates cuerpo a cuerpo, odiaba más perder que otra cosa. Prefería atacar de forma injusta, a caer totalmente derrotado ante un pirata. Y esa confianza que tenía, al estar rodeado de una multitud de subordinados, le hacía pelear relajado y sin tanta presión.
Pero Blaze se había dado cuenta de la situación. Sabía que no sería fácil derrotar a Riggs, y aun si lo hacía, probablemente no saldría demasiado ileso. Pelear ante una buena cantidad de marines en ese estado no sería una buena idea.
Riggs había notado que Blaze, luego de algunos ataques, había dejado de utilizar su mano izquierda casi por completo. Al inicio pensó que se había lastimado, pero pronto desechó esa opción; el marine estaba seguro que su rival planeaba algo, pero, aún así, no pudo prever lo que se venía.
Blaze atacó entonces, Riggs se preparó para recibirlo, pero el pirata lo evadió extrañamente. Creó una especie de sierra en su mano derecha y tras rodear a Riggs en una ocasión, lazó tal arma hacia arriba y cortó una gran rama de uno de los mangroves. Cuando Riggs se dio cuenta, estaba siendo jalado hacia arriba. Blaze había hecho uso nuevamente de sus “hilos” de acero. De alguna forma lo había atado a aquella rama y estaba utilizando como polea otra rama más baja.
Riggs apenas recordaba un momento donde él y Blaze habían repartido golpes saltando cerca de esas ramas y no podía perdonarse ese fallo. Con un grito ordenó a sus marines no dejar escapar al pirata, pero éste ya estaba deshaciéndose de los que le cerraban el paso y rápidamente llegó hasta el límite de ese grove.
–¡Nos vemos, bigotes! –le gritó antes de seguir huyendo. Riggs lo miraba furioso mientras intentaba zafarse de la infantil trampa en la que había caído, pero juró ahí mismo que lo volvería a encontrar. Para su sorpresa, no era el único que lo deseaba.– ¡Espero que podmos pelear nuevamente, en otras condiciones! ¡Siento que ahora no sea posible! –le dijo el pirata y luego de ello se perdió en el siguiente mangrove.
Huang, que segía peleando con otros marines, imitó a su capitán y huyó lo más rápido que pudo tratando de seguirlo.
El capitán pirata corrió lo más rápido que pudo para evitar ser rastreado por los marines. Huang lo alcanzó rápido y ambos huían juntos. Al principio tomaron una dirección al azar, pero luego trataron de seguir el camino por donde recordaban que sus compañeros se habían ido. Les tomó algo de tiempo y de preguntar a varios transeúntes, pero creyeron finalmente estar por el rumbo correcto cuando Blaze escuchó llamar su nombre.
Se volteó y vio que era Shinta, quien le gritaba desde un puesto de venta de dulces. El chico agitaba las manos con alegría, sin tener las fundas de sus revólveres colgando de sus hombros y eso le hizo saber a Blaze que la situación estaba tranquila.
El capitán agradeció rápidamente a la pareja por su hospitalidad y se tranquilizó al ver que Makoto estaba bien.
–Llegas a tiempo, Blaze –le comentó Jet, mientras el capitán tomaba asiento en el suelo de aquella habitación prestada.
–¿ A qué te refieres?
–Esta ningyo nos iba a decir qué es lo que tiene que ver con Osore.
–Ya les dije que soy su hermana –afirmó ella– bueno, su media hermana.
Blaze no se sorprendió del todo, e incluso lo encontró divertido. Sabía que era el momento ideal para saber acerca del pasado de Osore.
–Suelta todo entonces, chica pez –le dijo– cuéntanos, pues tenemos bastante tiempo, al parecer.
–No soy “chica pez”, soy Jocelyn –respondió ella sin enfadarse– y mi madre me lo contó de la siguiente forma.
Suri era una ningyo pez Suzuki que, al igual que muchas de sus compañeras, era por extremo curiosa. Desde pequeña, a pesar de la advertencia de sus padres, a la rubia le gustaba explorar afura de la enorme burbuja de la Isla Gyojin, aunque siempre regresaba. Así pues, que, con el paso de los años, a la corta edad de 14, Suri llegó por vez primera a Sabaody y pudo admirar las bellezas y curiosidades del archipiélago. Afortunadamente para ella, pronto fue advertida de los peligros de ser una ningyo y estar en ese lugar, por lo que no tardó mucho en convertirse en una maestra del disfraz.
Su pasión era Sabaody Park. Su corazón se engrandeció al máximo la primera vez que entró a ese lugar donde la diversión era cosa de cada segundo. Y siempre convencía de alguna manera a alguien para que le pagara el boleto de entrada; sin embargo eso provocó un gran problema, aunque también fue un gran giro para su vida.
En una de las ocasiones en las que entró a Sabaody Park, lo hizo bajo el “patrocinio” de un hombre, el cual Suri no supo desde el primer momento, que era un traficante de personas. No fue la primera vez en que Suri había sido descubierta por sus benefactores como ningyo, pero este hombre vio en ella una mina de oro. Cuando, en uno de los juegos de burbujas su aleta grsácea se asomó por debajo de su vestido, aquel sujeto se relamió los labios y esperó a que el juego terminara su funcionamiento. Luego, sin previo aviso, raptó a Suri y, junto a sus compañeros, se dirigieron a su guarida.
La suerte acompañó a la sirena. La guarida de su captor estaba muy cerca de lo que podía ser la costa y llamaba la atención por algunos artículos de oro que había en la fachada. Alguien que vio ese lugar como un botín, fue un pirata Su nombre era Osami y atacó esa guarida justo minutos después de que Suri había sido llevada allí como prisionera.
Osami mismo entró en la parte más profunda de ese edificio, ya habiendo derrotado junto a su banda a todos los traficantes y la vio allí, atada de manos, con sus ojos llorosos, pero grandes, viéndolo con sorpresa. Para ella, Osami apareció como una luz salvadora. No supo por qué, pero de inmediato se dio cuenta de que no era uno de los traficantes. Él se puso en cuclillas y sacó un cuchillo con el que cortó la cuerda que ataba las manos de Suri y luego le ayudó a levantarse. Él se sorprendió al ver a una sirena andando en su aleta como si de piernas se tratara. Suri estaba todavía un poco asustada, pero Osami le tomó de la mano y la sacó de allí antes de, junto a su banda, salir del lugar.
No es que haya sido un amor a primera vista, pero el acto heroico fue cautivante de inmediato para Suri. Al mismo tiempo, a pesar de que la sirena tenía apenas quince años, cinco menos que Osami, ella tenía un aire y un perfil seductor, quizá inherente al ser una ningyo y el pirata no demoró en fijar sus ojos en ella, de forma sentimental.
La banda de Osami permaneció durante diez días en Sabaody. No encontraron demasiado pronto a un ingeniero de coating, y como éste tenía más trabajo acumulado, fue el tiempo que demoraron en poder bajar a la Isla Gyojin.
Ya que Suri había pasado un buen tiempo en Sabaody, más de un año incluso, decidió que podía regresar a su hogar en el barco de Osami y así lo hizo. Fue además una guía, pues ya conociendo el camino, ayudó a los piratas a arribar sanos y salvos hasta el paraíso de la mitad de Grand Line.
No fue una sorpresa agradable para los padres de Suri verla acompañada de un pirata. A pesar de que siempre fue una chica independiente, había preocupación en ambos, sobre todo cuando, a pesar de haber regresado tras larga ausencia a la Isla Gyojin, Suri pasaba todo el tiempo con Osami.
Ya que, no sólo Osami, sino toda la banda tenía una estancia placentera en el lugar, la banda demoró cerca de diez meses en el lugar. Recuperándose de heridas recientes, reparando el barco, aprendiendo sobre el Nuevo Mundo y, finalmente, conociendo la totalidad de la isla Gyojin.
Pero como un pirata, Osami debía seguir adelante y descubrir lo que los aguardaba en el Nuevo Mundo.
–No quiero que corras peligro –le decía Osami a Suri, manteniendo sus manos sobre los hombros de ella– cuando nuestro viaje termine, regresaré por ti y viviremos donde tú quieras. Te amo.
Suri no tuvo el valor de decírselo. Sus manos, inconcientemente, se fueron hacia su vientre mientras él se alejaba para subir al barco. Y mientras el navío salía de la burbuja y subía rumbo a la superficie, las corrientes golpeaban el casco de la nave igual que cada segundo golpeaba el corazón de la ningyo. Y cuando ya no tuvo el barco al alcance de su vista, Suri susurró: –Vas a ser padre…
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 88 (Casa de subastas):
- Spoiler:
- Y pasaron los meses, Suri fue madre cuando tenía apenas 17 años cumplidos y así nació Osore, en la misma Isla Gyojin. Y creció hasta llegar a ser un niño de cinco años. El amor de su madre compensaba absolutamente todo. Desde la reclusión de aquella isla, la falta de un padre y también la intolerancia de otros hacia él.
–¡No queremos a los humanos, que siempre vienen a secuestrar ningyos aquí! –le habían gritado unos niños en alguna ocasión, sin saber que él mismo había nacido allí. No había amargura en Osore, sólo una tristeza que era lavada por el cariño de su madre.
Los sueños de aprender medicina para Osore fueron alimentados por continuos malestares que Suri sufría. Una sufrida tos, a veces acompañada con sangre, aparecía en ocasiones y aunque la ningyo afirmaba estar bien, Osore sabía que estaba enferma. En realidad era tuberculosis, pero no una variedad normal. Ninguna medicina conocida en la Isla Gyojin la calmaba.
Impulsado por el deseo de salvar a su madre y que en la superficie, lugar del cual había oído hablar tanto, pero que no conocía, hubiera algo capaz de curarla, en una ocasión, el pequeño subió a un barco como polizón. Su mente infantil, repleta de fantasías le aseguró que, en la superficie, tendría una mayor oportunidad: “me haré médico y lograré salvar a mi mamá”, llegó a pensar esa vez.
Suri buscaba desesperada entonces a su hijo. Osore era su mundo completo, el cual se derrumbaba cuando el pequeño estaba entonces desaparecido. Su mente alcanzó miles de opciones. Desde el secuestro, un accidente, un descuido, incluso un arresto, pero jamás un escape hacia la superficie.
En cuanto Osore supo que el barco en el que había subido, estaba ya en la superficie, salió. Los navegantes se dieron cuenta de que había estado allí, pero no le dieron mayor importancia. El pequeño peliazul estaba maravillado por lo que veía, pero, aun con su mente fácilmente impresionable, se dispuso a buscar un médico. Y los encontró, a bastantes, pero ninguno que quisiera ayudarle, ninguno que siquiera pusiera algo de atención en el niño.
Tras dos días de que Osore desapareciera, otra ningyo tuvo la idea de que, tal vez, el pequeño pudiera haber escapado hacia la superficie. –Después de todo, puede ser que se sienta atraído hacia allá, al ser humano –había dicho ella. Suri no quizo creerlo al principio, pero era su única opción viendo que su hijo no aparecía por ningún lado. Se armó de valor y subió sola a la superficie. No quería arriesgar a nadie. Ella sabía bien de los peligros para las ningyo en Sabaody.
Nadó lo más rápido que se permitía y no demoró demasiado en llegar al archipiélago. Con miedo, Suri apenas asomó la parte superior de su cabeza, lo suficiente para que sus ojos pudieran observar algo y vio que no había nadie a la redonda. Había llegado a Sabaody cerca del grove 50. Con cautela, la joven ningyo se tomó de una de las raíces y subió por ella. En ese momento se dio cuenta de que había olvidado llevar algo de ropa con la cual disimular la cola de sirena, pero era demasiado tarde lamentarse. Decidió entonces ser cautelosa, pero cuando estaba dando sus primeros “pasos” por el grove, un grito la sorprendió. Un hombre la había descubierto. Su piel se erizó y el sudor comenzó a caer casi a chorros por su frente y manos. Debía escapar, lanzarse al agua lo más rápido posible y nadar lejos. Pero decidió que, al menos por un segundo, vería a quien se acercaba a ella. Su cuerpo se paralizó, aunque no de miedo sino de sorpresa, cuando vio a aquella persona.
–¡Eres un gyojin! –exclamó, con sus nerviosos y húmedos ojos abiertos a su máximo.
–Lo dices como si tú no fueras una ningyo –respondió aquel gyojin pez bagre.
–Lo siento –sonrió ella al fin– es sólo que este lugar no es muy seguro para personas como nosotros.
–Quien se atreva a molestarme la pasará mal –afirmó él– además sé esconderme bien cuando la situación es meritoria.
Así fue como Suri conoció a Yon Buster, el gyojin que odiaba a la misma Isla Gyojin. La ningyo explicó entonces lo sucedido, buscaba a su pequeño hijo y creía que había alguna posibilidad de que estuviera ahí.
El encontrar a un niño en todo Sabaody debía ser difícil, pero la fortuna y tal vez el destino hizo que Suri se encontrara con Buster, pues cuando ella le contó sobre las características de Osore, el gyojin recordó algo. Dos días antes, había terminado un trabajo de coating para un grupo de piratas de poca monta, no muy fuertes, pero tampoco despiadados, más bien aventureros. El médico de la tripulación contaba entonces que había un chiquillo que le había pedido que le enseñara medicina: “el pobre niño deliraba, aseguraba que su mamá era una sirena y quería curarla”, replicó Buster las palabras de ese hombre.
Cuando Suri lo escuchó, sus ojos soltaron gruesas lágrimas y su pecho le ardió intensamente. Osore estaba ahí para ayudarla. El pequeño no entendía de lo iluso de sus acciones, tenía sólo cinco años.
–Ellos estuvieron deambulando cerca de Sabaody Park, así que es probable que tu hijo esté cerca de ahí, vamos– le dijo Buster y ambos tomaron camino hacia ese lugar. Antes, Buster tomó una tela que tenía en su cabaña y con ella Suri se hizo una especie de falda para tratar de cubrir su cola.
Tras llegar a Sabaody Park, el dúo demabuló por unas horas por el lugar sin ver a nadie similar. Incluso preguntaron a alguna gente, pero nadie les dio razón. Siguieron entonces caminando y, sin darse cuenta llegaron cerca la casa de subastas. Buster se percató y detuvo el paso de ambos. No debían acercarse a ese lugar.
–Pero… ¿qué tal si Osore está por ahí?
–Eso no lo sabemos, lo que sí sabemos es que aquí es demasiado peligroso para nosotros, aún más que el resto –afirmó Buster– es posible que tú pudieras pasar por una chica normal, pero a mí me identificarían rápido.
Suri tuvo que aceptar lo dicho por Buster. Dormiría allí esa noche y buscaría a Osore la mañana siguiente.
–¡Niño, esas manzanas no son gratis! –gritó un hombre a espaldas de ambos. Por alguna razón, Suri sintió que debía voltear y entonces lo vio. El pequeño que era perseguido por un comerciante era su Osore. Ciertamente su cabello y ropa estaban sucios y su rostro algo desmejorado, pero sin duda era él. Corría desesperadamente llevándose varias manzanas a la boca de forma exasperada. Tenía un hambre voraz.
La ningyo entonces fue hacia él sin que Buster pudiera detenerla. Ella lanzó un grito y Osore se detuvo, ahí estaba su mamá. Las manzanas cayeron de sus manos y fue alcanzado por el comerciante. El hombre recogió las frutas, pero todas las personas alrededor pusieron atención a Suri, pues su grito los había alertado; su cola se veía claramente, pues el viento movía la tela haciéndola visible. Ella no se daba cuenta, sus ojos estaban posados sólo en su hijo y por eso no se percató cuando alguien la metió en un costal.
El niño, desesperado, trató de ir a alcanzar a ese grupo de hombres que se la llevaban, pero el comerciante lo se lo permitía, eso hasta que fue golpeado por alguien. Buster apareció para ayudar al pequeño peliazul y sacarlo de ese lugar.
–¡Tengo que regresar! –afirmaba Osore– ¡se han llevado a mi mamá!
–No podemos hacerlo, niño. Ese lugar es muy peligroso –afirmó Buster mientras se habría camino rumbo a su cabaña, lejos de allí. Y a ese lugar llegó con el niño en brazos y llorando escandalosamente.
–¿A dónde han llevado a mi mamá? –preguntaba él entre el llanto. Buster no sabía mentir y le hizo saber la verdad sin medir la edad del pequeño. A pesar de que Osore conocía poco sobre la palabra “esclava”, sabía que no era nada bueno y pidió al gyojin ir a rescatarla. Él ensombreció la mirada y llevó las manos a la frente.
–No es tan fácil, Suri es una ningyo, las preferidas de los Tenryuubito. Si nos interponemos en el camino de uno de ellos, vendrá a por nosotros un Almirante de la marina, las personas más fuertes de entre todos ellos.
El mismo Buster sufría por lo sucedido, se sentía impotente, pues sabía que nada podía hacer incluso si lograba liberar a Suri. Sería sólo un minuto de esperanza por un infierno del resto de sus vidas; pero Osore no pensó así y cuando el gyojin lo perdió de vista, él escapó. A pesar de todo, recordaba el camino de buena forma, además había estado dando vueltas por el archipiélago durante días y comenzaba a familiarizarse con el lugar.
Comenzaba a hacerse de noche y las luces de los alrededores estaban siendo encendidas, pero ningún lugar era más brillante que la casa de subastas, la cual tenía un evento especial. Una sirena estaba en exhibición y la noticia corrió rápido, incluso un Tenryuubito que estaba por el lugar había escuchado las nuevas y estaba en la función.
Debido a lo llamativo del lugar, Osore lo encontró y se abrió paso entre la multitud, pero se quedó paralizado al ver que su madre estaba a la vista de todos, al centro del templete y con sus manos atadas por una soga que sostenía un hombre enorme cercano a ella. Su desesperación crecía porque no se le ocurría alguna forma de ayudarla, pero tenía que hacerlo, aun si apenas contaba con cinco años de edad. Sus ojos miraron a todos lados, más que algo buscaba más bien ayuda, pero encontró una opción. En los extremos del templete había antorchas encendidas, otorgando luz al lugar que estaba abierto en una hora inusual.
La atención que recibía la cautiva Suri en ese lugar era excesiva. Lo cierto era que hacía bastante tiempo desde que una ningyo había sido capturada y la expectación por la rubia había entonces llegado a un alto nivel. Todo el bullicio hizo posible que Osore se escabullera hacia un costado del escenario y lograra subir; en ese momento fue descubierto, pero era demasiado tarde. Logró derribar una de las antorchas y gracias a ello una de las cortinas se encendió. El suelo de madera, las sillas y quizá el alcohol derramado, propagó más rápido las llamas.
–¡Fue ese chiquillo, él lo hizo, atrápenlo! –señaló uno de los asistentes.
–Si él fue –intervino entonces el Tenryuubito que se encontraba ahí– ofreceré lo que sea a quien lo capture.
Y ante las palabras del noble, la multitud se lanzó hacia el pequeño, pero ya que eran demasiados, se estorbaron los unos a los otros. Mientras escapaba, Osore sólo escuchó una voz con claridad y era conocida: “¡sal de aquí, huye!” le dijo. En ese momento la reconoció como la de su madre, pero, al crecer, nunca supo realmente si ese grito había sido verdadero o sólo fruto de su imaginación y el miedo; lo hizo, huyó de ahí, la última imagen que tuvo de su madre fue la de la ningyo liberándose de aquella soga.
El pequeño escapó del lugar y logró ponerse a salvo en el mar Sabía nadar bien y saltó al agua para asegurarse que nadie pudiera seguirlo. No estaba siguiendo realmente algún camino pero pronto fue abordado por alguien. Se sorprendió al inicio, pero luego se dio cuenta de que era Buster. El gyojin lo llevó hasta el grove 53, donde tenía su cabaña y el pequeño le contó todo lo sucedido.
–¿El Tenryuubito te vio? –preguntó Buster, aunque luego tuvo que darle una descripción de estas personas.
–Sí, él me señaló.
–No puedes quedarte en esta isla –sentenció el gyojin.
–¡Pero, mi mamá…!
–No sé lo que suceda con tu madre, pero ella desea que vivas, que sigas con tu vida, de eso puedo estar seguro –le dijo y luego Osore recordó esas palabras que creyó escuchar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y de pronto, echó a correr sin que Buster pudiera detenerlo. El niño saltó al agua y nadó lejos de ahí.
Por un momento quiso regresar a la casa de subasta, pero no lo hizo. Por su infantil mente pasaron todas las imágenes que había visto ese día. A la gente tratando de atraparle, a su madre encadenada, incluso a figuras imaginarias capturándole, esos “Almirantes” de los que había hablado Buster. Su miedo y nerviosismo lo llevó a nadar a las afueras del archipiélago, pero, de pronto, sintió el cansancio de todo el día, acumulado como unas rocas atadas a su cuerpo. Dejó de moverse, no tenía fuerza y, pronto, se desmayó. Su cuerpo flotó por un instante, pero pronto la agitación del mar lo cambió de posición y comenzó a hundirse. Varios minutos estuvo a merced de las corrientes marinas.
Pero ese día no era el de su muerte, pues su cuerpo fue jalado hacia la superficie y, junto a una buena cantidad de peces, llegó a un barco pesquero. Los marineros de aquel barco no eran tan inhumanos como para dejar a un pequeño morir y lo cuidaron hasta que despertó al día siguiente. Ya estaban algo lejos de Sabaody para ese entonces y ahí comenzaron las desventuras para un niño de cinco años que ya nunca pudo regresar a Sabaody hasta que se enroló en la tripulación pirata de Blaze.
–Al principio quise regresar –afirmó Osore, cuando terminó de completar el relato de Jocelyn– pero no pude, y luego, al crecer, la desidia y el miedo por encontrar algo desagradable, me fueron alejando cada vez más del archipiélago. Pude aprender medicina en todos mis viajes –explicó y luego se volvió hacia Jocelyn. –Por favor, cuenta qué fue de mi madre después de aquel incidente.
–Ella fue libre, como te dijo ese gyojin –sonrió la ningyo– la conmoción ayudó a que escapara, y justo como tú, se lanzó al mar. Trató de hallarte, te buscó durante días pero no pudo encontrarte. Mi mamá pensó que tal vez habías podido regresar a la Isla Gyojin de alguna forma, pero no te encontró allí. Decidió que lo mejor era esperarte. Ahí conoció a mi padre y finalmente se casó. Ella nunca te dio por muerto, sólo por perdido en el mar –Joss hizo una pausa y miró bien a su hermano– tenía razón. Incluso cuando estaba por morir, aseguró que te conocería, estuvo conmigo diez años, ella era una gran mamá –terminó su relato, mientras sollozaba.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 89: (La noche del archipiélago):
- Spoiler:
- Osore se sentó en el suelo y derrumbó sus brazos. Su rostro miraba hacia la nada, con la boca semi abierta. De sus ojos empezaron a brotar las lágrimas y el llanto se volvió entonces escandaloso. Ni Blaze ni nadie de la tripulación lo había visto así, pero no lo detuvieron, lo dejaron desahogarse, sacar su pena a grito abierto, sabiendo que su madre no estaba ya en ese mundo. Era justo como él lo creía, pero, saberlo a ciencia cierta era muy diferente. Joss se acercó a él, se agachó y lo abrazó para entonces llorar al mismo ritmo que él lo hacía.
El archipiélago no estaba muy agitado, al menos no en la parte donde los piratas se encontraban. Continuamente Jet revisaba por las ventanas de aquella casa-negocio para saber si había marines cerca, pero no había visto a ninguno e imaginó que podrían descansar finalmente.
–¿Me harías el favor de quedarte vigilando? –le preguntó Blaze de pronto al espadachín– ha sido un día muy cansado y creo que todos debemos dormir aunque sea un buen rato.
–¿Y qué te hace pensar que sólo yo no dormiré? –preguntó Jet con algo de enojo.
–Amigo, tú duermes muy poco durante las noches, ¿debo creer que lo harás antes de que termine el día?
–Touché… pero espero un día libre pronto.
–Lo tendrás –rió el capitán.– pero cuando salgamos de aquí –y luego se sentó, apoyando su espalda en la pared y durmió enseguida. En la habitación, Makoto, Shinta y Osore dormían. Jet invitó a Huang y a Joss a ir hacia la sala de aquella pequeña casa. Donde los tres agradecieron de nuevo las atenciones de aquella pareja.
Los tres se sentaron de los sllones, casi dejándose caer. Las persecuciones y la agitación los tenía exhaustos
–Descansen mientras se pueda –pidió Jet a ambos– es posible que pronto tengamos que cambiar de lugar.
–¿A qué te refieres? –preguntó Huang, algo asustado.
–Es mejor no causar problemas a nadie.
–Ustedes no saben mucho sobre Sabaody, ¿verdad? –preguntó Joss y negó repetidamente con la cabeza.
–Dinos, niña insolente –exigió Jet, aunque sin enfadarse realmente– ¿qué es lo que tenemos que saber?
–Que ustedes no son la única tripulación por aquí, en Sabaody hay muchos piratas, la marina debe lidiar con todos.
–¿Entonces no es necesario que nos movamos de aquí? –preguntó Huang, esperanzado.
–Aunque ese no sea el caso, me siguen preocupando Fuu y Natuski, el barco podría estar en peligro –comentó el espadachín– alguien debe ir a ver si todo está bien –y al decir esto, volteó a ver a Huang. El carpintero se puso blanco y comenzó a negar con la cabeza y con las manos. Jet admitió que él mismo sería mejor para esa misión, pero advirtió a Huang que si algo sucedía, debía tomar decisiones rápidas, en caso de que Blaze no despertara rápido, lo cual “no era probable”.
–Si algo pasa, yo ayudaré –afirmó Joss.
Jet salió entonces, sigiloso, con cuidado de no llamar la atención. El bullicio del archipiélago, iluminado por los destellos naranjas del próximo atardecer, parecían ayudarle a pasar desapercibido. Apresuró entonces el paso, manteniendo sus cinco sentidos en “alerta máxima”. Caminaba con prisa teniendo su mano izquierda sobre la empuñadura de su espada, estando listo para cualquier eventualidad. Dudó en algunos caminos, pero finalmente logró encontrar la vía hacia el grove 53. Continuamente se detenía para asegurarse que nadie lo estaba siguiendo. No detectó nada y justo cuando el sol comenzaba a esconderse, alcanzó a ver el Steeler. No sabía lo que era el “coating”, pero no notó nada demasiado extraño en el barco. A lo lejos vio a Natsuki recargada en la barandilla con rostro de aburrimiento. El gesto de la navegante cambió al ver que Jet se acercaba y saltó del barco para abrazarle mientras gritaba su nombre.
–¡Cállate! –le pidió tapándole la boca– no es seguro que grites tanto, mejor vamos al barco.
Ya en cubierta, Jet echó un vistazo al trabajo de Buster y luego se sentó para relatar lo que había sucedido tanto a Fuu como a Natsuki. El espadachín estaba un poco intranquilo habiendo dejado a los otros casi en el centro de Sabaody, pero esperaba que, aun con el cansacio, Blaze y Osore estuvieran listos para cualquier eventualidad.
–Ma-chan… no puede creer que haya perdido –suspiraba Natsuki con preocupación– espero que se encuentre bien.
Así llegó la noche. Buster comentó que terminaría el coating en dos noches más, por lo que Jet y las chicas decidieron que debían irse de allí para no poner el barco en peligro. Jet entonces las guió hasta la casa donde sus compañeros se hospedaban. Con precaución, los tres cruzaron los groves necesarios para llegar ahí. La luz de una luna en cuarto creciente era suficiente para poder ver por dónde estaban caminando y sigilosamente se postraron en la puerta de esa singular tienda. Jet miró hacia donde pudo, para cerciorarse de que nadie los estaba observando, y entonces tocó la puerta, lo más calmado que pudo. El espadachín tuvo que golpear la puerta, con la mayor suavidad posible, un par de ocasiones; nadie abría y la desesperación comenzó a hacerse presa de los piratas, pero antes de que pasara cualquier otra cosa, finalmente la puerta se abrió.
El anciano se asomó con cautela, pero rápidamente reconoció a Jet.
–Eres tú… pensé que sería alguien de la marina –dijo tras suspirar– tus amigos se han ido, insistieron en que no querían ponernos en peligro.
–Está bien –dijo Fuu– es lo mejor. Creo que para nosotros, no estar mucho tiempo en un mismo lugar es lo indicado.
Los tres agradecieron a la pareja y salieron de ahí. Decidieron no buscar a Blaze y a los demás en ese momento y mejor encontrar un lugar dónde dormir; no les fue psible esa noche y tuvieron que recostarse en uno de los groves.
–Yo haré guardia, al fin que no es que tenga mucho sueño después de todo lo que hemos pasado hoy –afirmó Jet.
–Sé que no te convenceremos de lo contrario –sonrió Fuu.
–Yo sólo espero que Ma-chan esté bien –suspiró Natsuki.
Y así, durmiendo a la intemperie la primer anoche, y hospedándose en hoteles clandestinos las siguientes dos, Jet, Fubuki y Natsuki sobrevivieron en el archipiélago, aunque sin encontrarse con sus compañeros.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 90 (Descenso):
- Spoiler:
- Temprano ese tercer día, el trío de piratas fue hacia el Steeler. Su sorpresa fue agradable al ver a sus compañeros en la cubierta. Como había dicho Buster, los marines no se acercaron a ese grove, y el grupo de Blaze decidió pasar la última noche en el barco.
Makoto estaba algo golpeada y con un brazo en cabestrillo, pero aun así recibió con gusto el efusivo abrazo de Natsuki, quien mostró su preocupación por ella. La vigía aseguró estar bien y que pronto estaría reestablecida por completo. No podía perderse la diversión.
–El “coating” está listo –les dijo Buster, y ya que dos días antes había explicado todo lo relacionado al mismo a Natsuki y a Fubuki, no había nada más que retrasara el viaje. Osore entonces abrazó al enorme gyojin y le dio las gracias, y estos último fue repetido por toda la tripulación.
Joss, por su parte, se colocó frente a Buster, pero no sabía qué decir. Estaba apoyada sobre su aleta lo que la hacía lucir como si estuviera “de pie”, pero su mirada se dirigía hacia abajo. El gyojin preguntó si había algo que quería decirle. Ella finalmente alzó la vista.
–Mi mamá nunca me habló de ti –le dijo y su voz sonó como la de una chiquilla, no como la de una mujer– no sé cómo agradecerte de cualquier forma.
–No te habló de mí, porque yo se lo pedí –respondió con tranquila sonrisa– cuando ella escapó de la casa de subastas, regresó a mi cabaña y ente ambos buscamos a Osore, pero no pudimos encontrarle. Cuando ella regresó a la Isla Gyojin, le pedí que no contara nada sobre mí. Me gusta vivir aquí, a pesar de todo, yo odio la Isla Gyojin. Si escuchan la historia de la Reina Otohime, sabrán por qué.
Así, los piratas se despidieron de Buster y llevaron el barco hacia el mar. Osore y Joss se sumergieron para retirar el flotador y así dejar que el aire del mismoinflara la burbuja destinada a que los tripulantes no se ahogaran. Ambos regresaron a la cubierta y finalmente el barco empezó a descender.
No fue fácil el descenso. Entre los monstruos marinos cada vez más grandes y las extrañas corrientes submarinas, el Steeler estuvo no pocas veces en enorme peligro, pero la uerte y la pericia de los piratas hicieron que el viaje tuviera buen fin. Además la guía de Joss fue importante, pues les ayudó a elegir las corrientes correctas y les advirtió sobre lo que podían esperar en cada parte de ese descenso.
La enorme burbuja donde se encontraba laIsla Gyojin pronto apareció frente a los ojos de Blaze y su tripulación. El barco, lentamente, sin mecerse demasiado ante las tranquilas aguas del fondo marino, a diez mil metros de profundidad, se acercaba a la puerta circular. No parecía haber nada ni nadie aguardándolos fuera de la isla, lo cual le pareció extraño a Joss.
–Pensé que habría alguien de los Nuevos Piratas Gyojin por aquí –dijo la ningyo– ellos han estado muy activos últimamente.
Durante el descenso, Joss había advertido de la presencia de estos gyojin en la isla y cómo la tripulación debía cuidarse una vez llegada al fondo marino; de cualquier forma, tras el asunto en Sabaody, era bueno para ellos no estar inmiscuidos en otra pelea.
En el destacamento marine de Sabaody, Hanako se hacía presente ante Nika, al haberse quedado dormida más tiempo del debido.
–He tenido una noche difícil para dormir, lo siento capitana –se disculpó la sargento mayor.
–Sí, noté que algo ha estado molestándote desde hace algunos días.
–Eso sólo que no sé por qué no hemos buscado a los piratas con los que nos topamos hace tres días.
–No son importantes –afirmó Nika– sólo era una de las muchas tripulaciones piratas en Sabaody, y ya que no causaron ningún alboroto, no valen la pena. Además –dijo al esbozar una sonrisa algo más grande que la habitual– ya tenemos una misión. ¿Estás lista para ir al Nuevo Mundo?
Hanako se sorprendió, pues pensó que sus primeras misiones serían en la primera parte de Grand Line, pero indicó estar preparada para partir. Aun así, no dejaba de pensar en lo que aquellas piratas –Fubuki y Natsuki- le habían contado sobre Ayaka y su relación con ese “Leather Rebel”. Todavía no quería creerlo, pero mientras más pensaba en ello, más se convencía de que era verdad. “Por favor, no tomes las acciones de Ayaka como una traición”, le había dicho Fubuki.
–¿Qué es lo que debo hacer entonces?
El Steeler finalmente entró a la Isla Gyojin y no hubo problema alguno. La sorpresa era mayúscula en todos los piratas a excepción de Osore, cuyo pecho estaba inundado de sentimientos encontrados. Felicidad y tristeza a la vez.
Dejaron el barco en una costa cercana a la entrada a la isla y de ahí se dirigieron a un lugar llamado Mermaid Cove. La isla había cambiado bastante desde que Osore había estado ahí la última vez, y aunado a que era muy pequeño todavía, realmente reconocía demasiado poco del lugar, por lo que la guía era Joss. Pronto, el nombre de la ningyo fue llamado desde lejos y ella reconoció esa vez, por lo que se adelantó un poco.
–¡Hermana! Me da gusto encontrarte pronto. Debo presentarte a unos amigos, y a una persona especial –dijo Joss, mientras abrazaba a una ningyo mayor que ella, una hermosa chica con cabello negro atado en dos coletas y pecas en su sonriente rostro.– Ellos son Blaze y su banda –le dijo, presentando luego uno a uno a los visitantes– y él es mi hermano Osore. Mi mamá te contó mucho de él.
–Claro, Suri-san habló mucho de ti, bienvenido –ella le abrazó y el médico, con su forma de ser, no desaprovechó para abrazarle efusivamente también. Luego apareció frente a los piratas el estanque predilecto de la mayoría de las bellas ningyo del lugar, y Osore entonces no pudo esperar para ir a nadar con ellas.
–¿Qué le sucede? –preguntó Joss, sorprendida.
–Vaya, no lo sabías, ¿verdad? –preguntó Blaze, divertido– pues pasa que tu hermano es un ligón de primera.
–¿En serio? Yo quería que fuéramos a la tumba de nuestra madre.
Cuando Joss dijo eso, Osore demostró que, si algo podía superar a su gusto por las mujeres, era el amor a su madre y regresó a con su hermana para acompañarla.
–Vamos a ese lugar –dijo, guiñándole el ojo– y luego regresaré para “jugar” con estas lindas señoritas.
El comentario no le agradó mucho a Jocelyn, pero le hizo recordar algo que consideraba importante, por lo que antes de partir, tomó a Shinta del brazo y lo llevó junto a ella.
–Mi hermana y las demás ningyo son expertas en seducir hombres –afirmó, con rostro celoso– mejor tú vienes con nosotros.
Así, los piratas se dividieron en dos grupos. Uno era el de Osore, Joss y Shinta, y el otro fue el resto de la tripulación, guiados por Ishilly, quien además había comentado que los Nuevos Piratas Gyojin no estaban más por el llugar y prometió explicarlo más tarde. Mientras los primeros se dirigieron directamente hacia el cementerio de la isla, mientras los demás visitarían lugares célebres.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 91 (Visita a mamá y a papá):
- Spoiler:
- Osore, Shinta y Joss llegaron a un señalamiento y tras algunos minutos de espera abordaron un autobús jalado por un enorme pez, el cual los llevó hasta un lugar cercano al Bosque Marino, hasta donde pudieron llegar sin problemas al caminar algunos metros. Luego, comenzaron a subir una colina y ahí vieron el cementerio, al menos en su inicio. Algunos árboles les cubrían la vista hacia la cima, pero al pasarlos vieron, en lo más alto, un pequeño mausoleo.–Es la tumba de la reina Otohime –explicó Joss– ella fue una persona importante en nuestra isla. Mamá está sepultada cerca de allí.Pero, al subir más la colina, alcanzaron a ver algo más que estaba cerca de la tumba de la reina Otohime. Era una persona, pero de gran tamaño, en realidad una chica gigantesca, la princesa ningyo, Shirahoshi.Osore cayó rendido de inmediato al ver una, literalmente, inmensa belleza en la persona de Shirahoshi. Al principio los piratas no lo advirtieron, pero enseguida de la princesa estaba otra persona, un gyojin, el antiguo miembro del Ouka Shichibukai, Jinbe el “Caballero del Mar”. Sólo Joss le conocía, y cuando les hizo saber a Osore y a Shinta la identidad de ese gyojin la sorpresa para ellos fue mayúscula, aunque se pasó rápido.Joss explicó que la tumba de su madre estaba cerca, pero antes guardó respeto para la de la reina Otohime y luego fue a la de Suri junto a Osore y Shinta.Era una tumba de buen ver, si es que hay alguna así, con lápida delgada y piedra clara, adornada con metal en forma de flores. Los tres se hincaron y, en silencio, dedicaron sus pensamientos a la memoria de la ningyo por algunos minutos. Shinta nunca la conoció, pero trató de imaginarse a una mujer bella y amable con cuerpo de sirena.Osore pidió que le dejaran solo, al menos por algunos minutos y Shinta y Joss se retiraron entonces. Regresaron a donde estaban Shirahoshi y Jinbe. La princesa ningyo había dejado de rezar y estaba sentada, tranquilamente.–Él, es mi hermano –dijo Joss, refiriéndose a Osore, sin que nadie se lo preguntara, pero para explicar el escandaloso llanto que comenzaba a escucharse– nunca había venido aquí.–Lo siento por tu mamá –le dijo Shirahoshi.–No, yo ya he podido superarlo –afirmó Joss, sonriendo hacia la princesa– y yo también siento lo de la reina Otohime. Tú eras muy pequeña cuando eso pasó, ¿verdad? Es decir, de edad.–Yo tenía seis años –dijo, mientras una lágrima se escapaba de su ojo izquierdo, aunque alcanzó a contenerla con su mano– pero prometí que ya no iba a ser tan llorona, ni a ponerme tan triste. Se lo prometí a unos amigos.La princesa explicó entonces lo que había sucedido hacía sólo unos días y cómo la tripulación del Sombrero de Paja había evitado una catástrofe planeada por los Nuevos Piratas Gyojin y su líder Hody Jones.–¿Monkey D. Luffy? –preguntó Shinta, redundante– a mi capitán le interesará seguramente. Él quiere conocer a esa tripulación, es como un fan de ellos.–¿Ustedes son piratas? –cuestionó Jinbe.–Lo somos, pero no venimos a hacer daño, ni nada. Tratamos de ser pacíficos –respondió el tirador.Shirahoshi contó más detalles de lo sucedido y entonces Joss entendió el por qué la isla estaba tan tranquila. Comentó a la princesa que ella compartía las ideas que la reina Otohime había tenido y deseaba que las ningyo y los gyojin salieran a la superficie y no estuvieran encerrados siempre en la isla Gyojin.–Ojalá algún día suceda –sonrió Joss.–Yo también lo espero –dijo Shirahoshi, quien luego advirtió que Jocelyn no soltaba a Shinta del brazo.–Ustedes son amigos muy unidos, ¿no es cierto?–Lo que sucede es que él es mi novio –afirmó Joss, haciendo que Shinta se sonrojara.–Bueno, en realidad yo no… –y el tirador no pudo terminar su frase cuando Osore regresó. Ya no lloraba, pero sus ojos estaban un poco rojos y su nariz húmeda. Vio a Shirahoshi, y no es que olvidara su pesar, pero de inmediato admiró su belleza, aunque cuando supo su edad, se calmó.El médico indicó que era hora de irse, ya que debían reunirse con sus compañeros y entonces se despidieron de Jinbe y de la princesa Shirahoshi, esperando verla una vez más en el futuro. De la misma forma en la que llegaron fue como salieron de ahí y no demoraron demasiado en llegar de nueva cuenta a Mermaid Cove. Allí, las otras ningyo señalaron que Ishilly había llevado a los piratas a conocer algunos sitios de la isla, entre ellos el Mermaid Café, por lo que Joss suspiró, pues según ella, había hecho lo correcto al llevarse a Shinta consigo hacia el cementerio.Joss convino que era hora de ir a saludar a su padre y llevó a Osore y a Shinta hacia el vecindario donde aquel vivía. No estaba muy lejos de ahí, así que llegaron rápido y vieron una especie de taller.–Mi papá es herrero, él sabe hacer muchas cosas con el metal –explicó Joss. Precisamente se escuchaban martillazos dentro de ese taller. Al entrar, los tres vieron a un tritón, un hombre con cola de pez, que llevaba unos lentes oscuros y que tenía en sus manos una pieza incandescente de hierro, a la cual daba forma con un martillo. Al advertir la presencia de personas entrando a su taller, se retiró aquellas gafas y sonrió entonces al ver la identidad de los extraños.–¡Hija! ¡Regresaste! –exclamó para luego dejar sus herramientas y abrazar a la ningyo efusivamente– siempre que te vas, me tienes preocupado. Ya te he dicho que no me gusta que subas a Sabaody, ¿quiénes son ellos? –preguntó.–Él es Shinta –Joss se abrazó del brazo del tirador, quien estaba sudando frío– es tu futuro yerno.–¿Es cierto eso? –cuestionó el tritón, realmente interesado.–No, no es… digo, es que esto es raro, yo no sé nada sobre el amor, señor –respondió Shinta, más que nervioso.–Ya hablaremos de eso más tarde –dijo el padre de Joss– ¿y él quién es? –se refirió a Osore.Joss se puso seria y tomó de la mano al médico para acercarlo a su padre.–Él, papá… él es mi hermano, Osore.El ningyo abrió sus ojos grandes y su boca fue incapaz de cerrarse. Miró con sorpresa al joven por algunos segundos, parpadeando una y otra vez sus redondos ojos.–Eres el hijo de Suri.Osore entonces se inclinó y llegó a arrodillarse frente al ningyo.–Le agradezco infinitamente que haya cuidado de mi madre todo el tiempo que fue posible. Yo debí haber venido mucho antes, pero me alegra mucho que usted haya podido hacerla feliz.–Levántate, muchacho –le pidió el tritón y así lo hizo Osore– mi nombre es Grikar, y me siento orgulloso de haber podido hacer sonreír a Suri, la mejor mujer que yo haya conocido, sin duda.Grikar era un ningyo pez salmón. Su piel era blanca, más bien pálida, tenía unos ojos redondos, negros y brillantes y una nariz puntiaguda y algo graciosa. Su cola era oscura, con una aleta pequeña. Aunque serio, era una persona amable y confiable, y de inmediato invitó a comer a Shinta y a Osore; sin embargo, durante la comida, a Grikar se le borró la sonrisa del rostro.–¡¿Qué quieres qué?! –exclamó el ningyo, derramando un par de vasos de agua.–Quiero ir con mi hermano, quiero surcar los mares, quiero unirme a su banda de piratas –afirmó Joss, sonriendo, con seguridad y resolución verdadera. Su decisión estaba claramente tomada.–Hija, tú no entiendes lo peligroso que puede ser Grand Line para alguien como tú –le afirmó Grikar a su hija.–Ya he sobrevivido en el archipiélago Sabaody, y ningún lugar es tan riesgoso para una ningyo –dijo ella– a mí me gusta la aventura papá. Yo quiero ir con ellos. Además sé defenderme, mi karate-gyojin me ayudará.–Tú madre era una aventurera también, pero ella supo cuándo parar.–Yo sabré cuándo parar, papá. Pero ahora no es momento de parar, sino de comenzar. La reina Otohime decía que los gyojin y ningyo debían ser capaces de ver las maravillas de este mundo y no estar siempre encerrados en esta isla. Yo quiero seguir esas enseñanzas.Grikar miró hacia el techo de su casa, pensando y asimilando lo que su hija trataba de decirle. No estaba preparado para separarse de ella, pero también se dio cuenta de que, tal vez, jamás lo estaría. Cuando bajó la mirada, vio a Shinta levantado y con su rostro recio.–Yo la cuidaré –afirmó el tirador– le doy mi palabra, que a ella no le sucederá nada.–Bien dicho, “hermanito” –Osore se levantó también y abrazó del cuello a Shinta, quien intentó zafarse, molesto.– Yo también la cuidaré muy bien, después de todo, no puedo dejar que le pase nada malo a mi hermana.Joss sonrió emocionada al ver la actitud de ambos y también les abrazó, esbozando una inmensa sonrisa que tranquilizó a Grikar. No era su ideal que Jocelyn se volviera una pirata, pero tampoco había conocido a piratas como los de esa banda e imaginó que el espíritu de Suri, presente en Osore, no habría de dejarla desprotegida. Aun así, Grikar pidió a su hija que no demorara demasiado en regresar y contarle todas sus aventuras.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 92 (Riggs al acecho):
- Spoiler:
- Tuvieron su despedida y Grikar sacó de un pequeño arcón una joya, un colgante. Tenía la cadena dorada y una piedra verde al final. Se la colocó a Joss y contempló cómo la esmeralda brillaba a la par de sus ojos.
–Ésta es…
–Sí, hija. Es la que usaba tu mamá. Yo se la regalé cuando nos casamos. Te la iba a dar cuando llegaras a los 20 años, pero creo que ya es tiempo de que la lleves. Espero que Suri te proteja en tus viajes –le dijo Grikar, profesando un gran y tierno amor hacia la ningyo adolescente– y también a tus nuevos compañeros.
Los tres salieron de ahí entonces, camino a Mermaid Cove. Extrañamente, Joss ya no tomaba a Shinta del brazo y “caminaba” contenta al frente de éste y Osore. El tirador se extrañó un poco, pero no preguntó sobre el tema, a diferencia del médico, a quien también le llamó la atención.
–Ya no necesito estar pegada todo el tiempo a él –dijo, con una gran sonrisa– me dijo que me protegería siempre, ahora sé que me ama y que no se alejará de mí.
–Yo no dije nada de amor –afirmó Shinta, algo nervioso.
–Aunque lo niegues, sé que te gusto –aseguró la chica, y siguió andando alegremente.
Los tres se dirigieron al Mermaid Café. Al llegar, Joss insistió en que Shinta y Osore se quedaran afuera, pero no pudo lograrlo con su hermano, quien pronto ya estaba rodeado de bellas ningyo. Joss, sin remedio, buscó a Madame Shyarly y preguntó por Ishilly y los piratas.
–Se han ido hacia plaza gyoncord, creo que estarán un buen rato por allá –le dijo la ningyo tiburón– por cierto, Jocelyn, ¿cuándo vas a comenzar a trabajar aquí? Sé que apenas tienes 16 años, pero harías una buena labor en este lugar.
–Lo siento, Madame Shyarly –respondió Joss apenada– estoy por dejar esta isla por un buen tiempo. Además conocí a una persona especial.
–Comprendo –sonrió la enorme ningyo– pero si sucede algo, aquí tendrás un lugar seguro.
Joss agradeció y se retiró del lugar. Shinta y ella tuvieron que llevarse a rastras a Osore, quien se resignó finalmente. Minutos después, los tres arribaron a Plaza Gyoncord, donde, tras buscar un poco, lograron encontrarse con sus compañeros y con Ishilly. De inmediato comentaron la decisión de Jocelyn de unirse a la banda, la cual apoyaban Shinta y Osore. Sólo Fuu y Jet parecieron estar un poco dubitativos con la situación.
–¿No eras una ladrona de barcos? –le preguntó Jet, aunque sin demasiado esfuerzo.
–Yo sólo hice eso porque para sobrevivir en Sabaody, y sobre todo, siendo una ningyo, es necesario tener dinero. No quise hacerle daño a nadie, en serio.
–Pero, ¿cuál es tu objetivo al venir con nosotros? –intervino Fuu.
–Tengo dos –dijo Joss– el primero es que quiero estar con Shinta siempre –afirmó al tiempo que se abrazaba del brazo del tirador y éste sólo se ruborizaba– pero también tengo otro. La reina Otohime quería que los gyojin y los ningyo pudieran salir de esta isla, ver el mundo, ser libres. Yo deseo seguir esa voluntad, permítanmelo por favor.
Tras esas palabras, la banda quedó convencida por completo y aceptaron a la ningyo como su más nueva compañera, tripulante, nakama, miembro de esa familia de altamar. Joss entonces comentó que conocía a una persona capaz de hacer los preparativos al barco para que pudieran subir de nueva cuenta y esta vez en el Nuevo Mundo así que la banda fue a verlo y encargaron el Steeler por algunas horas, durante las cuales todos se divirtieron en la Isla Gyojin y conocieron otros de sus lugares famosos, como el dojo del karate gyojin, entre otros sitios.
Al regresar por el barco, les fue explicado el método de navegación del Nuevo Mundo, donde se utiliza un mecanismo de tres Log Pose, en lugar de una. Natsuki y Fuu pusieron la mayor de sus atenciones, pues sabían que de ello podía depender la vida de todos sus compañeros y de ellas mismas al momento de surcar el último de los mares. Horas después, el Steeler estaba subiendo a buena velocidad desde el fondo del mar y en pocas horas llegaría a la superficie.
–Debo dejar mis cosas bien acomodadas, ¿en cuál camarote duermes, Shinta? –preguntó Joss, como si nada.
–Nada de eso señorita, tú vas a dormir con nosotras –le dijo Fuu– son muy pequeños para dormir juntos, y aun si no lo fueran, no queremos tener una guardería en este lugar. Guarden su ímpetu para más adelante.
Algunas horas antes, en el Cuartel General de la Marina, el contralmirante Riggs platicaba con otro oficial. Comentaba acerca del escape de los piratas de Blaze, pero cuando el otro preguntó por qué los había dejado ir a Isla Gyojin, Riggs le contó su plan.
–Deja que tomen confianza. Tengo un informante en la Isla Gyojin y ya me ha indicado que están por allá. De hecho, sé que están a punto de partir, así que más o menos puedo tener una idea del momento exacto en el que saldrán a la superficie. No puedo saber el lugar, pero con permiso del vicealmirante Doberman, he puesto ya bastantes acorazados en lugares que pienso, podrían salir. Yo mismo voy hacia allá y sé que no escaparán. Los aplastaré.
Al otro oficial no le pareció mal plan y aceptó que era probable que aquellos piratas fueran sorprendidos justo al momento de emerger. Lo que ninguno de los dos sabía, es que, la oficina donde estaban hablando, tenía un pequeño ducto de ventilación que estaba conectado hacia otra oficina, y en ésta última, Ayaka había escuchado todo. Su corazón se estremeció sin remedio. Supo que si Riggs estaba al mando de esa operación, había un peligro real para los piratas. Realmente no sabía qué tan fuertes se habían vuelto todos, pero si llegaban a cazarlos tal cantidad de acorazados, comandados por alguien tan despiadado, no podrían estar seguros.
Sus ojos llorosos y los temblores de su cuerpo denotaban su pelea interna. La siempre templada y prudente capitana luchaba consigo misma para no realizar una acción de ayuda hacia esos piratas. No era sólo simpatía por Blaze y los demás, ella pensaba en Jet más que en nadie y desde que se había enterado de que estaba vivo, sus deseos de verlo aumentaban segundo a segundo, aunque realmente ella tratara de evitarlo.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 93 (Abrazo en el agua):
- Spoiler:
- Finalmente, Ayaka cedió a sus deseos e investigó cuáles eran los acorazados que saldrían en la misión de atrapar a los piratas de Blaze. Subió entonces de incógnito a uno, en el cual no se topara con Riggs y prácticamente pasó por una simple recluta, incluso se vistió como uno. Recogió su cabello y lo escondió debajo de la gorra, incluso se había deshecho de todo rastro de maquillaje y sólo sus profundos ojos azules destacaban en su ser, pero intentaba sobresalir lo menos posible, pues también se había puesto una chaqueta, si no muy gruesa, si algo larga. No era la única que llevaba algo así, para protegerse de la lluvia o el mar agitado del Nuevo Mundo, por lo que tampoco destacó por ello.
El acorazado partió, acompañado por dos más y no demoró mucho en estacionarse en un punto no muy lejano de la Red Line. Según indicaciones de Riggs, ése podría ser el punto donde los piratas deberían emerger.
Blaze y su banda no imaginaban en lo absoluto que alguien los estuviera esperando en la superficie y aguardaban emocionados a que el barco emergiera. Cuando el Steeler al fin lo hizo, la violencia de lo sucedido no les permitió de inmediato ver lo que había en el mar. Para su mala suerte, habían salido justo donde había un par de acorazados. En cuanto fueron vistos, los restantes barcos de la flota fueron avisados.
Ayaka se dio cuenta de inmediato porque estaba al pendiente de lo que pudiera suceder. El barco donde ella iba no fue de los primeros en llegar hacia donde estaba el Steeler. Cuando al fin lo hizo, ya había otros ocho atacando a la banda de Blaze, que se defendían como podían, pero la situación era grave.
Uno de los acorazados cercanos al de Ayaka preparó cañones. Estaban fuera de la vista del Steeler, lo que era más peligroso para los piratas y ese ataque podría ser el definitivo. La capitana cruzó entonces la barrera y con rapidez, utilizó uno de los cañones del barco en el que navegaba, para atacar al otro acorazado. La explosión fue llamativa e incluso atrajo la atención de Riggs.
–¿Qué es lo que haces? –preguntó un recluta a Ayaka. La rubia no respondió y huyó de ese lugar. Tomó con habilidad uno de los amarres y se balanceó para llegar a otro acorazado; pero no pasó desapercibida. Vía den den mushi, los demás barcos de la flota fueron avisados de lo sucedido. Al parecer una recluta había disparado en contra de sus propios compañeros y había huido del barco. Rápidamente se identificó a la chica, pero su habilidad evitó que fuera atrapada.
En la confusión, el Steeler pudo poner un poco de agua de por medio y Blaze vio una oportunidad de escape entonces. La fragata tomó gran velocidad e intentó alejarse lo más posible. En el mismo instante, Ayaka ya había cruzado dos barcos más, pero llegó hasta donde estaba Riggs. El espigado oficial pareció aún más alto cuando se postró ante ella y luego soltó un golpe que ella apenas alcanzó a bloquear, pero que lastimó su brazo izquierdo. La rubia sacó su florete, pero fue golpeada nuevamente, esta vez por la espalda. Se dio cuenta entonces de que había no uno, sino dos Riggs.
El Steeler ya estaba cerca de tomar una corriente de escape cuando Jet sintió algo. Subió hacia el mástil principal y ahí, arrebató a Makoto un catalejo que tenía en las manos, ella protestó, pero él no hizo caso. El espadachín fijó su vista en el acorazado más cercano y vio que había una refriega, un oficial peleaba contra un recluta. Jet se estremeció al reconocer el florete que el marine de menor rango llevaba en su mano derecha. Luego miró su rostro y aun sin los rizos rubios, supo de inmediato que era ella.
–¡¡Blaze!! –le gritó a su capitán con todas sus fuerzas. El hombre de acero miró serio al espadachín mientras peste bajaba del mástil y sin decir nada, preguntó con su expresión lo que sucedía. Jet le pidió que aminorara la marcha.
–¿Estás loco? Ya estamos cerca de escapar.
–Ayaka… –le dijo él– Ayaka está ahí, y está peleando con otro marine.
Jet entonces se colocó lo más cercano posible al acorazado marine y soltó el corte volador más potente que pudo. Si bien éste no llegó con la mayor de las fuerzas hasta el enorme barco, sí le hizo un corte de consideración que lo sacudió. Shinta entendió de inmediato las intenciones de su compañero y utilizó el cañón el cual dio de lleno en el acorazado. Blaze y Osore, mientras tanto, repelían los ataques de los otros barcos.
La última explosión meció aún más la nave marine, y una herida Ayaka no pudo sostenerse, por lo que cayó en el mar. Ello fue benéfico para ella. No era viable ganar en esas condiciones y entonces su prioridad fue flotar. Jet, por su parte, fue a la bodega del Steeler y sacó la cuerda más grande que encontró. Pidió entonces a sus compañeras, las cuatro, que le ayudaran y mientras éste se ató y saltó al mar, ellas lo sostuvieron. Shinta dejó el cañón para ser el timonel y tratar de sacarlos de ahí.
Jet nadó como nunca lo había hecho jamás, con una fuerza que tal vez nunca había tenido y aunque demoró algunos minutos, finalmente pudo llegar cerca de Ayaka. Ésta lo alcanzó a ver y también empezó a nadar hacia su dirección, por lo que ambos finalmente se encontraron. No hubo tiempo de nada, ni saludos, ni palabras, sólo un abrazo, más por seguridad que por otra cosa. Makoto se percató que ambos estaban ya juntos y con sus compañeras, empezó a jalar la cuerda. No fue fácil, la fuerza del mar no cedía, pero al tiempo que escapaban, también acercaban cada vez más a Jet y Ayaka. De cualquier forma, ellos no se soltarían jamás.
Finalmente lograron subirlos y ambos tuvieron que soltar toda el agua que habían tragado. Ayaka había perdido la gorra y su cabello volvía a mostrarse largo, aunque totalmente húmedo y casi lacio por esto mismo. Cuando recuperó el aliento, la rubia se vio rodeada por los piratas y con Jet a su lado.
–Bueno, capitana, es un honor verte de nuevo –al fin habló Blaze, quien le ofreció su mano para que se levantase. Jet todavía no recuperaba la compostura.
–Es una situación extraña, pero me alegro que estén bien –dijo ella y dio un cálido abrazo al hombre de acero. Jet finalmente se levantó y se acercó a ella. La rubia no se resistió y abrazó al espadachín, esta vez con inmenso afecto.
–¿Qué es lo que hacías allí? –preguntó él. Aunque ella no respondió al instante.
–¿No es obvio? –sonrió Fuu– nos ayudaba, ¿verdad?
–Es cierto –respondió la marine.– Supe que Riggs intentaría emboscarlos al emerger y vine. Yo, sólo vine, sin pensarlo.
Ayaka relató que había estado al pendiente de su situación y contó lo que había sucedido desde que saliera de Marineford hasta ese momento. Su rostro denotaba el cansancio y la tensión que llevaba consigo y fue aconsejada descansar, por lo que Natsuki la guio hasta la habitación de las chicas. La navegante pidió a la rubia que durmiera, pero ésta no lo hizo de inmediato, no sólo porque estaba en un lugar totalmente extraño, sino también porque tenía muchas cosas en las cuales pensar, sobre ella misma y sobre lo que había hecho. De todas formas, el cansancio la venció algunos minutos después y durmió.
Tras explicar a Huang y a Joss quién era aquella marine, los piratas se sentaron en cubierta a hablar sobre el asunto.
–¿Qué es lo que va a pasar con ella? –preguntó Fuu.
–Es obvio que ya no podrá regresar a ser una marine, al menos no sin una buena reprimenda –afirmó Makoto.
–Cuando despierte, le pediré que se quede aquí, si eso está bien con ustedes, claro –dijo Jet y luego volteó a ver a Blaze– ¿está bien para ti, capitán?
–Ya te lo había dicho –respondió Blaze, quien estaba al lado de su primero a bordo, estiró su brazo y le palmeó el hombro– si ella quiere estar aquí, tendrá un lugar. Además –se llevó la mano a la barbilla– si tengo a una ex capitana de la marina en mi tripulación, un cartel de recompensa tiene que llegar pronto para mí.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 94 (Ayaka en el barco pirata):
- Spoiler:
- Ayaka no despertó sino hasta el día siguiente y cuando lo hizo, se encontró abrazada de alguien. Se percató entonces que se trataba de Natsuki, pues ambas compartían una cama. La navegante estaba profundamente dormida y no se daba cuenta del movimiento de Ayaka, quien de todas formas no hizo mucho intento por zafarse y decidió que se levantaría hasta que Natsuki despertara. Vio a su derecha y, colgando del techo, había una amplia hamaca y ahí dormía Makoto, mientras que al frente de ella, en un tendido en el suelo, estaba la ningyo rubia. A su izquierda había otra cama, pero ésta se encontraba vacía y ya que no veía a la chica restante, esa conocida como “Killer Princess”, concluyó que se trataba del lugar de descanso de aquélla.
La capitana nunca había estado rodeada de tantas personas al despertar. Se sintió extraña, pero no molesta. Incluso, esos minutos, recostada y con otra chica a su lado, fueron los más tranquilos que había tenido en mucho tiempo. Sintió una paz que provocaba que el tiempo pasara más lento, aunque fue interrumpida pasada media hora.
–¡Oigan, Fuu dice que pronto estará el desayuno! –gritó Shinta desde el exterior de la habitación. Joss fue la primera en despertar y estirarse.
–Puedes pasar, Shinta-kun, no hay problema –le afirmó la ningyo.
–No la escuches –intervino Makoto– no tiene puesto el sujetador, sólo quiere que la veas.
La última en despertar fue Natsuki y rápidamente preguntó a Ayaka cómo había pasado la noche. Makoto y Joss subieron a la cama y también quisieron saber si la marine estaba cómoda.
–Nadie me había puesto tanta atención al despertar –sonrió. Luego se vistieron y salieron a desayunar. La cocina era un caos, con Fuu sirviendo a sus nakama y ellos comiendo con total desfachatez. Aunque Jet ya estaba acostumbrado a esto, se sintió algo avergonzado pero su gesto cambió cuando miró sonreír gustosamente a Ayaka. No es que a ella le gustara estar en un lugar con tanto bullicio, de hecho, era algo que detestaba, pero en ese momento, le pareció el desayuno más divertido que nunca hubiera tenido y pensó que, para ella, sería fantástico quedarse para siempre en un lugar como ése; también pensó que le sería imposible.
Luego, la rubia ayudó a Fuu a lavar los platos de ese desayuno.
–No soy una buena cocinera, pero sí sé lavar platos –le dijo– cuando eres recluta, esto lo aprendes a la mala.
–Una marine ha pasado por mucho, ¿no es así? –preguntó Fuu.
–Siento como si me estuvieras probando…
–No es eso, lo siento –dijo la peliazul– es sólo que no tengo muy en alta estima a la marina, pero no es nada personal.
–Lo siento –le dijo Ayaka a lo que Fuu se sorprendió.
–¿Cómo sabes lo que sucedió?
–No es que lo sepa –aclaró la rubia– es sólo que, no te veo como una pirata de por vida, o sea, desde niña, y cuando alguien como tú dice eso sobre la marina, es porque seguro le hemos fallado. Pero aunque te hayamos fallado, no creas que todos lo hemos hecho a propósito, la corrupción no envuelve a todos los oficiales, la avaricia no es general en nuestra fuerza, es sólo que, tú sabes, esto no puede ser perfecto y yo sé bien que está lejos de la perfección.
Fuu no tuvo respuesta para ello y siguió lavando los platos en silencio.
Durante la mañana, Ayaka relató a Jet lo que había hecho durante los últimos meses. No dijo a causa de qué, pero explicó sus aburridas y repetitivas funciones de oficina en Marineford y como desde ahí pudo seguir los movimientos de la banda.
–Cuando tenía a cargo un acorazado, todo era ruidoso, pero al menos no me sentía sola –dijo la rubia–. Estos meses han sido los más solitarios que recuerdo. No me gustaba despertar en la mañana y no ver a nadie cerca de mí. En el barco siempre estaba junto a mi recluta, Hanako. Por eso me he puesto de buen humor, porque después de muchas semanas, tuve un caluroso despertar.
–Sólo le tomó una noche a Natsuki encariñarse con ella –le dijo Makoto, quien estaba por subir a la torre del mástil principal.
–Por cierto –la detuvo Ayaka un momento– no lo había dicho, pero por tu rostro parece que tuvieron una pelea dura.
Makoto, todavía con una gasa en su mejilla izquierda, apretó los dientes, recordando su pelea ante Nika.
–Fui débil –dijo– una marine me dio una paliza. No puedo creer todavía cómo me ganó así.
–¿Cómo era ella? –preguntó Ayaka, pensando que tal vez la conocería. Makoto la describió y la rubia rápidamente la reconoció.– Nika debió haber utilizado su hipnotismo sobre ti. Ella tiene esa habilidad especial, no sé si ha nacido así o la desarrolló después. Apuesto a que notaste que su mirada se tornó extraña en algún momento, pues ahí, sin que te dieras cuenta, te “hipnotizó” y gracias a eso, se volvió más rápida, fuerte y hábil que tú, o al menos eso te pareció. Nika puede ser una gran aliada, pero es temible como una enemiga.
Ayaka no esperaba una reacción como la de Makoto, quien la abrazó efusivamente e incluso estuvo cerca de dejarla sin aire debido a la fuerza del gesto. Cuando la soltó, la vigía tenía un rostro feliz.
–¡Muchas gracias! –le dijo– me has hecho feliz con lo que acabas de decirme. Pensé que era tan débil... ahora sé que todo fue un truco.
–Pero no es toda su habilidad, ella sigue siendo muy fuerte.
–Eso lo sé, pero me da confianza en mí misma. Estaba pensando en que nunca sería capaz de vencerla. Ahora me doy cuenta de que puede ser una pelea cerrada si vuelvo a toparme con ella –afirmó Makoto.
Pasaron un par de días y finalmente el Steeler arribó a una de las islas que el Log Pose triple señalaba. Era la más tranquila según el movimiento de las agujas. Ya que se trataba de la primera isla del Nuevo Mundo, los piratas querían ir con algo de cautela y enfrentar el peligro un poco más adelante.
Ayaka, que conocía más el Nuevo Mundo que los piratas, subió a la torre junto a Makoto e intentó reconocer la isla, pero cuando al vio supo que no era una de las que había visitado. Era tan nueva para ella como para sus ahora compañeros.
Natsuki propuso que debían comprar ropa para Ayaka, puesto que la marine sólo llevaba las prendas de suboficial con las que se había disfrazado y en ese momento utilizaba ropa prestada de Fuu. La rubia aceptó, aunque estaba confundida. No era que no deseara quedarse en esa tripulación junto a Jet, pero no dejaba de ser una marine y su compromiso con tal organización era grande. Había sido criada para defender al Gobierno, para acabar con el mal, y aunque había aprendido muchas cosas distintas mientras crecía, todavía conservaba ese orgullo de la marina.
Ayaka entonces estaba preocupada, pero se encargó de encerrar ese sentimiento, al menos por el momento. Había decidido que, si la isla siguiente tenía un puerto grande, debía regresar a rendir cuentas. No quería ser una criminal, prefería ser una desertora en todo caso, al fin que sus últimos tiempos en la marina habían sido terribles.
El Steeler fue acercándose a tal isla y los piratas vieron un anuncio grande sobre un edificio en la costa. Decía “Whitesand” y señalaba que era el puerto de tal lugar. El edificio era un muelle enorme, techado y a su lado tenía un faro. Makoto fue quien vio eso y bajó para contarlo a sus compañeros. Al decir el nombre que estaba escrito, la vigía notó como Ayaka se tomaba la cabeza.
La rubia sintió un punzante dolor cuando escuchó esa palabra “Whitesand”. Tras el dolor, la cabeza le empezó a dar vueltas y su estómago a revolverse. Jet alcanzó a evitar que ella cayera al suelo al tomarla con los brazos.
–¿Qué sucede? –preguntó con preocupación.
–No lo sé, me he mareado… –dijo ella, con las manos en la cabeza y un notorio malestar– nunca me había sucedido.
Fuu la llevó a la cocina y ahí se sentó y bebió algo de agua. Osore las acompañó y revisó a Ayaka para cerciorarse de que todo estuviera bien. No parecía haber nada anormal y el médico comentó que tal vez todavía su cuerpo estaba algo exhausto.
Finalmente el barco arribó al muelle, que pareció recibirlos sin mucho problema y bajaron al lugar. Se dieron cuenta del porqué del nombre de esa isla, pues la arena parecía estar hecha de perlas en lugar de granos de arena, debido a lo blanca que era. Ayaka pudo bajar sin mayores problemas. No le dolía la cabeza y el mareo se le había pasado, pero no podía evitar sentir un poco de malestar cada vez que escuchaba el nombre de la isla.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 95 (Recuerdos de Yarka):
- Spoiler:
- A pesar de que habían acordado comprar algo de ropa para Ayaka, ella no parecía con intenciones de separarse de Jet. Por alguna razón, desde que se aproximaba a la isla, se sentía vulnerable y prefirió, al menos por esa mañana, no ir a comprar las prendas.
Whitesand era el nombre de la isla, pero la ciudad portuaria donde los piratas habían desembarcado llevaba como nombre Griena. Era una ciudad tranquila, no muy grande, pero con calles empedradas, en buen estado y limpias. La gente no parecía temerle a unos bucaneros como ellos y todos andaban en la vía pública de forma muy normal
De la misma manera caminaban Ayaka y Jet, tomados de la mano. En ese momento no les importaba mucho si su relación se dirigía hacia algún lado. Para ellos era como terminar aquella cita que interrumpieron en Water 7. De pronto, Ayaka notó en un tablero colgado en un edificio de la ciudad un nombre y se detuvo a admirarlo. Era “Yarka” y se trataba de otra ciudad de esa isla.
–¿Le interesa ir, señorita? –preguntó un hombre, al parecer encargado de un negocio ubicado en el lugar–. Todos los días tenemos varias diligencias y todas pasan por Yarka. No es muy costoso.
–¿Quieres ir? –le preguntó Jet a la rubia.
–No lo sé –respondió ella, con gesto desorientado– es como si necesitara ir, pero no entiendo por qué.
–Si lo necesitas, vamos.
–Me apena separarte de los demás –le dijo ella.
–No te preocupes, ellos entenderán –afirmó el espadachín.– Sólo iré a avisarles.
Jet regresó a los pocos minutos y además con algunos billetes en la mano. Fuu se los había dado y aunque Ayaka se sintió algo más apenada, ambos subieron a la diligencia que salió una hora después. Ésta iba desde Griera hasta otra ciudad algo lejana llamada Atin. En el camino entre ambas había varios pueblos y uno de ellos era Yarka.
La diligencia, jalada por ocho caballos formados en dos filas, tenía el tamaño suficiente como para llevar dos decenas de personas; en ese viaje iban apenas ocho. Además de Jet y Ayaka viajaban tres mujeres de edad mediana, un hombre algo mayor con herramientas de arado, una chica algo joven y un niño de no más de cinco años que la acompañaba.
Jet y Ayaka no pretendían hablar mucho durante el viaje, pero al paso de algunos minutos, una de las señoras les sonrió y preguntó:
–¿No son de por aquí, verdad? Lo digo porque no recuerdo haberlos visto y no olvidaría a una pareja tan encantadora.
–Somos viajeros –dijo Jet, de forma seca y no muy amigable.
–Tu novio es algo reservado, señorita –dijo otra de las mujeres. Jet estuvo cerca de decir que no tenían ese tipo de relación, pero Ayaka habló primero.
–No estamos acostumbrados a viajar de esta forma –dijo la rubia, quien sonrió y se abrazó al brazo del espadachín. Aquellas mujeres no preguntaron demasiadas cosas más y la pareja bajó en la estación de Yarka.
Allí había una pequeña techumbre y desde ella, un camino marcado hacia el Norte. Un letrero indicaba que un kilómetro y medio desde ahí, estaba el poblado de Yarka, así que ambos lo siguieron. A diferencia de Griera, allí la vegetación era mucho más árida. No llegaba a haber dunas desérticas, pero el suelo agrietado y la estepa daban un aspecto triste. Alguna lagartija corría por allí y a lo lejos podía escucharse el sonido de un cascabel.
Pronto, la pareja alcanzó a ver el poblado y no demoraron demasiado en llegar. No había algún letrero que lo confirmara, pero no podía haber equivocación, ahí era Yarka. Las construcciones estaban hechas de una madera oscura y delgada, al menos la mayoría de ella. A diferencia de Griera, las calles no estaban empedradas, sino que sólo había tierra. Un riachuelo con muy poca agua corría cerca de donde Jet y Ayaka estaban.
–¿Te dice algo este panorama? –preguntó Jet.
–Sí, estoy segura que ya había estado aquí –respondió Ayaka, aunque ya no lucía tan desorientada. Caminó un poco hacia su izquierda, unos veinte metros y Jet la siguió. Ambos llegaron a otra empolvada calle, la cual no lucía demasiado distinta a las demás; sin embargo, una persona los vio. Desde la ventana de una casa, una mujer los llamó y ellos se acercaron. Era una especie de tienda. Ella tenía la mercancía adentro y despachaba por su ventana.
–¿Son visitantes? Es muy extraño que haya visitantes por aquí –dijo ella. La mujer de edad mediana, con su cabello corto y rostro alegre, ya con algunas arrugas, aunque su cabello todavía lucía muy negro, con pocas canas.
–Estamos buscando algo que no sabemos exactamente –dijo Ayaka con un dejo de nostalgia.
–¿Una persona o un lugar?
–No lo sé a ciencia cierta –suspiró la rubia–. Sé que hay algo en este sitio. Sé que ya he estado aquí, pero no recuerdo bien… –se tomó la frente, con malestar nuevamente.
Jet y Ayaka tomaron un jugo fresco en ese lugar y se despidieron, no sin antes darle sus nombres a aquella mujer. Luego siguieron caminando por el poblado. No era muy grande, pero al menos tampoco era tan pequeño como se veía a simple vista
La mujer se quedó recargada en su ventana por algunos segundos y luego, recordó algo. No estaba demasiado segura así que entró al interior de su casa y fue con su esposo, quien leía el periódico recostado en un sillón.
–¿Recuerdas a Yaen? ¿Tu compañero en la mina? –preguntó ella y él asintió– ¿recuerdas el nombre de su hija, la niña rubia?
El hombre dejó de leer el diario y se llevó la mano a la barbilla mientras dirigía su mirada hacia arriba. Estaba tratando de recordar.
–Ala… no. Asuka… no, tampoco…
–¿No era Ayaka?
–¡Sí, Ayaka! –exclamó él– ¿Y a qué viene la pregunta?
Jet y Ayaka seguían caminando por el pueblo, tratando de encontrar algo que despertara la memoria de la rubia, pero no habían tenido éxito alguno; su búsqueda fue interrumpida cuando la mujer de antes los alcanzó. Ella tuvo que apoyar sus manos en las rodillas para recuperar el aliento.
–Dijiste que tu nombre es Ayaka… entonces, ¿eres hija de Yaen?
La rubia se quedó viendo a la mujer. Estaba con mirada confundida, su boca abierta y respiraba agitadamente. Jet s acerco y la tomó de los hombros al tiempo que la miraba a los ojos para que reaccionara. Ella finalmente recuperó la compostura tras unos segundos.
–No sé si soy hija de él –respondió– pero sentí algo extraño al escuchar su nombre… tal vez sea cierto.
–Si tienes dudas, es mejor que me acompañen –dijo la mujer. Jet y Ayaka la siguieron entonces hacia otra calle no muy lejana. Caminaron un poco hasta llegar a una esquina donde se encontraba una casa en escombros, quemada y, obviamente, inhabitada.
En cuanto la vio, Ayaka comenzó a temblar. Por su cabeza pasaban miles de imágenes, muchas de las cuales creía “desconocidas” y finalmente estalló en un grito tremendo y cayó al suelo sin bajar la voz. Jet trató de tranquilizarla, abrazándola pero no lo logró sino hasta pasados más de dos minutos.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 96 (Aquel sábado):
- Spoiler:
- Ayaka se levantó, aún abrazada por Jet y aunque todavía temblaba un poco, ya se notaba más tranquila, aunque a Jet le pareció que sus ojos lucían distinto. Su color era igual, pero parecían, por lo que él podía observar, más vivos, no tan rígidos.
–¿Qué sucedió? –preguntó él.
Ella miró hacia el suelo unos momentos y luego, con su antebrazo, se limpió un poco las lágrimas del rostro y después volteó hacia él, apretando sus labios unos momentos antes de responder.
–Lo he recordado, todo –aceptó, con un dejo de tristeza en el rostro, el cual, por alguna razón, dejó escapar cierta sonrisa que parecía irónica.
–Perdóname niña, no quería que esto pasara así –dijo la mujer.
–No se preocupe –sonrió levemente Ayaka– a eso he venido a este lugar. Al contrario, se lo agradezco.
La noche ya se acercaba y regresar a Griena no era la mejor opción, por lo que Jet y Ayaka acordaron quedarse en un hotel esa noche. El espadachín pensó un momento en sus compañeros, pero supo que no había mucho remedio y estaba seguro que no se preocuparían por él. Encontraron un hotel que les indicó la mujer de la tienda y se despidieron de ella. Ayaka insistió en que, a pesar de todo, estaba agradecida.
Cuando apartaron la habitación, el sol resplandecía por el horizonte, ya muy cerca de esconderse. Ayaka trató de recordar cuándo había sido la última vez que había visto un atardecer en tierra firme, pero no pudo exactamente. Su memoria era usualmente muy buena, pero no podía ordenar sus ideas en esos momentos.
Al entrar a la habitación, vieron la cama, amplia, pero que, además de una lámpara, un tocador y el baño contiguo, era lo único que había allí.
–Aquí dormiré yo –dijo Jet, señalando el suelo junto a la cama.
–No seas tonto –Ayaka se sentó en la cama y tomó a Jet de la mano, obligándolo a sentarse también, junto a ella– no estamos aquí para dormir separados, ¿verdad? –preguntó y se abrazó a él. Jet respondió atrayéndola con su brazo derecho.
–¿Quieres contarme lo que has recordado? –preguntó él, con voz suave. Ella, tras unos segundos, asintió.
–Sí, será mejor que suelte esto. Pero no es una historia fácil.
Así, Ayaka comenzó a relatar lo que había sucedido tiempo atrás en aquella isla. Justamente, 14 años atrás, cuando apenas tenía diez. Anteriormente en ese lugar, la vida era medianamente próspera gracias a una mina de carbón que se encontraba allí y que no sólo abastecía a toda la isla, sino incluso a algunas otras cercanas. El padre de Ayaka, Yaen, trabajaba en esa mina y aunque sostenía a la familia, conformada por él, su esposa Karin y la niña, tendía a la bebida frecuentemente.
“Sólo el alcohol le quita lo aburrido a esta vida”, solía decir Yaen, y sobre todo aquellos sábados en los que él y sus compañeros salían temprano de la mina, pasaban el resto de la tarde y la noche bebiendo sin parar.
Eran bastantes ocasiones en que Karin deseaba que Yaen no regresara a casa pronto, o incluso hasta la mañana siguiente. A veces eran sólo gritos, pero en ocasiones se convertían en golpes.
La pequeña Ayaka siempre se escondía en esas ocasiones y en realidad su padre jamás le había hecho daño alguno, pero siempre veía. Lo que más pasaba por su infantil mente era el “por qué”. No entendía lo que sucedía, la causa de por qué todo se transformaba en un abrir y cerrar de ojos.
Yaen no era un hombre demasiado cariñoso. Su hija era alguien a quien debía mantener, dar de comer y vestido, simplemente. Ayaka no se había sentido realmente amada por ese hombre nunca.
Y fue un sábado. Cerca de las once de la noche, Yaen regresó fuera de sí, alcoholizado. Karin estaba en la cama, acostada, fingiendo dormir pero él exigió que le prepararan el baño. La levantó y la trató con violencia. Y ahí fue que la pequeña Ayaka quiso salir de sus dudas.
–¿Por qué haces esto, papi? –preguntó ella, con inocencia total.
–¡¡Vete a dormir, mocosa!! –le gritó Yaen y con un manotazo la derribó, haciéndola llorar. El llanto enojó más al ebrio y estaba cerca de golpearla cuando él mismo recibió un impacto en su hombro. Karin quizás siempre había sentido miedo de él, pero al ver a su niña en peligro, la rabia fue más que el temor. Había tomado un tronco de madera que se usaba en la chimenea. Todavía tenía alguna braza incluso, y con éste había golpeado a Yaen.
La fuerza del hombre fue más que la de ella y la golpeó en varias ocasiones, haciendo que el madero cayera por el suelo. Ni Yaen ni Karin se dieron cuenta, pero ese tronco encendió una pequeña flama en el suelo de madera de la vivienda.
Iracundo, Yaen se colocó encima de Karin y empezó a golpearla brutalmente, totalmente fuera de sí. Los gritos de la mujer fueron apagándose poco a poco debido a tal paliza. En ese momento, Ayaka dejó de llorar, sintió que algo andaba realmente mal. A pesar de su edad sintió que su madre realmente estaba en serio peligro.
La pequeña no sabía qué hacer, pero su mirada se posó en un cuchillo de cocina que se había caído. Era el más grande que su madre tenía y se preguntó si podía utilizarlo. Karin le había prohibido siempre tomar los cuchillos y desde entonces supo que era un objeto peligroso que podía hacer daño. Y en ese momento, necesitaba hacerle daño a Yaen, a su padre.
Yaen seguía golpeando a una indefensa Karin y no se percató que Ayaka estaba detrás de él. Con lágrimas de terror la niña alzó el cuchillo con ambas manos y lo enterró en la espalda del hombre. No fue demasiado lo que se introdujo, pero el dolor hizo caer a Yaen y en el movimiento, el objeto se enterró mucho más en la parte baja de la espalda e incluso la punta salió por el vientre. Él volteó a ver a la niña, incrédulo. La sangre empezó a brotar a chorros y segundos después, Yaen se desplomó, sin fuerza alguna.
Aterrorizada por la visión, Ayaka no pudo moverse hasta que escuchó el llamado de su madre. Al tiempo que el fuego se extendía por la casa, la pequeña llegó hasta su progenitora. Karin, con la fuerza que le quedaba, abrazó a la rubia.
–Al menos estás en mis brazos ahora que voy a morir… –le dijo ella, pudiendo abrir sólo un ojo, y con dificultad. Ayaka no dijo nada y se acomodó junto a su Karin. Si su madre iba a morir, ella quería hacerlo también. El fuego estaba cerca de consumir la mitad de la vivienda.
Pero minutos más tarde, los pobladores del lugar pudieron entrar a la casa en llamas y sacar a la familia completa. El destacamento marine de la isla demoró cerca de una hora para llegar al lugar atraídos por la columna de humo que a pesar de la noche se observaba desde Yarka; no había mucho qué hacer. Yaen había muerto por desangramiento y Karin debido a los golpes. El oficial marine revisó las evidencias y supo que, al menos de la muerte del padre, la niña había tenido algo que ver. Consideró peligroso dejarla en ese lugar, sobre todo porque ella no podía pronunciar palabra alguna y los marines la llevaron con ellos.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 97 (Juntos):
- Spoiler:
- Ayaka nunca regresó a Yarka. Tras dos días en el destacamento, un marine de alto rango llegó al lugar. Algo vio en esa pequeña y pidió llevársela consigo hacia los cuarteles generales. No podían encargarse de ella, pero aquel oficial pidió que, a pesar de la corta edad de la pequeña, fuera admitida en la academia, y así sucedió.
–No tenía nada detrás de mí –dijo Ayaka a Jet, terminando el relato– no recordaba nada debido al shock de ver a mis padres muertos. De esa forma, me enfoqué en lo que tenía al frente mío.
–Y ellos… ¿jamás te dijeron nada acerca de lo que sucedió? – preguntó Jet.
–Nunca –respondió Ayaka negando también con la cabeza.– Pero pienso que fue mejor. Tal vez no habría podido seguir viviendo, creo que fue por eso que mi cerebro lo bloqueó. Garp-san sabía esto, supongo.
–¿Garp-san?
–Sí –sonrió Ayaka– él fue el oficial que me ayudó en esa ocasión Es un héroe de la marina, ¿sabías?
Jet asimiló el relato y abrazó a la chica. Pero Ayaka se había vuelto una mujer fuerte y realmente no necesitaba que la confortaran tras haber recordado todo. Aun así, ella abrazó también al espadachín, porque era un hombre que simplemente le gustaba.
Ambos acordaron que era una buena idea darse un baño y tras prepararlo, Ayaka fue la primera en entrar y demoró cerca de media hora en la tina del baño de aquel hotel. Cuando salió, lo hizo sólo en una toalla blanca también propiedad del lugar. Jet se quedó boquiabierto. Sabía que Ayaka era hermosa, pero al verla así, con su cabello aún húmedo, su piel blanca brillante, sus mejillas sonrojadas, sus ojos tranquilos y una tenue pero cálida sonrisa, no pudo evitar admirarla. Además, la toalla, la cual sostenía con su brazo derecho cruzando su pecho, contorneaba su bella figura.
–Es tu turno –le dijo ella, sonriendo dulcemente– el agua aún está caliente.
Tras salir de su trance, Jet entró al baño y poco después a la tina. Pronto se dio cuenta de que no había llevado ninguna toalla pero casi como si hubiera telepatía entre ambos, Ayaka también lo supo y abrió un momento la puerta para lanzar la misma toalla que ella había utilizado. Minutos después, Jet salió de la tina y quiso hacer lo mismo que ella, salir sólo con la toalla. Tomó esa tela y primero la sintió con sus manos, se sonrojó de nuevo y luego se la colocó alrededor de la cintura. Salió de la habitación de baño y al hacerlo se quedó sin aliento. Del otro lado de la cama, mirando por la ventana estaba la mujer más bella que había visto jamás. De espaldas a él, desnuda. Ayaka escuchó salir a Jet y volteó a verlo, con una sonrisa natural.
–No me apeteció ponerme ropa tras el baño –dijo, sonriendo alegremente y caminando hacia él, dejándole ver su cuerpo también al frente.
Él se acercó a ella y la abrazó, con su mano sobre la cintura de la joven. En total sincronía, sus rostros se acercaron uno al otro y se besaron como lo habían deseado durante mucho tiempo. Ella retiró la toalla del cuerpo de él mientras la fusión de labios continuaba.
Jet y Ayaka pasaron la noche juntos en aquel hotel.
Jet despertó pesadamente por la mañana. No podía recordar cuándo había sido la última vez que había dormido tan pesadamente, de forma tan plácida. Al abrir los ojos se preguntó si era por haber tenido a su lado a Ayaka. El espadachín volteó y su rostro cambió completamente al no ver a nadie junto a él. Se levantó súbitamente y por un momento pensó que ella podía encontrarse en el cuarto de baño o había salido a desayunar algo, pero luego vio una hoja de papel sobre el buró. La tomó y comenzó a leerla. Perdió el aliento y tras las primeras líneas, tuvo que empezar a de nuevo. Decía así:
Jet:
Lo primero que debo hacer es pedirte disculpas. Por favor, no dudes de lo que siento por ti, porque es lo mismo que sé que tú sientes por mí. Así que no pienses que es tu culpa ni mucho menos. Quiero estar contigo, pero comprende que he crecido bajo la sombra de la justicia y es una justicia que he traicionado por ti. No me arrepiento y te repito que no es tu culpa, yo lo he hecho porque he querido, porque te amo. Pero es una justicia que me obliga a hacerle frente, a responder y estoy exigida a probarla por última vez.
No temas por mí, ni temas no volver a verme, porque yo quiero volver a verte y nos besaremos de nuevo. Nos volveremos a ver y estaremos juntos.
Ayaka.
P. D. Dejaré el hotel pagado, no te preocupes por eso. También te compraré un pasaje, te lo dejaré con la mujer de la tienda.
Jet no se sorprendió, a pesar de que no era lo que esperaba, ya que sabía de los traumas de Ayaka y sabía que tarde o temprano ella se enfrentaría a esos demonios, a esa vida que había llevado durante tanto tiempo. No era fácil para ella alejarse de todo así como así. Suspiró también al ver que Ayaka había pensado en todo.
–Realmente es la “Señorita Perfección” –se dijo, sonriendo para no llorar.
Se vistió y salió rápido del hotel. Luego fue con la mujer de la tienda y efectivamente ahí estaba el pasaje. Subió en la primera diligencia y viajó hacia Griena. Al llegar, fue corriendo hacia los muelles y preguntó en varios lugares por Ayaka. Tras algunos minutos, un marinero creyó recordarla, pero afirmó que, si estaban hablando de la misma persona, ella había subido a un barco de pasajeros desde hacía ya algunas horas, muy temprano, en el primer viaje. De cualquier forma, Jet no pudo averiguar en cuál y se rindió. Se sintió frustrado por un momento, pero luego recapacitó. Debía creer en ella, tenía que hacerlo. Estaba por sentarse cuando recordó que debía buscar a sus nakama. No sabía bien por dónde comenzar, por lo que fue al barco ya que aún era temprano y posiblemente algunos, si no todos, de sus compañeros, estarían todavía en el Steeler.
Sorpresivamente, no escuchó ruido alguno al acercarse a la fragata. Subió entonces y buscó a sus compañeros, pero ninguno andaba por ahí. De cualquier forma, era todavía temprano de cierta forma y fue hacia la puerta de la cabina principal y golpeó con fuerza. No hubo respuesta así que volvió a hacerlo y en ese momento si se abrió.
–¿Cómo sabías que sí estaba aquí y no fuera del barco? –preguntó un somnoliento Blaze.
–¿Tú? ¿Despierto tan temprano? No lo creo.
–Touché…–suspiró el capitán, pero luego notó que Ayaka no estaba con su espadachín y preguntó por ella.
–Ella… ella tuvo que irse –dijo Jet. Blaze invitó a su amigo a pasar a su camarote. Fue entonces cuando Jet se dio cuenta de que jamás había entrado a la habitación de su capitán. Esperaba un lugar desordenado y sucio, pero era todo lo contrario. La no demasiada ropa que Blaze utilizaba, estaba bien doblada sobre una repisa, justo del lado donde una pared de madera colindaba con la cabina del espadachín. Del lado derecho había una cama que tenía solamente una sábana y algo más llamó la atención de Jet. En la pared del lado derecho había una especie de cuadro, hecho de acero, pero con relieve y ahí estaban, bastante notorios, los rostros de todos los miembros de la tripulación. Todos sonreían.
–Sabes que no doy cumplidos a menudo, Blaze, pero esto es genial.
–Son mi familia, y aunque sé que algún día nos separaremos, quiero tener algo para verlos todo el tiempo.
Jet no supo si era porque todavía estaba un poco sensible por lo sucedido durante la noche anterior con Ayaka, pero le dieron ganas de abrazar a su capitán. Aun así, no lo hizo, ya que Blaze recordó su propia pregunta.
–¿Y bien? ¿Dónde está ella?
Jet se sentó en la cama y comenzó a relatar lo sucedido. Todo absolutamente, ya que si en alguien tenía confianza, ese era su capitán. Blaze comprendió todo en la primera explicación y al terminar de escuchar, simplemente sonrió. Estaba sentado junto a Jet y la abrazó con su brazo derecho amistosamente.
–Estará bien amigo –afirmó– si ella lo dijo, seguro que así será, no te preocupes.
Los dos salieron a caminar un poco y no demoraron demasiado en encontrar a sus nakama. Fuu rápidamente quiso saber lo que había sucedido con Ayaka, y aunque Jet dudó en qué responder, su capitán le ayudó.
–Ella sigue siendo una marine, pero pronto volverá con nosotros, no se preocupen.
–¿Ella estará bien? ¿No hay peligro para Aya-chan? –preguntó Natsuki preocupada.
–Es una chica muy fuerte, estará bien –afirmó Jet y abrazó a la navegante. Dentro de sí era tanto para agradecer a la jovencita su preocupación y también para convencerse a sí mismo que todo se encontraba bien.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 98 (Tormenta):
- Spoiler:
- El log pose se cargó hasta cerca de las ocho de la noche, por lo que los piratas decidieron partir de esa isla hasta el día siguiente. Era una mañana ideal, con suficiente viento, pero no excesivo, un sol brillante y unas nubes esponjosas pero no amenazantes. Fue un día normal y tranquilo, tanto, que Makoto bajó del mástil para pedir a Huang que entrenara con ella. El carpintero era lo más cercano a su estilo de pelea, y aunque la vigía todavía tenía ciertas heridas por su pelea ante Nika, ya eran muy menores. Estaba emocionada al saber que no había sido vencida tan fácilmente por ser una debilucha, sino por haber caído en un truco.
–¡Tienes que esforzarte más, Huang, no estoy sintiendo tus golpes!
–Es que de por sí ya eres demasiado fuerte, Makoto –dijo él.
–Nada de eso, conviértete en tigre, en tu forma intermedia, ¡vamos! –pidió la chica.
–¿Estás segura? –preguntó él un poco preocupado– ¿no estamos exagerando?
–En estos mares nunca se es demasiado fuerte –afirmó ella–. No sabemos con qué peligros nos toparemos así que lo mejor es estar preparados.
Huang aceptó y se transformó en su forma híbrida entre tigre y humano. Era, además de más fuerte, más agresivo. No podía controlarse del todo y eso era a lo que temía, pero, en realidad, Makoto era más fuerte y hábil que él, así que era una pelea bastante pareja. Era un entrenamiento ideal.
Pasaron así tres días. Aunque Jet trataba de no demostrarlo, sus pensamientos estaban en Ayaka y en cómo se encontraría ella. No podía dejar de preocuparse, pero también sabía que debía respetar la decisión de su chica y creer en ella, al menos hasta que sucediera algo que indicara lo contrario.
Era temprano, poco después del desayuno y Natsuki se encontraba en la cubierta, miraba al cielo de una forma por demás extrañada. Makoto bajó de la torre vigía y preguntó el porqué de lo absorto de la navegante.
–No soy una experta en clima –dijo– pero el aire se siente algo extraño hoy.
–¿Cómo extraño?
–No sé explicarlo, sólo siento que no es un aire igual al del resto de los días.
No es que Makoto no le diera importancia a ese sentir de Natsuki, pero poco podría hacer al respecto, así que subió de nuevo luego de decirle que no se preocupara. Al mismo tiempo, Shinta y Joss subían al barco tras nadar en el mar. Usualmente sería peligroso para cualquier humano hacerlo, pero ya que el tirador estaba acompañado por la ningyo, no suponía ningún problema. Cada vez más, a él le gustaba la compañía de la rubia y por ello, Fuu trataba de vigilarlos lo más posible, para evitar que el barco se convirtiera en una guardería.
–El agua estaba algo agitada, ¿no? –preguntó Shinta.
–Un mucho, diría yo –sonrió Joss– no sé si sea algo natural de estas aguas, pero se siente distinto que en la mayoría en las que he estado.
El Steeler siguió avanzando ese día y nada destacable ocurrió parecía ocurrir. El sol estaba cerca de esconderse tras el horizonte, destellando un color naranja por todo el cielo y fue cuando los piratas vieron un extraño fenómeno. A babor del barco, había una oscuridad tremenda que se acercaba con velocidad, una lluvia de nubes tenebrosas que unían el cielo con el mar. La primera reacción de Blaze y sus compañeros, fue de sorpresa, casi susto y luego se dieron cuenta de que lo que tanto Natsuki como Joss habían sentido más temprano, no era una causalidad.
Rápidamente subieron las velas y tiraron el ancla, pero fue demasiado tarde. La extraña tormenta los engulló, fue hacia ellos como si los estuviera cazando y pronto el mar se convirtió en un infierno. Los piratas no escuchaban nada de lo que gritaba alguno de sus compañeros. El barco aguantaba en una sola pieza el embate, pero giraba hacia todas direcciones sin parar como un trompo y la sensación de peligro era máxima.
Fueron quizás dos minutos apenas de esa situación, pero a Blaze y los suyos les parecieron horas. Un golpe fuerte sacudió aún más a los piratas, el Steeler había chocado con algo y todos ellos salieron volando, fuera del barco. Había tres usuarios de fruta del diablo y es lo que más preocupó a Jet. Pero el espadachín, en medio de la tormenta que chocaba con el mar, sólo pudo ver a Natsuki. Por su parte, Osore vio a Fuu tratando de salvar a Blaze, pero no era capaz; el médico los ayudó a ambos. Al mismo tiempo, Shinta Makoto y Joss, mayormente esta última, pudieron ayudar a Huang.
Los tres grupos estaban por llegar a la costa cuando fueron, de nuevo, tomados por sorpresa por la tormenta, que apenas arribaba en su mayor fuerza a la isla donde el Steeler parecía haber chocado. El ciclón los golpeó inevitablemente.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 99 (Kreber):
- Spoiler:
- Osore despertó y vio un techo que no le parecía familiar. Se levantó agitado y se dio cuenta de que estaba en una habitación con paredes de piedra, pero bien decorada, no era un lugar pobre. Luego volteó a su derecha, y cerca de él, estaba Blaze, durmiendo plácidamente. Al otro lado, había una cama, alta y esponjosa. Osore se levantó con pesadez, pues tenía las piernas adoloridas, y vio que, inconsciente ahí arriba, estaba Fuu. El médico revisó los signos vitales de ambos y luego los despertó. Ninguno recordaba cómo habían llegado ahí.
La habitación tenía una puerta cerca de la cama donde había estado recostada Fuu y entonces Blaze se aprestó a abrirla. Intentó girar una perilla grande y metálica, pero ésta no se movió. Cubrió entonces su mano con acero y se disponía a golpearla cuando Fuu lo detuvo. La princesa removió un pequeño seguro y la puerta se abrió entonces. Los tres salieron hacia un pasillo con paredes también de piedra. Voltearon a la izquierda y no vieron nada, pero a la derecha, había un joven sosteniendo una pica. El flacucho hombre, que tenía porte de guardia, salió corriendo de ahí, como si huyera. Los piratas se quedaron sorprendidos, preguntándose si realmente daban tanto miedo. Decidieron caminar precisamente hacia donde aquel guardia había corrido pero al escuchar unos pasos se detuvieron. Blaze y Osore se colocaron frente a Fuu, para evitar que algo pudiera sucederle.
Cuatro personas aparecieron entonces. Uno era el guardia anterior y había otro con ropas similares, el cual llevaba un florete en las manos, como si lo estuviera cuidando. Uno más era un hombre alto, con cabello largo y castaño, ojos pequeños y una espada en su costado izquierdo. Al frente de todos ellos iba una joven vestida elegantemente. No usaba vestido, sino una blusa y un pantalón, ambos bastante distinguidos, podía verse que ella era una persona importante en ese lugar con tan sólo observar su ropa.
–Por favor, no pongan esos rostros –pidió la joven con una voz severa, pero no agresiva.– No deberían pensar que están en un lugar hostil cuando les hemos salvado tras el maremoto.
Los piratas siguieron en guardia. No estaban tan hostiles como el mismo instante en que vieron a aquellas personas, pero no se había relajado aún.
–Mi nombre es Juna, soy la princesa en funciones del lugar donde se encuentran, Kreber. Él es el jefe de la guardia, Omar –señaló ella a su acompañante de cabello largo.
El trío extranjero demoró en relejarse, pero Fuu se adelantó a sus compañeros, identificándose de cierta forma con Juna.
–Mi nombre es Fubuki. Ellos son mis compañeros, Blaze y Jet. Blaze es nuestro capitán, somos piratas.
Tanto Juna como Omar lucieron un tanto sorprendidos ante las palabras de la joven, sobre todo porque ella no parecía parte de una tripulación pirata. Fuu no quiso mentir porque sintió que no debían ocultar nada, puesto que era muy probable que todo se descubriera de todas maneras.
–Hemos llegado aquí por accidente –intervino Osore– no deseamos absolutamente nada de este lugar. Lo mejor es que podamos salir de aquí y listo.
–No creo que sea tan sencillo –les dijo Juna.– Su barco… bueno, quedó hecho pedazos… hacia este lugar llegó una parte de éste y suponemos que era la bodega, porque pudimos rescatar muchas de las ropas, objetos e incluso dinero. Lo guardamos todo en nuestra bodega personal.
Juna llevó a los piratas hacia allí y Fuu, quien era la que más conocimiento tenía de lo que el Steeler contenía, revisó las cosas y con sorpresa afirmó que prácticamente toda la ropa estaba intacta. Había unos pocos instrumentos de cocina y algunas herramientas. No estaba todo, pero sí la mayor parte.
Blaze se acercó a Juna, quien seguía custodiada por Omar y los dos guardias.
–Somos más que tres –dijo el capitán con rostro preocupado– ¿dónde están mis otros seis nakama?
Juna volteó a ver a Omar y a los dos guardias y con rostro preocupado les explicó que ellos tres eran los únicos a los que había encontrado. Blaze no lo podía creer, estaba dispuesto a ir a la playa de inmediato. Fuu lo detuvo y preguntó si no habían encontrado cuerpos, cadáveres y los tres piratas suspiraron al recibir una respuesta negativa.
–Jet está con ellos, también Makoto –dijo Fubuki– tenemos que tener confianza en ellos, son fuertes.
–Me preocuparía más otra cosa –dijo Juna– que los hombres de Magrev los hayan capturado.
–¿Magrev? –preguntó Blaze.
–Es… es una larga historia.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 100 (Katyusha):
- Spoiler:
- Jet y Makoto despertaron recostados en una especie de jardín. El pasto les picaba en los rostros y sentían la arena todavía en el cabello. Ambos despertaron al mismo tiempo y vieron a Natsuki, Huang y Joss aún inconscientes Los dos se pusieron de pie y observaron el prado enrejado con tablas. Había una puerta, estaba cerrada, pero no con algún candado, solamente emparejada. Mientras Jet buscaba con la mirada a sus compañeros ausentes, Makoto se acercó a la puerta y la abrió con facilidad y del otro lado había una especie de patio con una fuente pequeña y redonda. Más adelante se veía una vivienda de un solo nivel con una entrada visible, amplia, con una puerta de malla, en buenas condiciones. Makoto gritó y no demoró mucho en abrirse un poco aquella puerta de malla.
–¡Espere un poco! ¡No salgan de ahí por favor! –se escuchó una voz femenina. La pirata la reconoció como la de una mujer de edad mediana. Comentó a sus compañeros lo sucedido y ya con Natsuki, Huang y Joss despiertos, decidieron aguardar. El espadachín tenía en su poder a Tsuda Sukehiro y la empuñó, esperando cualquier eventualidad.
–¿Dónde está Shinta? –preguntó Joss, preocupada y sin levantarse del suelo, donde estaba sentada sobre su aleta.
–Y los demás… –murmuró Natsuki, refiriéndose también a Blaze, Fuu y Osore.
–Si Blaze está con ellos, deben estar bien –afirmó Jet, sin una pizca de duda.
Pasaron unos quince minutos cuando Makoto estaba por volver a abrir la puerta de aquella especie de corral, cuando entró una mujer. Era joven, no pasaría de los treinta años. Tenía un cabello corto, castaño bien peinado, con labios pequeños y delgados, pero marcados. Usaba anteojos no muy grandes y llevba un vestido floreado de fondo color crema, sin mangas y que le llegaba justo a las rodillas de sus blancas piernas. Además tenía en sus manos una libreta y sobre su oreja izquierda estaba un lápiz.
–Siento haberlos hecho esperar –dijo ella, con una sonrisa tranquila– soy Zhenia, secretaria del señor Magrev, Gobernador de Katyusha.
Zhenia explicó algo similar a lo que Juan había hecho con Blaze, Fuu y Osore, con la diferencia de que sólo restos del barco habían quedado de ese lado. Las preguntas similares también surgieron, pero la joven no pudo dar señal de sus compañeros.
Jet, quien estaba acostumbrado como espadachín a tratar de adivinar las intenciones o los pensamientos de las demás personas al ver a través de su mirada, se sintió incapaz de hacerlo con Zhenia. Sus ojos eran simplemente inexpresivos. Dijera lo que dijera, mantenían el mismo gesto tenue, tranquilo y de poca profundidad. Marrones y grandes, nada se reflejaba en esos ojos.
Ella les explicó que, al haber llegado a la isla de una forma accidentada, tratarían de ayudarles, así que Magrev los recibiría en algunos minutos. Es por eso que los había hecho esperar. Así, los piratas, sin su capitán en ese instante, siguieron a la joven y fueron hacia aquella puerta de malla, pasaron por dentro de una vivienda sencilla y salieron a la calle. No había podido verla. Era un camino empedrado, de buen ver, con casas cercanas, se trataba del límite de una ciudad no muy grande.
Zhenia guió a los piratas por aquell calle empedrada por donde, de vez en cuando, pasaba algún carruaje. Mientras más caminaban, más poblado y vivo se veía todo. Comercios, viviendas, edificios de más de una planta. La ciudad tenía ardua actividad y se podía ver que estaba en crecimiento. Luego de algunos minutos, llegaron hasta una plaza repletas de árboles no muy altos, pero sí frondosos y frente a la cual había un edificio de tres pisos, el único que habían visto en todo el pueblo.
Siguiendo a Zhenia, los piratas entraron precisamente a ese alto edificio y tras subir por escalones las dos primeras plantas, llegaron frente a una puerta amplia, de madera barnizada. La joven la abrió y el grupo entró a un cuarto amplio y bien iluminado. Al fondo había un escritorio, y detrás de éste, se encontraba sentado un hombre escribiendo en algunos papeles, el cual, al verlos, se puso de pie y les saludó.
–¡Menos mal que están bien! Me alegro –dijo él.– Soy Magrev, gobernador de Katyusha. Siento haberlos hecho esperar, pero mi agenda es muy agitada a estas horas.
Él se levantó y, con una sonrisa, les saludó. Magrev era un hombre de estatura normal, algo más bajo que Jet. Ni gordo ni flaco, con un bigote delgado que se cerraba en una barba igualmente angosta. Vestía un traje completo, todo blanco, elegante y poco común.
A grandes rasgos, Magrev dio una explicación a los piratas, muy similar a la que Juna había dado al grupo de Blaze, acerca del accidente, con la diferencia de que ellos no habían podido rescatar nada del barco.
–¿Y nuestros nakama? ¿Dónde están los demás? –preguntó Natsuki, con ojos llorosos.
–Sólo los encontramos a ustedes –afirmó Magrev y luego miró hacia la ventana.– Si aún viven, temo que estén hayan caído prisioneros de Juna y su gente.
–¿Quién es Juna?
Magrev pidió a Zhenia traer sillas para los piratas. No demoraron en llegar, cargadas por algunos hombres y así los piratas pudieron sentarse a escuchar lo que el gobernador tenía que contar.
–Esta solía ser una isla diferente. La familia real gobernó a todo Kreber durante muchos años. Pero no siempre lo hicieron con justicia total, hubo gente descontenta, cada vez más hasta que, cuando la represión se presentó, una revolución estuvo cerca de estallar; afortunadamente la calma reinó y en lugar de pelear, muchos decidimos simplemente separarnos de Kreber para crear un nuevo estado dentro de esta isla, y eso se convirtió en Katyusha. Fuimos tantos los que nos unimos a Katyusha que la familia real no pudo hacer nada. Fueron pocos los que se quedaron en Kreber, la mayoría más por miedo que otra cosa.
“Yo fui elegido como gobernador. Se dispusieron periodos de tres años, así que he sido elegido en dos ocasiones más, pues ya hace años de la creación de Katyusha. Como pueden ver, en ocho años hemos logrado muchísimo.
–Usted no respondió la pregunta de Jet –dijo Makoto.– ¿Quién es Juna?
–Es la actual princesa de Kreber –suspiró Magrev– su padre, Zagi, se encuentra enfermo, pero ella ha seguido en la misma línea de gobierno, siempre pendiente a lo que hagamos aquí, tratando de recuperar lo que, dicen, les corresponde por derecho. Si sus amigos están allá, es probable que sean forzados a trabajar allí, o aún peor, a pelear para ellos.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 101 (Magrev):
- Spoiler:
- Juna llevó a Blaze, Fuu y Osore a una especie de sala cercana a dónde se encontraba la bodega y ahí respondió a las preguntas que le hicieron.
–Magrev… él fue un soñador alguna vez –dijo ella, sentada junto a Omar– cuando joven, defendía los intereses de los débiles y señaló fallas de mi padre como gobernante. Al principio era un hombre que bien pudo haber sido valioso para la isla… pero luego ideas surgieron en él. Hace poco más de ocho años, comenzó a haber un extraño descontento en la gente. Es difícil mantener felices a todos los habitantes, pero esto fue tan súbito, que es complicado no pensar que fue orquestado. Magrev entonces incitó a una revolución y la gente comenzó a unírsele.
“Mi padre cometió un error. Cuando unos jóvenes le cerraron el paso en la calle, los mandó encerrar. Luego de ser liberados, ellos afirmaron que habían sido golpeados por sus ideas. No sé si eso fue cierto, pero el asunto enardeció más a la población, más gente se unió a Magrev y ya no fue posible detener nada. Se fueron hacia el otro lado de la isla, los límites y ahí construyeron una ciudad, se llama Katyusha. Magrev fue elegido gobernante y, tres años después, fue reelegido. En ese momento, mi padre y él firmaron un acuerdo y reconocimos a Katyusha, pero eso no fue suficiente para ellos, pues se han estado expandiendo desde entonces, ocupando nuestros terrenos.
“Hemos intentado recuperar esos territorios por la fuerza en dos ocasiones, con un par de ataques. El primero fue hace cuatro años, fue una batalla dura, donde no hubo ganador pero sí fallecidos. El segundo intento fue hace dos; no tuvimos oportunidad. Los únicos dos soldados que sobrevivieron afirmaron que fueron atacados por un ave mágica, cuyos aleteos producían un aire que quemaba. No sé qué pensar, supongo que Magrev ha desarrollado un arma especial, y si la tiene, seguirá expandiéndose.
–Si tiene tal arma… ¿por qué no los ataca? –preguntó Fuu.
–Sería el villano –dijo Juna– él gobierna a su gente bajo la premisa de que nosotros somos malos. Por eso no puede atacarnos así, de golpe, sólo lo hace poco a poco, quitándonos espacio. –Termino ella su explicación y luego se levantó–. Sé que quieren ver a sus compañeros, pero si realmente están allá, será difícil. Por lo pronto, les recomiendo que descansen. No dispongo del tiempo suficiente, pero hablaremos para ver si se nos ocurre algo. Espero que no les hagan nada malo por allá, lo digo sinceramente.
Los tres piratas regresaron al cuarto donde habían despertado y decidieron que, efectivamente, era bueno dormir, aunque sólo se recostaron realmente. Fuu estaba en la cama y Blaze y Osore en un par de tendidos en el suelo.
–Esa chica… lleva mucha responsabilidad sobre sus hombros –afirmó Fuu.
–Es muy joven y ya leva los destinos de una tierra. Y la situación no es la ideal –dijo Osore.
–No importa –intervino Blaze– mañana iremos a revisar la costa y a más tardar pasado mañana, si no encontramos a nadie, tendremos que ir a esa Katyusha.
Y precisamente en aquella ciudad, los piratas se quedaron en un hotel. Sería gratis por tres días, pero, luego, tendrían que conseguir dinero para hospedarse.
–Supongo que no ha estado mal –dijo Huang– por lo pronto.
–A mí la verdad es que Magrev… –decía Makoto cuando vio unos ojos acusadores de Jet. No supo por qué, pero mejor no terminó la frase– … bueno, lo importante es que por ahora estamos bien, pero hay que ponernos en acción cuanto antes.
La idea de Jet y Makoto era ir a la playa al siguiente día, con lo que se hubieran topado con sus compañeros, pero, mientras el grupo de Blaze pudo revisar la costa, el de Jet no pudo salir de la ciudad, no los dejaron. El capitán de la guardia insistió en que era demasiado peligroso, pues podrían toparse con hombres de Kreber. Denis, el capitán de la guardia, un hombre alto, calvo y con una gigantesca lanza como arma, no cedió a los piratas.
Jet no hizo ningún intento y a Makoto comenzaba a exasperarle la pasividad de su compañero, sobre todo tratándose de él. No entendía nada.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 102 (La verdadera Katyusha):
- Spoiler:
- Y así pasaron tres días. El grupo de Blaze salió a explorar la isla, al menos las partes no peligrosas, sin encontrar mucho. Juna les recomendó que esperaran hasta que hubiera alguna noticia de Katyusha y, de no suceder nada, en pocos días enviarían a alguien a investigar. Mientras tanto, el otro grupo, ni siquiera pudo salir de la ciudad y las habitaciones del hotel se agotaban ese día.
Jet se levantó temprano y tuvo ganas de bañarse, así que se metió a la regadera mientras sus compañeros todavía dormían y se duchó. Salió en toalla un momento y fue grande su sorpresa al encontrar Zhenia allí, con su mismo rostro inexpresivo.
–No han encontrado ningún trabajo para subsistir –le dijo ella.
–Somos piratas, no sabemos mucho de trabajos.
–Tú podrías ser parte de la guardia de Katyusha, eres fuerte –se acercó ella, sin modificar esa mirada profunda. Luego, tan sólo un poco, su boca hizo una leve mueca– Oh… ahí se refleja una persona, una mujer. Si ella deja de reflejarse en tus ojos, búscame. Yo no quiero amor, sólo un buen momento.
Cuando sus compañeros despertaron, Jet urgió a que debían verse con Magrev y aunque tuvieron que esperar, éste los recibió. El gobernador recordó a los piratas que, para estar ahí, debían ganarse la vida, pues no quería vagabundos por las calles. Jet entonces pidió ir a Kreber, él solo, aunque, si Magrev lo quería, con alguna guardia pequeña.
–¡Yo también voy! –intervino Makoto– ya estoy harta de esperar, de no saber nada.
La vigía vio de nuevo los ojos enfadados del primero de a bordo, pero esta vez los ignoró e insistió en acompañarlo. Magrev finalmente cedió y les otorgó una guardia de cuatro escoltas. Dos horas después partió el grupo de seis, así que Jet encargó a Natsuki y a Joss con Huang quien prometió que las cuidaría, aunque no veía ningún peligro realmente.
Una diligencia salió dos horas después en dirección a Kreber y llegarían en cosa de seis horas. Era temprano, así que no los tomaría la noche por sorpresa. Durante el inicio del viaje, Makoto trataba de hablar con su compañero, pero éste le respondía con monosílabos o simplemente con movimientos de su cabeza, lo que exasperaba más a la vigía.
Cerca de tres horas de iniciado el viaje, los caballos que jalaban la diligencia comenzaron a disminuir su velocidad, su galope se hacía más lento y sus cascos, en lugar de sonar como una repetición de balazos, más bien parecían tambores suaves. Justo estaba por detenerse cuando Jet alzó el brazo. El guardia que estaba a su derecha rápidamente aseguró la espada del pirata, pero éste tenía otro plan y arrancó una madera del techo de la diligencia y, con velocidad, noqueó a los dos escoltas que estaban rodeándolo, mientras Makoto hizo lo propio con los suyos, resultando sólo con un rasguño cerca de las costillas.
–¡Eres una idiota! –le dijo Jet– ¡debías quedarte allá para cuidar a los demás! No puedo creer que te llames a ti misma guerrera y no te hayas dado cuenta de que algo andaba mal.
Ella se sonrojó un poco y luego se rascó la cabeza al salir de la diligencia al mismo tiempo que él. Ambos vieron entonces al cochero, un hombre avanzado en edad, con una barba mal cortada y que, al verlos, se mostró muy asustado.
–O nos llevas tú a Kreber, o aquí quedará tu cuerpo y ya encontraremos nosotros el camino –amenazó el espadachín, por lo que el cochero de inmediato aceptó llevarlos. Ambos piratas se sentaron junto a él para ver el camino.
–Lo siento –dijo Makoto a Jet– bajé mi guardia. Estaba más preocupada por Blaze y los otros. Además todo parecía tan tranquilo.
–Yo no confío en alguien a quien no puedo leer ni un poco sus movimientos –dijo Jet– esa chica, Zhenia, es muy extraña. Además, ¿sabías que, cuando salí de ducharme ella estaba ahí?
–Entonces tienes una fan.
–No es eso –suspiró él– es un claro indicativo de que siempre estaban vigilándonos. Ese Magrev no es un sujeto tan bueno como quiere hacer creer.
–Claro que no es bueno –intervino el cochero, atrayendo la atención de ambos piratas, quienes pidieron que dijera más.– Katyusha parece una ciudad perfecta, pero es por el miedo. Todo aquel que diga o haga algo contra el gobierno de Magrev, le sucede algo… algo no muy bueno, por cierto. Magrev tiene informantes en cualquier lado, pero nadie sabe quiénes son, ya los habitantes no confían en sus vecinos, en sus amigos. De qué sirve una ciudad próspera, cuando nadie tiene libertad.
–¿Las cosas eran mejores en Kreber? –preguntó Makoto.
–Pues creo que había más pobreza –dijo el cochero, mirando hacia abajo– pero, definitivamente, la gente sonreía más.
A la oficina de Magrev entró Zhenia, con su acostumbrado porte, su libreta en las manos y acomodándose sus anteojos con la mano derecha.
–A la orden, señor.
–Esas dos molestias se han ido –dijo él, todavía leyendo unos papeles– deshazte del chico que se quedó aquí. A la ningyo la encierras, ellas valen mucho dinero y la venderemos por allí.
–¿Y la otra chica? –preguntó Zhenia y entonces Magrev dejó lo que estaba haciendo para esbozar una suave sonrisa.
–A ella tráemela. Hay buenas cosas que podría hacer personalmente con esa chiquilla.
Mientras Jet y Makoto viajaban hacia Kreber, Zhenia comenzó el encargo de Magrev. Según los informes, los tres piratas se encontraban descansando en la plaza cuando la secretaria llegó con Denis, el capitán de la guardia, y cerca de quince hombres más.
–Es hora de que vengan con nosotros –les dijo Zhenia, con el mismo tono de siempre; sin embargo, el ambiente era hostil con tantos guardias alrededor de ella. Huang, con su carácter desconfiado y hasta miedoso, sintió que la situación se estaba tornando peligrosa, pues, si no era así, ¿por qué había tantos guardias armados en el lugar? Sus compañeros le habían encargado y tenía que proteger a sus nakama. El carpintero entonces se transformó en su forma híbrida de hombre-tigre y atacó a los guardias, indicando a sus compañeras que escaparan.
Ellas lo hicieron de inmediato y, Natsuki, al mismo tiempo que corría, iba creciendo de tamaño. Tomó a Joss en su mano y siguió escapando de Katyusha.
–Ve tras ellas –le dijo Zhenia a Denis– yo me encargo del tigre.
Denis no dudó y, con todos los guardias, se fue detrás de las dos chicas. Zhenia se quedó sola frente a Huang mientras una multitud de personas los veían.
–Señorita… es mejor que se vaya de aquí. No quiero lastimarle –le advirtió Huang.
–Diría que es considerado de tu parte, pero no te preocupes por mí. Mejor dedícate a mantenerte con vida –y cuando Zhenia dijo esta frase, todos los habitantes que estaban viendo la escena, huyeron asustados hacia sus casas. Pronto la plaza se quedó vacía.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 103 (Balas salvadoras):
- Spoiler:
- La diligencia llegó a Kreber cinco horas después de haber salido de Katyusha. El cochero había acelerado la marcha y pudieron arribar más temprano de lo esperado; pero ya había alguien en la puerta de la ciudad, la cual era de madera, colgante, pero se encontraba cerrada. Esa persona que estaba afuera era Omar, el guardia de Juna. Detrás de él había dos escoltas más.
–Esa es una diligencia de Katyusha –dijo él, con firmeza– mejor regresen por donde vinieron.
–Un momento, sólo venimos a buscar a…
–¡Silencio! Nada que venga de Katyusha es bueno –afirmó Omar y sacó su espada. Jet bajó de la diligencia y desenvainó la suya. Indicó a Makoto que, a toda costa, debía entrar a Kreber mientras él entretenía al espadachín.
Con su característico atleticismo y su peculiar gracia, Makoto escaló el muro sin dificultad derrotando a dos guardias en el acto y con ello pudo entrar a la ciudad. Perseguida por varios hombres, la artista marcial corría por las calles de ese lugar, donde podía comparar que, efectivamente, era más pobre que Katyusha, pero, a diferencia de aquella otra ciudad, las personas miraban con más atención lo que sucedía por las calles y no parecían tan inmersas en sus propias cosas.
–¡Alto ahí! –frente a Makoto, rodeada de cuatro guardias, apareció Juna con su espada desenfundada apuntando hacia la pirata. Pero la vigía no estaba dispuesta a detenerse y la princesa cargó contra ella hasta que su arma chocó contra algo metálico.
–Es mejor que te calmes, princesa –le dijo Blaze deteniendo la espada de Juna con sus manos– de todos modos, no tendrías oportunidad contra ella –agregó sonriendo.
Makoto esbozó una enorme sonrisa y abrazó efusivamente a su capitán. Segundos después, Fuu y Osore aparecieron y la vigía los saludó a ambos de la misma forma. Luego recordó que había dejado a Jet en la puerta y aunque Juna poco entendía, todos fueron a ver lo que sucedía.
Ahí, Omar estaba en el suelo, con algunas heridas, mientras que Jet estaba de pie, sólo sangrando un poco de su pierna izquierda.
–Es mejor que te rindas, no quiero tener que matarte –le amenazó el pirata.
–Tú no aprendes, Jet –le gritó Fuu al momento que salían de la ciudadela y luego fue corriendo a abrazarle.
–Claro que aprendo –sonrió él, correspondiendo al abrazo– en otros tiempos, lo habría matado desde el primer movimiento.
De regreso en el interior de Kreber, Jet y Makoto se presentaron con Juna y relataron lo que había sucedido en Katyusha. La princesa de Kreber afirmó que, en efecto, el resto de sus compañeros estaban en peligro. De pronto, Fuu interrumpió la plática recordando algo.
–Shinta… ¿no estaba con ustedes?
–Es verdad… –reparó Jet– pensamos que estaba aquí –dijo, y luego hubo un silencio prolongado, pensando en el tirador.
–Él no morirá, lo sé –afirmó Blaze.– Ahora debemos de preocuparnos por lo que suceda en Katyusha.
Precisamente en las afueras de aquella ciudad, una gigante Natsuki trataba de escapar, siendo perseguida por Denis y la mayor parte de la guardia del lugar, llevando además a Joss en sus manos.
–Chiquilla. No quería tener que herirte, pero no me dejas opción –dijo Denis y, con un movimiento de su lanza, lanzó un corte volador que dio de lleno en la espalda de la joven, haciéndola caer y regresar a su tamaño normal.
–¡¡Natsuki!! –exclamó Joss al caer junto a la navegante, que todavía estaba consciente.
–Soy una inútil –lloraba ella– puedo hacerme gigante y no soy capaz de enfrentarme a ellos.
–No llores –le pidió Joss, levantándose y poniéndose en guardia– yo te protegeré.
Varios guardias se adelantaron entonces para capturar a ambas chicas, pero la ningyo los golpeó, haciéndoles retroceder. Mostrando su habilidad en el karate gyojin, Jocelyn atacaba con furia a cualquiera que se acercara, pero pronto fue superada en número y la atraparon. Denis caminaba hacia ellas con paso lento, burlón, habiendo conseguido su objetivo.
Pero la sonrisa del espadachín se borró cuando los cuatro guardias que sostenían a la ningyo cayeron como fulminados. Denis comenzó a buscar con la mirada la causa de lo que estaba sucediendo y pudo hacerlo cuando una bala que iba hacia él fue desviada por su espada. La dirección la sabía, y alcanzó a ver algo en un lejano árbol, el primero de un pequeño prado. Lo que no podía entender era cómo, a esa distancia, alguien podría ser tan preciso. Luego vino otro disparo justo a sus pies, lo que lo obligó a echarse hacia atrás un poco.
La confusión la habían aprovechado Natsuki y Joss para recuperarse un poco. La ningyo se deshizo de algunos guardias más y la navegante se sobrepuso a su dolor para crecer de nueva cuenta. Los hombres de Denis habían disminuido en tal número, que le era imposible hacer frente a las dos chicas y además al tirador que se encontraba a lo lejos, así que decidió emprender la retirada. Tenía la idea de regresar pronto, acompañado de Zhenia.
Natsuki y Joss vieron acercarse a la figura que los había salvado. Pronto lo vieron de forma clara. Aunque vestía distinto, destacando un sombrero negro, recto, mediano, no demoraron en reconocerlo.
–¡Shinta-chan! –le gritó Natsuki ya empequeñecida. Joss sólo fue a abrazarla mientras sollozaba.
–Siento no haber aparecido antes –dijo y luego se fijó en la herida de Natsuki– es mejor que te curemos como podamos, mientras encontramos a Osore.– Ellas contaron a él lo que sabían, mientras que él afirmó que explicaría todo cuando hubiera tiempo.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 104 (Fuu y Juna):
- Spoiler:
- Denis regresó a Katyusha entonces para encontrar a Zhenia en la plaza principal. A los pies de ésta, se encontraba Huang, golpeado, quemado, apenas consciente, respirando de forma agitada. Denis relató a la secretaria lo que había sucedido, demostrando algo de miedo en sus palabras.
–Pues muy útil no fuiste ahora mismo… –le dijo Zhenia– pero todavía tenemos a uno de ellos, y seguro regresarán a por él –sonrió mientras indicaba a Denis a capturar a Huang.
En Kreber, Jet y Makoto no descansaron prácticamente nada, cuando ya estaban de regreso a Katyusha, pero ya estaban acompañados de sus nakama, además de Juna y Omar junto a cuatro guaridas más. Viajaban en una diligencia mucho más grande que en la que el espadachín y la vigía habían llegado, por lo que harían apenas la mitad de tiempo.
–¿Qué es lo que haremos ahora? –preguntaba Joss a Shinta, pero éste estaba decidido a ir a Kreber, para poder curar a Natsuki, aunque estuviera mucho más lejos que Kayusha.
–Según sé –dijo él– si caminamos en línea recta en aquella dirección, llegaremos a Kreber, aunque no sé cuánto tiempo nos llevará, pero es la única opción. Yuwei-san está más lejos.
–¿Yuwei-san?
–Es la persona que me ha ayudado, pero ya les contaré sobre él. Seguro que a Huang le interesa, además –sonrió el tirador mientras acomodaba a Natsuki en su espalda.
Así, comenzaron a caminar en la dirección de Kreber. La tarde aún era algo joven, pero Shinta dedujo que no llegarían antes de que se pusiera el sol, por lo que apresuró el paso. En tierra firme, era imposible que Joss le pudiera seguir a esa velocidad y tuvo que adaptarse a su ritmo. Ella le pidió en par de ocasiones que se adelantara, pero él se negó, y, en vez de eso, caminó junto a ella tomándole la mano. Él no sería capaz de abandonarla ahí, la ningyo se había ganado su corazón en poco tiempo y el joven tirador sintió que, de hecho, no debía separarse de ella jamás.
Ya la cola de sirena de Joss comenzaba a dolerle de tanto andar sin parar y se le dificultaba seguir. A Shinta le hubiera gustado cargarlas a ambas, pero no era tan fuerte, así que, sin remedio, decidió que debían descansar un poco. Todavía había algo de sol, pero no iba a pasar menos de una hora antes de que éste se escondiera, y un paisaje muy solitario los rodeaba. Shinta tuvo un poco de miedo, pero no lo demostró, pues en ese momento debía proteger a dos de su “familia”.
Llevaban sentados apenas unos cinco minutos cuando escucharon un golpeteo. Repetido y casi rítmico, el sonido se iba acercando y pronto vieron que se trataba de los cascos de unos caballos que jalaban una diligencia. Shinta sacó una de sus pistolas, pero, en el techo de aquel vehículo, vio una persona agitando sus manos. Pronto escuchó gritos y más adelante reconoció a Makoto.
–Vaya que tiene buena vista –suspiró aliviado.
La diligencia se detuvo y los piratas junto a Juna bajaron de ésta. Osore reconoció de inmediato que Natsuki estaba herida y se dedicó a atendela de inmediato. Al escuchar lo sucedido, Makoto se sintió algo culpable por no haberse quedado ahí, pero ya nada podía hacerse. Todos regresaron al vehículo y este reinició su marcha, con tres tripulantes más. Juna aseguró que en media hora llegarían a Katyusha, pero no estaba muy tranquila.
–Magrev no nos va a recibir con mucho gusto. Si vengo yo aquí, probablemente no nos ataque, pero no se quedará tranquilo, sobre todo viéndolos a ustedes.
–Tengo un plan entonces –dijo Fuu.– Jet y Makoto no deben viajar hasta allá con nosotros. De hecho, pienso que sólo Osore y yo debemos llegar junto contigo, el cochero y Omar. Yo sería una nueva consejera, Osore un médico y debemos afirmar que se encontró una pequeña diligencia destruida y varios cuerpos alrededor de ella, y vienes a preguntar qué es lo que ha sucedido y si esto tiene que ver con Katyusha.
“Blaze, Jet, Makoto y los demás, deben esperar en las cercanías, junto a tus guardias, Juna. No queremos que te veas amenazante. Ustedes –se refirió al otro grupo– deben entrar cuando yo dé la señal.
–¿Cuál señal será esa? –preguntó Makoto.
–Ustedes la reconocerán, se los aseguro –sonrió la princesa de Yuki.
–Pero tengan cuidado, Fuu –pidió Shinta y ella asintió.
Así, el grupo de Jet bajó de la diligencia luego de que Fuu pidiera disculpas a Natsuki, pues estaba herida. La navegante afirmó que no era nada y que lo soportaría.
–Además mi hermano mayor me cargará, ¿verdad? –sonrió mirando a Jet, y éste sólo asintió rascándose la cabeza mientras Blaze reía.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 105 (Garuda):
- Spoiler:
- El coche volvió a avanzar y los demás comenzaron a caminar, ya con el sol prácticamente escondido en el horizonte. Jet cargaba a Natsuki y Shinta a Joss, mientras Blaze y Makoto iban al frente, marcando el paso y observando bien si había algún peligro.
–Oye Shinta –le llamó Jet– ¿qué significa ese sombrero negro?
–Lo mismo iba a preguntar –dijo Makoto– ¿crees que te ves muy genial? –preguntó burlona.
–Me lo han regalado, pero ya les explicaré todo, porque quiero que Huang esté presente –dijo él, con rostro serio– necesitamos arreglar las cosas entre Kreber y Katyusha, esta isla no puede seguir en este camino de la destrucción –explicó, dejando azorados a sus nakama– Yuwei-san dijo que la clave es una chica, la asistente de Magrev.
–¿Zhenia? –preguntó Jet, sorprendido.
–Sí, ése es su nombre.
–¿Qué con ella? Es sólo una secretaria –afirmó Makoto.
–Según Yuwei-san, la persona que me ha ayudado, ella es la verdadera fuerza de Magrev, esa Zhenia. Si es derrotada, Magrev perderá poder.
–Entonces ese Yuwei está a favor de Juna y Kreber, ¿no es así? –preguntó Blaze, quien caminaba con sus manos apoyadas en su nuca.
–No exactamente, pero ése es otro asunto.
Justo como Juna lo dijo, el coche llegó una media hora después. Reconocida como la diligencia real de Kreber, fue respetada por los guardias de Kayusha y Juna exigió verse con Magrev. Tras hacerla esperar algunos minutos, algunos guardias la guiaron hacia el centro de la ciudad. Al caminar, la gente que la conocía, la veía con curiosidad. Algunos tuvieron deseos de decirle acerca del régimen de miedo de Magrev, aunque otros la miraron con recelo, recordando los momentos más oscuros del reinado de su padre. Juna siguió avanzando hasta llegar su destino, pero antes de entrar al edificio de gobierno, la detuvieron, pues debía entrar sola.
–No es recomendable, majestad –le afirmó Fuu– al menos permitan que yo suba con ella –pidió a los guardias. Ellos fueron a preguntar y finalmente las dejaron subir a ambas. Ahí fue cuando Fuu conoció a Magrev y a Zhenia, pero ella, a diferencia de sus nakama, no confió en ellos desde el principio.
–Encontramos un coche que no era de Kreber, destruido y con cuerpos alrededor de éste. Si vas a hacer tus fechorías, es mejor que lo hagas lejos de mi reino.
–Tranquila, niña. No sé nada sobre eso –afirmó Magrev– investigaré y veré qué sucedió.
–Dígale sobre los piratas también, su majestad –intervino Fuu, con voz suave.
–Es cierto. Capturamos a unos piratas. Finalmente les hemos matado. Supongo que tú no has visto a más de ellos, ¿verdad? No los vas a utilizar para atacarnos, ¿verdad?
–Tampoco estoy enterado de eso. No los hemos visto por aquí. No te preocupes por eso, niña –sonrió Magrev.– No me digas que has venido sólo para estas tonterías.
–Son asuntos de seguridad de mi reino, es lógico que venga. Pero ya sé que mi presencia te disgusta, así que me iré lo más rápido que pueda.
Juna y Fuu salieron del edificio, y ésta última se acercó a Osore para pedirle que fuera al coche por su lanza. Ella sostuvo su bolsa con firmeza y pidió perdón a Juna. La princesa de Kreber negó con la cabeza y afimó que ya era hora de que sucediera.
–Bien, prepárate. La operación va a comenzar.
Fuu sacó una esfera de su bolsa y la lanzó al suelo con fuerza. De ésta, salió una estela de luz azul que se elevó hasta el cielo e iluminó la noche que ya estaba sobre aquella isla. Blaze y su grupo reconocieron entonces la señal, y era hora de atacar. Joss y Shinta se quedaron atrás, como respaldo y también cuidando a Natsuki, mientras los demás cargaron hacia la ciudad.
Fuu y Juna corrieron entonces. Su objetivo era esconderse hasta que la ayuda llegara, pero ésta no demoró demasiado. Justo cuando Denis intentaba alcanzarlas, Osore y Omar, que se habían deshecho rápidamente de los guardias de la entrada, arribaron a defenderlas. Osore, viendo que Denis usaba una lanza, pidió a Omar dejarlo pelear solo ante aquél.
–Vas a pagar por haber herido a Natsuki –le afirmó Osore, poniéndose en guardia. Lo mismo que hizo Denis.
Más guardias aparecieron alrededor de ellos, ya cuando la noche era completa y las luces de la ciudad habían sido encendidas. Magrev y Zhenia bajaron entonces del edificio de gobierno, acorralando a Juna, Omar y los piratas.
–¿Con que yo iba a utilizar a los piratas? –le dijo Magrev a Juna, quien desenfundaba su florete, dispuesta a defenderse.
–No es que Katyusha esté mal –afirmó ella– pero si tú sigues al frente, acabarás con todo.
Magrev no respondió. Sólo sonrió, y con un movimiento de su mano indicó a los guardias a que atacarán; no pudieron hacerlo. Algunos cayeron y otros salieron volando del lugar. Blaze, Jet y Makoto estaban ahí. Así de rápido habían llegado a ayudar, y aunque eran sólo tres, poseían más fuerza que decenas de guardias juntos. Pero una risilla interrumpió su entusiasmo. Zhenia colocó con gracia su libreta en el suelo y luego les miró con ojos que parecían haberse tornado naranjas.
–Es hora de que se vayan, pero no a Kreber, sino al otro mundo –y Zhenia comenzó entonces a cambiar de forma hasta convertirse en un ave, grande, de color rojizo claro, con alas poderosas y pico corto, pero grande.– Se los diré antes de que mueran. Es la fruta Tori Tori, modelo Garuda. Es una fruta mítica.
Y tras decir aquello, el ave comenzó a mover sus alas con violencia y un viento fue enviado hacia los piratas. Pero no era un viento normal, sino que éste se calentaba cada vez más y comenzaba a quemar la piel de los que se encontraban ahí. Todos empezaron a esconderse detrás de edificios, aunque Osore y Denis simplemente se movieron y siguieron con su enfrentamiento singular.
–Algo me dice que ella no será un rival fácil… es mejor que ustedes dos vayan juntos contra ella –les dijo Fuu a Blaze y Jet. Al espadachín su orgullo no le quería dejar pelear contra una persona en un dos contra uno, pero Fuu le recordó que no era momento de poner en peligro a los demás, así que él aceptó.– Makoto, tú debes buscar a Huang. Temo que puedan hacerle algo si Zhenia es derrotada. Mientras tanto, Juna y yo…
Y Fuu se dio cuenta de que Juna ya no estaba junto a ella. Imaginó de inmediato que había aprovechado la confusión para ir tras Magrev, así que Fubuki decidió ir a evitar que hiciera algo de lo que se arrepintiera. Pidió a Blaze y a Jet que la cubrieran y logró entrar al edificio de gobierno. Makoto aprovechó también para ir en su búsqueda de Huang.
–Bien, pues estamos los tres. No me gusta pelear así. Lo siento por ti –dijo Jet refiriéndose a Zhenia y al sacar su espada, atacó sin esperar a Blaze, quien cubrió sus brazos con afiladas cuchillas de acero. Pero aun la velocidad de Jet fue menor para esa ave mítica, quien lo evitó y de un aletazo lo azotó contra el suelo, ocasionándole una quemadura en su brazo izquierda además.
–Nuestra princesa siempre tiene razón –afirmó Blaze– esta “cosa” no será algo fácil.
Tras esas breves palabras, ambos comenzaron a atacar al mismo tiempo, coordinados. El viento quemante no les importaba –y menos a Blaze, cuyo cuerpo lo resentía muy poco-, ni tampoco la increíble velocidad de aquella ave. Entre los dos, comenzaban a hacerle daño. Esa batalla le hizo recordar a Jet la primera vez que había peleado junto a Blaze. Había sido en el East Blue, cuando Natsuki protegía el claro de flores que servía como cementerio a su madre. Ahora era muy distinto, se coordinaban mejor, se conocían a la perfección. Jet sentía verdaderamente que Blaze era su hermano y si no recordara sus días infantiles, seguramente lo habría creído.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 106 (Nightcrawler):
Extra 7:
- Spoiler:
- Makoto, derrotando guardias y sacándole información a cada uno de ellos, logró dar con un sótano no muy lejano de la plaza principal. Ahí encontró atado e inconsciente a Huang, quien despertó cuando estaba siendo liberado.
–Está claro que tenemos que entrenar más, ¿no lo crees? –le dijo ella en tono de broma, ayudándolo a andar, prácticamente cargándolo.
–Entrenaré para no pasar por esto de nuevo –dijo él y luego levantó la cabeza– pero esa mujer no es normal, si alguien está peleando con ella, debe tener cuidado.
–Si nuestro capitán y nuestro primero de a bordo pelean juntos, yo no me preocuparía –sonrió ella.
Y ello cierto era. Entre Blaze y Jet, aun con algunas quemaduras, derrotaron a Zhenia, mientras Osore hizo lo propio con Denis.
Magrev había ido a su oficina. Estaba abriendo una puerta secreta cuando fue detenido por Juna, quien lo tomó de sus ropas y lo lanzó contra el escritorio. La joven sacó su esgrima y la dirigió hacia Magrev, con mirada seria y recia, enfadada y con ánimos de venganza. Se disponía a dar la estocada ante las suplicas de su víctima cuando entre ambos se interpuso Fuu.
La princesa de Yuki, con sus brazos abiertos, se arriesgó a ser lastimada, pero Juna pudo detenerse a tiempo.
–¿Qué diablos haces? –cuestionó Juna a Fuu.– No te has puesto de su lado, ¿o sí?
–En la muerte y asesinato, no hay lados –dijo Fubuki– no tienes necesidad de matarlo, no amenaza tu integridad, no tiene caso Juna. Tu pueblo no necesita a una asesina como gobernante, necesita a una persona compasiva, a una persona que se ponga en el papel de los demás. A tu padre no le volverá la salud sólo porque Magrev esté muerto. Si Magrev ha sido un mal gobernante, será el pueblo el que se lo reclame, no tu espada.
Juna se rindió ante las palabras de Fuu y finalmente guardó su espada, aunque antes desmayó a Magrev de un golpe.
–¿Segura que eres una pirata? Me da la impresión de que eres algo más.
–Soy una pirata, de eso estoy segura –sonrió Fubuki.
Juna y Fuu bajaron del edificio con Magrev en custodia. Los habitantes de Katyusha, viendo que las batallas parecían haber terminado y que, sobre todo, Zhenia había sido derrotada, habían salido de sus casas y escondites. Se quedaron viendo a Magrev, pero también a Juna; no la miraban con los mejores ojos,
–Yo… –ella se adelantó un poco y quiso hablar. Al inicio no le salió la voz, pero luego comenzó de nuevo–. Yo no he venido a recuperar nada… ha sido algo que se ha dado debido a ciertas situaciones. Katyusha es Katyusha, Kreber es Kreber. Si he atacado a Magrev ha sido por defender a mi pueblo, pero no tiene nada que ver con ustedes.
La princesa cayó por un momento, hizo una pausa para cuidar bien las palabras que iba a decir a continuación.
–Kreber siempre estará dispuesta a ser una ciudad amiga de Katyusha, si es que el sentimiento es recíproco. Kreber siempre ayudará, si es ayudada.
Fubuki sonrió al escuchar esas palabras, porque Juna no demostró intención de que su reinado se hiciera de nuevo con esas tierras, y además ofreció la paz absoluta.
Juna y su séquito se fueron entonces. Los deseos de la princesa eran recuperar esas tierras, pero finalmente se quedó conforme con lo sucedido. La paz era más importante en ese momento y estaba tratando de no obsesionarse con ello. Mientras regresaba a Kreber, en su diligencia, intentó programar su mente, olvidar el pasado de su familia y concentrarse en el futuro, en lo que era importante, darle bienestar a su gente; no iba a ser fácil dejar de pensar en Katyusha.
Los piratas, a petición de Shinta, pidieron a Juna quedarse atrás. Llegarían a Kreber después, pero antes, el tirador quería mostrarles a la persona que le había ayudado. Caminaron cerca de una hora, ya con el sol poniéndose y llegaron a un bosque. Entraron a éste y aunque parecía que se ponía cada vez más espeso, pronto entraron a un claro. Shinta comenzó a palpar el suelo mientras sus nakama lo veían con extrañeza. El tirador encontró una especie de liana y la jaló con fuerza. Esto hizo que una parte del suelo se descubriera, como si una especie de trampa fuera desactivada, mostrando unas rústicas escaleras de piedra. Shinta bajó con confianza e invitó a sus amigos a hacerlo también.
Guiados por su adolescente tirador, quien encendió una antorcha cercana, los piratas fueron caminando con cautela. Incluso Joss prefirió colgarse de la espalda de Shinta, quien la cargó con gusto. No demoraron mucho en llegar a una habitación más grande. En la pared de la misma, había colgadas muchas armas de fuego, de varios calibres y tamaños. Se escuchaba un martilleo que venía de otro cuarto contiguo.
–¡Yuwei-san! ¡Soy yo, Shinta! –gritó el tirador y luego el martilleo se detuvo, se escucharon otros ruidos metálicos y luego apareció un hombre de edad avanzada, pequeño, calvo, con una barba blanca espesa y con sus ojos rasgados.
–Así que has traído a tus amigos –dijo sonriendo. –¿Cuál de ellos es mi sobrino?
Con sólo ver el aspecto de aquel hombre, todos supieron de quién era familiar, así que simplemente se apartaron de Huang, quien se quedó en el centro. El hombre se acercó y le vio el rostro mientras sonreía.
–Shinta me ha contado que eres el hijo de Lao. También me ha contado lo sucedido, de cómo han conocido a mi hermana mayor, que han estado por un buen tiempo en mi tierra natal y que incluso la defendieron. Kai te ha criado bien, por lo que puedo ver –dijo y luego miró al resto de los piratas–. Mi nombre es Xiang Yuwei, tercer hermano de esta dinastía y es un placer conocerlos.
Shinta relató cómo es que, tras la marejada, él había sido enviado más lejos, separado de sus nakama por las enormes olas y que, tras despertar y deambular por el bosque cercano, cayó rendido por el cansancio y los golpes. Yuwei lo había ayudado, y además le había enseñado algunos trucos con las armas.
Los piratas pasaron el día conociendo más a Yuwei y contándole cosas sobre Xiang. Makoto también le relató sobre su maestro Fei. Todo esto alegró a Yuwei, quien además reveló el por qué se escondía solo en el bosque.
–Llegué hace mucho tiempo a esta isla, pero mientras siga existiendo tanto odio en el corazones de las personas de por aquí, preferiré vivir aislado.
–Es posible que las cosas comiencen a cambiar –le dijo Fubuki.
–Estaré atento entonces –respondió Yuwei.
Los piratas y especialmente Shinta se despidieron de Yuwei. El tirador le dedicó la palabra “maestro” y le dio un abrazo sincero antes de partir con sus nakama rumbo a Kreber, donde se recuperarían al completo con los cuidados de Osore.
Juna estaba agradecida con ellos y les permitió cortar algunos grandes árboles para juntar madera suficiente como para fabricar un nuevo barco, ya que el Steeler había sido destruido por la tormenta y el subsecuente choque. Así, Huang reunió a sus compañeros y entre todos, a excepción de Osore quien cuidaba a Natsuki, algo malherida desde la batalla, se dispusieron a reunir lo necesario para fabricar el barco.
Afortunadamente, no sólo pudieron reutilizar algunas piezas del viejo Steeler, sino también crear algunas nuevas gracias a la útil habilidad de Blaze, quien además había mejorado bastante en la creación de piezas de acero.
No fue pronto, demoraron más de dos semanas en terminarlo, pero les tomó una semana más gracias a los detalles. Era una fragata similar al Steeler pero la oscura madera de los árboles de aquella isla, hizo que tomara una tonalidad casi grisácea. Lucía como un barco un tanto más siniestro.
–Le llamaré “Nightcrawler” –dijo Blaze quien, cruzado de brazos, admiraba su nuevo navío. Pronto los piratas acomodaron sus pertenencias en ese navío y tomaron un poco de comida, no demasiada debido a la situación de Kreber, y estuvieron listos para zarpar.
Juna y sus guardias estaban en la costa, y la princesa pidió a la tripulación bajar por unos minutos de su barco.
–Quiero preguntar cómo es que un grupo de piratas se preocupa por lo que suceda en una isla en la que está por primera vez –cuestionó Juna con una tenue sonrisa.
–Eso es porque se metieron en nuestro camino, tan simple como eso –afirmó Blaze. Juna no preguntó de nuevo y luego se despidió de los piratas, siendo Fuu la última.
–¿Lo ha dicho en serio? –preguntó Juna a Fuu al oído.
–Digamos que la justicia tiene a veces caminos extraños para ejecutarse –respondió Fubuki– pero puedes apostar a que Blaze y todos mis compañeros tienen un buen corazón –agregó sonriendo y luego subió al barco corriendo.
A Juna le pareció aún más extraño que sintiera algo de nostalgia al ver partir a piratas y la razón no era que ellos le hubieran ayudado en su feudo con Magrev, sino que, en realidad, se había encariñado un poco con ese grupo.
–¡Sé sabia, princesa! ¡Tu pueblo es lo principal! –le gritó Fuu desde el barco ya en movimiento.
–¡Por eso no debes preocuparte! –respondió Juna, agitando su brazo derecho y esbozando su sonrisa más grande en mucho tiempo.
Extra 7:
- Spoiler:
- Durante la penúltima noche que habrían de pasar en aquella isla, Juna dirigió a los piratas hacia un área cercana a Kreber, la cual lucía un tanto pantanosa, pero resultó que era un manantial de aguas termales. La gobernanta de ese lugar les dijo que ahí se relajarían antes de comenzar otro largo viaje.
–¡Son como las aguas termales que había en Xiang! –exclamó Natsuki entusiasmada. Sus compañeros sonrieron a excepción de Blaze y Fuu quienes se quedaron callados y sonrojados, aunque afortunadamente para ellos, ninguno de sus nakama lo notó.
Ambos entonces comenzaron a recordar lo sucedido una noche, en el archipiélago de Xiang, justo cuando llevaban instalados ahí cerca de un año. Como Natsuki dijo, efectivamente había un manantial de aguas termales en Xiang, justo dentro de los límites de la Ciudad Imperial de Xiang Kai, por lo que los piratas iban continuamente.
Por extraño que parezca, Blaze no estaba durmiendo esa noche, sino que, por la madrugada, había salido de la cabaña y fue a darse un relajante baño. Tenía sus ojos cerrados, pero se encontraba despierto, disfrutando del agua caliente en todo su cuerpo. Sólo sobresalían sus hombros, sus brazos apoyados fuera de la fosa, su cuello y cabeza.
El chico de acero escuchó entonces que alguien se acercaba y al abrir sus ojos vio frente a él a su compañera Fubuki. Ella lo veía con extrañeza, por el hecho de encontrarlo despierto a tan altas horas de la noche. Y él también la vio con sorpresa, porque ella estaba usando un bikini, el cual, si no era muy pequeño, sí era lo más revelador con lo que la había visto alguna vez.
–“Nunca había notado que nuestra princesa es en realidad una chica sensual” –pensó.
Ella sonrió y luego se acercó a la fosa para comenzar a introducirse en ella. Blaze quiso decir algo pero no se atrevió y luego sus ojos giraron hacia arriba.
–¿Qué pasa? –preguntó Fuu– no vas a decirme que te da vergüenza estar conmigo aquí, verdad.
–No, no es eso –respondió él, algo nervioso.
–Vaya, pues quién diría que eras algo tímido con las chicas, capitán –dijo ella carcajeando– no te preocupes, que nosotros somos como hermanos, ¿recuerdas?
–Bueno... sí, tienes razón, es sólo que... –Blaze no podía explicarse. Se rascaba la cabeza y miraba una y otra vez hacia abajo, donde su cuerpo estaba sumergido con la esperanza de que Fubuki comprendiera sin tener que decírselo.
–¿Qué pasa? ¿Tú cuerpo ya se hizo como una pasa? –rió ella– ¡Ya sé! Seguro que tienes un traje de baño vergonzoso, eso debe ser – y la princesa decidió hacer más burla de su capitán al sumergir la cabeza en el agua para ver más de cerca.
–¡No, Fuu, espera!
Pero fue inútil. La princesa había visto y luego se levantó sobresaltada, mirando a Blaze con ojos grandes, casi saltones. Pero su capitán no la miró precisamente a los ojos, sino que se quedó observando otra cosa. Ella se dio cuenta entonces que, el haber salido del agua tan rápidamente, había causado que la parte superior de su bikini se cayera, exponiendo sus pechos.
–¡Eres un pervertido, deja de verme! –gritó para luego golpearlo en la cabeza.
–¡Pero si tú has tenido la culpa, además tú me viste primero!
–¡Sólo a ti se te ocurre bañarte desnudo en unas aguas termales!
Ambos suspiraron al mismo tiempo al terminar de recordar aquella escena.
–Más te vale olvidar lo que viste aquella noche, capitán.
–Yo creo que tú viste más que yo, princesa. Aunque ahora que lo pienso, tal vez no fue para tanto, no sé qué tanto pudiste distinguir bajo el agua –rió él un poco.
–¡Claro que pude ver todo, tonto! –afirmó Fuu– casi me mancillaste... yo que todavía soy una doncella.
Pero su discusión fue interrumpida por Natsuki quien instó a ambos a apresurarse para entrar a las aguas termales. Mientras era tomada de la mano por Natsuki, Fuu miró a Blaze y le hizo una seña de que cerrara la boca.
–Vamos Fuu-chan, es por este lado, no querrás terminar del lado de los chicos, ¿verdad?
–Claro que no –sonrió Fubuki.
–Supongo que no quieres ver otra vez a Blaze, ¿verdad?
Y la princesa se dio cuenta de dos cosas. Una, que la navegante había escuchado todo lo que ella y Blaze discutían, y que Natsuki ya no era tan inocente como antes.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 107 (Selva flotante):
- Spoiler:
- Era la mañana del tercer día desde que los piratas habían salido de Kreber. El Nightcrawler surcaba por el mar como si flotara. La nueva madera crujía muy poco y parecía que la fragata iba sobre un líquido hecho de bombones, con suavidad y poco meneo. Era una mañana excesivamente tranquila, a excepción de que, para el desayuno, Fuu había decidido cocinar peces y eso no era del agrado de Joss, por lo que la princesa y cocinera tuvo que preparar algo más sólo para la sirena, lo que la enfadó un poco.
Debido a esto, Fubuki obligó a Joss a ayudarle a limpiar la cocina, como pago por haber tenido que preparar algo especial sólo para ella, pero la ningyo se hizo acompañar por Shinta para que éste la ayudara. A su vez, Natsuki terminaba de acomodar todo en la habitación de las chicas y era ayudada por Makoto, a la vez que Osore y Huang hacían lo mismo en la de los varones.
Ya que Blaze tomaba una de sus siestas post-desayunos, quien vigilaba el curso del barco era Jet. El espadachín no lo hacía desde la torre de vigía, consideraba que ése no era su lugar, así que estaba en la proa, limpiando su espada mientras volteaba de vez en cuando hacia el frente para cerciorarse de que todo estaba en lo correcto.
Pero en una de sus distracciones, demoró más de un minuto en mirar hacia el mar, y cuando al fin lo hizo, una selva apareció de pronto frente al Nightcrawler. No es que estuviera tan cerca como para chocar contra ella, pero el espadachín se apresuró para echar el ancla antes de que sucediera algo. En lo que demoró el barco en detenerse, aquella selva estuvo más cerca cada vez.
Todos los tripulantes salieron a cubierta rápidamente al sentir que le barco se detenía. Jet explicó que la selva había aparecido de la nada y que no lucía para nada natural.
–Eres un pésimo vigía – se quejó Makoto con un tono algo burlón.
–Pero es cierto que este lugar es muy extraño –dijo Fuu– luce muy pequeño para ser una isla y, de hecho, me da la impresión de que se está moviendo.
Cuando los piratas se cercioraron de que efectivamente el lugar se estaba moviendo, Blaze mandó atar al Nightcrawler a uno de los árboles de esa “isla”. Luego, se propusieron a bajar y explorar el lugar con sumo cuidado.
Aquella selva flotante era sin igual. No tenía más que pocos árboles grandes cerca de su “costa”, casi toda la vegetación de esa parte consistía en flores. Las plantas realmente altas y frondosas se concentraban en el centro de aquella extraña isla, la cual Fuu y Jet insistían en que parecía más un barco. A los pies de Blaze y los otros, crecían flores de todos colores, tamaños y formas. Desde gladiolas, petunias, geranios, hasta rosas y claveles, el suelo de aquel lugar era una alfombra multicolor, más que un arcoíris incluso.
El sonido de unas pisadas interrumpió el análisis de los piratas sobre la isla y luego Huang tuvo que evitar un golpe. Cuando el carpintero se puso en guardia, advirtió que su rival apenas le llegaba a la cintura, quizás, y además era una niña.
–¡No dejaré que toquen nada de este lugar! –les dijo con una voz algo chillona y enfadada, aquella niña con cabello azul atado con listones rojos en dos coletas hacia los lados. Vestía además una blusa amplia de color verde y pantalones amplios, de tela fina, blancos. Ante los piratas adoptó una posición de combate que para todos fue familiar, pues era similar a las que Makoto –y en ocasiones Huang- hacía.
–No crean que soy débil sólo porque soy una niña –advirtió y estuvo preparada para luchar, antes de sentir una mano sobre su cabeza.
–No sé si débil, pero lenta, claro que sí –le dijo Makoto quien estaba sostenida solamente en su mano derecha, ésta apoyada en la cabeza de la pequeña y estaba lista para darle un golpe, si Huang no interviene.
–Es sólo una niña –le dijo.
–Vamos, ella atacó primero, y además no la iba a golpear tan fuerte –respondió Makoto mientras Natsuki le ayudaba a levantarse.
La niña se quedó entonces paralizada al ver que aquellos piratas eran mucho para ella. Fuu se le acercó y se hincó para quedar en la misma altura que la infante, quien a pesar de todo trataba de no mostrar miedo.
–No venimos a hacerle daño a este lugar, te lo aseguro –le dijo la princesa mientras sonreía– ¿podrías decirnos tu nombre? –pidió y la pequeña no titubeó su respuesta.
–Es de buena educación dar tu nombre antes de pedir el de los demás.
–Cierto –volvió Fuu a sonreír– somos los piratas de Blaze, él es el capitán –señaló al chico de acero, y así presentó a cada uno de sus compañeros y a ella misma.
–Yo soy Lifen –dijo ella luego– Xiang Lifen, y éste es el jardín flotante Fang.
Los piratas se sorprendieron y apenas escucharon lo último. Al escuchar el nombre completo de Lifen supieron que había alguna relación entre ella, el lugar en el que estaban y el archipiélago de Xiang y su monarca, Madame Kai.
Pero antes de que pudieran preguntar algo más, otra persona más llegó. Una mujer delgada, con un kimono rosado y estampado de flores, apareció ante ellos. Era una persona de edad mediana y con un cabello castaño, lacio y largo, aunque atado totalmente en la cabeza.
–¡Lifen, te he dicho que no salieras! –reprendió a la niña, aunque luego la abrazó– ¿estás bien? ¿Quiénes son ustedes? –se volteó luego hacia los piratas, aunque sin ser agresiva.
–Tía Fang…
–¿Tía? –preguntó ella ante las palabras de Huang y luego se acercó a él, examinando su rostro. Poco a poco fue reconociendo a su sobrino, aunque demoró algunos segundos– eres el pequeño Huang, ¿verdad? No puedo creer que te acuerdes de mí.
–Bueno, no es exactamente que te recuerde, es sólo que al escuchar el nombre completo de Lifen y saber que este lugar es el jardín de Fang, recordé que mi tía Kai me habló en algunas ocasiones de ti.
Fang invitó de inmediato a los piratas a su casa. Los guio hacia el centro de aquel jardín flotante, justo donde estaban los árboles más altos. Ahí, había una entrada por donde se podía bajar a una casa subterránea. Rápidamente, la amable mujer se dispuso a cocinar algo para sus invitados, algunas verduras, raíces y un poco de fruta fue suficiente para preparar algo suficiente y delicioso.
–Cocina usted riquísimo –le decía Blaze– creo que cada uno de los Xiang tiene habilidades distintas.
–Te refieres a que Kai no es buena para cocinar, ¿verdad? Pues supongo que ella nunca ha practicado lo suficiente. Por cierto, ¿sigue igual de joven? –preguntó y la respuesta fue afirmativa. Fang sonrió entonces de forma alegre– Me da gusto. Eso quiere decir que Xiang tendrá muchos años de prosperidad todavía. Mi onee-sama es una buena gobernanta.
–¿Quieren ver la isla? –preguntó Lifen entusiasmada, cuando terminaron de comer.
–¡Sí! ¡Vamos a conocerla! –Joss tomó a Shinta de la mano y siguió a Lifen hacia el exterior de la casa. Fang invitó al resto de los piratas a hacer lo mismo.
–Me dedico al negocio de las flores. Aunque no lo veo yo como un negocio, es realmente lo que más me gusta. Desde chica me interesaron mucho las plantas y estudié para ser botánica.
–¿Botánica? ¿Cómo las que se comen?
–Ésas son botanas, Natsuki… –le dijo Jet.
–Botánica, pequeña, es alguien que estudia al mundo vegetal. Yo especialmente estudio las flores y con ello sé cómo hacerlas crecer grandes, brillantes, coloridas, sanas. Cuando todavía era joven, me embarqué en busca de las flores más hermosas y también las más raras de todo el mundo. Mientras trataba de encontrarlas, conocí a una persona con mis mismos gustos, Kitay, el padre de Lifen –antes de continuar con el relato, Xiang Fang hizo una pausa, se agachó y recogió una flor que estaba ya marchita, una de las conocidas “aves del paraíso”.– Él estaba enfermo del corazón. Las flores lo reconfortaban, pienso que pudo vivir más gracias a ellas; inevitablemente murió hace cinco años, Lifen tenía apenas dos. Kitay fue quien tuvo la idea de este jardín flotante, lo construimos juntos y por eso es mi tesoro. Tengo suerte de que los piratas no se interesen por las flores.
Última edición por kaizoku ou el Sáb Feb 28, 2015 1:36 am, editado 1 vez
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 108 (La carta de Hanako):
- Spoiler:
- Los piratas seguían admirando las diferentes variedades de flores que se encontraban en aquel lugar y preguntaban por toda aquella que no conocían. Tras algunos minutos, Xiang Fang se acercó a Jet, quien observaba las plantas más bien de pie.
–¿Tú eres Jet, no es así?
–Así es –respondió tranquilamente el espadachín– ¿le había dado ya mi nombre?
–No, tú no me lo habías dicho –ella caminó hacia una roca cercana, la cual era de una superficie lisa y entonces se sentó sobre ella. Enseguida había otra roca igual e invitó al pirata a sentarse también, cosa que él hizo–. Hace poco, unos días, llegó una joven marine a este lugar. Era una chica bien portada, muy amable y elegante, pareció gustarle el lugar. Ella tiene el cabello negro y usa una esgrima como arma.
Jet pensó en Ayaka de inmediato, pero la descartó rápidamente por lo del cabello negro. Luego pensó en alguien más.
–¿Esa marine era muy joven y con una tez muy morena?
–Sí, exacto. Veo que la conoces.
–Es Hanako... –suspiró Jet al recordar a la que estuviese como subordinada de Ayaka.
–Sí eres ese Jet entonces –sonrió ella–. Ciertamente esa joven oficial tiene como nombre Hanako. Y sí, me habló de ti. “¿Ha visto usted a una tripulación de piratas jóvenes?”, me preguntó durante la noche, pues durmió aquí. “Sé que es complicado, pero si llega a ver al espadachín de esa tripulación, de nombre Jet, necesito que él lea esto, por favor, es importante”.
Fang le entregó una carta a Jet. Éste la abrió y la miró extrañado, la volteó, la miró de cerca y luego se rascó la cabeza. Tras rendirse, llamó a Fuu quien no demoró en acercarse. El espadachín le dio la carta y la princesa sonrió al verla.
–No sabía que no podías leer letra cursiva –rio ella un poco.
–Quién diablos escribe así... –refunfuñó él. Luego, Fuu comenzó a leer la carta en voz alta.
“No te envío ningún saludo, porque ni siquiera nos hemos presentado alguna vez formalmente. Te conozco como un enemigo, pero sé bien lo que significas para la capitana, y es por eso que te dejo esta carta. Has de saber que la capitana Ayaka regresó a los cuarteles de la Marina a sabiendas de que iba a ser reprendida. Para un oficial que ha cometido la falta que ella hizo, es decir, ayudar de alguna forma a un pirata, hay dos opciones: la dimisión con el riesgo de convertirse en criminal perseguido, o la degradación hasta el rango más bajo de la marina, un recluta privado de tercera categoría.
La capitana Ayaka eligió la segunda opción. Fue reprendida y degradada hasta lo más bajo. Perdió todos sus años, todas sus acciones, todos sus logros; pero ese hombre no estuvo satisfecho. Movió sus influencias para lograr que la capitana fuera su subordinada, y cuando la tuvo en sus filas, la acusó de traición nuevamente. No sé los detalles, pero he logrado enterarme de lo más relevante. Ese hombre la tiene prisionera, no sé dónde está, hacia dónde la lleva, o qué piensa hacer con ella.
Yo simplemente no soy fuerte para poder hacer algo, pero, aunque me duela admitirlo, sé que tú sí lo eres. Quiero creer en tus dos compañeras, quiero creer que, como ellas me han dicho, a pesar de ser un pirata, no eres un mal hombre. Pero, sobre todo, quiero creer que así como la capitana ha arriesgado todo para ayudarte, tú lo harás para salvarla.
Hanako, sargento mayor de la Marina.”
Jet, Fuu y Fang guardaron silencio entonces. El espadachín sintió que le faltaba el aliento y se sentó un momento, luego pidió estar solo unos minutos, lo que le fue de inmediato concedido.
Pensó de inmediato en cómo se sentía ella, en qué tan lejos estaba de él, en lo incapaz que era de protegerla en ese momento. Irremediablemente, el espadachín comenzó a llorar. No lo hacía desde que era niño, desde que vagaba solo por el mundo, recordando la pérdida de su madre y sus hermanas. No es que estuviera triste, estaba desesperado, incapaz de hacer algo por esa mujer que amaba.
Se levantó y caminó hacia la orilla de aquella “isla”, pensando que tal vez la brisa del mar lo calmaría; no fue así. En cuanto vio al sol iluminando el eterno manto azul, sintió intolerables deseos de lanzarse y nadar lo que fuera necesario para encontrar a Ayaka. Se apoyó en la rama de un árbol cercano y luego la golpeó lleno de rabia con sus puños mientras sollozaba. Le dolía el corazón, el alma.
Unos pasos se escucharon entonces, se trataba de su capitán, su amigo, casi su hermano. Blaze se acercó a él y le colocó con cuidado la mano en el hombro.
–¿Sabes lo que sucede? –preguntó el espadachín.
–Fuu me ha dicho algunos detalles –respondió el capitán. Su primero de a bordo suspiró y de nuevo soltó lágrimas, aunque no de manera escandalosa.
–Ella se encuentra en serios problemas. Ese cabrón la tiene, no se rinde en hacerle la vida imposible –le dijo– ¿te das cuenta? ¡Y todo ha sido por protegerme a mí! Cuando quien debería protegerla soy yo... no sé qué hacer Blaze, dime qué debo hacer –preguntó, desesperado, apoyando sus codos en la aquella rama y tomándose la cabeza con las manos. El capitán no supo qué más decir, aunque fue ayudado por alguien más.
–Si así te sientes, deberías ser capaz de pedir que fuéramos a buscarla –apareció Fuu en el lugar.
A pesar de lo que la princesa había dicho, Jet no se atrevió a pedir nada, simplemente suspiró una vez más.
–¡Tonto! –alzó la voz la peliazul– tú diste tu vida por nosotros en una ocasión y siempre estás dispuesto a hacerlo otra vez si es necesario, ¿crees que alguien en esta tripulación va a negarte el favor de ir a por Ayaka? Además, creo que le debemos un favor a ella.
–Aunque así fuese, ¿cómo voy a encontrarla? No sé dónde está.
–Sé de alguien que sí –sonrió la princesa mientras sus dos compañeros la miraban extrañados– la comodoro Hollie –dijo con una risa pícara– si atraemos atención de la marina, ella seguramente nos buscará de nuevo, está obsesionada con atraparnos. Tiene un rango elevado, y no le será difícil recolectar información.
–Pero no sólo es el riesgo de enfrentarnos a ella y a sus marines –replicó Jet– sino que algún otro marine con rango más alto pueda aparecer.
–Bueno, si no quieres arriesgarte para encontrarla…
–¡Yo sí quiero arriesgarme! –dijo Blaze.
–Gracias –les dijo Jet a ambos– por supuesto que quiero arriesgarme.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 109 (Atrayendo a Hollie):
- Spoiler:
- La tripulación pasó el día en aquel peculiar lugar. Escucharon historias sobre el archipiélago de Xiang que Fang conocía, y relataron a ella los acontecimientos que ellos habían vivido por allá. Lifen se encargó también de enseñarles muchas variedades de flores, y con todo ello, llegó la noche.
No había suficiente lugar como para que todos durmieran en esa “isla”, así que regresaron al barco, pero Blaze pidió a sus tripulantes no ir a sus camas de inmediato. Todos se reunieron en cubierta y el capitán comenzó a hablar.
–No entraré en detalles, así que iré al grano. Ayaka está en problemas, y son graves –dijo él con rostro serio.– Ella no sólo nos ayudó, sino que, como sabemos, tiene una relación especial con nuestro primero de a bordo. En resumen, es una persona que es importante para nosotros como tripulación.
“Esto no está a votación. Como capitán, mis órdenes son de ir a ayudarle, el problema es cómo.
–Necesitamos a alguien que sepa dónde está, ya que ella está aprisionada por un oficial marine de alto rango –intervino Fuu– yo he tenido la idea de llamar la atención de la marina, ya que es muy probable que Hollie, al descubrir actividad nuestra, llegue antes que nadie.
–Hollie es amiga de Ayaka desde que eran niñas, así que el plan no suena mal. Ella debería de preocuparse por Ayaka –dijo Jet.
–Pero no deja de ser un plan muy arriesgado –dijo Fubuki, entrelazando sus manos.– Si alguien tiene un plan mejor, sería muy bueno escucharlo.
Todos guardaron silencio entonces. Se miraron los unos a los otros, ya que realmente no sabían de alguna forma de encontrar a alguien en tan vasto mar. Makoto, quien estaba sobre una de las cuerdas atadas al mástil principal, bajó de un salto a la cubierta.
–Es obvio –dijo– que no habrá un método de encontrar a Ayaka sin tener que arriesgarnos. Además, para algo somos piratas, los piratas no siguen reglas, hacen lo que sea necesario para alcanzar sus objetivos. Si hemos de ponernos en riesgo, con tal de ayudarla, yo estoy preparada.
Jet no pudo ocultar su agrado por esas palabras, sobre todo porque no esperaba que Makoto, con quien siempre tenía cierta rivalidad amistosa, se pronunciara así de Ayaka. En tan poco tiempo la rubia había ganado el corazón de sus compañeros, así que tenía una razón más para salvarla.
Al siguiente día, antes de partir, Fang los roció con una combinación de varios tipos de polen. “Los bendecirá”, había dicho ella, y entonces los piratas partieron con la promesa de volverse a encontrar tanto con Fang como con Lifen. El barco entonces surcó de nuevo el mar con dirección a una isla desconocida, justo hacia donde el log pose apuntaba.
No era el estilo de Blaze y sus compañeros el causar terror en la población, pero esta vez tenían que hacerlo. No iban a dañar a nadie, solamente a asustar a la población, por lo que deseaban que nadie hiciera “de héroe” en aquel lugar. Bajaron todos a excepción de Fuu y Natsuki, y comenzaron a amenazar de la forma más creíble a la población con robo y pillaje.
Lo que no esperaban es que ahí hubiera un par de acorazados marines descansando en la isla. Los reclutas no eran muy fuertes y no había oficiales de rangos demasiado altos, por lo que los piratas poco tuvieron que hacer para vencer a sus rivales, lo que asustó aún más a los pobladores. Gracias a ello, también la llamada de auxilio se apresuró desde las naves marines.
Así, las calles de la isla estaban desiertas, puesto que los acorazados se habían alejado un poco mientras arribaban los refuerzos y los habitantes estaban recluidos en sus casas por temor.
–Así que esto es lo que se siente ser temido por todos –suspiró Makoto quien, junto a Fuu y Shinta, caminaba por la isla en busca municiones para éste e instrumentos de repuesto para los artefactos de la princesa. Encontraron una armería, aunque estaba cerrada, pero al insistir en que sólo comprarían, sin causar algún alboroto, el encargado les abrió.
El hombre de una edad avanzada, se veía muy nervioso, caminaba tiritando, sus manos también temblaban y preguntaba tartamudeando acerca de lo que los tres piratas iban a comprar. Fuu le aseguraba que no debía preocuparse, que en realidad no pensaban hacerle daño a nadie y le enseñó el dinero, pero ello no calmó a ese hombre, quien se notaba cada vez más nervioso. Fuu, Makoto y Shinta comenzaron a ver entonces los productos que podían comprar cuando la vigía sintió algo. Saltó y se colocó frente a Fubuki para protegerla de un ataque.
De las manos de Makoto brotaba un poco de sangre, al haber detenido con las palmas desnudas el filo de una naginata. No era una herida grave; la sorpresa fue grande al ver que la atacante era precisamente Hollie.
–No pensaban que ya me había olvidado de ustedes, ¿verdad? Y aquí los he atrapado con las ‘manos en la masa’ –dijo la marine.
–Esto sí que ha sido buena suerte –sonrió Makoto, haciendo enfadar a Hollie.
kaizoku ou-
Mensajes : 179
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Edad : 40
Localización : En un dojo, puliendo mi Kyokugen karate
Página 5 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Temas similares
» [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
» [Fanfic]Mundos en Colisión - Capítulos 09/?? (En proceso)
» [Fanfic]Voluntad D (la historia de Dragon y la madre de Luffy)
» [Fanfic] Entre la Espada y la Pared - Capítulos 01/?? (En hiatus)
» [FanFic]Sola otra vez... (Hiatus)
» [Fanfic]Mundos en Colisión - Capítulos 09/?? (En proceso)
» [Fanfic]Voluntad D (la historia de Dragon y la madre de Luffy)
» [Fanfic] Entre la Espada y la Pared - Capítulos 01/?? (En hiatus)
» [FanFic]Sola otra vez... (Hiatus)
Página 5 de 5.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.