[Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
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Capítulo 60 (El Festival del Dragón):
- Spoiler:
- Los días pasaron y con el Steeler ya listo y reparado por Huang desde hacía ya mucho tiempo, lo único pendiente era esperar al Festival del Dragón. Para los hombres no había muchos inconvenientes, un traje elegante y listo, pero las chicas debían elegir un vestido de mayor elaboración, cosa que no fue de mucho agrado de Makoto.
Llegado el día, los hombres tuvieron que esperar un buen rato afuera de las cabañas. El único que no iba demasiado elegante era Shinta. Xiang Kai le recomendó utilizar un traje ceremonial, el cual sería más apropiado para su edad, debido a que seguramente no la pasaría muy a gusto en la cena de gala. Sería más cómodo para él pasearse entre la gente y la celebración del festival.
A su vez, Blaze, Jet y Osore habían hecho un sorteo para que cada quien llevara a una de las chicas como su acompañante y esperaban para ver quién era la primera en salir.
Finalmente la puerta se abrió y dejó salir a una de las jóvenes. La primera era Natsuki. Tenía un vestido amarillo, algo amplio en la falda, pero que a la vez se ceñía en el torso. Tenía sus hombros desnudos y hacía juego con un prendedor en su cabello atado en un elaborado peinado. Jet se adelantó y le ofreció su mano, haciéndole entender que él sería su pareja.
No pasó mucho tiempo antes de que saliera la siguiente chica. Era Fuu. Su vestido era blanco, con pequeños tirantes al hombro, no tan amplio, pero que brillaba junto con sus ojos azules. Ella llevaba además unos guantes hasta sus codos y una tiara transparente sobre su cabeza. Su cabello estaba suelto.
–Por un momento quise hincarme ante la princesa –sonrió Shinta mientras Fuu agradecía el cumplido. Ahora fue Blaze el que se adelantó y tomó del brazo a la cocinera. La única que faltaba era Makoto.
–Ella está tímida, nunca se había puesto un vestido así, dice –les dijo Fuu.
–¡Vamos Ma-chan! ¡Sal de ahí, que te ves muy bien! –le gritó Natsuki.
La vigía finalmente abrió la puerta y dio el primer paso hacia afuera. Su mirada estaba orientada hacia abajo y sus mejillas no podían estar más rojas. Sus manos entrelazadas al frente denotaban su vergüenza. Pero no debía de tenerla, pues realmente se veía bien. El vestido era de color plateado, y no era amplio, sino más ceñido al cuerpo desde abajo y hacia arriba, donde sus hombros estaban cubiertos por unas pequeñas y elegantes mangas. Su cabello estaba atado de forma elaborado y, por primera vez en su vida, estaba maquillada.
–Yo seré el acompañante de esta bella señorita –dijo Osore tomándole la mano.
–Si es sólo por hoy, lo soportaré –suspiró ella– pero cuidado con pasarte de listo –le amenazó.
Ya estaba cerca de caer la tarde y la isla principal era toda una fiesta. Así también las otras islas, pero esto no lo podían observar los piratas, quienes estaban fascinados con tanta alegría. Pronto, las tres parejas entraron a un gran salón donde sería el baile. Shinta se quedó en el festival afuera, seguramente se aburriría adentro, mientras que Huang también había invitado a una chica local para que lo acompañara.
Y así, mientras el baile se desarrollaba, Shinta paseaba viendo las diferentes atracciones del festival, como los juegos pirotécnicos, las telas vistosas y las danzas alegres. Dentro del salón, Jet y Natsuki pasaban todo tipo de problemas para tomar el paso de la música, ninguno de los dos sabía bailar y mientras a la joven no le importaba demasiado, el espadachín estaba casi “muriendo” de vergüenza. Osore por su parte, llevaba poco a poco a Makoto, quien jamás había bailado en su vida. Blaze y Fuu sí tenían ambos práctica y no había problema con ellos. Por su parte, Xiang Kai sólo disfrutaba, bebiendo algo de sake.
Shinta se entretenía paseando algo lejos de la Ciudad Imperial. Quería ver qué tan lejos llegaba la fiesta, pero el festival estaba prácticamente por todas partes. Luego de un rato llegó hasta los límites de la isla principal, donde el calmado mar no podía escucharse por el bullicio de la fiesta. Se aventuró a ir hacia la isla más cercana, aprovechando la poca profundidad que había y no demoró mucho en llegar. La gran mayoría de los habitantes de ahí, habían acudido a la isla principal para el festival, por lo que estaba casi desierto, para decepción del tirador.
Pero al pasar de una pequeña colina, Shinta observó que en la noche se dibujaba una torre de humo blanco. Por un momento pensó que se trataría de los juegos pirotécnicos, pero la cantidad de humo era mucho mayor y de una forma diferente. –¿Será un incendio? –se preguntó y trató de acercarse lo más posible. Se dio cuenta de que, lo que estuviera sucediendo, era en una de las islas más lejanas a la principal. De cualquier forma, tomó uno de los botes que vio en la orilla y se dirigió a la siguiente isla y era otra que estaba sin personas, pues todas habían acudido a la Ciudad Imperial o a sus alrededores; pero al tratar de llegar a la otra costa de ese lugar, Shinta se encontró con un cuerpo flotando en la orilla. Pensó que estaba muerto, pero pronto se dio cuenta de que aún seguía con vida.
El chico lo llevó a tierra y tras unos minutos, el hombre, joven, despertó. Miró a Shinta y vio de inmediato el medallón que llevaba colgando. Era alguien de confiar.
–¡Por favor! –dijo el hombre desesperado –hay que avisar a Madame Kai, ¡por favor!
–¿Qué ha sucedido?
–Un ataque... –decía llorando aquel hombre– Xiang Lao... –y luego se desvaneció. No estaba muerto, pero el cansancio lo había rendido. También estaba herido en sus piernas. El joven pirata colocó al hombre bajo techo y le atendió como pudo la herida más grave que tenía.
Shinta no perdió tiempo y emprendió el viaje de regreso a la isla principal. No sabía muy bien lo que estaba sucediendo, pero sí había palabras claves en lo poco que aquel hombre le había dicho: “ataque” y “Xiang Lao”. Era inevitable darse cuenta de que ese Xiang Lao debía tener relación alguna con Madame Kai, pero Shinta no lo cavilaba mucho, simplemente corría con la mayor velocidad que sus jóvenes piernas podían darle. Pronto estaba a la entrada de la Ciudad Imperial y sonrió un poco al ver que estaba abierta y no perdería tiempo. Luego, y sin aminorar su velocidad, fue hasta el salón de baile y ya dentro, omitió los saludos de sus nakamas para ir directo hacia Xiang Kai. Ahí, le dijo esas palabras clave.
Ella miró un momento a Yae Dong y junto con el resto de la guardia a excepción de Jet, ambos salieron del salón de baile. Blaze y su tripulación vieron extrañados la salida de la monarca y de su séquito, pero decidieron no moverse, por el momento.
–Si es verdad, hay que prepararnos de inmediato, Kai-sama –le decía Yae.
–Tengo el presentimiento de que es cierto –afirmó ella– desde hacía algunos minutos me sentía intranquila, y él sabía que esta fecha era ideal para atacar pues todos estaríamos distraídos.
Lo primero que Yae y los guardias hicieron fue ir a los límites de la isla principal y observar la situación. Por lo menos, no había nada que pareciera amenazar las cercanías. Justo cuando Xiang Kai y Shinta se quedaron solos por un momento, éste hizo una pregunta que lo tenía inquieto.
–Madame Kai, ¿quién es Xiang Lao? –le cuestionó, aunque algo tímidamente. Temía que fuera algo que no le importara. Ella guardó silencio un momento, como si no hubiera escuchado, pero luego suspiró y miró con ternura al tirador.
–Lao es mi hermano –le reveló– el menor de todos ellos. Realmente somos bastantes hermanos, pero él siempre quiso algo más que sólo ser un príncipe no heredero. Siendo el menor, tenía pocos derechos a las decisiones acerca del archipiélago. Todos mis hermanos y hermanas siempre aceptaron sin ninguna molestia que yo fuera la reina de aquí. Mi fruta, por otro lado, me hace parecer inmortal, o algo parecido, y eso también hizo enojar a Lao. Sus ansias de poder se hicieron cada vez más grandes y pronto se declaró enemigo de mi régimen, poniendo pretextos tontos y sin fundamento. En aquel entonces no era muy fuerte, y lo desterré, han pasado ya diez años de eso, y no sé en qué condiciones vendrá ahora. Debemos ser cautelosos.
–¿Cree que debo avisarle a mis nakama?
–No quiero alertar a la población, al menos no aún –le dijo Xiang Kai– si es algo que mis guardias pueden manejar, no es necesario hacer demasiado escándalo.
kaizoku ou-
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Capítulo 61 (El ataque):
- Spoiler:
- Pero algo le decía a Shinta que la situación era mucho más grave de lo que se pensaba. Su corazón comenzaba a palpitar más rápido y sentía una adrenalina similar a la de aquellas batallas en el mar con su tripulación. Pasados algunos minutos, Yae Dong regresó y dio las noticias: todo era cierto, y los ataques ya estaban más cercanos a la isla principal. Por ello se habían dado cuenta rápido, sin necesidad de ir a la siguiente isla.
–Tus amigos tendrán que darse cuenta, finalmente –le dijo Xiang Kai con una amarga sonrisa– yo iré a avisar al salón de baile, los guardias deberán enviar a la gente a sus casas y a refugiarse. Shinta –le dijo por su nombre algo que no pasaba muy a menudo, al mismo tiempo que le tomaba de los hombros– ve a las islas del oeste, a todas, avisa de lo que está sucediendo, di que hay un ataque, que los hombres fuertes y valientes vengan de inmediato a la isla principal, decididos a pelear ante la invasión. El resto de las personas deberán de esconderse lo mejor posible –el joven tirador asintió y tras quitarse su camisón ceremonial, se quedó con sus ropas acostumbradas. Acto seguido, comenzó a correr a la mayor velocidad que sus piernas le daban.
Los asistentes al baile vieron entrar a Xiang Kai con extrañeza, pues el paso que ella llevaba no era normal. La monarca se postró en un templete y ahí reveló la noticia. Sus palabras no fueron tan fuertes y el pánico no se apoderó por completo de los que estaban por ahí. Prácticamente todos se retiraron a sus casas, o a la Ciudad Imperial. Los únicos que quedaron en el salón fueron algunos hombres decididos a pelear, Xiang Kai y Blaze y su tripulación.
–¿Así que están dispuestos a pelear?
–Ésta es nuestra casa, o al menos lo ha sido durante más de un año –le dijo Blaze a la reina– además nos hace falta algo para no oxidarnos.
–Bueno, es una pena que esos vestidos se arruinarán –sonrió Xiang Kai.
En ese momento, uno de los integrantes de la guardia personal de la monarca entró al salón. Comunicó que los habitantes ya estaban refugiados, pero también parecía llegar el problema a la isla principal. Un barco enorme se acercaba con velocidad. Yae Dong entró a continuación. Anunció los hechos y Xiang Kai se decidió a pelear.
–Para nada, su majestad, usted se queda en la Ciudad Imperial, debe estar protegida.
–¿Cuándo se ha visto que una reina abandone así a su pueblo y se esconda para sobrevivir mientras sus súbditos arriesgan su vida? –respondió ella enfadada
–Cuando este reino no sería nada sin su gobernante –le respondió Yae, hincándose ante ella– sé que muchas veces ha dicho usted que el reino lo hacen las personas, el pueblo, pero créame por favor cuando yo le digo, que este pueblo no sería nada sin su gobernante. Si usted muriera –continuó, mientras cerraba sus ojos, apretando sus párpados al máximo– este reino moriría, si usted se fuera, nadie querría vivir aquí.
Xiang Kai se quedó sin palabras. Ella era una diestra peleadora y quería defender a su pueblo, pero tampoco era capaz de contravenir esos sentimientos de Yae. Jet se postró delante de la reina entonces.
–Nosotros ayudaremos, maestro Yae –dijo el espadachín, y Dong se levantó.
–Entonces protégela. No dejes que nadie se le acerque aquí.
Al retirarse Yae. Xiang Kai se derrumbó por un momento. Pensó por un momento las cosas, no quería esconderse, pero tal y como le había dicho su guardia, debía estar alerta. Como leyéndole los pensamientos, Blaze se ofreció para cuidarla dentro del palacio junto a Jet.
–Tal vez… yo podría destruir el barco –dijo Natsuki tímidamente– si hay que hacerlo para proteger el lugar, lo haré –dijo algo más resuelta.
–No es mala idea, pero no debes ir sola –apuntó Blaze.
–Osore podría ir con ella, mientras Makoto, Huang y yo protegemos las entradas a la ciudad, por si las dudas –dijo Fuu. El médico asintió y todos los demás estuvieron de acuerdo.
Cuando Natsuki y Osore salieron de la ciudad, el silencio los estremeció. No se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera el zumbido de los insectos voladores o el chirrido de alguna ave lejana; incluso los animales parecía saber de lo que se avecinaba. Con sus respiraciones como lo único que podía oírse, ambos piratas avanzaron con destino a la costa, apresurando su paso cada vez más. De pronto, un estruendo casi reventó los oídos de los jóvenes.
–¡Eso fue un cañonazo! –advirtió Osore. El médico guio a su compañera hacia el lugar del aparente incidente. Allí, estaban tres cuerpos, personas muertas por el disparo. Osore buscó a Yae con la vista pero no pudo verlo y más tarde miró al frente para percatarse del barco causante del ataque. El navío seguía avanzando y era cuestión de tiempo de que soltará otro ataque antes de definitivamente llegar a tierra.
El médico se distrajo un momento buscando si acaso había algún otro enemigo que ya hubiera bajado, pero no vio nada. Estaba preocupado por no ver en el lugar a Yae Dong o al resto de guardias, y no se percató que Natsuki estaba ya actuando sin haberle dicho nada. La chica comenzó a correr hacia el mar mientras iba aumentando su tamaño con intenciones de destruir el barco.
–¡Espera, Natsuki! –le gritó Osore sintiéndose pequeño y con razón, ya que no podía detener a su amiga– ¡no seas imprudente! –y justo en ese momento, del barco, fue disparado algo. Al inicio parecía un bulto, pero luego se fue extendiendo, se trataba de una red que al tocar a Natsuki, cubriéndole el rostro, hizo que ésta se detuviera. En ese instante, el agua le llegaba casi a los muslos, pero pronto fue tapándole cada vez más arriba, no porque subiera la marea, sino porque ella se hacía pequeña nuevamente. Pronto, el cuerpo de la joven, ya sólo en ropa interior tras haber roto el vestido al haber crecido, se hundía en la bahía. Osore no tuvo otro remedio que nadar para rescatarla.
El médico llegó hasta la chica y retiró la red. Sintió algo raro cuando la tocó. No es que fuera de metal, pero tampoco de tela, el material nunca antes lo había sentido. Dejó de tomarle importancia y tomó a su compañera -sin soltar la red- y subió lo más rápido que pudo a la superficie. Su buena habilidad nadadora era útil en esos casos. Al llegar a la costa intentó despertar a Natsuki y lo logró con apenas un par de palmadas en su rostro. En ese momento, había lanzado la red a un lugar cercano.
–¿Qué te sucedió? ¿Estás bien? –preguntó él, preocupado.
–No lo sé, sólo me sentí débil y no pude moverme –le dijo ella– fue en cuanto me tocó esa red.
–¿Pero ya te sientes bien? –preguntó él. Ella se sonrojó y mientras estaba hincada en la playa, trató de tapar un poco su cuerpo con sus manos.
–Me sentiría mejor si no me vieras tanto –le dijo. Él reaccionó y se quitó su sacó, el cual, aunque mojado, le cubrió el cuerpo. Ella agradeció con una sonrisa tierna –ya no eres el mismo de antes, ¿verdad?
–Mi estimada pequeña. Sabes que jamás me cansaría de admirar tu cuerpo, pero no es momento para ello –le dijo Osore, sin advertir que alguien estaba acercándose. No fue sino hasta que la mirada de Natsuki se perdió detrás de él, que el médico volteó para ver una figura que venía contoneándose hacia ellos. Si fuese otra ocasión, seguramente habría actuado diferente, pero podía oler el peligro en esa persona.
–Supongo que tienes razón pequeña, ya no soy el de antes –dijo él admirando a la espigada y curvilínea chica que caminaba luciendo un traje de cuero, un extraño cinturón rojo y un látigo que colgaba atado en su cintura.
–¿Así que el señor Lao tenía razón? –dijo ella, con un cabello negro largo y lacio, atado en una cola de caballo– la chica fue salvada... ¡pero no importa! –rió escandalosamente– si ustedes me dan la red, no les haré daño. No es fácil conseguir una de ésas.
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Capítulo 62 (La defensa):
- Spoiler:
- Osore miró de reojo la red descansando en la oscura playa y no demoró en tomarla con las manos, pero no con intenciones de entregarla a la extraña mujer.
–¿Esto es lo que causó que Natsuki se desmayara?
–Vaya, no saben lo que es –volvió a reír aquella mujer– es kairouseki.
–¿Y qué significa eso?
–Si me la das, te lo diré
–No le daría nada a alguien que ataca este lugar.
Ella finalmente cambió su semblante sonriente y jovial por uno mucho más serio, y con su mano izquierda tentó su látigo.
–Mira chico, si va a ser por las malas, no tengo problema, pero puedo ver que tú no eres de por aquí, al igual que esta chica, así que no sé por qué se empeñan en defender esta lugar.
–¡Por cariño y gratitud! –interrumpió Natsuki– ellos han sido las personas más buenas y gentiles del mundo con nosotros –pero cuando la navegante terminó de hablar, aquella mujer ya tenía el látigo en su mano y lanzó un golpe contra la jovencita; sin embargo, el látigo fue detenido por el bastón de la lanza de Osore.
–No te atrevas a tocarla –los ojos de Osore habían cambiado y ahora se dirigían con furia hacia aquella mujer– si quieres pelear, yo seré tu oponente –le dijo y luego se volteó hacia Natsuki– vuelve a la ciudad, avisa a todos que el ataque ha llegado, pero ten cuidado. Si ellos tienen otras de estas redes, te puedes ver en problemas, ¡ve, rápido!
Mientras Osore se interponía entre ambas mujeres, Natsuki tomó camino por la multitud de palmeras y se perdió entre ellas con rumbo a la ciudad Imperial. Osore por su parte se colocó en guardia, listo para defenderse con su lanza-tridente. Los ojos del pirata se posaban sobre el látigo de la mujer, que estaba en la mano derecha de ésta.
Pero, unos segundos después, la mujer dejó caer el látigo, cosa que distrajo al pirata y sin que se diera cuenta como, se vio herido por algún arma, una especie de cuchilla, esto cerca de la cadera.
–Alcanzaste a esquivar mi ataque, pero Cessna, no deja escapar tan fácilmente a sus enemigos.
Cuando Osore miró mejor, vio que el extraño cinturón de Cessna ya no estaba. En realidad, era una soga que servía como arma. En un extremo tenía una afilada cuchilla curva, casi como un anzuelo de pesca, y en el otro tenía una esfera de acero.
–¿Así que voy a tener que herir a una mujer...? Esto no se ve bien
Natsuki corría tan rápido como podía, pero no logró llegar a tiempo a la Ciudad Imperial. Vio a un grupo de hombres que estaban charlando algo y pocos segundos después, se dispersaron. Sólo dos de ellos quedaron en ese lugar, pero uno desapareció como por arte de magia. Ya que había un atacante en solitario en ese lugar. El sujeto comenzó a palpar la enorme puerta de entrada, la principal y más grande de acceso a la Ciudad Imperial. Entonces, de su amplia chaqueta, sacó un par de esferas negras. Natsuki no supo qué eran, pero sí se dio cuenta de que era algo peligroso y se descubrió al salir de su escondite.
–¡Detente! –le gritó a aquel hombre. Él volteó y se quedó mirando a Natsuki un momento.
–¿Así que no te has topado con Cessna? Bueno, para mí mejor, ella te hubiera matado y yo jamás dejaría escapar un cuerpo como el tuyo.
Natsuki no hizo caso de las palabras de su enemigo y comenzó a crecer de inmediato, y al tener tamaño suficiente, intentó pisar a ese hombre; sin embargo, él, con destreza y agilidad, esquivó el ataque. La navegante intentó en tres ocasiones sin éxito, y cuando iba a intentar una cuarta, se vio detenida por una voz que ya conocía.
–¡Puedes derribar el muro, quédate quieta un momento! –le pidió Fuu. La princesa, todavía con su vestido, abrió y cerró de inmediato la gran puerta sin que el atacante pudiera hacer nada.
–Pues ya tengo dos señoritas para mí –sonrió él– el nombre de su futuro dueño es Takuo, y es mejor que se rindan inmediatamente, ni ustedes ni yo queremos que salgan lastimadas –dijo. Takuo era de una estatura mediana, totalmente calvo y una gabardina muy amplia que le llegaba a las rodillas. En sus manos seguía sosteniendo ese par de esferas.
–Son bombas –le dijo Fuu a una Natsuki que había vuelto a su tamaño normal– tenemos que alejarlo de aquí y entonces podrás crecer; si derribas por error la puerta o el muro, esto se pondrá muy mal.
Fubuki había tenido poco tiempo y había podido sólo ir a la cabaña a tomar unas pocas de sus armas. Ella también tenía explosivos, pero no muy potentes, también un par de artefactos luminosos para cegar, dos de sus esferas pegajosas iguales a las que había utilizado en el G-12 y un bastón algo pequeño.
–No me dejan otra alternativa –les dijo Takuo y tomando una esfera en cada mano, las frotó contra la parte inferior de la gabardina y éstas encendieron una mecha pequeña. Las arrojó hacia las piratas y éstas apenas pudieron evitarlas.
Fuu tuvo que hacer uso de sus pequeños explosivos y de sus esferas para detener más bombas, pero ya no le quedaba mucho con qué atacar o defenderse. Natsuki entonces, ya sin pensar en cualquier consecuencia, volvió a crecer para hacer frente a Takuo; sin embargo, él estaba esperando que ella hiciera eso, de su gabardina sacó una bomba un poco más grande y la lanzó justo a la altura del rostro de la joven. Ella logró darse cuenta y logró cubrirse la cara con sus brazos. Ello no logró evitar ser golpeada, y aunque minimizó el ataque, cayó, derrumbando además una porción de la enorme muralla, para, ya inconsciente, volver a su tamaño normal.
Fuu se apresuró a ver cómo estaba su amiga. La encontró, sin mucho más daño que el golpe en su cadera con el muro.
–Esa chica sí que es tonta –reía Takuo– por más que le dijiste que no creciera, no hizo caso y se volvió un blanco fácil para mis bombas... pero no importa si ella es tonta y tú inteligente, ambas me gustan –y Takuo sacó un par de bombas más, las encendió y las lanzó hacia el muro cerca de donde se encontraban Fuu y Natsuki; sin embargo, éstas explotaron un poco después de dejar las manos del invasor.
–¡Deja en paz a mis hermanas! –gritó alguien, cerca de ahí. Takuo trataba de encontrar a tal persona, pero no lo lograba. No fue sino hasta que Fubuki miraba fijamente a un árbol y sonreía al hacerlo, que pudo ver a su nuevo enemigo.
–Justo a tiempo, Shinta –suspiraba la princesa. El adolescente tirador, que estaba sobre un árbol, había disparado a las bombas, evitando que éstas estallaran en el lugar que Takuo deseaba.
–Las próximas balas estarán dirigidas contra ti –señaló el joven pirata al invasor.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 63 (Derringer):
- Spoiler:
- En la puerta oeste, esperaba Makoto, quien, despreocupada, no estaba por dentro de la ciudad, sino afuera. No demoraron mucho en llegar varios hombres que se detuvieron al verla recargada en el muro.
–No puede ser que hayan puesto a una chica aquí vigilando… –se lamentó uno de los invasores que se adelantó al grupo.
–Si me subestimas sólo por ser mujer, creo que ya sé quién ganaría si nos enfrentáramos –respondió Makoto. El hombre carcajeó y se adelantó un poco más hacia la pirata.
–Debes saber que yo, Byung Park, soy de los guerreros de élite del señor Lao y que tú no podrías hacerme ni un solo rasguño.
–¿Quieres probar en serio? –sonrió ella acercándose un poco a él, todavía ataviada con el vestido de noche. Byung se puso en guardia y lanzó una patada al rostro de la joven, quien la alcanzó a bloquear con sus manos.
–Nadie puede con mi tae kwon do –afirmó el invasor y sin previo aviso comenzó a dar una lluvia de patadas sobre Makoto. No había pausa entre un golpe y otro, mientras que los otros invasores celebraban la aparente ventaja de quien parecía su líder.
Una última patada envió a Makoto a estrellarse contra la puerta, pero ella no cayó derribada. Suspiró y volvió a acercarse a Byung mientras movía su cuello.
–¿Ya terminaste? Porque ahora me toca a mí –dijo y luego se quitó sus tacones y rasgó su vestido– es muy incómodo pelear con esto puesto –afirmó al tiempo que se ponía en guardia.
–Pensé que vendría más de uno por esta puerta –decía Jet al verse con un enemigo en el lado contrario de la ciudad que Makoto.
–Piensa en nosotros como la avanzada –respondió él, desenvainando una larga espada– pronto el resto de nuestros hombres tomarán control de todas las islas del archipiélago y se nos unirán aquí, cuando ya tengamos dominada la ciudad.
–Sobre nuestro cadáver.
–Pues de eso se trata –sonrió casi amigable el invasor– por cierto, soy Andrus.
–Jet, y te concedo que pareces tener honor de espadachín –el pirata entonces, al igual que su rival, sacó su arma, la Tsuda Sukehiro.
Osore lograba esquivar todos y cada uno de los ataques de Cessna. No sin esfuerzo, pero tampoco parecía algo natural. La chica poco a poco se desesperaba por no poder herir al pirata.
–¿Qué clase de pelea es ésta? –le dijo– ni atacas, pero tampoco puedo alcanzarte, ¿qué truco estás utilizando?
–No es truco de ninguna clase, es sólo una habilidad. Si la primera vez lograste herirme un poco, fue porque estaba distraído, pero no volverá a suceder –respondió Osore, quien finalmente comprendía cómo es que la capitana marine Hollie lo había vencido tan fácilmente en aquella ocasión– y si no te ataco, es porque preferiría que te rindieras, es mejor si no hiero a una mujer.
Cessna, al ver la inutilidad de sus acciones, finalmente enredó su cuerda en su brazo.
–Entonces tal vez no sea necesario pelear –dijo, y se acercó cuidadosamente a Osore. Éste se mantuvo en guardia, pero dejó de hacerlo al ver que la chica estiró sus brazos y le abrazó– tú y yo no tenemos por qué ser enemigos.
Pero Osore no se dejó llevar por las palabras de esa mujer y la retiró de inmediato.
–Tal vez antes este truco te habría funcionado, pero ahora sólo vivo para proteger a tres mujeres y encontrar a una más, así que será mejor que te vayas o tendré que hacerte daño.
Cessna se mostró enfadada y no hizo caso de la advertencia del pirata, y justo cuando se disponía a utilizar su cuerda nuevamente, Osore le atacó con gran rapidez, golpeándola en el cuello y haciéndole caer. Ella, con dificultad intentó levantarse, pero de nuevo utilizó la parte posterior de su lanza para darle un golpe en la nuca y finalmente noquearla. No habría querido hacerlo, pero bien sabía lo que era importante en ese momento.
A pesar de su propia advertencia, Shinta se había quedado inmóvil, viendo fijamente a Takuo. Estaba decidido a ayudar a Natsuki y a Fuu, pero no pudo evitar sentirse un poco nervioso. Un error y no sólo él saldría muerto, sino sus hermanas también.
Finalmente Takuo actuó lanzando un par de bombas dirigidas nuevamente hacia Fuu, pero ésas también fueron destruidas por disparos de Shinta. El tirador entonces ya no titubeó y disparó directamente hacia Takuo, quien apenas pudo evitar las balas.
Pero el invasor tenía algunas cartas bajo la manga. Lanzó una bomba más, pero cuando Shinta le disparó, la granada soltó esquirlas al explotar. No dañaron al adolescente, puesto que todavía estaba sobre el árbol, pero sí hirieron en una pierna a Natsuki. Shinta se encolerizó y disparó un total de cuatro balas, dos de cada revólver, a Takuo, quien sólo recibió dos, una en cada brazo. El guardia podía soportar el dolor, no le importaba por el momento.
–¡Tranquilízate! –le gritó Fuu desde donde estaba– estás en gran posición, no te muevas de allí. No gastes balas de más.
–¡Pero ustedes...!
–¡Compórtate como un hombre y dedícate a derrotar al enemigo! –le ordenó Fuu, pero él no se quedó tranquilo.
–¡Precisamente porque soy un hombre, no voy a quedarme aquí escondido, tengo que protegerlas! –afirmó él y salió de la copa de aquel árbol, disparando, pero sólo hiriendo a Takuo en una pierna. Aún así, el invasor no perdía la paciencia. En su mente tenía calculada una venganza mayor.
–Has cometido un grave error, chico –le dijo Takuo, guardando para sí el dolor, sobre todo de su pierna– según mis cálculos, te queda una sola bala. Uno de tus revólveres no tiene ya municiones y te será difícil recargar.
Fuu había hecho el mismo cálculo, Takuo estaba en lo correcto y ahora Shinta estaba expuesto, no sabía lo que debía hacer ahora; sin embargo, trató de tranquilizarse –“él lo dijo, ya es un hombre, debo confiar en él” –pensó mientras ayudaba a Natsuki a incorporarse.
Como Fuu esperaba, Takuo lanzó una bomba más hacia ellas. La princesa trató de huir junto a su amiga, pero el proyectil estalló antes de llegar. Shinta se había quedado sin balas. El adolescente entonces guardó sus dos revólveres en sus fundas que colgaban a los costados de su torso.
–¿Te has rendido? –dijo Takuo escandalosamente y luego echó a reír a carcajadas– ¡pero no creas que dejaré a tus amiguitas sólo por eso! ¡Te mataré y luego me las llevaré! –afirmó y envió más explosivos hacia el adolescente; sin embargo, aquellas bombas también explotaron. Shinta tenía en sus manos un par de pequeñas pistolas.
–Derringer... –sonrió Fubuki. La princesa entonces observó que Takuo se quedó quieto por un momento, sin decir nada, y sin enviar más explosivos– “ya me parecía” –pensó– “comienzan a agotársele las bombas, no son eternas ni infinitas, debe tener a lo sumo tres pares. Sabe que las Derringer pueden esconderse fácilmente, y apuesto a que Shinta tiene por lo menos otro par, esto se decide en el próximo movimiento, y no puedo quedarme quieta”.
Shinta había sacado de sus tobillos las Derringer, aquellas pequeñas pistolas que sólo tenían un tiro, pero que eran fáciles de camuflar y esconder, favoritas de los sicarios de antaño.
Takuo comenzaba a dudar y fue cuando Fubuki actuó. Sacó aquel cilindro que llevaba consigo y lo lanzó en dirección al invasor – ¡ahora Shinta! –avisó, teniendo total confianza en su nakama. Él supo lo que tenía qué hacer y, de la nada, tenía otro par de Derringer en sus manos, disparó una al cilindro y éste estalló en una nube blanca y con poco sonido. Cuando ésta se disipó, Takuo estaba congelado casi en su totalidad. Sólo su antebrazo y su cabeza estaban fuera del hielo.
–Todo terminó –afirmó Fuu, quien se acercó a Takuo– tus bombas ya son inútiles, claro, en el caso de que pudieras utilizarlas con tus dos piernas y un brazo congelados –luego la princesa cambió un poco su rostro al ver a Shinta– iremos pronto a descongelarte el brazo, el agua caliente bastará –dijo ella, notoriamente preocupada por el adolescente, quien había sido alcanzado por un poco del poder de aquel misterioso cilindro.
–Estoy bien –aseguró él– esto no es nada, mejor volvamos al palacio.
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Capítulo 64 (Piratas vs Invasores):
- Spoiler:
- Makoto esbozaba una sonrisa pícara y optimista, mientras que Byung Park esperaba los ataques de la chica. Ella finalmente dio un par de pasos y pateó hacia el rostro de él, y aunque Park pudo bloquearla, sintió el poder de la joven. El invasor se preparaba para el contrataque, pero se dio cuenta de que había perdido de vista a la joven.
Ella atacó con los brazos a los pies de él, luego se apoyó en el suelo para enviarlo a volar de una patada. Makoto saltó, se apoyó en el enorme muro y desde ahí, lanzó su ataque final, en lo que parecieron dos patadas y un golpe con su palma. Byung cayó inconsciente, como un costal de patatas, frente a sus subordinados.
–¿Con dos patadas le ha hecho esto?
–Si no pudieron ver que fueron más de dos patadas y un golpe, será mejor que se vayan de aquí, podrían terminar peor que él –les dijo Makoto– y debía agradecer que tengo puesto este tonto vestido.
–¿Qué truco has utilizado? –preguntaba otro con incredulidad.
–¿Truco? –preguntó ella y luego carcajeó– esto es una variante del puño del dragón. Xiang Kai-sensei dijo que podría llamarlo, “puño del dragón volador”, pero yo prefiero llamarlo, “El Hellion”.
E igual de rápido que Makoto, Jet acababa con su rival. Andrus había tenido mala suerte de toparse con el espadachín, al menos Makoto u Osore lo habrían dejado vivo. Jet sacudía la sangre de Andrus de la Tsuda Sukehiro. El invasor yacía con un enorme corte en el pecho, aunque todavía tenía un poco de vida.
–¿Qué diablos... fue... eso? –reunió Andrus la fuerza suficiente para hablar, consiguiendo con esto sólo acelerar su dolor.
–Tu katana no era de una gran calidad, y menos contra mi armadura, y si no pudiste verla, eso es un secreto, no tengo porque revelarle a alguien mi nuevo colmillo veloz, y menos a alguien que va a morir –Jet se acercó a Andrus, pero sin guardar su katana– ¿quieres una muerte rápida sin apenas dolor, o prefieres sufrir, aferrándote a un milagro? Eres honorable y te dejaré decidir. Si eliges lo segundo, simplemente me iré de aquí.
–Haz lo que quieras, ya no me importa –respondió Andrus. Jet entonces alzó su espada y estuvo a punto de cortar la cabeza del invasor, pero se arrepintió. Bajó la katana y la guardó. Al principio no supo por qué. No es que fuera compasión, sino más bien miedo.
–“¿Qué diría Natsuki si me viera haciendo algo así?” –pensó de pronto– “¿o Fuu, o Shinta?” –sus nakamas, sobre todo aquellos que tenían una mente más noble y pura, pasaron por su mente al tiempo que caminaba, alejándose de esa puerta y yendo hacia la principal de la ciudad Imperial– “no es necesario que le mate, no tengo necesidad de derramar más sangre de la necesaria. ¿Por qué antes lo hacía?” –se preguntó, fastidiándose a sí mismo– “no soy el mismo de antes”.
En la habitación del trono, se encontraban un par de guardias, Huang, Blaze y Xiang Kai, esperando a que todo terminara o a que alguien se apareciera por ahí. La más impaciente era precisamente Madame Kai, no porque así fuera su personalidad, sino porque ella también quería pelear y hacer algo por su pueblo; aun así, sus hombres decidieron protegerla y no dejar que ella pudiera estar en peligro.
–Tía, debo salir a buscarlo –le dijo Huang a Xiang Kai– es mi deber.
–Para nada es tu deber –respondió ella– ese hombre no ha dejado a nadie con deudas, y mucho menos a ti, es mejor que te tranquilices. Además, si llegase a presentarse aquí, preferiría que tú no pelearas con él, no es prudente.
Huang iba a responderle a Madame Kai, pero no encontraba palabras. La miró con un gesto de enfado, pero también de súplica. Aun así, no dijo nada, se quedó callado. Al mismo tiempo, a Blaze le afectaba la atmósfera, pues el extrovertido capitán pirata tampoco estaba muy hablador esa noche.
Xiang Kai estaba por sentarse en su trono, cuando se quedó paralizada, su rostro cambió, sus ojos se profundizaron y se incorporó nuevamente. Comenzó a mirar hacia varias direcciones sin encontrar nada.
–¿Qué sucede tía?
–Alguien está aquí, lo sé, pero no puedo saber dónde.
–¿Te estás oxidando, onee-san? –se escuchó una voz que parecía provenir de todos los lugares del salón– llevo ya un buen rato por aquí y apenas acabas de notarme. Tu vida de lujos te está pasando factura.
Luego, cerca de la puerta del salón, comenzó a juntarse una sustancia que tenía un color negro, casi púrpura. Ésta fue acumulándose hasta tomar una forma totalmente humana. Finalmente apareció un hombre. Totalmente calvo, cono ojos pequeños, rasgados. Era alto y vestía un chaleco negro con dorado y unos amplios pantalones blancos, también con detalles dorados.
–¿Qué crees que haces aquí, Lao? –preguntó Xiang Kai con tranquilidad– ¿ahora te dedicas a aterrorizar la tierra de nuestros padres, la tierra que te vio nacer, te educó y te amó?
–Tus discursos pueden funcionar con los estúpidos, pero no conmigo, onee-san. No vengo a hablar, sino a desterrarte, justo como tú lo hiciste conmigo.
–Yo lo hice –dijo ella con un tono más elevado– porque querías tratar a la gente como un tirano, como si ellos fueran tus esclavos –le acusó– y no vuelvas a llamarme onee-san, tú ya no eres mi hermano.
–¿Y qué importa si así es? –sonrió Lao, ignorando lo último que había dicho su hermana mayor– un rey, una familia real, está para que sea obedecida totalmente por sus súbditos. Por cierto, no tengo razones para desterrarte, bueno, sí, sólo una, ¿qué tal la venganza?
En ese momento, una figura saltó sobre él. Un enorme hombre-tigre trató de despedazarlo, pero le fue imposible. Simplemente lo traspasó. Aunque al recuperar su forma totalmente humana, Lao tenía un rasguño en su mejilla derecha.
–¡Huang! ¡Te dije que no eras tú quien debía enfrentarlo!
–Ésta es mi pelea tía, perdóname, pero sabes que debo hacerlo, no importa si ahora tiene el poder de una logia.
Lao se quedó viendo un momento a Huang, lo examinó bien y más tarde sonrió.
–¿Así que el cobarde quiere transformarse en todo un hombre? Si no eres más que un traidor.
–¡El traidor eres tú! –espetó el joven volviendo a su forma humana– si me llamas traidor por no seguirte en tus locuras, no tienes idea de lo que es lealtad. Mi tía ha sido mucho más para mí de lo que tú pudiste ser como padre.
Huang volvió a tomar su forma híbrida y siguió con sus ataques, pero a pesar de utilizar la Ambición con rasgos de armadura, no podía hacer demasiado contra su padre.
–Era de esperarse que poco pudieras hacer contra mí –le dijo Lao– aun si has podido sacar el máximo del poder de tu fruta, aún te faltan cien años para poder enfrentarte a mí. Si me hubieras seguido cuando fui desterrado, te aseguro que serías más fuerte. Kai nee-san sólo tiene miedo de ti y por ello no te ha enseñado a ser más fuerte.
Huang no esperó y volvió a atacar a su padre, pero éste pudo esquivarlo o al menos no fue dañado gracias a su habilidad. Luego, Lao lo cubrió con su viscoso ser, transformado en aquel extraño líquido y aunque el joven logró escapar unos segundos después, su aspecto atestiguaba que le habían dado una verdadera paliza, aun en su forma felina.
Cuando Huang intentaba levantarse fue detenido por su tía. No deseaba verlo pelear más, no contra un enemigo que no pudiera vencer. Ella ahora sería quien lo enfrentara; sin embargo, Xiang Kai también fue obstaculizada.
–Es mi turno de pelear, majestad –se adelantó Blaze– si no lo hago ahora, me oxidaré, así que yo me encargaré de él.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 65 (El hombre de acero):
- Spoiler:
- –No sabes lo que dices chico, tal vez no puedas vencerlo –le dijo Madame Kai a Blaze.
–He mejorado más de lo que cree, majestad –le sonrió el capitán pirata– me han encomendado cuidarla y eso es lo que haré, usted encárguese de Huang –agregó. Xiang Kai tenía la intención de seguir replicando, pero vio en los ojos de Blaze tanta confianza que decidió confiar en él.
El pirata caminó y se puso frente al invasor, levantó su mano derecha a la altura del hombro y creó una esfera de acero. –Éste es mi poder –le dijo– no soy una logia como tú, pero podría decirse que soy como el acero, ¿y tú qué clase de fenómeno eres ahora?
Lao sonrió un poco y, de forma similar, imitó a Blaze, pues transformó su mano derecha en ese viscoso líquido de su logia, derramando un poco en el suelo, pero esas gotas volvían a unirse, pegándose a sus pies.
–Si tienes curiosidad, te lo diré antes de matarte –dijo Lao– es la fruta Shaka Shaka, es una sustancia llamada petróleo, no podrás hacerme nada muchacho.
Blaze comenzó a pelear de distintas formas. Ya fuera arrojando objetos creados por su poder, con sus manos cubiertas por cuchillas de acero o simplemente enviando golpes, el pirata intentaba dañar al invasor. Por supuesto, la naturaleza logia de éste lo protegía y no recibió daño alguno. Momentos después, Blaze salió golpeado y cayó a los pies de Xiang Kai.
–¡Chico! Te dije que debía ir yo en tu lugar.
–No, está bien majestad –se levantó él, sonriendo– en realidad sólo estaba probando. Nunca había visto una logia, es mi primera vez peleando con alguien que tiene una y quería ver cómo era. Ahora voy en serio.
La mirada de Blaze cambió y levantó sus manos a la altura de su rostro. De cada dedo de éstas emergió una pequeña esfera, del tamaño de sus huellas digitales. Luego, las envió a volar hacia su enemigo. Lao no las evitó, simplemente dejó que lo atravesaran, pero cuando los proyectiles estaban dentro de él, convertido en petróleo, fue como si se abrieran, convirtiéndose en enormes cuchillas.
–¡Remo-con!
Lao saltó hacia atrás, alejándose del peligro, pero cuando regresó a su forma humana, tenía sangre en su pecho y frente. No demasiada, pero lo suficiente para evidenciar que estaba herido.
Xiang Kai cambió su semblante total. Tras estar preocupada, vio con agrado que no sólo Blaze hacía uso de la Ambición con Rasgos de Armadura, sino que además había aprendido nuevas técnicas para utilizar su Akuma no Mi. Huang también veía la escena y no entendía cómo es que los proyectiles podían ser controlados a distancia por el pirata, quien atacó dos veces más a Lao con ese truco.
–No es realmente a distancia –le explicó Xiang Kai– es imperceptible a la vista, pero el chico de acero siempre deja un hilillo desde sus manos a los proyectiles. No pueden verse fácilmente, pero puedo darme cuenta gracias a mi Ambición –sonrió ella, mirando a Blaze– chico, te has hecho fuerte –dijo y luego miró a su sobrino– él no perderá, estoy más tranquila.
Lao estaba algo herido, aunque nada de consideración, debido a su logia. De cualquier forma, sus ojos no mostraban a alguien derrotado. Parecía que aún guardaba un as bajo la manga.
–¿Así que tendré que pelear en serio? –Lao tronó sus nudillos y luego volvió a adquirir su forma de logia. Atacó a Blaze, quien lo golpeó con su puño de hierro cargado en Ambición, y aunque hizo daño al invasor, éste también dio de lleno en el rostro del pirata, quien fue derribado.
–Eso me dolió, y no es muy común que suceda –dijo Blaze, quien se incorporaba al mismo tiempo que se frotaba la mandíbula– con esto, puedo saber que también usas la Ambición, pero no es la primera vez que alguien me golpea con los Rasgos de Armadura. Quien me ayudó a poder usar esto fue Huang, y sus golpes duelen mucho más.
–¿Ese debilucho te refieres? –señaló Lao a su hijo– no es capaz de nada. Dime chico, ¿tú crees que es justo que mi hermana, que con su fruta es prácticamente inmortal, y quien no tiene descendencia, gobierne por siempre este país? No es democracia. Cuando mis otros hermanos y hermanas se fueron de aquí, yo sabía que si ella no tenía descendencia, debía ser yo, el único que quedaba en Xiang, el nuevo gobernante. ¿Qué clase de reina quiere gobernar por siempre?
–Por lo menos, yo no –intervino Madame Kai– en primer lugar, no tengo sueños de inmortalidad. En segundo, algún día, aun si todavía no he muerto, dejaré el trono, pero éste nunca será para ti. No para un hombre que pronuncia la palabra democracia y que al mismo tiempo pretende hacer de sus súbditos unos esclavos, vaya hipocresía –y luego, la monarca levantó la voz– ¡el trono será para Huang! –y fue el mismo joven el más sorprendido con esa aseveración– ¡sé que él no lo desea, que la ambición no lo gobierna, pero cuando yo ya no esté o no sea apta, él es la mejor opción! ¡Y debo decirte que él es más valiente de lo que tú jamás serás, porque elegir ser abandonado por su padre a obrar en forma incorrecta, es algo que no muchos en este mundo pueden hacer!
–Bien dicho majestad –sonrió Blaze y se lanzó el ataque a un Lao que lucía colérico tras las palabras de su hermana. El invasor trató de bloquear al pirata, pero éste combinó sus trucos con sus golpes de acero y pronto el combate se tornó un “toma y da”, con golpes hacia uno y otro lado. Por un momento parecía que Blaze recibía la peor parte, pero pronto Lao dejó de tomar su forma de logia.
Aun así, Xiang Kai intervino. Dejó un momento a Huang y se colocó entre ambos peleadores, detuvo a Blaze con una mano y a Lao con otra. Luego envió al pirata a volar, aunque sin demasiada violencia y tras esto, adoptó una pose de combate.
–Puño del Dragón, estilo Xiang, Dragón que cae del cielo –dio un pequeño salto, bloqueó un golpe de Lao y luego lanzó una patada a la cabeza de éste, golpeándolo con su talón y azotándole el rostro contra el suelo– siento haberme interpuesto– se dirigió hacia Blaze– sabía que finalmente ibas a ganar, eso te lo aseguro, pero no tenía caso que siguiera lastimándote.
–Ésa es tu naturaleza hermana –habló Lao don dificultad, sin poder levantarse– me atacas cuando estoy débil.
–No escucharé eso de ti, no de alguien que ha invadido su tierra natal y matado a compatriotas suyos. Si has perdido es porque te has engolosinado al obtener tu fruta. Pensaste que con sólo obtener el poder de una logia podrías atacar este lugar y, junto a una pandilla de mediocres, dar un golpe de estado. No contabas –y al decir esto, los ojos de Xiang Kai perdieron el gesto del enfado para tomar el brillo de la alegría– con que unos chicos iban a defender las islas como lo hicieron. Tal vez todo habría sido diferente de no haber estado ellos por acá. Es un orgullo que lleven el tatuaje del dragón.
Blaze se incorporó y se deshizo de su camisa, la cual todavía conservaba desde el baile del carnaval. En su espalda, justo en la mitad, estaba tatuado un dragón enroscado, el mismo sello que Shinta llevaba en aquel medallón que Xiang Kai le había dado como prueba de que la palabra del tirador era la misma de ella en los mensajes. Se podía ver que Huang tenía el mismo símbolo tatuado en su mano derecha, justo en el posterior de la palma.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 66 (El Dragón tatuado):
Extra 6
- Spoiler:
- Todo acabó tan pronto como comenzó. Los miembros restantes de la tripulación llegaron minutos después y contaron lo sucedido con los otros invasores. Los guardias de Madame Kai regresaron prácticamente en su totalidad y fueron los encargados de buscar a los invasores derrotados para apresarlos. Ahí, Jet pudo ver que Andrus había sobrevivido, al menos por el momento. Fueron apresados en la pequeñísima prisión del archipiélago dos días después, y serían los únicos “huéspedes” en ese lugar. En cuanto a Lao, Xiang Kai decidió desterrarlo una vez más. Le dieron una balsa y lo enviaron lejos, sin alguna Log Pose que pudiera darle rumbo. De cualquier forma, no había en Xiang un método para detenerlo, por su poder de logia y Madame Kai se iba a arriesgar a que algún día él pudiera regresar.
Luego de dar por finalizado el asunto, temprano por la mañana, los piratas se presentaron frente a Xiang Kai. Ella supo que había llegado el momento de que partieran. En el mismo salón estaban también Na Lai y Yae Dong. La primera abrazó efusivamente a los miembros de la tripulación, en especial a Fubuki, quien se había convertido casi en una hija para ella. Dong por su parte dirigió breves palabras hacia Jet, implicando con ellas el regalo de Tsuda Sukehiro. El pirata aceptó la katana con respeto y admiración por su nuevo maestro.
–Estaré triste, de eso no hay duda –admitió Xiang Kai– ustedes han sido más que unos huéspedes, y estoy segura que Huang los extrañará también.
–De hecho, su majestad –le habló Blaze– me parece que Huang más bien extrañará a esta isla.
–¿Qué quieres decir?
–Perdóname tía –Huang, quien estaba junto a ella, caminó un poco para ponerse del lado de los piratas– no tengo intenciones de ser gobernante de este lugar como dijiste, prefiero que tú sigas siéndolo por mucho tiempo –el rostro de la monarca se tornó sorprendido, y quizás era la primera vez que los piratas lo veían así.
–Pero, ¿qué dices?
–Quiero ver el mundo tía, y quiero además ver a toda la familia, quiero saber qué es de cada uno de mis tíos hoy en día, y también –bajó la mirada un poco antes de continuar– sé que no lo haces a propósito, pero creo que me sobreproteges y es hora de que me haga más fuerte.
Xiang Kai quiso replicar, pero no pudo hacerlo, y luego sonrió, derrotada. –Tal vez tengas razón –admitió– Lao tenía algo de verdad cuando dijo que no te habías hecho lo suficientemente fuerte por mi culpa, pero creo que no quería que nunca te fueras de aquí, sabes que eres un hijo para mí.
–Lo sé tía, pero te aseguro que regresaré. Blaze defendió Xiang y ahora me toca defender sus sueños y objetivos, y los de todos, pero sí, regresaré y te contaré todo lo que sucedió en el viaje.
–Así lo espero entonces –ella se adelantó y se colocó frente a su sobrino– eres fuerte y noble, pero te preocupas demasiado, sé feliz, hijo mío –le dijo y él asintió.
–El kung fu es un arte mortal, pero también vital, obtén vida de él y trata de no quitarla, además recuerda que todavía eres una saltamontes comparada conmigo –le dijo a Makoto.
–Honraré por siempre sus enseñanzas, maestra.
–Joven, fija tus ojos más en los corazones y menos en las curvas de las mujeres, pero aun así, no cambies ese carácter que hace de ti único –se dirigió a Osore.
–Trataré de hacerlo, bella Madame Kai.
–Eres un chico valioso, confía en tus compañeros y conoce tus límites –ahora fue el consejo para Shinta.
–No la olvidaré jamás, Xiang Kai –respondió él emocionado.
–Princesa de Yuki, tu pueblo necesita que te hagas fuerte, pero no pierdas esa sabiduría, cuida las acciones de tus compañeros.
–Siéntase tranquila con respecto a eso –le dijo Fuu.
–Niña –ahora fue con Natsuki– sé más observadora, pero nunca pierdas esa bondad y préstale tu ternura a tus nakamas –la navegante sólo asintió, sonriendo, aunque con sus ojos llorosos –Joven guerrero, Jet, protege a tus amigos por siempre y trata de ser feliz tú mismo –él la miró, afirmando lentamente con su cabeza –y finalmente, capitán pirata, Blaze, lleva con buen término este viaje, las vidas y destinos de tus compañeros descansan en tus hombros, y te pediré que regreses, pues debo decir, que si tuviera yo ochenta años menos, me habría enamorado de ti de inmediato, así que no quiero que mueras por ningún motivo. ¡Ahora partan piratas, el mar los espera!
Y no sólo Xiang Kai los acompañó hacia la costa, sino que una multitud formada por todos los habitantes de la Ciudad Imperial y la mayoría de toda la isla principal fue a despedirlos. Los piratas subieron al Steeler, fue el mismo Huang quien levantó el ancla y luego de que las velas fueran desplegadas, la fragata comenzó a moverse.
–¡Nunca olvidaremos este lugar, jamás la olvidaremos su majestad, Xiang Kai-sama! –gritó Blaze y acto seguido, todos mostraron su tatuaje del dragón. Huang subió un poco su puño derecho, Makoto mostró su hombro izquierdo, Osore descubrió su pecho, del lado derecho, Shinta enseño su mano izquierda donde tenía la marca de una forma muy parecida a la de Huang, Fuu dejó ver el lado derecho de su espalda alta, justo en su escápula, Natsuki sólo tuvo que voltearse para enseñar su tatuaje en la parte baja de la espalda, Jet mostró su antebrazo derecho y Blaze su espalda.
Extra 6
- Spoiler:
- Ya alejados de las costas del archipiélago, Huang se tomaba de la barandilla del Steeler, algo mareado en lo que era su primer viaje en alta mar. Lo más lejos que se había aventurado de la Ciudad Imperial eran las islas Xiang más alejadas y en el mar, lo más osado que había hecho era andar en alguna barca, cerca de la playa.
El nuevo tripulante vio entonces como Makoto salió de los camarotes y con velocidad y agilidad casi felina, subió por los amarres hacia el mástil principal de la fragata y colocarse en el puesto de vigía, para ver lo que le avecinaba a la tripulación.
El joven se quedó viendo un rato a la chica hasta que fue despertado de sus pensamientos por Fubuki.
–¿Qué pasa? –le preguntó– ¿tiene algo raro Makoto?
–No es eso –respondió él, sonriendo, como siempre– me pregunto cómo es que puede subir así, tan fácilmente, ¿es que no le da miedo?
Fuu no supo muy bien qué responder. Para ella era, en cierto modo, natural que Makoto subiera a toda velocidad a la parte más alta del mástil. Incluso, si quisiera, ella misma podría subir también, tal vez no tan rápido, pero seguro que llegaría al mismo lugar donde estaba Makoto, y así también cualquiera de sus nakama, incluso Natsuki.
–Pues no veo que sea algo tan difícil –dijo ella, con la mejor de sus sonrisas.
–A mí me daría miedo subir hasta allá.
Fuu se quedó muda. Huang era ahora un pirata, pero tenía miedo de las alturas. Por lo que había escuchado, él había peleado sin titubear ante su padre, aunque recordaba algunas ocasiones en que prefería quedarse en la isla principal que acompañarlos a otras partes del archipiélago.
–Pues ahora eres un pirata, tendrás que soportar algunas cosas.
–Lo sé, lo sé –dijo él, con su eterna sonrisa– ¿cómo has hecho tú para ser una pirata tan valiente, si eres una princesa?
–¿Yo soy valiente? –rió ella, divertida, mirando hacia abajo, con la madera de la cubierta atrayendo a sus ojos– la valentía no es un asunto tan sencillo.
–¿Cómo es eso?
–Cuando mi hermana le apuntaba a mi madre con aquel revólver, tuve que intervenir y atacarla; me dio mucho miedo –explicó la princesa, ahora recargada en la barandilla y mirando hacia el mar– si hubiera estado sola, tal vez no habría podido hacerlo, pero los demás me dieron el valor; ellos te prestarán su valor.
El joven carpintero sólo asintió, asimilando lo que escuchaba.
–Pero aunque los demás sean valientes, todos tienen miedo –dijo ella– en algún momento, todos pueden ser “cobardes”.
–¿Ah sí? ¿Yo de qué tengo miedo, princesa? –Blaze apareció detrás de ambos, cruzado de brazos, pero sonriendo alegremente. Ella le respondió el saludo, cerrando los ojos mientras mostraba también una sonrisa.
–Yo diría, capitán, que tú tienes miedo de quedarte solo.
–Algo así –respondió él– pero llegará un momento en que eso quede atrás, porque ustedes se van a ir, irremediablemente. Todos vamos a tomar un camino distinto tarde o temprano. Lo que más miedo me da, es no tener buenos recuerdos una vez que eso pase, levantarme un día y pensar que he pasado mucho tiempo sin hacer nada
Blaze se retiró argumentando que tomaría una siesta matutina mientras Fuu y Huang lo miraban un poco sorprendidos, pues no pensaban que su capitán podría tener palabras tan profundas.
–¿Lo ves? –le preguntó la princesa con una amplia sonrisa, la cual desapareció cuando le miró. Él estaba temblando– ¿Qué te pasa?
–El miedo de Blaze es más que justificado, hay muchas cosas aterradoras en el mar –respondió él mientras Fuu se golpeaba la frente con su mano.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 67 (Lejos del archipiélago):
- Spoiler:
- –¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar a la siguiente isla? –preguntaba Blaze impaciente. El capitán realmente había disfrutado su estancia en el archipiélago de Xiang, pero no podía evitar sentirse muy feliz de haber salido al mar nuevamente.
–Kai-san me dijo que unos seis o siete días –respondió Natsuki mientras verificaba en su Log Pose que el rumbo era el correcto– la isla se llama Borunda y supuestamente es pacífica, ¿tú la conoces, Huang? –se viró la navegante hacia su más nuevo compañero, quien estaba tomándose fuertemente de la barandilla y lucía algo mareado.
–Sí, fui un par de veces –recuperó lo mejor que pudo la compostura– el negocio mayor de esa isla es la venta de telas. A pesar de que el archipiélago Xiang es muy grande, no se distingue por producir telas muy hermosas.
Ante lo explicado por Huang, a Natsuki y Fuu les brillaron los ojos y decidieron que agrandarían su guardarropa en cuanto llegaran a ese lugar. El Steeler tenía muchos artículos y comida de Xiang que podría ser intercambiada fácilmente por dinero o ropa, realmente los Piratas de Blaze tenían un buen margen económico.
Las dos noches pasaron bastante rápido. Es bueno destacar que la fisionomía de la fragata había sufrido algunos cambios, más que nada en los camarotes. La pieza que Natsuki compartía con Shinta se había hecho una sola con la de Fuu y Makoto, por lo que las tres dormían juntas, y del otro lado, el camarote de Osore había crecido bastante mediante unos arreglos, pero ahora lo compartiría con Huang y Shinta. Para fortuna, -o tal vez desgracia, pensarían algunos-, del tirador, se había determinado que ya había crecido bastante como para seguir compartiendo habitación con una mujer.
De esa forma, justo al tercer día de haber salido de Xiang, los piratas arribaron a Borunda. La isla era de un tamaño mediano y había un par de muelles solamente. El Steeler ancló enseguida de uno de ellos y sus tripulantes vieron la isla más de cerca. Dos cabañas era todo lo que había en la playa, más al fondo podían distinguirse edificios un poco más altos, aunque no de gran manufactura. Al internarse en el lugar, éste se convertía en un verdadero mercado. Una calle grande, sin estar empedrada, teniendo sólo la arena y tierra como suelo, estaba tapizada de puestos comerciales que ofrecían una infinidad de telas. Natsuki quedó anonadada con la belleza de algunas de éstas, pero Fuu le pidió ser paciente hasta encontrar un establecimiento más grande.
No pasó mucho antes de que lo encontraran y ahí fue donde hombres y mujeres se separaron. Ellos no estaban dispuestos a pasar horas y horas sólo para elegir una tela o una prenda y mejor se dedicaron a pasear por la pequeña ciudadela.
–¿Acaso no van a comprar nada? ¿Eh? ¿Entonces para que vienen por aquí? –le preguntó enfadado uno de los comerciantes a Huang. Éste se puso nervioso como si tuviera que explicar algo a ese hombre.
–No tenemos por qué decirte nada, viejo –le dijo Jet, quien asustó al hombre no sólo con su mirada sino también con su mano izquierda que tomaba a su katana sujeta a la cintura. Así, los piratas siguieron sin problemas, hasta que Blaze soltó una carcajada.
–Menos mal que tenemos a nuestro “malote” personal –dijo mientras reía y hacía enfadar a su espadachín.
–Que seas un hombre de acero no quiere decir que no pueda lastimarte –afirmó Jet, pero su capitán no lo escuchó lo suficiente, pues posó su mirada en un extraño establecimiento, al parecer, de comida. Los alimentos no estaban en platos, sino en forma de brochetas. Algo similar a la carne marinada con algún ingrediente extraño. Antes de que sus compañeros terminaran de analizar el lugar, Blaze ya estaba sentado ordenando una de esas extrañas brochetas.
–Este lugar no se ve muy limpio, Blaze –le dijo Osore.
–Esta vida, incluso la comida, es una aventura, yo quiero aventurarme a probar de todo en este mundo –decía mientras se llevaba dos brochetas a la boca– es probable que nunca volvamos a esta isla y entonces me lamentaré de nunca haber probado esta comida.
Pero a pesar del razonamiento de Blaze, sus compañeros prefirieron esperar a comer en el barco. Mientras todos se distraían viendo a su capitán y su nueva extraña comida, Jet de pronto los alejó un poco con su brazo.
–¿Qué te sucede? –le preguntó Osore.
–Son marines –dijo el espadachín, quien había visto a un grupo liderado por un oficial de alto rango, caminando por la calle– debemos ser cautelosos, espero que no hayan visto a las chicas, recuerden que sólo Blaze y Huang no tienen cartel de recompensa.
Ante eso, el capitán reaccionó y se dirigía hacia donde estaban los marines, pero Jet lo alcanzó a detener. Blaze, por supuesto, quería tener también recompensa sobre su cabeza y vio la oportunidad perfecta. Sus compañeros no dejaron que su líder los delatara y convinieron mejor ir a buscar a las chicas.
Con cuidado de que ningún marino los viera, los piratas regresaron al área del pueblo donde habían visto por última vez a las chicas. Se separaron y fue precisamente Blaze quien las encontró en una tienda de ropa. El capitán comentó la situación y, tras probarse un par de prendas, las chicas salieron de ahí.
–Ese vestido era tan lindo que no podía quedarme sin probarlo –rio Fuu mientras buscaba con la mirada en la calle para no vérsela con los marines. Al juntarse todos, de inmediato se dirigieron al barco, pero se detuvieron cerca de ahí cuando vieron que ya estaba sitiado por sus enemigos.
–Debimos haberlo sabido –dijo Jet– no quedará otra más que pelear. ¿Estás contento, no Blaze? –se dirigió el espadachín con una sonrisa hacia su capitán, pero luego advirtió que éste no estaba junto a ellos. Blaze estaba corriendo hacia el centro de la ciudad.
–Dijo que debía ir al baño con urgencia –les dijo Shinta.
Fuu preguntó lo que había sucedido y sus compañeros contaron de aquella extraña comida –le dije que ese lugar no se veía muy saludable –comentó Osore.
La princesa calló entonces, pero sus ojos denotaron de inmediato el enfado. Era como una caldera a punto de estallar y hasta Natsuki pudo sentir eso, pues mejor dio un paso a un costado. Fubuki finalmente lanzó un grito de enojo y se dirigió a atacar a los marines.
–¡Ustedes pagarán mi rabia contra Blaze, ya que él no está aquí! –afirmó la princesa y lanzó algunas bombas de humo y otras de pólvora a los marines que rodeaban el barco. Sus compañeros se le unieron de inmediato y los soldados tuvieron muy poca oportunidad ante ellos, aunque ninguno salió herido de gravedad. Luego decidieron que lo ideal era atacar también el acorzado marine que había atracado cerca de allí. El capitán no tuvo tiempo de responder, la fuerza de los piratas lo sobrepasaba por mucho y fue rápidamente derrotado.
Makoto y Shinta se excedieron, utilizando sus mejores técnicas, mientras que Huang, debido a su nerviosismo, no pudo medir su fuerza.
–¡Amigo, esa mandíbula va a tardar mucho en sanar! –se sorprendió Osore, que veía al marine quejándose, tomándose el rostro– cuidado todos, si no quieren quedar sin barbilla –reía el médico.
–Bueno, no era mi intención –replicó Huang, algo apenado.
–¡El log se ha cargado! –anunció la princesa tras preguntar a Natsuki– ¡vayan a buscar a ese idiota de Blaze y vámonos de aquí!
La orden de la ojiazul fue tan tajante que Osore y Shinta demoraron muy poco en encontrar a su capitán y llevarlo de vuelta al Steeler, el cual salió de la isla lo más pronto posible.
–¿Cómo que acabaron con ellos tan rápido? ¡Yo quería pelear también, para que me vieran! –pero Blaze no pudo quejarse más porque su nariz fue apretada con fuerza por los dedos de Fuu, quien le hizo retorcerse de dolor.
–¡¿Dónde dijimos que íbamos a comer?! –preguntó rabiosa la princesa, como nunca se le había visto.– ¡¿Dónde, Blaze?! –volvió a preguntar al ver que su capitán no respondía.
–¡En el barco, en el barco! –respondió el capitán, quien aún estaba sometido por su nariz.
–¿Y qué decimos acerca de lugares extraños para comer?
–Debemos esperar hasta que llegues para ver si es bueno comer ahí o no.
–Eso es –se calmó finalmente la princesa– supongo que tu castigo te llegó de inmediato al enfermarte –dijo, y luego se dirigió al resto de sus compañeros– como ven, esas reglas las sugerí no por egoísmo, sino por precaución.
–Sí, ya veo que son sólo una "sugerencia" –sonrió Makoto, quien prefirió subir al mástil principal, su lugar, la torre de vigía, para continuar el viaje.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 68 (Nueva recompensa):
- Spoiler:
- Pero la noticia del ataque a aquel acorazado pirata, llegó rápidamente a los Cuarteles Generales de la Marina, y con ello, se supo que esa tripulación, liderada por ese "Leather Rebel", en realidad no había muerto hacía casi dos años, sino que en realidad, seguían con vida, y, al parecer, con mayor fuerza que antes.
Tres días después de lo sucedido, así tan pronto, una oficial marine leía lo sucedido en un reporte oficial que tenía en sus manos.
Esta tripulación con un nombre desconocido, pero capitaneada (sin confirmar) por el pirata conocido como Jet alias “Leather Rebel”, y teniendo como tripulantes a Makoto alias “Hellion”, Osore alias “Neon Knight”, “Killer Queen” (nombre real desconocido), Natsuki alias “Voodoo Child”, Shinta alias “Rapid Fire”, y ”Jawbreaker” (nombre real desconocido), atacó el acorazado de la Marina “Real Pain” del Capitán Elijah, causando daños materiales totales, aunque sin pérdidas humanas.
Se extiende este reporte también a los Comodoros y Capitanes con las nuevas recompensas para los miembros de esta tripulación.
El reporte no podía estar mal. En realidad eran ellos. Ayaka no conocía los nombres de los compañeros de Jet, a excepción de Blaze, pero el número casi coincidía con los que había visto. Supuso que al seguir avanzando en el viaje, la tripulación había logrado agregar un compañero más. Ayaka no iba a revelar que en realidad Blaze era el capitán para evitar que éste fuera otro fugitivo más. Por supuesto, la rubia no hubiera sabido que el pirata de acero habría estado feliz de que la marina pusiera precio por su cabeza.
Durante ese periodo de más de un año, Ayaka se había resignado a que Jet había desaparecido, muy probablemente muerto y que jamás lo volvería a ver; sin embargo, ahora veía que estaba con vida y bastante saludable al parecer.
Era como si el fuego en su corazón hubiera sido sofocado hacía mucho tiempo, pero una brasa hubiera sobrevivido y ahora fuese reanimada de forma intensa por una nueva chispa que había llegado desde lejos.
–Jet, tonto, ¿ahora qué voy a hacer? –se llevó la mano a un rostro completamente sonriente– en serio, ¿qué se supone que deba hacer ahora?
Unos días después de publicado este reporte, las nuevas recompensas de los piratas de Blaze, y éstas fueron distribuidas en el periódico. Bora, en Danma, lo leía con alegría, pues además de las recompensas, había una pequeña noticia sobre el ataque de los piratas al acorazado. El alcalde estaba contento de que Shinta estuviera vivo y bien.
También la reina Yuki estaba atenta a la noticia. Veía con gracia el cartel de wanted de su hija, ya que, aunque el rostro de Fuu no se distinguía muy bien, su madre sabía que era ella.
–¿Así que ya han salido de Xiang? Vaya que han demorado ahí –sonreía.
–¿Usted sabía que Fubuki-sama se encontraba bien, durante todo este tiempo? –preguntó Daisuke, quien era el que había llevado el diario hasta Palacio.
–Fuu me envió algunas cartas desde Xiang –explicó la monarca– estaban en un código que sólo ella y yo entendemos, y por lo tanto no había peligro. Lo que más me interesa, es que se ha vuelto más fuerte, y eso lo puedo saber por su recompensa.
El viejo Roshi, que continuaba en aquel barco pesquero, no podía menos que sonreír, pues por mucho tiempo temió lo peor para Osore, Jet y su tripulación. Su humor mejoró al tener noticias acerca de ellos.
–¡Tara-san! –una niña pequeña corría hacia la iglesia en Kaprico, donde Tara se encontraba otorgando bendiciones a la gente que se acercaba.
–¿Qué es lo que pasa, pequeña? –preguntó la religiosa, con su voz siempre calmada.
–Tú dices que mucha gente trata de hacer este mundo mejor, pero no es verdad –dijo la niña con decepción.
–¿Y eso, por qué lo dices?
Como respuesta, la niña extendió un periódico que Tara comenzó a leer. La rubia lo leyó con emoción y sus ojos se humedecieron de inmediato, pero hizo el esfuerzo por no derramar lágrimas de felicidad.
–Los piratas hacen cosas malas, y hay muchos piratas en el mundo –afirmó la pequeña
–Si algo debemos aprender, es a no juzgar sin conocer. Es cierto que los piratas parecen malos, pero te aseguro que muchos no lo son tanto. Todos, incluso los piratas, pueden hacer algo para mejorar este mundo, para brindar alegría a otras personas.
Y al igual que todos ellos, una mujer de cabello castaño, en las aguas del Nuevo Mundo, admiraba la recompensa de su hermana menor.
Al mismo tiempo, Fuu revisaba por enésima ocasión el periódico, a petición de Blaze.
–¿Ya lo ves? No está –afirmó la princesa– tal vez si no te hubieras ido a comer alimentos extraños, habrías peleado con la marina y ahora tendrías recompensa –ya no le decía enfadada, sino más bien divertida. Los demás veían sus nuevas recompensas, Jet tenía ahora 50 millones de berries, Natsuki había incrementado hasta los 30 millones, Fuu tenía 25, Shinta por su parte aparecía con 18 millones, Osore había aumentado a 27 millones, Makoto a 39. Finalmente, Huang tenía sólo 20 millones; pero no era el único cambio.
–Yo no quería quebrarle la mandíbula, ¿por qué me llaman así? –gimoteaba el carpintero al ver que su cartel de recompensa no tenía su nombre, sino un apelativo: “Jawbreaker”. Natsuki también gozaba de un apodo, “Voodoo Child”, el cual el había sido dado desde aquella ocasión en que hundió el acorazado de Hollie, mientras que Shinta había sido apodado “Rapid Fire”. Makoto era también referida como “Hellion”.
–Casi dos años entrenando para esto... –se lamentó, una vez más, el capitán.
Pero no tuvo tiempo para más, pues esa misma mañana, el Steeler llegaba a una nueva isla. Ya estaban mucho más alejados del Calm Belt y esperaban que a partir de ese momento, el tramo entre isla e isla fuera mucho más corto.
El nombre de la isla a la que llegaban era Omen y tenía mucha actividad en su costa, con varios muelles, y barcos llegaban y se iban con continuidad. Las calles de la isla no estaban empedradas, eran simplemente la tierra o arena, y es que se podía adivinar que la principal actividad era la pesca debido a la gran cantidad de balsas y embarcaciones pequeñas que había en el mar, cerca de la playa.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 69 (Buscando fondos):
- Spoiler:
- El Steeler rompía las últimas olas antes de atracar en Omen. Osore y Jet se encargaron de recoger las velas para que la fragata fuera perdiendo velocidad y así poder dirigirla con precisión a uno de los muelles. Tras hacerlo, los piratas revisaron que no hubiera marines en la cercanía y comenzaron a bajar del barco.
Tras algunas preguntas, supieron que los acorazados de la marina eran extraños por el lugar y que, probablemente, no tendrían por qué preocuparse, al menos por el momento. Decidieron, de cualquier forma, mantenerse juntos. Tenían mucho tiempo que no bebían algo en un bar, todos en grupo, por lo que se dirigieron al bar más cercano.
El pequeño edificio de madera apenas tenía dos mesas y la barra, y olía a la tierra mojada por agua salada, que los marineros arrastraban en sus pies al entrar al lugar. Para su sorpresa, quien lo atendía no era un típico cantinero, sino una mujer, ya entrada en edad, de cabello castaño, ondulado, escondido en su mayor parte por un pañuelo verde y blanco. En la mesa estaban cuatro sujetos jugando al viejo dominó, mientras que en la otra se encontraba una sola persona, bebiendo de una botella.
Los piratas entonces pidieron sus acostumbrados tragos y Shinta se preparaba para pedir una cerveza cuando Natsuki lo detuvo
–¿Qué crees que haces? –le dijo la navegante– eres muy joven para beber.
El adolescente se quedó pasmado, pero luego reaccionó.
–Pero, tú desde los 17 años ya bebías, ¿por qué yo no puedo?
–Apenas tienes quince –replicó ella.
–Blaze, ayúdame… –pidió él. El capitán sonrió entonces, pero no mostrando sus dientes, sino sólo extendiendo su boca.
–Pues cierto que tiene quince años, aunque creo que yo empecé a beber muy joven, así que le daré una oportunidad –afirmó él– no lo quiero ver tan ebrio que apenas pueda mantenerse en pie, debe saber beber con estilo, al menos por ahora. Si es así, que beba, a pesar de que esto nos quitará un poco más de dinero –rió Blaze y Shinta pidió su primera cerveza, aunque era vigilado muy de cerca por Natsuki.
–Hablando del dinero –intervino Fuu– no es que seamos pobres, pero no nos queda mucho dinero y todos acordamos no pedir nada más a Madame Kai, así que será mejor que consigamos algo pronto.
–Yo sé de una alternativa de dinero –los interrumpió la mujer detrás de la barra– he escuchado de una recompensa que ofrece un matrimonio adinerado de la isla de Madona. Llegarán a ella pronto, pues seguramente su log se cargará en pocas horas.
–¿De qué se trata? –preguntó Fuu, curiosa.
–Parece que alguien de su familia se perdió o fue secuestrado –respondió la mujer, cuyo sonriente y aparentemente honesto rostro se reflejaba en el enorme tarro que limpiaba– ofrecen dinero para que alguien lo encuentre, y, según sé, no importa si ese alguien son piratas, como ustedes.
Blaze y los demás guardaron silencio un momento, pero luego el capitán sonrió. Ése fue el indicativo de que iban a seguir esa idea, sin importar lo suspicaz que pudiera ser Jet o lo analítica de Fubuki; el chico de acero ya estaba decidido y ni el espadachín ni la princesa replicaron, pues sabían que era en vano.
Así, cuando los piratas abandonaron aquella pequeña taberna y luego caminaron cerca de una hora por el poblado y sus calles semi empedradas, hasta que, como aquella mujer les había dicho, su log se cargó. Había pasado tiempo desde que una isla se cargaba tan rápido y era el momento justo para ellos. No pasó media hora antes de que el Steeler desplegara sus velas.
–Ya sé que vamos a ir de todos modos, pero no deberíamos creer todo lo que nos dicen –le dijo Jet a su capitán.
–Vamos, amigo –le palmeó Blaze la espalda a su compañero– el log se cargó a esta isla, así que poco perdemos con ir.
–Tal vez encontremos a un nakama nuevo ahí –exclamó Natsuki, que llegó a la proa, donde estaban sus dos compañeros– yo quiero que nuestra familia crezca y crezca, que se haga muy grande –dijo la navegante mientras abría sus brazos.
–Entonces no creo que pudiéramos mantenerla –Makoto bajaba del mástil principal por uno de los amarres, con la gracia y agilidad que su entrenamiento le permitía– es por eso que vamos a buscar dinero. Siendo ocho estamos faltos, no me imagino si fuéramos veinte o más.
–Qué platicadora estás hoy –le dijo Jet a la vigía, sólo para hacerla enfadar.
–Bajé porque no se ve nada en el horizonte y tengo un poco de hambre, así que voy con Fuu –dio media vuelta y se dirigió a la cocina con sus manos entrelazadas tras su nuca– y nadie estaba hablando contigo.
Blaze supo que si su vigía con gran vista no veía algo, no estaban muy cerca de alguna isla, así que convocó a la hora de comida. Tras degustar los alimentos de la tarde, Makoto volvió a su puesto, pero siguió sin ver nada y así llegó la noche.
Pero no demorarían demasuado los piratas de Blaze en llegar a la siguiente isla. En la mañana del tercer día, Makoto divisó el nuevo destino.
–Tengo un mal presentimiento, no sé por qué –dijo Huang cuando la vigía avisó del avistamiento.
–Tienes que ser más positivo –le dijo Osore– yo, soy optimista.
–¿Entonces crees que todo saldrá bien y obtendremos el dinero? –preguntó el carpintero con una sonrisa a medias.
–Eso no lo sé, pero creo que encontraremos chicas lindas –el médico se tronó los dedos, como si fuese a pelear– estoy un poco oxidado en cuanto a las artes amatorias se refiere.
–¡Pero si te has ligado a un montonal de chicas en Xiang!
–Sí, pero ya llevamos varios días lejos del archipiélago y, ¿qué quieres de mí, amigo? Soy un caballero que brilla y vive para amar.
A veces Huang se preguntaba si aún no encajaba bien en la tripulación, pues pensaba que con el que mejor congeniaba era con Osore; sin embargo, con esas conversaciones, de pronto le parecía que estaba un poco perdido en la fragata; sus pensamientos fueron interrumpidos por un grito más de la vigía.
–¡Nos han ganado! –avisó ella– Hay un barco en la costa, y creo que es pirata.
Y, como era habitual, la vista de Makoto acertaba. Aquel navío, que parecía ser una carabela de buen tamaño, tenía un Jolly Roger cuyo símbolo era una calavera atravesada en su ojo derecho por una espada. Blaze y los demás no decidían en creer si eran otros piratas que buscaban la recompensa o, quizás, por qué no, los secuestradores.
Pero ya estaban muy cerca de la isla y no había vuelta atrás, puesto que, para seguir avanzando, debían llegar a Madona por fuerza. Además, la banda tenía en general bastante confianza en sus habilidades, por lo que el miedo no estuvo en ellos, tal vez un poco en Huang. Las velas del Steeler fueron amarradas y su velocidad fue disminuyendo. Los piratas pudieron ver entonces la isla con detenimiento. Era de un tipo boscoso, aunque había mucha roca cerca de la costa, la arena de la playa era poca en realidad y el camino hacia un posible poblado era algo escarpado y subía como una rampa.
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Capítulo 70 (Los Piratas Trip):
- Spoiler:
- Blaze y su banda, desembarcaron cerca del barco de los otros piratas, pero no justo enseguida, sin dejando un espacio razonable entre ambos navíos. Al bajar, Makoto y Jet se dirigieron a inspeccionar aquella carabela de buen tamaño, sólo para cerciorarse que no hubiera nadie por ahí que pudiera dañar o robar al Steeler.
–No hay nadie –avisó la joven con seguridad– seguramente todos los tripulantes están en la isla.
–Entonces debemos darnos prisa –les dijo Blaze y todos echaron a correr siguiendo al capitán. Al subir aquella colina, lo primero que se veía era el bosque, el cual tenía caminos entre sus árboles por donde seguramente se llegaba al pueblo. Al terminar la arboleda, pudo verse la pequeña llanura donde había unas veinte casas y dos granjas. Enseguida de una de éstas estaba una casa de tres pisos. No tan ancha ni tan grande, pero sí lujosa. Era evidentemente la que buscaban.
El capitán, sin preguntar a nadie, simplemente abrió la puerta a pesar de que Fuu y Huang trataron de detenerlo. Los piratas entraron al vestíbulo y desde ahí vieron, que, en una especie de sala, un grupo estaba hablando con dos personas.
–¡Nosotros seremos los que tomemos la búsqueda! –dijo Blaze, atrayendo la atención de todos. De esa forma, se pudo ver que aquel grupo era conformado por jóvenes, muy similar al de Blaze y los suyos.
–¡Ya basta de ser tan imprudente! –Fuu alcanzó a tapar la boca de su capitán y luego se disculpó– parece que hemos llegado tarde, debemos irnos.
–No, no, esperen –dijo uno de los otros piratas– hemos ganado apenas por unos minutos, si ni siquiera nos han dicho de qué se trata –sonrió él.
–Van, nunca vas a aprender –le dijo otra joven. El primero tenía el cabello largo, atado hacia atrás, pero no en cola de caballo, sino más bien hacia abajo. Ella tenía el cabello corto, castaño claro y usaba anteojos. Era claramente la navegante, pues tenía una log pose colgando de su cuello.
–No se ve que tengan malas intenciones –dijo él –¿por qué no platicamos todos juntos? Mi nombre es Van, y esta es mi tripulación –señaló a un total de ocho jóvenes sin contarlo a él.
La sala era grande y pudo albergar a ambas tripulaciones y a los anfitriones, un matrimonio de mediana edad. Ambos algo obesos, él calvo, vestido con un traje negro y teniendo un largo y delgado bigote. Ella, con anteojos, cabello castaño oscuro, casi rojo, ensortijado, con un peinado alto. Era el duque de Erbendorf y la señora Annaburg.
–Supongo que dos buscadores son mejores que uno –afirmó el duque de Erbendorf– como iba a relatar a los Piratas Trip, nuestra única hija fue secuestrada. Apenas tiene 14 años. No hemos recibido noticias de ella, ni de algún cobro por un rescate. La única pista que tenemos es este zapato.
Fue la señora Annaburg la que mostró una bota gruesa, de color marrón, con su suela sucia de un lodo de tono rojizo. Algunos de los miembros de ambas tripulaciones preguntaron el significado de esa prenda, no lo entendieron, pero tanto Fuu, como la navegante de los piratas Trip, pidieron silencio.
–Es por esa extraña arena, ¿verdad? –preguntó Fubuki, los anfitriones asintieron.
–La única isla cercana que tiene este tipo de tierra roja es Canyon. No queda muy lejos de aquí –dijo la señora Annaburg.
–Es claro entonces –sonrió Blaze.
–Pienso lo mismo, debemos ir a esa isla –completó Van. Los tripulantes de ambas bandas estuvieron de acuerdo y tras acordar una suma de 20 millones de berries por el rescate, salieron de la mansión ante los ruegos del matrimonio de encontrar a su hija, de nombre Syla.
Ambos capitanes convinieron tener una junta entre ambas tripulaciones en la entrada del pequeño bosque y ahí se sentaron, cada banda por su lado, una frente a la otra.
–No sé qué piensan, pero dos tripulaciones trabajan mejor que una –comentó Van– si encontramos a la chica, son diez millones de berries para cada banda, una cantidad más que agradable.
–¿Por qué siempre tienes que ser de esa forma, Van? –preguntó uno de sus compañeros. Un chico con cabello oscuro, un poco largo, no demasiado, echado hacia atrás y con unos ojos profundos, muy similares a los Jet– nosotros llegamos primero, y sería justo que nosotros nos lleváramos toda la recompensa. Al menos eso creo.
–Si es lo que creen, también pienso que es justo. La decisión es suya –habló Fuu, antes de que sus compañeros pudieran decir algo.
–Si quiero compartir esta aventura, se debe en gran medida a tus modales –le sonrió Van a la princesa, haciéndole una reverencia.
–Estoy de acuerdo en que es muy cortés, pero no veo una verdadera razón de compartir –repitió el otro chico y luego se volteó hacia su navegante– estoy seguro que tú estás de acuerdo, ¿no es así, Cristie? –sonrió, con una dulzura que no hubiera parecido emanar.
Ella, sentada en el pasto, lo miró un momento y no hizo ningún gesto. Con la mano en la barbilla, vio a Blaze un momento y habló:
–No me metas en esto, Kouji –dijo, con su mirada examinante sobre los piratas de Blaze.
–¿Estás de mal humor, hermana? –preguntó otra joven.
–No pasa nada Natsumi, que Van decida y listo –y así, el capitán de los piratas Trip, decidió compartir la aventura y el posible botín.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 71 (Unión temporal):
- Spoiler:
- –Es hora de presentar a mis camaradas. Ellos son Kouji, mi vigía y luchador, y Cristie, mi navegante –se refirió a aquellos que habían hablado– ella es nuestra cocinera, Natsumi –una joven de cabello rubio claro, de piel blanca y ojos azules, con un vestido azul pastel, largo, aunque no amplio. Ella sonrió tenuemente y, sin decir nada, hizo una reverencia.
–Ellos son, Axe, nuestro carpintero, y Poe, nuestro médico –el primero era un hombre enorme, con una barba azul y con un overol sin abrochar a los hombros, dejando su torso desnudo. El segundo era todo lo contrario, un hombre flacuchento, con camisa y pantalones blancos, un cabello verde lacio y largo, y sentado, alejado un poco de los demás, descalzo, además.
–Ella es Ame, nuestra experta del clima –una jovencita con un cabello rojo, ojos y labios retocados de negro y un vestido corto, negro, con unas mallas en forma de red, y unas botas negras, altas, sólo saludó con la mirada– y él es Oumu, nuestro músico –señaló a un hombre con cabello azul, corto, vestido con un pantalón de tirantes y una camisa de color marrón.
De la misma forma, Blaze presentó a sus tripulantes y luego todos se dirigieron hacia la costa. Van, de inmediato, comenzó a caminar junto a Fuu, haciéndole saber que tenía bastantes virtudes y ganándose también la antipatía de Osore.
–¿Por cierto, Kouji es tu primero de a bordo? No lo mencionaste –preguntó Fuu a Van.
–No, no. Mi primera de a bordo se quedó cuidando el barco –dijo sonriendo. Jet y Makoto se extrañaron. Estaban seguros de que no había nadie en la carabela de los piratas Trip. Ni el sentido de espadachín de él, ni la intuición de artemarcialista de ella, habían detectado alguna presencia. Incluso la Ambición de ella había fallado en ese aspecto.
–Bueno, Dinora es bastante buena para esconderse, no es fácil encontrarla –dijo Van, con gesto visiblemente orgulloso.
Los piratas llegaron a la costa y se dirigieron hacia el Steeler, pues habían decidido que el viaje sería en la fragata. Sólo Van se dirigió a su barco y gritó en tres ocasiones el nombre de “Dinora”. Luego de eso, una chica de cabello castaño, hasta sus hombros, con una blusa de tirantes y unos shorts amplios, bajó de un salto hacia la arena de la playa. Ella y Van fueron entonces al Steeler, y mientras él utilizó el ancla para subir con facilidad a la cubierta, Dinora lo hizo de un solo salto.
–¡Hola a todos! –saludo efusivamente, poniéndose en puntas, elevando su estatura, que era en realidad corta. Su rostro era jovial y destacaban sus ojos rasgados, tanto, que parecían estar cerrados todo el tiempo.
Así, el Steeler partió, siguiendo un Eternal Pose otorgado por el duque de Erbendorf. Fuu se dirigió a la cocina y la acompañó Natsumi, listas para preparar una buena cantidad de comida. Blaze, Jet, Van y Axe se reunieron para hablar sobre las aventuras de su respectiva banda, Makoto mostraba a Kouji la plataforma del mástil principal. Cristie estaba sola cerca de la proa, pero, desde ahí, miraba fijamente a Blaze, pero no como si estuviera examinándolo, sino que sólo estaba, de alguna manera, reconociendo su rostro.
Del otro lado, cerca de los camarotes, el resto de los tripulantes estaban entretenidos con las actividades de Ame, quien usaba unas cartas.
–¡Qué miedo da! –decía Natsuki, más bien maravillada, al ver que Ame leía el futuro de su músico Oumu. Lamentablemente para él, prácticamente todas las predicciones eran macabras.
–No se preocupen –afirmó él, sonriente– sus predicciones nunca son ciertas.
–¿Seguro? –preguntó ella, con una voz oscura, aunque joven– en mi última predicción dije que perderías tu pierna, y justo ahí fuiste atacado. Si no hubiera utilizado el humo para ver tu futuro inmediato, no hubieras sabido nada y la habrías perdido en serio.
–Bueno, el humo pudo haber funcionado de cierta forma, pero que tus cartas predigan que voy a caer de un acantilado, no debe tener mucho de cierto –afirmó él.
–¿Podrías leer mi futuro? –pidió Natsuki.
–Seguramente será que pasarás mucho tiempo conmigo, pequeña –afirmó Osore. Shinta, por su parte, no estaba muy seguro, pues no deseaba saber algo sobre el futuro de la navegante, sobre todo si fuera algo malo.
–Como desees –Ame comenzó a mover sus naipes, a barajarlos y colocó cinco en el suelo del barco. Sacó el primero, no dijo nada, luego el segundo. –pues no hay nada malo en tu futuro, al menos no en el inmediato.
–Vaya, no puedo creerlo, Ame prediciendo algo bueno para alguien –habló el médico Poe, quien estaba sentado sobre una pequeña sábana, blanca y reluciente.
El Steeler demoró tal vez tres horas en llegar a Canyon. Se veía a lo lejos, debido a que era una isla montañosa, con elevaciones rocosas teñidas de esa extraña tierra roja. La costa era también rocosa, con muy poca arena de mar. Los tripulantes se conocieron los unos a los otros durante ese tiempo y antes de bajar a tierra, ya habían decidido que buscarían en grupos, debido a que las montañas de la isla tenían una buena cantidad de cuevas y examinarlas una por una habría sido tardado y poco eficiente.
Así, Blaze estaría con Natsuki, Cristie y Natsumi, Jet haría lo propio con Ame y Oumu, Fubuki haría equipo con Van, Huang y Shinta, Osore iría con Dinora y Axe, y Kouji haría lo mismo con Makoto y Poe. Los equipos habían sido diseñados por Fuu y Cristie.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 72 (Blaze y Maba):
- Spoiler:
- El equipo de Blaze comenzó a subir rumbo al oriente de la montaña, y los demás tomaron caminos distintos para cubrir el mayor terreno posible. El chico de acero caminaba sin decir ninguna palabra, y junto a él iba Cristie, mientras que Natsuki y Natsumi ya empezaban a platicar.
–Nuestros nombres se parecen mucho –dijo Natsuki lo evidente a la vez que sonreía.
–Diría que bastante –respondió la cocinera con una leve pero sincera sonrisa– el mío viene del verano, ¿el tuyo también?
–No, el mío es por la luna. A mi mamá le gustaba la luna así que a mi hermana le puso Mizuki y a mí Natsuki –explicó, y luego cambió de tema– ¿tú y Cristie son hermanas?
–No somos hermanas de sangre, pero hemos vivido mucho tiempo juntas, así que es como si lo fuéramos, ¿verdad? –preguntó a la navegante de los piratas Trip y ésta asintió.
Ambas chicas socializaron rápido, y todo parecía ir bien hasta que Cristie se detuvo, lo que hizo que sus tres restantes compañeros también pararon su paso.
–¡Ya es suficiente! –exclamó Cristie– ¿Vas a quedarte callado todo el tiempo Blaze? ¿O me vas a decir que te has olvidado de nosotras?
–Hermana –habló Natsumi– no debíamos decir nada si no estábamos los tres solos.
–Lo siento chica –se dirigió Cristie a Natsuki– pero tal vez no haya otra oportunidad –dijo y luego miró fijamente a Blaze, durante un buen tiempo.
–¡Perdónenme! –les dijo el capitán– yo pensé que estaban enojadas conmigo y por eso no me hablaban. Claro que las recuerdo, no podría olvidarlas nunca, y me sorprende mucho que estén en Grand Line –se sentó y las tres chicas hicieron lo mismo. Natsumi se adelantó y tras un sollozo, abrazó a Blaze.
–¿Cómo está “Maba”? –preguntó Blaze.
–Ella está bien, aunque preocupada por ti, ya ha pasado mucho tiempo desde que saliste de la isla.
–Cinco años –suspiró el chico de acero– y no me digan que ustedes se volvieron piratas para buscarme, para que Maba no estuviera preocupada.
–No, no –Cristie agitó sus manos y una sonrisa escapó de sus labios– Van, Dinora y Kouji ayudaron a nuestra isla en un ataque de bandidos. Si no fuera por ellos, no sé qué habría pasado con Maba y todo el pueblo. Como gratitud, nos hemos unido a ellos y además queríamos vivir la aventura.
–Ahora te comprendemos Blaze –le dijo Natsumi– venir a Grand Line ha sido increíble, a pesar de todos los peligros. Tenemos casi un año que nos unimos a Van, y la hemos pasado bien.
Los tres rieron un momento, pero Natsuki, quien se sentía fuera de contexto tuvo que comentar algo para no desaparecer del lugar de forma metafórica.
–Blaze –dijo, para atraer su atención– ¿quién es Maba? ¿Quienes son ellas? –el capitán le sonrió y luego agachó la cabeza, mirando con nostalgia hacia aquel rojizo suelo.
–Maba es mi abuela. No mi abuela de sangre, nunca conocí a mis padres, pero ella se encargó de criarme a mí. Es casi mi madre, aunque es simplemente Maba –y Blaze recordaba a esa anciana, rechoncha, ciega, con un cabello blanco, atado en una trenza y con una eterna sonrisa– me dio de comer una fruta extraña que unos mercaderes le vendieron y así me hice de acero. Ella es muy vieja, debe tener más de cien años, nunca le pregunté, no me pareció muy importante.
–Para nosotros también fue importante –intervino Cristie– los padres de Natsumi y los míos, se asociaron para construir un restaurante. Desde muy pequeñas, trabajamos ambas ahí, pero cuando una marejada arrasó con el lugar, sólo nosotras dos sobrevivimos. Teníamos apenas nueve años.
–Lo recuerdo –dijo Blaze, agachando la cabeza.
–Nos quedamos las dos solas, pero Maba vio por nosotras. Nos daba de comer, nos acogía en su casa cuando era necesario, nos ayudaba mientras crecíamos –afirmó Cristie.
–Sin ella, probablemente habríamos muerto, o peor… –dijo Natsumi.
–¿Hay peores cosas que morir? –preguntó Natsuki.
–Créeme que lo hay, sobre todo si eres mujer…
Hubo un silencio, pero luego Blaze se levantó, estiró sus brazos y comenzó a caminar para seguir subiendo por el monte de aquella rojiza y, al parecer deshabitada isla.
–Estoy muy contento de verlas –afirmó– sé que no se unirán a mí aunque se los pida, porque ya están con Van. Por lo pronto, tenemos que terminar este trabajo y luego haremos una gran fiesta las dos tripulaciones para que me cuenten de todas sus aventuras –dijo y tanto Natsuki como Cristie y Natsumi, asintieron y siguieron al hombre de acero.
Jet guiaba también a su grupo, aunque el escarpado de su zona era más difícil. El espadachín tenía que ayudar a Ame en repetidas ocasiones a subir alguna pendiente, mientras que Oumu trataba de buscar algo extraño con su vista. Ame era especialista en explosivos, además de clima, mientras que Oumu peleaba con el arco de su violín, que estaba hecho de un material sumamente durable.
–Yo no me esforzaría demasiado –decía Ame, quien no era demasiado atlética– seguramente Kouji encontrará a la niña y a los secuestradores.
–¿Y por qué piensas eso? –preguntó Jet, sin creerle demasiado.
–Sencillo, porque Kouji puede volar –le dijo la joven. Jet no preguntó la razón, pero tampoco le importaba mucho, ser curioso no era su naturaleza– mejor deberíamos descansar mientras él hace lo suyo, si necesita ayuda, lo sabremos. Mientras tanto puedo leer tu presente o tu futuro si quieres –le comentó Ame.
–Como sea…
Así, la joven sacó de su mochila un termo, el cual contenía agua caliente. Luego la mezcló con algo de café y pronto presentó a Jet la bebida algo espumosa. Le pidió que tocara el café con la punta de su dedo índice y entonces lo movió un poco. Entonces Ame miró con atención el “brebaje”.
–Leeré tu presente –le dijo a Jet, quien no parecía poner mucha atención– parece haber alguien especial, ¿verdad? Pero… no lo sé, no me da la impresión de que sea una de las chicas de tu tripulación –comentó Ame y entonces el espadachín la miró con mayor escucha– pero… me parece que hay una especie de obstáculos, no será fácil que estés con ella.
Jet respiró hondo porque, fuera coincidencia o no, Ame estaba refiriendo a la perfección la relación entre él y Ayaka. Y, como hacía mucho no le sucedía, su pecho se inundó de un calor extraño que quemaba pero no lastimaba, todo por aquella rubia, que había recordado que podía ver nuevamente, tal vez tarde, tal vez temprano.
–Voy a hacer una pregunta que seguramente será algo tonta, pero... ¿no sabrás dónde se encuentra ella, verdad? –preguntó y Ame, aunque sonrió por haber “leído” con éxito el futuro de una persona, afirmó que eso no podía conocerlo.
–Increíble –les dijo Oumu– ha atinado a algo y además no ha sido macabro, eso sí lo debes celebrar pues... –pero no pudo continuar su frase, ya que mientras caminaba, el músico tropezó con una piedra y resbaló hacia atrás, donde había un acantilado. De inmediato recordó la predicción de Ame y la maldijo en su mente sin decir nada; sin embargo, fue salvado precisamente por Jet, quien se apresuró a tomarlo de un brazo antes de caer al vacío. Tras ser salvado, Oumu afirmó que compondría una canción en honor al espadachín de los piratas de Blaze.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 73 (Combinación):
- Spoiler:
- El grupo de Fuu y Van subía por una pendiente más escarpada todavía, estaba más al centro que las de los dos equipos anteriores. El capitán de los piratas Trip ayudaba galantemente a la princesa a subir por las rocas que parecían más peligrosas.
–No es necesario que me ayudes Van, yo puedo sola –afirmaba ella sin enfadarse, sino todo lo contrario. Pero el capitán insistía en darle la mano a la ojiazul de la manera más galantemente posible.
–¿No vamos subiendo demasiado lento? –preguntó Shinta a su recién conocido.
–No te preocupes, vamos lentos pero seguros –le dijo Van, sonriendo– no quisiera que una prisa pudiera incomodar o poner en peligro a su linda cocinera.
Shinta no respondió nada. Sabía que no le era cómodo que alguiern coqueteara con Fubuki, pero ya que no sabía por qué, prefirió no replicar nada. Para colmo, Huang tampoco subía demasiado rápido por el temor que le provocaba estar tan alto sobre el nivel del mar.
–No es posible que alguien que se transforma en un tigre, tema tanto subir. Ni que estuviáramos tan alto.
–Has sido pirata más tiempo que yo, déjame acostumbrarme. Además, en Xiang no hay montañas ni sitios altos, normal que le tema a las alturas.
Pero ni Fuu ni Van ponían demasiada atención a lo que sucedía con sus dos compañeros. El pirata estaba embelesado con la chica, mientras que la princesa disfrutaba de la atención que él le daba, no le era indiferente ese trato. Pero si ellos dos no se percataban de lo que sucedía a su alrededor, Shinta sí veía bien lo que estaba pasando, y, por alguna razón, se sintió celoso. Para el joven tirador, sus nakamas eran importantes, pero cada uno de ellos significaba algo, y, en especial, Fubuki era su guía, un modelo a seguir, no podía evitar admirarla tras todo el tiempo que había pasado con ella en el barco.
–¿No deberíamos estar buscando el lugar donde está atrapada esa chica? –preguntó, como para interrumpir los avances de Van con Fuu.
–Vamos lentos, pero seguros, no te preocupes –le dijo Van– si fuéramos demasiado rápido, algo podría escaparse a nuestros ojos –la respuesta no convenció demasiado a Shinta, pero el tirador debió aguantarse.
El que no tenía mucha suerte con sus avances, era Osore. Dinora, más que no hacerle mucho caso, simplemente le hacía saber que no estaba interesada en él, así de sencillo.
–¿En serio no quisieras salir conmigo cuando salgamos de esta isla, mi bella Dinora-chan? Te aseguro que la pasaríamos bastante bien.
–No eres feo –le aseguró ella, no una sonrisa amplia que hacía juego con sus ojos rasgados y que con ese gesto se cerraban por completo– de hecho, podría decir que eres apuesto, pero, no eres mi tipo.
El médico dejó de insistir. Mejor, dirigió su atención hacia un muro que no les dejaba avanzar. Había que subir de forma vertical bastantes metros. Primero pensó que podría subir a los hombros de Axe y luego Dinora encima suyo, pero ni aun así alcanzarían la siguiente meseta. Lo único que podía ayudarles era un árbol que parecía muerto, y que había crecido de forma horizontal por la pared de tierra.
–No es problema para Dinora –aseguró Axe, al ver que Osore cavilaba frente a ese muro. El médico entonces dirigió la vista hacia la chica y vio cómo ésta comenzó a cambiar, a transformarse. Pronto, su cuerpo era el de un animal.
–Es la neko neko no mi, modelo Lince –le dijo ella, en su forma total de animal. La chica-gato, con gracia, saltó sobre el muro, se apoyó en él, luego en el árbol muerto, y con sus garras subió la última parte de la pared para llegar hasta arriba. Ahí, recibió una cuerda de Axe y con ella, tanto él como Osore, pudieron subir, no sin algunas dificultades; aun así, no había ninguna señal de la chica Syla.
Al grupo de Makoto le había tocado la parte más alta, pero Poe afirmaba que él no se dedicaría a buscar a nadie. Ya era demasiado peligroso estar en una isla con una tierra tan extraña y no iba a arriesgarse más.
–Supongo que sólo somos tú y yo –le dijo Kouji a Makoto.
–Suficiente, creo yo –afirmó ella sonriendo– el asunto es que, probablemente, a la chica la tengan en una parte alta, y no será fácil llegar ahí. Siempre es más fácil subir que bajar.
–Siendo así, podríamos hacerlo sin problemas. Como veo que tienes confianza, iremos entonces a lo más alto –y antes de que Makoto pudiera preguntar algo, Kouji mostró sus habilidades, transformándose en un ave, un águila real, aunque tomando su forma híbrida. Alzó vuelo y tomó a la chica de las muñecas.
–Y yo decía que tenía buena vista –exclamaba la joven mientras era cargada por los aires– supongo que ahora no puedo compararme contigo.
Y precisamente fue Kouji, quien alcanzó a ver una sospechosa cueva no tan lejos de la cima de la montaña. Makoto pidió entonces ser lanzada hacia allí y Kouji no dudó, por alguna razón, simpatizaba con la joven, ambos eran similares, y tal y como ella le dijo, así la lanzó. La vigía hizo uso de su gracia, elasticidad y fuerza, y cayó de buen modo, y antes de que Kouji pudiera llegar allí, ella entró a la cueva.
Tras adentrarse algunos metros, la oscuridad se volvió total. Sólo las tinieblas cruzaban por los ojos de la joven, quien estaba expectante ante cualquier eventualidad, algo le decía que estaba en el lugar correcto. De pronto, ella alzó su brazo derecho, atrapando una roca que le había sido lanzada, por pura intuición.
–¡Makoto! ¿estás ahí? –la voz de Kouji resonó varias veces en la cueva, debido al eco.
–¡Acá estoy, sigue mi voz! –le dijo y así hizo él, hasta llegar junto a ella– huelo a humo, un poco, seguramente hace no mucho había una fogata prendida, hablo de minutos. Además, alguien acaba de lanzarme una roca.
–Avancemos entonces.
Mientras más pasos daban, Makoto y Kouji más sentían que alguien estaba ahí, además de ellos. Justo varios minutos después, lograron escuchar dos respiraciones agitadas, con miedo.
–¿Por qué no encienden una luz? De todas formas esto está por terminar –afirmó Makoto; sin embargo, su rostro listo a luchar se desvaneció cuando un fuego iluminó el lugar y frente a los piratas, estaban dos jovencitos, sentados en el suelo, abrazados el uno con el otro.
–No nos hagan daño –pidió él.
Pronto, Makoto y Kouji supieron la verdad, no había habido ningún secuestro. La joven, una chiquilla con las mismas facciones que sus padres, pero con una complexión delgada, y con cabello negro, bastante largo y totalmente suelto. El chico era más bien normal, delgado, bajito y con un cabello corto casi a rape, de color castaño.
Mientras Kouji fue a avisar a todos los grupos de lo encontrado, Makoto ayudó a bajar a los dos adolescentes, así que fue casi al mismo tiempo que todos llegaron hasta el pie de esa rojiza montaña y, por lo tanto, se encontraron muy cerca de la playa.
La joven pareja explicaba que el chico, de nombre Troy, era pobre, y, en cambio, y como se podía ver por la recompensa, ella tenía bastante dinero.
–Mis padres no lo aceptarían –decía Syla.
–Por Dios, más cliché no se puede –decía Makoto, tomándose los cabellos.
–Debes ir con tus padres, seguramente estarán preocupados –le dijo Natsumi.
–Realmente debemos llevarla por la recompensa –intervino Jet– seguramente volverá a escapar. Realmente eso ya no es asunto nuestro.
–Cierto –afirmó Cristie– muchos de nosotros hemos vivido solos durante bastante tiempo, y nada nos ha sucedido.
Syla y Troy miraban a los piratas sin saber qué decir. Seguían abrazados, temerosos, a pesar de que Makoto ya les había explicado durante el descenso el por qué los estaban buscando.
–Todos hablan aquí a la ligera –dijo Fuu, visiblemente molesta– ella tiene unos padres que la esperan, ¿cuántos de nosotros podemos decir lo mismo? Creo que ninguno. Vámonos ya, es mejor dejar de decir tonterías.
Y así, la princesa causó un silencio, el cual llevó a todos al barco, incluyendo a la joven pareja. Usaron el Log Pose aún no cargado para regresar a Madona. El viaje fue rápido y sin contratiempos debido a la cercanía de las islas y una comisión, formada por los dos capitanes, Jet, Fuu, Cristie y Kouji, regresaron a Syla a su casa y regresaron con la recompensa. Troy por su parte se quedó en la isla y fue instado a visitar a los padres de su chica para tener aunque fuese, una oportunidad con ella.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 74 (Lobos):
- Spoiler:
- Los cuatro regresaron a la playa, antes de que hubiera cualquier explicación extra y repartieron el botín de forma equitativa. Sólo deberían esperar a que el Log cargara y estarían listos para irse. Éste lo hizo a las tres horas y un poco más de estar ahí, pero ambas direcciones eran exactas por lo que el viaje de las dos tripulaciones debía seguir por el mismo camino, al menos hasta la siguiente isla.
De esa forma, los dos navíos partieron al mismo tiempo y, ya que el Steeler era más grande, ahí se realizó la fiesta, que sirvió a todos para conocerse un poco mejor.
Los piratas demoraron sólo una noche en arribar a la siguiente isla, Udea. Desde lejos podía adivinarse el clima de ese lugar, por los árboles altos, pero, sobre todo, frondosos, que teñían la isla de verde, haciéndolo parecer más una laguna cuyo fondo estaba repleto de lama, que realmente un bosque.
Antes de llegar, Jet estaba callado, pensando en solitario en la proa. Sus pensamientos estaban dirigidos hacia la relación entre las dos bandas y, más bien, en el tiempo que los dos grupos estarían juntos. Sabía que si fueran a seguir la misma ruta, al menos hasta Red Line, por lo que él sabía, tendrían que permanecer juntos. No sabía si le agradaba la idea. Un día era un lobo solitario y al otro estaba rodeado de una multitud de personas. Para él, tener que acostumbrarse a todavía más gente, le resultaba, hasta cierto punto, molesto.
–¡Estás aquí! –exclamó Natsuki al encontrar a su “hermano mayor” finalmente– te he estado buscando mucho.
–Y eso, ¿por qué? –preguntó él con naturalidad, esbozando una sonrisa poco natural en su persona.
–Pues por qué casi no hemos celebrado contigo, siempre quieres estar solo, pero a veces es bueno estar con los demás.
–Bueno. En ocasiones sabes que me gusta pasarla solo y pensar.
–Si vienes un rato con nosotros, te contaré un secreto sobre Blaze.
Esto atrajo poderosamente la atención del espadachín. A pesar de que realmente nunca había sentido demasiada curiosidad por su capitán.
–¿Qué tipo de secreto?
–De su pasado –dijo ella sonriendo mientras cerraba los ojos. Era la primera vez que Jet era realmente curioso, por lo que pidió que, antes de cualquier cosa, se le contara de aquel secreto. Natsuki entonces comenzó a relatar lo que Blaze, Cristie y Natsumi habían contado anteriormente. No era demasiado importante, pero al espadachín le dio gusto saber finalmente algo sobre su capitán.
Lamentablemente para la navegante, no hubo mucho tiempo de convivencia, pues los dos barcos se acercaron demasiado rápido a la isla de Udea. Ésta no tenía muelle alguno, sino que solamente estaba la playa para atracar. Además, la misma playa era pequeña, pues el bosque se extendía casi hasta la costa, aunque, curiosamente, había una cabaña allí. Casi se confundía con los árboles, pero lograba notarse debido a un singular techo rosado, tal vez rojo originalmente, pero ya gastado por el sol.
Las dos tripulaciones bajaron y se dirigieron hacia esa cabaña, no parecía haber alternativa alguna.
Era un lugar extraño, pues parecía mucho más grande por dentro que por fuera. En las paredes de madera había varios animales taxidermizados, en especial zorros y lobos. Justo cuando los piratas admiraban ese escenario, alguien salió hacia el mostrador desde una puerta de madera en el posterior de la cabaña. Un hombre delgado, con un espeso y retorcido bigote café, ojos grandes y con su cabeza cubierta por un pañuelo azul. No se podría decir que era viejo, pero tampoco era demasiado joven.
–Mucho tiempo desde que tenía visitantes, ¿no es verdad? –preguntó de forma retórica. Nadie respondió. – ¿Han venido aquí utilizando una Eternal Pose o una Log Pose?
–Log Pose, señor –le respondió Fuu.
–No es buena suerte, ¿no es verdad? Habían pasado muchos días desde que alguien llegó por aquí, ¿no es verdad? Pero han pasado aún más días desde que un Log Pose fue utilizado para arribar a nuestra isla. Por cierto, mi nombre es Cidi y antes de que vuelvan a preguntar, déjenme decirles que el Log tarda tres meses en cargarse en esta isla, ¿no es verdad?
–¡Otra espera! –exclamó Blaze, alzando los brazos y mirando hacia el techo del lugar– no es posible esperar tanto.
–Tranquilo, muchacho –le calmó el viejo– aún no termino, ¿no es verdad? La mía no es la única casa en esta isla. Podrán encontrar un fuerte justo en medio del bosque. Y estoy seguro que por ahí tienen alguna Eternal Pose, porque salen seguido a comerciar con otras islas más grandes. Les aconsejo que vayan por ahí y tal vez puedan ayudarles. Oh, pero deben tener cuidado, ¿no es verdad? El bosque es peligroso y realmente no hay senderos qué seguir. Les deseo suerte.
Los piratas intentaron preguntar más cosas al viejo, pero éste, como una tumba, no dijo nada más. Era necesario confiar en sus palabras y avanzar. Los dos grupos se mantuvieron juntos y se internaron en el bosque.
Este bosque tenía árboles altos, pero también con hojas amplias, y se abrían como sombrillas, haciendo que la entrada de luz del sol fuera mínima. La penumbra dominaba el lugar y aunque no era de noche, casi lo parecía, pues el día estaba cerca del atardecer. Los piratas se cuidaban de cualquier sonido, pues el viejo Cidi les había comentado sobre la peligrosidad del lugar.
Un gruñido se escuchó cercano. Luego se hicieron más y una manada de lobos, entre quince o veinte, aparecieron a la izquierda del grupo. Axe, el peleador de la banda de Van se adelantó.
–¿Quieres que los acabe a todos, Van? –preguntó. Pero antes de que su capitán le respondiera, Jet se interpuso.
–No es necesario matarlos, ellos no nos han hecho nada –dijo, lo que llamó la atención de todos, sobre todo de sus nakama.– Los lobos no atacan a alguien sólo porque sí, si seguimos por nuestro camino nos dejarán en paz.
–¿Cómo puedes estar tan seguro? –le cuestionó Shinta.
–Conozco a los lobos. Ellos sabrán nuestras intenciones –respondió el espadachín y siguió caminando al frente, sin dejar de ver a los animales que gruñian y comenzaban a ladrar.
–¿Estás seguro de esto? –Cristie, la navegante de Van, no estaba del todo convencida.
–Si él lo dice, sé que es verdad –le dijo Fuu, quien también empezó a caminar, detrás de su compañero. Tras ella, siguieron los demás.
Los piratas caminaron con cautela mientras Jet seguía observando fijamente a los lobos, que se acercaron un poco, pero nunca demasiado como para hacerles daño. Luego de unos minutos, los caninos simplemente desaparecieron. Blaze más que perplejo, estaba emocionado.
–No sabía que tenías este tipo de habilidades.
–No es una habilidad, es algo normal en estos animales. Mi mérito es conocerlos bien –dijo, y aunque no tenía intenciones de contar nada más, las miradas de sus compañeros se lo pidieron sin cesar.– Fue hace algún tiempo. Creo que medio año antes de conocerte, Blaze. Había tenido un combate, me confié, pensé que esos diez sujetos no me harían mucho, pero me dejaron bastante herido a pesar de que yo les… sí, les maté. La marina se dio cuenta de la reyerta e intentó seguirme. Los perdí en un bosque cercano a esa isla pero mis fuerzas se agotaron y caí en el suelo. El lugar era oscuro igual a éste y lo único que vi fue a una manada de lobos acercándose a mi cuerpo, el cual no podía mover. Lo último que pude mirar fue a algunos de esos lobos acercándose a mí. Pensé que era mi fin.”
“Pero desperté. Estaba en un pequeño claro, cerca del agua. Lo primero que hice fue meter mi cabeza en ella y beber cuanto pude. Tras sacar la cara de esa laguna, volví a ver a aquellos lobos. Me causaron una extraña impresión, no fue miedo, sino, algo así como afinidad. Ellos, una manada de cerca de veinte, la mayoría adultos, pero cinco o tal vez seis cachorros, estaban comiendo algo de carne cruda; también comí un poco. Duré más de una semana con ellos, era la primera vez que algo me llamaba tanto la atención. Los lobos son como los humanos, viven en familias, son fieles a sus parejas y a sus hijos, los protegen con amor. Por mucho tiempo, pensé que los lobos eran una mucha mejor compañía que los hombres.
–Hasta que nos conociste, ¿verdad? –Natsuki se adelantó para tomar del brazo a Jet y caminar junto a él, con una amplia sonrisa.
–Sí, debo decir que así es
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 75 (Caminos separados):
- Spoiler:
- Con la plática, el camino del bosque pasó rápido para los piratas y la oscuridad terminó para darle paso a la tenue luz del crepúsculo. Ésta bañaba un diminuto valle en medio del bosque en el cual se levantaban cuatro edificios. Eran casas, pero de un tamaño mucho mayor al normal.
De pronto, una lluvia de flechas cayó sobre los piratas, pero debido a las múltiples habilidades del grupo, el ataque fue neutralizado. Unos segundos de silencio invadieron el lugar hasta que se escuchó el abrir de una ventana de una de las casa.
–¿Quiénes son? ¿Qué quieren aquí? –una recia voz masculina les preguntó.
–No venimos a hacer ningún daño –habló Cristie.
–Sólo queremos una Eternal Pose. En cuanto tengamos una, nos iremos de este lugar, se los aseguramos –les dijo Fuu.
–¡Mienten! –Sentenció aquella voz.– Es mucho trabajo el que nos cuesta obtener nuestras cosas y ustedes quieren quitárnoslas. No crean que no nos hemos topado con piratas antes.
–¿Hay alguna forma de que nos crean? –volvió a hablar Fuu. Con el paso del tiempo, Blaze y los otros habían aprendido a dejar que la princesa fuera la que dialogara en esas ocasiones, debido a su prudencia.
–Puede ser –respondió esa voz– ciertamente tenemos varias Eternal Pose por aquí –hizo un pausa y se escuchó como varias voces discutían dentro de la casa de la ventana abierta.– Dejaremos que alguien entre a hablar con nosotros y ese alguien tiene que ser esa chiquilla del cabello castaño, ella sola.
La señalada era Natsuki y era lógica la elección, pues de entre todos los piratas, ella -y quizá Natsumi- era la que menos amenazadora se veía.
–No podemos permitirlo –afirmó Jet.
–Sí, no dejaré que vaya sola –apoyó Shinta; pero Natsuki mostró un rostro recio y dio algunos pasos al frente mientras el tirador la veía sorprendido.
–Yo debo hacerlo, es por el bien de todos –afirmó la navegante y siguió caminando hacia la casa de donde venía la voz. Pero fue detenida entonces y lo que escuchó la hizo titubear.
–¿Cómo sabemos que no tienes armas contigo, niña?
Natsuki miró hacia el suelo mientras sus nakama maldecían a los pobladores y se prestaban para usar la fuerza, antes que dejar que la navegante siguiera con su cometido, pero ella entonces se quitó la blusa y la depositó en el suelo. Luego, ante el silencio de sus sorprendidos amigos, también se despojó de su mini falda.
–No traigo nada, ¿ven? –dijo ella al tiempo que su mirada seguía hacia el suelo y con sus brazos trataba de cubrir más de lo que la ropa interior lo hacía.
–No tienes que hacer esto, Natsuki –Makoto se adelantó y se colocó entre ella y la casa, impidiendo que la navegante siguiera avanzando.– No debes rebajarte así por nosotros, ya encontraremos otra forma –la vigía estaba furiosa y en su mirada podía notarse que podría ponerse violenta en cualquier momento. Makoto giró su cabeza un momento para ver hacia la casa cuando sintió el abrazo de su amiga.
–Gracias Ma-chan –le dijo, sonriendo tiernamente– pero no quiero que nadie salga lastimado. No quiero que se inicie una pelea. Por eso, si yo puedo arreglar esto pacíficamente, no me importa si me ven en ropa interior. Al fin y al cabo muchas veces me la paso así en el barco, estaré bien –Natsuki entonces se dirigió con rapidez a aquel edificio.
Pero en realidad la navegante sí sentía vergüenza. Una cosa era ser vista por sus nakama, a quienes consideraba verdaderamente como su familia y otra muy distinta era ser observada por extraños; aun así la joven se acercó al edificio y justó cuando iba a tocar la puerta, ésta se abrió, dejándola entrar. Natsuki entonces pasó al interior del edificio y la puerta se cerró. Sus nakama tuvieron que resistir seriamente para no entrar a la fuerza para protegerla e incluso Van y Dinora parecían tener intenciones de defender a la navegante, pero tuvieron que esperar sin remedio.
Natsuki entró a un vestíbulo y luego siguió a un hombre alto y grueso hacia una especie de sala, amplia. Ahí, estaban reunidos alrededor de treinta pobladores. Cuando la joven puso un pie en ese lugar, sintió que alguien se colocó atrás de ella y entonces sobre su cuerpo, fue puesta una bata blanca.
–Una linda niña como tú, no debe estar en ropa interior frente a tanta gente –una mujer de mediana edad, delgada y de la misma estatura de la navegante, era quien la había vestido con esa prenda–. Y ustedes –se dirigió a varios hombres que estaban sentados en un sillón grande– debería darles vergüenza hacer que una jovencita se desnude.
–No ha estado bien, lo sabemos –habló uno de ellos. Un hombre de edad no tan avanzada, pero definitivamente tampoco joven, el cual era calvo y tenía un pequeño bigote blanco– pero todos sabemos que los piratas no son de fiar, al menos la gran mayoría de ellos.
–Soy Natsuki –quiso la pirata calmar la situación, al revelar su nombre a aquella mujer que le había ayudado.
–Y yo soy Dora –respondió alegre la mujer– y creo que eres de fiar –dijo esto último volteando a ver a los demás pobladores que estaba por ahí. El hombre que había hablado antes, de nombre Grim, aceptó que Natsuki no parecía tramar nada y preguntó acerca de la Eternal Pose que necesitaban.
–Puede ser a cualquier rumbo. Es sólo que, para nosotros esperar tres meses aquí es mucho tiempo.
–Pues tenemos muchas Eternal Pose –le dijo Grim.– Somos comerciantes. No somos guerreros, es por eso que nos cuidamos así de los piratas. La Eternal Pose las utilizamos para llegar a las distintas islas con las cuales comerciamos, así que no es que te podamos dar una y ya; sin embargo, y por suerte para ustedes, tenemos dos de sobra, es decir, están repetidas, pertenecen a islas de las cuales ya tenemos otra Eternal Pose.
Natsuki se alegró de la noticia, puesto que esto también ayudaría a los piratas Trip, pero su sonrisa se borró rápido.
–Espera un poco niña. No dije que íbamos a darles los Eternal Pose así como así –dijo Grim– no estoy del todo convencido.
–¿Qué más quieres que esta niña haga? Ya la han humillado lo suficiente. Está claro que no ha sido del todo fácil para ellos llegar hasta aquí –las palabras de Dora calaron en todos y cada uno de los que se encontraba allí. En el lugar hubo un silencio que se prolongó por más de un minuto, hasta que Grim se levantó. Fue hacia otra habitación y regresó no pasado mucho tiempo. En sus manos tenía dos Eternal Pose.
–Aquí están niña, pero una tendrán que comprarla. –advirtió.
–¡Grim! –Dora no pudo evitar enfadarse de nueva cuenta.
–Seguimos siendo comerciantes.
–¡Está bien! –les interrumpió Natsuki– no importa si hay que comprar una de ellas.
La chica sonrió ampliamente y luego salió a toda velocidad para encontrarse con sus nakama. Su amplia sonrisa les indicó que todo estaba bien, y luego comunicó lo que sucedía. Fuu sugirió que aceptaran la Eternal Pose regalada y ambas tripulaciones siguieran el mismo camino.
–Nosotros compraremos la otra –dijo Cristie.– Creo que es hora de que cada quién siga su propio camino, pienso que podemos estorbarnos los unos a los otros, ya que cada banda tiene objetivos distintos. Ya que Natsuki ha logrado hablar con la gente del lugar, ustedes pueden llevarse la Eternal Pose gratis y nosotros compraremos la otra.
De esa forma, Natsuki preguntó el precio de la Eternal Pose, salió de nueva cuenta y regresó al interior de la casa ya con el dinero y le fueron entregadas ambas brújulas. La navegante se despidió y luego entregó la bata a Dora, aunque no salió de allí sin recibir cumplidos de parte, sobre todo, de los más jóvenes de entre los que se encontraban en esa casa.
–¡Sal conmigo algún día, Natsuki-chan! –le gritó uno, pero recibió un golpe en la cabeza de parte de Dora.
Cuando la navegante dejó aquella casa, tanto sus nakama como los Piratas Trip la abrazaron efusivamente, demostrándole así el agradecimiento no sólo por su valor, sino también por su lealtad y así como su ternura que hizo posible que el viaje pudiera continuar para ambas tripulaciones. Los dos grupos regresaron a la costa y pasaron la noche allí, teniendo una fiesta de despedida entre ambas pues sería la última ocasión, al menos en un buen tiempo, que pasaran juntos.
–Aquí se separan nuestros caminos, aunque yo no lo desee –dijo Van sonriendo, refiriéndose particularmente a Fubuki.
–Creo que es lo mejor –afirmó Blaze– así no nos estorbaremos mutuamente. Nuestros objetivos son distintos.
–Aun así, me gustaría que siguiéramos en contacto, de ser posible –respondió el capitán de los Trip y luego extendió la mano para que Dinora le entregara un pequeño artefacto. Van a su vez se lo dio a Fuu.– Es Den Den Mushi, tenemos a su gemelo a bordo y, si estamos en un rango no muy lejano, podremos comunicarnos.
–Bien, y no duden llamarnos ustedes cuando algo suceda –le dijo Fuu.
Los primeros en partir fueron los piratas Trip. Justo cuando su barco estaba perdiéndose en el horizonte, las velas del Steeler estaban preparadas y Huang levó el ancla para que la fragata comenzara a seguir el rumbo hacia Water 7, donde había ya estado en alguna ocasión.
–La última vez en esa isla, no nos fue muy bien –le recordó Jet a Blaze.
–Esta vez será diferente, estoy seguro. Si esa capitana Hollie llega, verá lo que hemos mejorado.
–Pero no podemos confiarnos tampoco –le afirmó Osore– sólo he peleado con ella una vez, pero algo me dice que tampoco se ha quedado tranquila. Seguramente ha mejorado también.
–¿Te da miedo volverte a encontrar con tu novia tras casi dos años? –preguntó Makoto, desde lo alto del mástil principal.
–Algún día subiré y la pasarás mal... –el espadachín intentó no hacerle mucho caso a la vigía– además de su gran vista, ahora tiene gran oído, qué fastidio.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 76 (Comisionada):
- Spoiler:
- La joven Hanako corría por los pasillos del nuevo Cuartel General de la Marina, colocado en el Nuevo Mundo. Ataviada con una falda azul cielo, un poco larga ya que le cubría algo más abajo de las rodillas, así como una camisa blanca, la chica avanzaba por el lugar a la velocidad más rápida que podía permitirse. Su cabello negro era más largo y ahora llevaba sólo una cola de caballo para atarlo, Ya era más una mujer que una niña y aunque no lo mostraba en su atuendo, tenía ya un rango, el de Sargento Mayor.
Tras algunas vueltas, finalmente Hanako dio con la oficina que buscaba y ahí, tras el escritorio, estaba su admirada capitana Ayaka. Pero la joven marine notó que había otra persona. Una mujer, joven, de cabello naranja, corto, ondulado y vestida con un gi, un ropaje de artes marciales. La rubia hablaba por Den Den Mushi y pidió con un gesto a Hanako que esperara un momento.
–Por supuesto que estoy segura, no han aparecido –decía Ayaka– lo que es más, Tashigi, yo estoy comenzando a pensar que, o han muerto, o simplemente han desaparecido de la escena para siempre –continuó y luego hizo una pausa para escuchar la respuesta –pues tu querido Vicealmirante está obsesionado con esa tripulación, pero no temas, te aseguro que en cuanto haya noticias de ellos, tú serás la primera en saber –dijo y luego finalizó con la despedida de cortesía para entonces mirar a Hanako.
–¿Me ha llamado, capitana? –preguntó Hanako, con una sonrisa amplia.
–Así es, y has llegado puntual, como siempre –le respondió Ayaka, antes de levantarse y darle un abrazo cariñoso. Luego, la rubia dirigió la vista para la tercera persona en la habitación– ella es la capitana Nika, es una marine muy capaz –le dijo, y ambas se presentaron una a la otra.
–Sé que has trabajado duro los últimos meses –continuó Ayaka– has hecho méritos y se te ha recompensado con tu rango. Es hora de que vuelvas al mar a cumplir con tus misiones, ¿no crees?
–Eso quiere decir... –Hanako lució esperanzada y sus ojos brillaron por un instante– ¡que le han asignado a usted un lugar para hacer cargo de él!
–En realidad no –Ayaka rompió con toda ilusión de Hanako– serás asignada con la capitana Nika. Ustedes dos estarán en Sabaody algunas semanas y luego recibirán órdenes.
–¡Pero eso no es justo! ¡¿Usted seguirá aquí, detrás del escritorio?! –la jovencita había cambiado su semblante por completo y, si no estaba llorando, sí se encontraba al borde del llanto.
–No son decisiones mías, son de “arriba” –afirmó Ayaka– no hay nada que pueda hacer.
–Creo que yo mejor me retiro un momento –intervino Nika. Tenía una voz aguda y despreocupada, como si la discusión no le afectara ni un poco.– Estaré en la sección ocho del edificio –agregó, y se fue.
Un silencio invadió la habitación. Hanako se limpió los ojos que se encontraban húmedos, y Ayaka volvió a levantarse de su asiento.
–Debería de darte un golpe por estos desplantes –dijo la rubia– pero ya no eres una niña, aunque precisamente, ya tienes diecisiete años y no deberías hacer este tipo de berrinches. Tienes que entender que, en estos momentos, no puedo salir de Marineford, estoy comisionada a este lugar.
–No hago esto por egoísta, sino que me refiero a usted –afirmó la sargento mayor– que tenga que estar aquí, detrás de un escritorio, haciendo estúpidos papeleos, es obra del Vicealmirante Kazuhiko, estoy segura –afirmó, ahora más enfadada que triste.– Usted es una gran marine, personas como usted son necesarias para llevar verdadera justicia a este mundo.
Ayaka sonrió y abrazó casi maternalmente a la que fuera su recluta. Los cabellos azabaches de Hanako pasaban por los blancos dedos de la capitana. La rubia calmó a la sargento mayor y pidió que tuviera paciencia, que, en su lugar, se encargara de hacer justicia cuanto pudiera en los cinco mares del mundo. Así, tras una pequeña despedida, Hanako partió hacia la sección ocho y ahí encontró a Nika, mirando hacia una ventana. La llamó en par de ocasiones, pero no fue sino hasta la tercera que la capitana reaccionó. Acordaron ambas irse cuanto antes, a ninguna de las dos les gustaba mucho estar en los Cuarteles Generales.
–¿Practica usted algún arte marcial, capitana? –preguntó Hanako. Nika no respondió de inmediato y siguió caminando como si no hubiera escuchado. Justo iba la morena a preguntar nuevamente cuando la capitana habló.
–Así es. Practico el Aikido –le dijo con una sonrisa tranquila y ojos semicerrados.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 77 (Melancolía):
- Spoiler:
- Como en sus primeros días, el Steeler avanzaba a toda velocidad por las agitadas aguas. El Grand Line no daba mucha tregua, pero, por mucho tiempo, los piratas extrañaron aquellas dificultades. Suponían que el camino era largo hasta Water 7, pero en esta ocasión iban bien preparados con bastante alimento como para más de un mes de travesía. De cualquier forma, Fuu fue precavida y no dejó que sus nakama comieran demasiado desde el primer día de haber salido de Udea.
No fue necesario en realidad. El viaje desde Udea hasta Water 7 demoró seis días. Las mejoras que Huang había aplicado en diseño y modernidad al Steeler, le habían dado a la fragata una mayor velocidad de navegación que antes. Gracias a esto, Blaze confiaba en que podrían llegar pronto a Sabaody para buscar alguna pista de los Mugiwara.
Jet aprovechó tal descanso para dirigirse al camarote que había sido acondicionado como enfermería donde Osore pasaba el tiempo que no estaba admirando a sus compañeras o siendo una –como Fubuki llegaba a llamarlo en tono de broma- “mala influencia” para Shinta e incluso para Huang, a pesar de que éste era mayor que él. El espadachín encontró al médico limpiando algunos de sus instrumentos; al peliazul le pareció bastante extraño recibir una visita de su compañero.
–Es momento Osore –le dijo Jet, serio, mientras se sentaba en una silla disponible colocando el respaldo al frente suyo y apoyando los antebrazos en el mismo.– Todos tenemos un objetivo o buscamos a alguien. Roshi me dijo que tú buscabas a alguien, deberías contarnos el por qué.
Jet no reveló que sabía que la persona que Osore buscaba era a su madre. El espadachín quería que su compañero contara él mismo su historia a él y a los demás; sin embargo, no obtuvo respuesta.
–Busco a alguien, sí –respondió Osore– pero no le veo mayor importancia ahora. He perdido la mayor parte de la esperanza de encontrar a esa persona. Viajo en este barco porque ustedes son ahora mi familia, es todo lo que necesitan saber. Yo pertenezco aquí y ya poco interesa si busco o no a alguien.
–Eres un cabezón… –Jet perdió rápido la paciencia y se levantó para salir de la habitación– pero te diré algo. Yo ni siquiera pude ver los cuerpos de mi madre y mis hermanas, el fuego se llevó todo. Si tuviera una leve esperanza de que mi madre estuviera viva, la buscaría por cielo, mar y tierra.
Osore no respondió nada, simplemente le miró con seriedad mientras se iba de ahí.
–No es que no quiera encontrarla –pensó– es sólo que tengo miedo de descubrir lo que le ha sucedido. En pocas palabras, soy un cobarde.
Las fuentes de agua fueron avistadas entonces por Makoto y la vigía anunció que llegaban a la isla, a la capital de agua. Era la segunda vez en su viaje que visitaban ese lugar, aunque en esa ocasión tenían intenciones de lograr cargar el log, cosa que no habían podido hacer hacia ya casi dos años, debido al ataque que habían recibido por parte de la capitana Hollie.
Así, al llegar a la isla, en grupo, recorrieron las calles empedradas y los peculiares canales de la metrópoli. Tras unas horas de paseo, llegaron a un lugar más abierto, específicamente una plaza. Aquel era el lugar donde Jet había visto a Ayaka por última vez. A pesar de que nunca lo demostraba, el espadachín jamás había dejado de poensar en ella. Remembraba ese beso una y otra vez; pero también era realista y sabía que no era fácil que la volviera a encontrar, ni siquiera sabía qué había sido de ella en todo ese tiempo. Él imaginaba que Ayaka había vuelto al East Blue, y estando ellos en Grand Line, sería complicado un reencuentro. Se resignaba entonces, pero, muy dentro de él, tenía una esperanza de volverla a ver, aunque más bien era un deseo.
Como la tripulación ya había comprado lo necesario en días anteriores, y tenía ahora una buena cantidad de dinero, se dedicaron a pasear por la ciudad, a conocerla en su totalidad y, así, sin ningún inconveniente, pasaron cuatro días y el Log estuvo cargado. Natsuki se sorprendió al ver que la aguja señalaba hacia abajo, nunca había visto algo así.
–Está apuntando hacia la isla Gyojin –le aseguro Osore, con la mirada perdida en el mar. Parecía seguro de lo que decía, pero, por alguna razón, no parecía de lo más contento. Tampoco estaba enfadado, simplemente serio, como pocas veces se encontraba.– Antes de eso, debemos llegar al archipiélago Sabaody, aunque no será del todo fácil.
Sus compañeros preguntaron el cómo sabía esas cosas y el médico respondió que él ya había estado en aquel lugar cuando niño y no dijo nada más, aclarando que era todo lo que sabía. Jet se había rendido desde la plática anterior con él, pero Fuu detectó que algo había raro y, por la noche, buscó el momento propició para abordarlo e insistir. No tuvo que decirle dos veces para que ambos se vieran en la cocina solos.
–¿Vas a confesarte finalmente, princesa? –preguntó él, con aire presuntuoso.
–El que debería de confesarse eres tú –le dijo ella, con seriedad– ¿Qué hay contigo y Sabaody? Algo escondes y quiero saberlo ya, no me importa si me tildas de cotilla, algo raro hay con eso.
Osore desvió la mirada y en ese momento quiso escapar, pero sabía que no le era posible. Si ya estaba en esa situación con Fuu, tendría que hablar. El paliazul suspiró, cerró sus ojos y luego los abrió de nueva cuenta para posarlos en la princesa. Abrió su boca, expulsando las palabras, relatando aquello que no había confiado a nadie más. Ni siquiera Roshi había sabido tantos detalles. Cuando terminó el relato, Osore estaba de espaldas a Fuu, con su cabeza apoyada en la pared de madera. Unos segundos después, sintió el abrazo tierno y cariñoso de la princesa, quien no pudo evitar derramar algunas lágrimas de manera silenciosa.
–No pensé que fuera así... –le dijo ella– ¿por qué no lo has contado a los demás? Somos tus nakama, ¡somos tu familia!
–No es necesario –respondió, al tiempo que tomaba un trapo seco para limpiar el rostro de la princesa– no quiero que alguna tonta esperanza nos haga daño. Si llegamos a Sabaody, bien, pero si no hay indicios de algo, no quiero obsesionarme, desvivirme por hallar nada.
Él salió entonces y se culpó por hacer llorar a Fubuki. Esa era una de las cosas que quería evitar, pero, mientras regresaba a la habitación de los hombres, comenzó a comprender. Recordó su pelea con Dirgen en el país de Yuki y la esperanza que había sentido aquella vez al ver el rostro de esa madre preocupada por su pequeña hija. La fuerza le había regresado tan sólo por haber visto, en su mente, el rostro de su progenitora.
Osore lloró en silencio durante varios minutos y, cuando terminó, se dirigió a su enfermería. No estaba cansado, ni tenía ganas de dormir, por lo que se dispuso a limpiar sus instrumentos, a pesar de que éstos estaban pulcros. Era el ocio y la repentina amargura lo que lo tenía haciendo tal cosa. Luego leyó uno de sus pocos volúmenes de medicina que poseía y ahí ocupó bastante tiempo, tanto, que incluso notó que estaba cerca de amanecer.
Salió entonces a cubierta. Todavía estaba bastante oscuro, pero la luz del solo se asomaba tímidamente por el horizonte. Osore volteó entonces hacia el otro costado de la fragata, es decir, la misma proa, y ahí vio un punto luminoso. No era titilante, sino permanente, por lo que no se trataba de una fogata. Se dio cuenta de que era un barco. Deseó en ese momento tener la vista de Makoto para poder darse cuenta de qué era lo que tenía frente a él.
Sin embargo, un sentimiento lo abordo, sintió un hueco en su vientre, un pequeño susto lo invadió y, entonces, se dio cuenta –“es un acorazado marine” –pensó. Rápido, el médico se dirigió hacia donde estaban los camarotes de Blaze y Jet y pidió que salieran. Fue el espadachín el primero en salir y escuchar entonces lo que sucedía. El ruido despertó al resto de los tripulantes y tras la explicación se vistieron para aprestarse a defender el Steeler. De forma veloz, las velos fueron desplegadas y el ancla levada para poder moverse y no ser un blanco fácil.
–Hasta que despertaste, Blaze –le dijo Jet a su capitán, quien se incorporaba a la tripulación en cubierta.
–No ha sido fácil despertarme a esta hora –respondió él– pero ya estoy enterado de la situación.
Makoto subió a su torre y trató de afinar su vista. Desde ahí, dirigió sus ojos hacia la vela del acorazado marine y reconoció el nombre que aparecía justo arriba de las letras “MARINE” que cada uno de esos barcos tenía.
–No van a creerlo –anunció Makoto– o tal vez sí lo crean, porque ya conocemos bien a esa oficial.
–Hollie… –suspiró Jet, auien no dudó ni un momento de la identidad de aquella oficial tras las palabras de Makoto. Tanto él como sus compañeros supieron que el enfrentamiento era inminente, pero también sabían que en esta ocasión estaban más preparados para pelear ante la pelirroja.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 78 (Doble problema):
- Spoiler:
- Desde la proa de su barco, la orgullosa oficial, la cual poco había cambiado desde la última vez que se había visto las caras con la banda de Blaze, tomó una especie de megáfono y lo puso ante su boca.
–Volvemos a encontrarnos –les dijo a lo lejos, gracias a aquel aparato– jamás dudé de que estuvieran vivos, algo me decía que reaparecerían tarde o temprano. En unos minutos, mi misión finalmente terminará. Tienen dos opciones, rendirse y todo saldrá bien para la mayoría de ustedes, o pelear e ir a parar todos a Impel Down –dijo y esperó respuesta por algunso segundos, sin obtenerla.– En la primera opción, los únicos arrestados serían los piratas conocidos como Jet y Natsuki, mientras que los demás tendrán detención, pero podrían ser perdonados.
–Shinta, lánzale un cañonazo, pero sólo cerca del acorazado, no le atines –le mandó Blaze. El adolescente preparó todo y entonces disparó. La bala cayó a unos escasos cinco metros del barco de Hollie, empapando a varios de sus marinos; ella supo entonces cuál era la respuesta de los piratas y ordenó atacar con todo.
Los cañonazos del acorazado hacia la fragata pirata no hacían daño, pues eran repelidos por Blaze y sus compañeros, pero eran el indicativo de que la batalla se acercaba. El barco de Hollie se acercó entonces lo suficiente a los piratas, que estaban tratando de evadirla y entonces la oficial se despjó de su abrigo blanco y dio un enorme salto para caer justo en la cubierta del Steeler. Segundos después, ellos ayudados por sogas, los marines también abordaban el barco pirata.
Osore fue el primero que llegó hacia donde estaba Hollie, mientras que el resto de la tripulación comenzaba a defender la fragata de los marines invasores. La pelirroja trató de evadir al médico, pero éste no se lo permitió.
–Volvemos a encontrarnos, capitana –le sonrió él, con su lanza preparada.
–Ahora soy comodoro –le dijo, con su naginata en la mano derecha– aunque es algo que no debería importate. Mi principal objetivo es ese Leather Rebel y luego la chica que destruyó mi anterior barco; lo mejor será que me dejes en paz.
–Temo que no puedo permitirlo –Osore se deshizo de un recluta que se acercó a él con un golpe del bastó de su lanza– Jet es nuestro primero a bordo y Natsuki nuestra pequeña navegante. No dejaré que hagas nada.
Osore atacó y, como esperaba, Hollie ya esperaba su ataque y lo bloqueó con facilidad pero cuando ella atacó, sucedió lo mismo. Ante varias repeticiones de la misma acción, la comodoro se alejó un poco de su oponente.
–Veo que no desaparecieron un buen tiempo por nada –sonrió ella tenuemente, pero manteniendo sus ojos recios, sin bajar la guardia en ningún momento– pero tener ambición no lo es todo, y eso te lo demostrré.
Pronto Osore se dio cuenta de que Hollie era más rápida que antes, que la última vez que la había visto y, más importante, más rápida que él. Podía evitar sus ataques gracias a la Ambición, pero no estaba ni cerca de contratacar y la hoja de la naginata de la pelirroja estaba muy cerca de hacer daño al médico.
Lo que más preocupó a Osore ver que, mientras él se estaba agotando, Hollie se veía tranquila y concentrada. Estaban muy parejos, pero la marine seguía por encima suyo y pudo, con el bastón de su naginata, conectar un golpe en el rostro del pirata. Éste se levantó para seguir peleando, pero sabía que era cuestión de tiempo para ser superado por la comodoro. Por si fuera poco, a pesar de no tener un rival de esta naturaleza, sus compañeros se las veían con una multitud de marines. Un par de acorazados ma´s, repeltos de reclutas, ahbaín llegado hacía un minuto a la escena y estaban también abordando el Steeler. Jet, Blaze, Makoto, Huang, una Natsuki algo crecida, Shinta y Fuu, apenas eran suficientes para repelerlos.
Por si fuera poco, un cuarto acorazado apareció en el horizonte. Pero no parecía ser de la misma flota, pues, a la distancia, disparó un par de cañonazos. Uno dio en un mástil pequeño de uno de los acorazados marines, y otro estalló en el agua, muy cerca del Steeler. Esto hizo que la refriega en la cubierta de la fragata pirata, se detuviera por un momento.
–¿Quién diablos está en ese acorazado? –preguntó Hollie, encolerizada. La pelirroja, con ojos furiosos, miró a aquella embarcación, aunque no podía saber quién estaba liderándola. Osore pudo recuperarse, pero la confusión aumentó cuando una explosión a estribor sacudió al Steeler de forma notable. Vario marines cayeron al mar, Natsuki perdió el equilibrio y fue tomada por Shinta de la mano, pero ya que la joven habiá crecido un poco, ambos cayeron por la borda y el tirador tuvo que cargar con la navegante, puesto que ésta no podía nadar.
Jet aprovechó la confusión para deshacerse de un buen número de enemigos e ir a por Hollie, interponiéndose entre ella y Osore.
–Si es por mí que vienes a atacarnos, aquí estoy.
–Te llevaré a Impel Down –afirmó ella, recuperando la compostura, tras no saber quién estaba lanzando los ataques desde aquel barco. Osore estaba por protestar, pero supo que aquel no era momento para individualidades. Se colocó junto al espadachín, presto a ayudar si era necesario; sin embargo, otro cañonazo estalló cerca, esta vez, en la proa de uno de los acorazados que rodeaban al Steeler. De nuevo, con furia, Hollie volvió su mirada hacia aquel barco que estaba atacando a lo lejores, y que se acercaba de forma lenta. Desde ahí, finalmente, pudo verlo. Una altísima figura se levantaba de una silla en la cubierta de ese acorazado y fue cuando la comodoro lo reconoció.
–Sólo un desquiciado como Riggs atacaría a sus propios compañeros –Hollie miró entonces a sus acorazados, los cuales estaban algo dañados, y a sus hombres, ya fuera vencidos en la cubierta del Steeler o tratando de nadar en el agitado mar. La pelirroja decidió entonces que era más importante salvar la vida de sus subordinados, que seguir peleando ante los piratas. Además se dio cuenta de que, ante la situación, las cosas se habían puesto en su contra y no iba a ser nada fácil capturar a Jet y a Natsuki.
–¡Retírense a los acorazados, salven a los heridos y hay que hacer las reparaciones pertinentes! ¡Rápido! –mandó a sus hombres, quienes se pusieron a trabajar.
–¿Cómo es que tienes tres barcos bajo tu cargo? –preguntó Osore, realmente curioso.
–Soy una comodoro, y tengo una misión definida por estos lugares –dijo, poniendo su distancia ante él y Jet– pero a ustedes poco les importa esto.
–Lo siento –sonrió Osore– es sólo que, ante ya tantos encuentros, te estoy tomando un poco de aprecio.
Un animal salvaje rabioso no era comparación con el rostro que tenía Hollie en ese momento y cerca estuvo de perder la compostura, pero logró contenerse y salió de allí. La pelirroja incluso saltó al agua para ayudar a algunos de sus subordinados, cuando otro cañonazo estalló en la cercanía. Esto no hizo rabiar sólo a Hollie, sino también a Jet, Osore y el resto de los piratas.
En el lejano acorazado, el oficial al mando ya estaba de pie en la proa, viendo la situación.
–Contraalmirante –le llamó uno de sus hombres, el cual tenía rostro preocupado– muchos de los marines que atacaban ese barco pirata están en el agua en este momento, no creo que sea prudente seguir disparando.
–Dame una poderosa razón –dijo el oficial. Riggs era un hombre muy alto, bastante delgado, sin cabello y con un bigote negro y largo cuya prolongación llegaba más abajo de su barbilla.
–Creo que nuestros ataques les han afectado –respondió el subordinado– si seguimos lanzando cañonazos, podríamos matar a algunos de los nuestros.
–Y deberán sentirse orgullosos –afirmó Riggs– ser un sacrificio en pos de acabar con el mal, debe ser un honor.
Así, los ataques continuaron y tanto los piratas de Blaze como los tres barcos comandados por Hollie se alejaron del lugar.
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 79 (El último tramo del Paradise):
- Spoiler:
- Enfurecida, Hollie, ordenó lanzar un ataque al barco de Riggs, aunque sin atinarle, sólo cercano. Tras esta acción, los ataques cesaron por todos lados. El barco del Contraalmirante se acercó a los otros tres acorazados y finalmente estuvieron a distancia para que los oficiales se vieran la cara uno al otro.
–Parece que se te han escapado, chiquilla –dijo Riggs, con rostro serio y amenazante.
–¡Cabrón! –le gritó ella desde su acorazado– ¡has causado la muerte de diez de mis hombres y si no hubieras aparecido, pude haberlos capturado. Si ya estabas por aquí, bien pudiste haber ayudado de una mejor manera!
–¡Cállate, niña insolente! –tras escuchar este grito, Hollie sintió a alguien detrás suyo y se defendió del ataque de una enorme hacha, aunque el bastón de su naginata estuvo a punto de romperse.
–¿Cómo hiciste eso? –preguntó ella, agradeciendo a su Ambición por haberle permitido sentir el peligro.
–No tienes por qué saberlo –respondió Riggs. Lo que más le inquietaba a Hollie era que había dos Riggs. Uno detrás de ella y otro en la posición de antes, en la proa de su propio acorazado. Los marines a cargo de Hollie entonces atacaron al Contraalmirante pero sus armas atravesaron al oficial como si éste se tratara de un holograma.– Yo atraparé a esa tripulación, tú quédate fuera de esto.
El acorazado de Riggs comenzó a avanzar entonces. Hollie hubiera querido detenerlo e ir ella a por los piratas, pero la mayoría de sus hombres estaban heridos, unos pocos de gravedad y prefirió no arriesgarse a poner en riesgo a más vidas. La pelirroja se sentó en la cubierta y de sus ojos salieron unas cuentas lágrimas. Lloró de forma silenciosa y por pocos minutos.
–¿Qué esperan? –preguntó a sus hombres, que, tristes, la veían– vámonos de aquí., ya los atraparemos en otra ocasión.
El acorazado de Riggs se quedó en el mismo lugar algunos minutos, pero luego, a órdenes del Contraalmirante, se alejaron del lugar. Sus órdenes eran ir a Sabaody y tratar de cazar ahí a Blaze y a su banda; Hollie pensó en hacer lo mismo, pero no tenía ánimos. Después de ver cómo un “compañero” había causado la muerte de algunos de sus hombres, se sentía enferma y prefirió pensar la situación de mejor manera.
Mientras Blaze y su banda huían en el Steeler, se dieron cuenta que algo no andaba bien. La fragata no avanzaba de forma normal y se detuvieron entonces. Mientras Jet, Shinta y Osore estaban cuidando que ningún barco marine se acercara, Huang, Makoto y Fuu revisaron el estribor de la fragata.
–No fue un golpe directo, pero un cañonazo ha dañado el casco –dijo el carpintero– hay madera en la bodega y podré repararlo, pero tendremos que estar aquí varados un buen tiempo.
–Si seguimos navegando, ¿empeorará, o seguiría igual? –preguntó Fuu.
–Va a empeorar –dictó Huang con un temple que sólo mostraba cuando se refería a asuntos de su especialidad– debemos quedarnos aquí –sentenció.
–¡Genial! –exclamó Makoto con sarcasmo– esa estúpida marine nos ha costado ya mucho.
–No ha sido del todo su culpa –intervino Osore a lo lejos– el otro acorazado atacó a sus propios hombres. Ella es honorable a pesar de que sea nuestra enemiga.
–Ahora la defiendes… –la vigía se golpeó la frente con la palma de su mano– ¿acaso te crees que es tu novia o algo así?
–Eso es una tontería –respondió él, sin enfado– sólo digo que ella no es mala persona, sólo hace su deber.
–¡Vamos!
–Él tiene razón –le dijo Jet– sí lo vemos desde un punto de vista normal, ella está haciendo lo correcto, está atrapando piratas, nosotros no se supone que seamos buenas personas. Además Hollie protegió a sus hombres, le dio más importancia a la seguridad de los suyos sobre atraparnos a nosotros.
“Eso no quita que esté un poco obsesionada, sobre todo por capturarme a mí y que sí nos haya causado muchos problemas. Es bastante persistente y no es débil –admitió el espadachín.
–Lo importante ahora es que nos quedaremos aquí hasta poder reparar ese casco –dijo Blaze, quien estaba sentado en el centro de la cubierta–. Hay que trabajar mañana y tarde para esto. Todos ayudaremos excepto Jet y Osore, ellos se quedarán custodiando que nadie se acerque a nosotros.
Y así, comenzaron las reparaciones al Steeler. Fueron tres días de trabajo, donde Makoto tuvo que ayudar bastante, puesto que Huang no podía sumergirse, así que la vigía se encargó de un pedazo, el más pequeño, pero que estaba en contacto con el agua.
La tercera noche fue un descanso satisfactorio para todos además de una pequeña fiesta, La mañana siguiente, la ya reparada fragata, se dirigía a toda velocidad, siguiendo el Log que indicaba hacia abajo, a terrenos submarinos, obviamente la Isla Gyojin
Durante el camino, incluso los más tranquilos, no pudieron evitar sorprenderse. Aquella parte del Grand Line era única, teniendo varios fenómenos no vistos en ninguna otra parte. Con corrientes marinas fuera de lo normal que incluso salían más allá de la superficie del mar; nubes en forma de enormes serpientes que avanzaban en el cielo como si de su camino terrestre se tratara; arcoíris totalmente redondos cual aureola o halo que cuidaba a la tripulación durante este singular viaje.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 80 (Red Line):
- Spoiler:
- Cuando estaban en el quinto día de viaje desde la reparación, el periódico llegó. Fubuki fue la primera que lo leyó al estar en el mismo instante de la entrega y, en cuando vio la primera plana, llamó a Blaze a gritos, sin importarle que era demasiado temprano. El capitán se levantó pesadamente, pero luego, se vio obligado a hacerlo rápido.
–¡Se trata de los Mugiwara, ven rápido! –le dijo y el hombre de acero no demoró en llegar. Todavía sin camiseta y con su pantalón apenas puesto, prácticamente le arrebató el periódico a la princesa y abrió grandes los ojos al ver las nuevas sobre aquella tripulación a la que quería ver y conocer. La noticia era clara: la tripulación del Sombrero de Paja había vuelto. Se le había visto en Sabaody tras dos años de ausencia y, luego de armar un buen escándalo, habían huido, presumiblemente con dirección a la Isla Gyojin.
–Están vivos… –suspiró Blaze con una sonrisa infinita y brillante. Nunca había creido de verdad que los Sombrero de Paja hubieran muerto, pero ahora lo sabía con total seguridad y sus esperanzas de alcanzarlos se renovaron por completo. Blaze se hincó en la cubierta y luego bajó su cabeza hasta el suelo pidiendo a sus compañeros que lo ayudaran a seguir con el viaje, ahora más que nunca.
–Eres un idiota –le pateó Jet para levantarlo, sabiendo que un golpe así no le dolería– hemos estado contigo desde hace mucho, ¿por qué no habríamos de seguir ayudándote?
–Jet tiene razón –Natsuki le ayudó a levantarse y luego se abrazó de su brazo– desde que viajo con ustedes, he sido muy feliz. Yo haría lo que fuera por ti y por todos. Seré feliz ayudándote en esa búsqueda.
–Si así es como piensan todos, es hora de ir a ese archipiélago Sabaody, lo más rápido posible –habló el capitán. Guiados entonces por el Log Pose, aunque este apuntara a la Isla Gyojin en lugar de Sabaody, los piratas navegaron a toda velocidad y dos noches después, justo por la mañana, estaban frente al muro rojizo y casi eterno que era el Red Line. Los diez mil metros de altura de este continente eran como otro cielo que se mezclaba con las nubes que cubrían el verdadero firmamento.
Pero al llegar a ese punto, los piratas no sabían cómo ir a Sabaody. El Log Pose no les diría exactamente la ubicación del archipiélago. Afortunadamente, había ciertas pistas, y ellas las conocía Osore.
–Hay dos formas de poder llegar a Sabaody –explicó el médico– una es ser guiado por algún animal. Los animales puden llegar a ese lugar sin problemas. Otra es tener suerte y calcular de buena forma con el Log Pose. No es fácil, y no veo que estemos muy cerca del archipiélago.
–¿Qué sugieres entonces? –preguntó Blaze.
–No sé si será cierto –respondió Osore, mirando hacia el rojizo continente– pero dicen que, si subes a determinada altura en el Red Line, podrás ver al archipiélago y su dirección aproximada.
Era la mejor opción y ya que la mejor escaladora era Makoto, se dispuso a tratar de subir aquella rocosa elevación. Fuu y Huang trabajaron en un equipo de alpinismo improvisado, para minimizar la posibilidad de alguna caída y pronto la vigía ya estaba subiendo el Red Line.
–¡Confiamos en ti, Ma-chan! –le animó Natsuki. Makoto respondió con una señal optimista de su mano.
La artista marcial tuvo sus problemas. Estuvo a punto de caer en tres ocasiones, pero tanto su habilidad como el equipo que tenía, evitó el incidente. Tras cerca de una hora el cuerpo de Makoto era sólo un punto en el muro rojo y la ansiedad se apoderó de los piratas. Hubo un silencio prolongado durante más de dos minutos cuando el mini den den mushi que Fuu tenía en sus manos sonó.
–¡Eres un mentiroso! –la voz de Makoto calmó a sus nakama y de paso reclamó a Osore– no se ve nada. Lo único que alcanzo a ver a lo lejos son unas burbujas.
–¡Ahí es! ¡Ese es Sabaody! –afirmó.
–En cuanto Makoto baje y nos diga la dirección, Natsuki y yo la encuadraremos con el Log Pose y podremos llegar a un punto cercano –confirmó Fuu.
La vigía demoró la mitad de tiempo en bajar con respecto a lo que tardó en subir. Señaló la dirección y se comparó con el Log Pose. De esa forma, pudieron navegar manteniendo una ruta sin modificaciones, a pesar de no estar siguiendo directamente el Log Pose. Fueron sólo dos horas y media desde el punto de salida hasta donde el Steeler pudo avistar las burbujas que llegaban más arriba. Media hora más fue necesaria para que los piratas de Blaze pudieran ver de primera mano el archipiélago Sabaody. Sus enormes árboles se distinguían por tener franjas blancas y oscuras y por liberar incontables burbujas hacia el cielo.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 81 (Yon Buster):
- Spoiler:
- Osore explicó lo más pronto que pudo las generalidades del archipiélago. Como las burbujas, hechas de la resina de esos árboles, eran batante resistentes y tenían muchos usos, entre los que se encontraba el transporte y la diversión; o que en realidad, el archipiélago Sabaody no era un conjunto de isla, sino de manglares, por lo que el Log no se cargaría allí. También explicó que había varias zonas, entre las que se encontraban la zona sin ley y la sucursal de la marina en aquel lugar. Sus nakama estaban sorprendidos de todo lo que el médico sabía sobre Sabaody, todos menos Fuu quien sólo escuchó con atención las explicaciones.
–Es gracias a esa resina que podremos bajar –siguió exponiendo– para eso necesitamos un ingeniero de “coating”. Yo conozco uno que es bastante bueno, espero que todavía se encuentre por el lugar.
Minutos más tarde, los piratas llegaron al “grove” 58, parte de la zona libre del archipiélago y ahí anclaron el Steeler.
–¿Estará a salvo aquí? –preguntó Blaze a su médico.
–No debería haber problemas. Ésta es una zona tranquila y está alejada de la parte sin ley –dijo al tiempo que bajaba del barco y ayudaba a Natsuki a hacer lo mismo– además, no está muy lejos a donde iremos.
Osore trató de guiarlos hacia el grove 53, un lugar algo más adentrado del archipiélago y donde vivía el ingeniero de coating que conocía. Su memoria no era perfecta acerca de ese sitio, pero poco a poco comenzó a reconocer algunos aspectos, en especial la forma de aquellas raíces. Entonces su caminado se hizo más rápido y pronto los piratas llegaron a un pequeño paraje donde se levantaba una choza de madera. Era de una forma redonda, y en su parte superior se veía una franja verde, aunque ya despintada por el tiempo. Algunos de los tablones estaban quebrados o roídos. No parecía que alguien realmente viviera allí.
–No puede ser… –Osore casi cae de rodillas al ver el estado en el que se encontraba esa “casa”– ¡no es posible! ¡Buster-san! –el médico golpeó con su mano una rama de un árbol que le quedaba cerca, ante el silencio de sus amigos; sin embargo, pasó cerca de un minuto y las maderas de aquella choza crujieron, la puerta rechinó y, del interior, salió una persona. Un enorme sujeto, grueso, con brazos enormes y fuertes, un ojo izquierdo inexistente dejando en ese lugar una cicatriz y con una piel azul. En su mano derecha sostenía una botella.
–¿Quién diablos viene a molestarme? –preguntó, enfadado.
–Buster-san… –se acercó Osore, reconociendo a esta figura, pero, al mismo tiempo, incrédulo.– ¿Qué te ha pasado? Es decir… ¡Soy yo, Osore! ¡¿Me recuerdas?!
–El hijo de Suri… –suspiró, reconociendo de inmediato al médico– no sé qué diablos haces aquí, pero debes irte, Sabaody no es lugar para un niño.
–¿Qué tal un pirata? –respondió el peliazul– no estaremos mucho aquí, sólo hasta que alguien nos haga el ‘coating’. Por eso hemos venido aquí.
Buster suspiró y pidió a todos que se sentaran ahí mismo. Así lo hcieron los piratas quienes, además de Osore, no habían abierto la boca para nada. La presencia de ese gyojin, quien por cierto era un hombre pez Bagre marino, los tenía callados a todos.
–Ya no hago ‘coating’ a barcos, he dejado ese oficio –reveló.
–¿Pero, por qué? –preguntó Osore.
–¿Ves esto? –señaló donde debía estar su ojo izquierdo y sólo se veía la cicatriz– llevo tantos años aquí y esto es lo único que he ganado. He hecho infinidad de trabajos de coating, pero muchos piratas han sido ingratos, no pagan lo acordado, se marchan sin hacerlo, o incluso quieren atraparme para venderme como esclavo. Los traficantes de esclavos han aprendido a no meterse conmigo, pero los que son nuevos por aquí, lo intentan.
–Disculpe, Buster-san –interrumpió Fubuki, quien alzó su mano como pidiendo el turno de hablar– ¿por qué se ha quedado aquí, teniendo la isla Gyojin tan cerca?
–Porque esa isla es la representación de la mediocridad –le dijo, mirándola fijamente, aterrándola con ese ojo.– Que las ningyo y los gyojin tengan que vivir en ese lugar, todos juntos, sin salir, es la mayor estupidez. Es una cárcel donde todos se han recluido, queriendo pensar que es el paraíso. ¡¿Por qué quedarse en ese lugar cuando el mundo es tan grande?! Hay Kyojin, bracilargos y otras muchas razas en todas partes del mundo, y sólo la nuestra está encerrada voluntariamente en ese lugar, ¡no tiene sentido!
Blaze se levantó luego de un prolongado silencio en el lugar. Estiró un poco las piernas y también sus brazos.
–Pues debemos irnos, hay que buscar otro ingeniero de ese “coating” –afirmó. No estaba enfadado. Parecía entender las razones de Buster para haber dejado ese trabajo. Sus compañeros se levantaron y lo siguieron con dirección al barco. Osore se quedó mirando un momento y se atrevió finalmente a preguntar.
–Mi madre… ¿la has visto? ¿Está libre, o…?
–Suri jamás ha vuelto por aquí, pero está libre, eso sí lo sé, después de aquel incidente, pudo escapar. Supongo que estará en isla Gyojin. Por supuesto que, como están las cosas, yo no podría garantizarte que está viva.
–Eso ya lo sé –afirmó el pirta– pero he hecho una resolución. Llegaré a isla Gyojin con mis amigos, y entonces la encontraré.
Buster se quedó sentado en ese lugar mientras veía a los jóvenes partir. Se rascó su calva cabeza y echó una mirada hacia el mar y luego vio sus manos, las cuales habría una y otra vez sin cesar.
–Puedo hacerlo… puedo hacerlo para ustedes –dijo, al tiempo que se levantaba. Los ojos de Osore se llenaron de esperanza, más todavía que los de cualquiera de sus compañeros–. Soy Yon Buster, ingeniero de coating, y no haré este trabajo para ganar dinero o gloria, sino para ayudarles en sus objetivos –dijo– más que nada en el tuyo muchacho.
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 82 (Ningyo adolescente):
- Spoiler:
- Así, los piratas guiaron al gyojin hacia el barco, pero sus rostros desvanecieron cuando no encontraron nada en el lugar. Ellos estaban seguros de haberlo dejado ahí, y Osore había dicho que no era un lugar peligroso.
–En verdad no es peligroso –afirmó Buster– no es común que haya robos por aquí. Los piratas suelen venir por aquí cuando me buscan, pero eso no pasa muy a menudo, sobre todo últimamente.
–Pues los ladrones no deben estar muy lejos, más vale que los busquemos cuanto antes –dijo Jet. Los piratas entonces se dividieron en tres grupos. El primero con Blaze, Fuu y Shinta, el segundo con Jet, Natsuki y Buster, y el tercero con Osore, Makoto y Huang. Entre todos, no sería tan difícil encontrar un barco tan grande, el cual no debería estar muy lejos. El único asunto que preocupaba a Blaze y a los demás era quién o quiénes estaban detrás del hurto.
Los tres grupos, cada uno por su dirección, se dispusieron a “peinar” esa sección del archipiélago, con la promesa de encontrarse allí mismo, en el grove 53, tres horas después de tal separación. Buster advirtió a los otros dos grupos que, al Sur de donde se encontraban, estaba la base local de la Marina, por lo que habría que tener cuidado.
Mientras precisamente el grupo de Osore, fue hacia el Sur con cuidado de no toparse con algún marine, el grupo de Buster se dirigió a la parte turística, no muy lejos de ahí. Por su parte, el grupo de Blaze, se adentró aún más al interior del archipiélago, sin saber que se acercaban a la “zona sin ley”. Pronto vieron que estaban en el grove 4 y quisieron regresar, pero Shinta creyó ver algo.
El adolescente señaló hacia uno de los árboles cercanos, y tras éste, el mástil principal de un barco se asomó. Ni el tirador, ni Blaze o Fuu, tuvieron duda de que era el Steeler. Los tres se acercaron con la mayor cautela posible, aunque los rufianes aumentaban en número según avanzaban. Algunos no les ponían atención, otros los miraban extrañados y algunos más escondían muy poco sus intenciones de, por lo menos, robarles.
Cuando el Steeler estuvo ya muy cerca de los tres piratas, éstos pudieron ver a un grupo de hombres, muy cerca de la fragata, todavía sobre un “mangrove”. Frente a ellos, estaba lo que parecía ser una delgada mujer rubia.
–¿Qué sugieres, princesa? –preguntó Blaze, con rostro enfadado.
–Podemos esperar para ver cómo se desarrolla esto –comentó– pero, por otro lado, éste no parece ser un lugar muy paciente, y podríamos perder una buena oportunidad.
–Excelente –al fin sonrió el capitán– quería que dijeras eso –Blaze cubrió entonces sus brazos con acero, haciéndolos un par de filosas cuchillas listas para atacar. Shinta tomó sus revólveres y Fuu preparó una bolsa que traía consigo. Así, sin siquiera esperar, los tres atacaron a ese grupo, formado por al menos quince hombres.
Cuando el ataque comenzó, Shinta vio como aquella chica rubia se desvaneció de pronto, cayendo al suelo sin que nada la detuviera. Uno de los hombres intentó acercarse a la joven, pero un disparo del tirador pirata lo alejó de ahí.
Mientras Blaze acababa con varios enemigos al mismo tiempo, Fuu pudo invalidar a otros más gracias a unas esferas que contenían un extraño polvo. Al estallar, no con tanta violencia, el polvo, casi inmediatamente, provocaba ronchas y erupciones menores a aquellos hombres. No eran heridas graves, pero sí molestas. Entre las balas de Shinta y las cuchillas de Blaze, se encargaron de vencer o ahuyentar a aquellos hombres.
Shinta vio que aquella joven seguía detrás de él pero, cuando volteó, ella estaba incorporándose y se lanzó a abrazarle.
–¡Eres mi héroe! –le dijo, con una voz chillona. El tirador no pudo menos que sorprenderse cuando, aquella chica, ataviada con una larga falda, pero sólo la parte superior del bikini en el torso, le rodeaba con sus brazos de forma por demás efusiva.– Has sido muy valiente, esos hombres han querido secuestrarme, pero tú me has salvado… ¿me pregunto cómo podré pagarte? Tal vez con esto baste –y ella le dio un gran beso en la boca al adolescente, quien, petrificado, no pudo siquiera reaccionar.
Blaze y Fuu veían la escena extrañados. Con esa jovencita, que se podía adivinar de la edad de Shinta, tal vez un poco mayor, dándole el que, al menos ellos sabían, era su primer beso. La cola de caballo y un mechón del lado derecho de la frente de la chica se contonearon cuando, también de forma escandalosa, se retiró del pirata y sonrió ampliamente.
–Lástima que debo irme, me gustaría mucho enseñarte el archipiélago, y, por la noche, enseñarte algo más.
Shinta no sabía qué decir. Decir que su rostro se había puesto rojo, era poco; sin embargo, Fuu intervino calmando un poco al tirador.
–No tan rápido, niña –detuvo ella a la joven– estoy segura que tú has tenido que ver con el robo de nuestro barco.
La rubia se detuvo, vio a los piratas, agachó la mirada y echó a llorar.
–¡Yo soy una víctima! –afirmó– ¡esos hombres me han querido secuestrar luego de robar su barco! ¡No me traten de esta forma! –siguió llorando ella, y luego volvió a acercarse a Shinta– ¿tú me crees, verdad? –le preguntó mientras se abrazaba de su antebrazo derecho.
–Luce algo convicente –Blaze se rascaba la cabeza sin entender demasiado.
–Para nada –dijo Fuu– esos hombres tenían dinero, seguro iban a comprarle nuestro barco. Lo que no entiendo es cómo es que le tienen este respeto a esta chiquilla.
De pronto, la jovencita soltó a Shinta y envió un golpe con su puño derecho a Fuu, pero Blaze logró bloquearlo. Ella retrocedió y se puso en guardia, lo que el capitán pirata reconoció como algún tipo de arte marcial. La rubia le atacó entonces, pero sus golpes, aunque hicieron retroceder a Blaze, no le hicieron daño, no podía superar al acero. Cuando ella se detuvo un momento para frotarse sus manos, Blaze aprovechó y, con un rápido movimiento, le colocó un grillete en sus dos manos, acabado de “fabricar” por su habilidad. Ella quedó sorprendida, pero no se paralizó, sino que intentó lanzarse al mar.
–No sé qué tipo de piratas son, pero no me atraparán –afirmó mientras estaba cerca de caer al agua tras su clavado; sin embargo, de pronto, su cuerpo quedó suspendido en el aire.
–Ni creas que te dejaré escapar –dijo Fuu. La princesa sostenía con su mano derecha un hilo casi transparente. De alguna forma, le había tendido una trampa a la rubia y ahora la tenía cual pescado, colgando desde una rama de un árbol. Y lo del pescado, nunca fue mejor dicho.
–No tiene piernas… –señaló Shinta sorprendido.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 83 (Marines en Sabaody):
- Spoiler:
- –Qué les parece, hemos atrapado a una ningyo –sonrió Blaze, mientras la jovencita intentaba, inútilmente, cubrir su cola azul con la larga falda que ahora caía sobre su cabeza debido a la gravedad.
Tras algún forcejeo, lograron bajarla y entonces la ningyo quedó a custodia de Shinta, mientras Blaze y Fuu preparaban al Steeler para volver al grove 53.
–¿Por qué yo? –preguntaba el tirador– ¿y por qué no la dejamos ir y ya?
–No confiamos en ella –respondió Fuu– bien podría ir por algunos conocidos que tenga aquí y atacarnos. Pero tampoco queremos ser tan “malvados”, y como ella parece sentirse bastante a gusto junto a ti, pues la acompañarás. Cuídala bien, estará con nosotros hasta que partamos de este lugar.
–Si supieran aunque sea un poco de la historia de las ningyos o los gyojin con este lugar, sabrían que no tengo amigos por aquí –suspiró la joven, bastante enfadada, aunque tomando gustosamente el brazo de Shinta, al menos como se lo permitía ese grillete que tenía en las manos.
–No se puede confiar en una ladrona –afirmó Blaze, quien terminaba de desamarrar la última vela– una ladrona sin nombre, por cierto.
–Soy Jocelyn –respondió ella con rapidez y luego miró a Shinta con ojos tiernos– pero tú puedes llamarme Joss –le dijo, acercándose aún más a él.
El Steeler no demoró en llegar al grove 53. No había nadie allí todavía por lo que Fuu vio su reloj y se dio cuenta de que aún faltaba media hora para que los demás regresaran, obviamente, con las manos vacías. La princesa se dio cuenta también que no habían dado su nombre a la ningyo. Ella ya sabía el de Shinta pues lo había escuchado, pero luego conoció formalmente a Blaze y Fubuki.
Jocelyn se sentó en la cubierta junto a Shinta y se resignó a estar junto a esos piratas al menos hasta que encontrara la oportunidad de escapar. Habló un poco con el joven tirador, pero no lo suficiente como para dejar entrever cualquiera de sus intenciones.
El tiempo no pasó demasiado lento y el grupo de Jet fue el que regresó. Natsuki subió efusivamente a la cubierta, feliz por ver a salvo al Steeler, pero luego se detuvo al ver a Shinta y a Jocelyn juntos.
–¿Quién es ella? –preguntó curiosa.
–Es la ladrona del barco –explicó Fuu– la tendremos con nosotros hasta irnos, podría tener algún cómplice.
–No hablen de mí como si fuera una criminal mundial, y ya les dije que mi nombre es Jocelyn.
–Así que eres Jo-chan, bienvenida a nuestra barco, Jo-chan.
Mientras Natsuki se encariñaba con la visitante, Jet hacía notar que el tercer grupo aún no había llegado. La hora marcada era muy clara y no había signos de ellos. Al Mismo tiempo, Buster había ido a su cabaña, pues debía comenzar con el coating lo más rápido posible y pronto regresó con sus instrumentos. Ahí, vio a la joven ningyo y se quedó mirándola con sorpresa.
–¿Qué hace una ningyo por aquí?
–Es la ladrona –intervino Fuu antes de que Jocelyn pudiera decir algo.
–Jamás había escuchado de una ningyo ladrona –rió Buster a carcajadas, avergonzando un poco a la pequeña sirena
–Yo sólo busco libertad, y tú deberías de saberlo bien, ossan.
–La libertad de los gyojin ciertamente está fuera de esa isla maldita, pero robando barcos no es la mejor manera de obtenerla –Buster prestó poca atención al asunto y comenzó a ordenar sus herramientas para ponerse a trabajar. En tanto, Jet de nuevo advirtió sobre la ausencia del grupo de Osore, por lo que decidieron no esperar más y se dispusieron a buscarlos. Blaze se hizo acompañar de su primero de a bordo, así como de Shinta, quien todavía tenía a Jocelyn en custodia. Fuu y Natsuki se quedarían con Buster mientras éste le preparaba el coating al Steeler.
Era un poco tarde. Osore, Makoto y Huang habían sido interceptados por dos oficiales de la marina: la capitana Nika y la sargento mayor Hanako. Ninguna de las dos conocía en persona a alguno de los piratas de esa tripulación, pero sí los reconocieron gracias a los carteles de recompensa que había por sus cabezas. Aunque Nika no tenía mucho en mente el resto de la banda de Blaze, Hanako sabía que ese “Leather Rebel” no debía estar muy lejos.
Al mismo tiempo, en la base de la marina, un joven recluta se acercaba al recién llegado Contraalmirante Riggs, quien estaba cerca de una ventana fumnado un cigarrillo.
–Señor, la banda que comentaba, ha sido identificada aquí en Sabaody –le anunció al mismo tiempo que le saludaba de forma formal– tres miembros de la tripulación del “Leather Rebel” han sido interceptados por la capitana Nika justo entre el grove 50 y el grove 49.
–El resto no debe estar lejos, iré a por ellos –dijo, extinguinedo el cigarrillo contra la pared. Luego, al salir, dirigió la mirada hacia otro marine que se encontraba por ahí– ¿no querías cazar piratas, chico? Esta es tu oportunidad, ven conmigo –le dijo a un joven fornido con cabello muy corto y lentes de sol, que jugaba con unos largos cuchillos que tenía en sus manos.
–Será un placer, señor –respondió él, antes de pasarle la lengua a la hoja de una de sus armas.
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Re: [Fanfic]El mar te dará familia - Capítulos 106/?? (En proceso)
Capítulo 84 (Makoto vs Nika):
- Spoiler:
- La capitana Nika examinaba con atención a esos piratas. Aunque confiaba en sus habilidades, sabía que los tres criminales que tenía frente a ella no eran débiles y les superaban en números. La rubia no era tonta, había pedido refuerzos inmediatos, pero éstos demorarían en llegar. Estaba pensando en una estrategia cuando Hanako interrumpió el repentino silencio que se hizo entre los dos bandos.
–¡¿Dónde está ese “Leather Rebel”?! ¡Respondan!
La pregunta no sorprendió del todo ni a Osore ni a Makoto. Sabían que, de entre toda la tripulación, Jet era el más buscado. Pero el modo en cómo esa joven pedía información sobre el espadachín no era común. De cualquier forma, lo primero que trataron de decidir era si iban a pelear o a escapar. Mientras Makoto quería luchar, Osore prefería no hacer daño a damas, mientras que Huang afirmó que lo más prudente era buscar reecontrarse con sus compañeros. Así, decidieron huir a toda velocidad, pero Nika les interceptó.
–Si lo que quieres es pelear, ya tienes aquí una rival –le afirmó Makoto, emocionada– si quieren, vayan, yo les alcanzaré –afirmó y tanto Osore como Huang le tomaron la palabra. Hanako pidió permiso a Nika para seguirlos y la capitana lo concedió con un leve movimiento de cabeza.
–Tu compañera no debería de ir, no todos mis nakama son tan compasivos.
–Si le pasa algo, es su problema, ya está grande para cuidarse sola –sonrió Nika– si ha de morir, que sea en batalla.
A Makoto no le gustaron esas palabras y atacó con sus piernas a la capitana, pero ésta bloqueó con cierta facilidad los ataques. La pirata volvió a la ofensiva, pero con un rápido movimiento, Nika no sólo evitó daño, sino que tomó a la vigía y la azotó contra el suelo. No fue un gran daño, Makoto se levantó rápido, pero la acción se repitió dos veces más. La pirata estaba desconcertada.
–Las artes marciales no son sólo fuerza bruta –le dijo Nika, tranquila. Un leve viento movía sus rizos, pero esto no provocaba ninguna reacción en la capitana, quien se mantenía en guardia.– tus ataques directos no tendrán ningún efecto sobre mí, tu propia fuerza se volverá en tu contra.
Tras algunos ataques más, aunque evitando ser sujetada de nuevo, Makoto se dio cuenta que Nika, al igual que ella, usaba de cierta forma la Ambición del color de la observación. Iba a ser una pelea difícil, la vigía nunca se había enfrentado a un estilo así –el Aikido-, y sus movimientos iban a ser reconocidos antes de ejecutarlos.
–“Sólo tengo una opción” –pensó– “debo tener mayor velocidad que ella, si es así, la venceré”.
Utilizando su mayor rapidez posible, Makoto fue acercándose a Nika, ésta no se movió hasta el último instante. La pirata estaba por dar su golpe cuando su ambición le permitió ver que su enemiga iba a atacar. Justo cuando pensaba reaccionar, un codo chocó contra su rostro y la envió a volar hasta los pies del enorme árbol que formaba ese grove. La pirata tenía mucho tiempo que no recibía un golpe de tal magnitud y se levantó con pesadez, pero cuando estuvo de pie, lanzó un grito y volvió a atacar con igual o mayor velocidad, pero el resultado fue similar, Nika la interceptó en su trayectoria lanzando dos patadas, de las cuales sólo una fue bloqueada por Makoto, mientras que la otra se impactó de lleno en su torso, haciéndola caer nuevamente.
La pirata se levanto tomándose el estómago. De su boca brotaba sangre y su pómulo izquierdo estaba inflamado y morado por el primer golpe, su ojo se estaba cerrando un poco. Pero lo que más le dolía era la frustración. Había entrenado por casi dos años, había incluso desarrollado un estilo propio, pero ahora esa capitana de la marina le estaba dando una paliza, ni siquiera habría podido tocarla hasta ese momento.
–¿Prefieres que te mate a golpes, que te lance al mar o que te aprese y te envíe a Impel Down? –preguntó Nika, sonriendo, con unos ojos diferentes a los que había mostrado, era un animal que olía la sangre y que no se iba a detener hasta destruir totalmente a Makoto–. Tu mejor opción es que te quiebre las piernas y te lance al mar, será una muerte no demasiado mala, porque demoraremos mucho si prefieres que te mate a golpes y, bueno, en Impel Down, supongo que sabes lo que le espera ahí a una chica como tú, ¿no es así?
–No puedo perder ante alguien como tú –se sonrió levemente la pirata. Makoto se calmó y pensó con serenidad entonces. Su puño del dragón no estaba funcionando, sabía que sólo tenía oportunidad si usaba el puño del leopardo.– “Tengo que golpear rápido y evitar que me tome, pero también debo evitar que me sorprenda con su velocidad”.
Makoto se acercó con más cautela. A pesar de las heridas estaba algo más concentrada. Nika intentó de nuevo sorprenderla, pero la pirata pudo esquivar el golpe y luego comenzó su ofensiva con golpes rápidos, tal vez no tan fuertes, pero muy veloces y los cuales la capitana marine no pudo bloquear del todo, así que no tuvo la oportunidad de hacer un agarre contra Makoto, quien, gracias a un cabezaso, logró propinar el primer golpe a su enemiga.
–Vaya golpe vulgar… –se tomó Nika su mandíbula, donde había sido tocada.
–Una guerrera hace lo que puede para ganar.
La marine entonces notó que sangre brotaba de su boca y comenzó a temblar de forma extraña. Makoto se había dado cuenta de que Nika era una mujer despiadada, pero sus ojos habían estado calmados. En ese momento, la mirada de la capitana causaba un terror profundo y la pirata sintió asco sólo de verlos.
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