[Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
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[Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
No soy un gran fan de esta pareja, pero ya que he ideado este fic, pues parece el subforo más adecuado para ponerlo.
Autor: kaizoku ou
Pareja: LuxHan, LuxNa, OCxOC
Rate: T
Género: Humor, aventura, romance
Cantidad de capítulos: Multicapítulos (Sin definir aún)
Estado: En proceso
Resumen:
Hijas de un mismo padre, pero de distinta madre, Umi y Jazmín serán unidas por las aventuras en el mar (qué pésimo resumen, me he superado esta vez xDD)
Notas: Lo colgaré en un principio por aquí y luego ya lo pasaré a fanfiction.net. El primer capítulo es un tanto largo, aunque los demás serán más cortos.
Capítulo 1
Autor: kaizoku ou
Pareja: LuxHan, LuxNa, OCxOC
Rate: T
Género: Humor, aventura, romance
Cantidad de capítulos: Multicapítulos (Sin definir aún)
Estado: En proceso
Resumen:
Hijas de un mismo padre, pero de distinta madre, Umi y Jazmín serán unidas por las aventuras en el mar (qué pésimo resumen, me he superado esta vez xDD)
Notas: Lo colgaré en un principio por aquí y luego ya lo pasaré a fanfiction.net. El primer capítulo es un tanto largo, aunque los demás serán más cortos.
Capítulo 1
- Spoiler:
- –¿Era por este lado? –preguntaba la más joven de las amazonas que corrían por la selva en dirección a la costa. Las otras mujeres, mayores que ella con facilidad, no respondieron y sólo continuaron su carrera. La jovencita las siguió, y no sólo ello, sino que fue la que mejor ritmo tuvo y llegó antes que ninguna a la costa.
La chica, alta, de cabello negro hasta los hombros y con una tiara dorada en la cabeza, vio acercarse el navío del que se había alertado por las vigías de Amazon Lily. La aguda vista de la jovencita alcanzó a ver a la persona que dirigía ese barco, más bien un velero, pequeño, y la reconoció sin demorarse demasiado.
Las otras amazonas ya preparaban sus arcos para tirar a matar a aquella persona, pero la chica pidió que se detuvieran.
–Bajen sus flechas, no es necesario disparar –les dijo, pero las mujeres no le hicieron mucho caso.– ¡Les he dicho que no disparen, bajen sus armas de inmediato! –y ante el grito de la jovencita, ellas, aunque de mala gana, obedecieron.
El barco entonces se acercó y finalmente llegó a la costa. El velero tenía sólo una vela y una pequeña cabina. Apenas suficiente como para una persona, y ése era precisamente el número que había: una. Era una mujer, más bien una jovencita, tanto como la chica amazona. Sólo que ésta era más bajita, con el cabello rojo claro, no tanto como para ser naranja, definitivamente rojo, pero no muy oscuro, algo ondulado, y peinado en una cola de caballo. Vestía un minishort y una blusa de tirantes rosada.
La joven bajó de su embarcación con una mochila en su espalda y se vio de frente con las amazonas. Reconoció a una en particular, aunque no fue ella la primera en saludar.
–Así que has venido –le dijo la jovencita amazona– pues ya puedes ir subiendo a tu barco e irte de inmediato de este lugar.
–Sólo vine a ver a mi padre. No estaré mucho tiempo aquí. Sé que este país está cerrado al 99 por ciento de los hombres, pero no pensé que también se aplicara a las mujeres –respondió la pelirroja.
–Se aplica a alguien que alguna vez intentó hacerle daño a mi madre –le dijo mientras retiraba un mechón de cabello que continuamente le tapaba el ojo derecho.
–He madurado, no soy ya una niña. Si eso te sigue ofendiendo, pido perdón. Te aseguro que jamás intentaré hacerle daño de nuevo –dijo y luego agachó la cabeza.– Te lo ruego, sólo unos minutos, por favor, no hagas que te ruegue más.
La joven amazona lo pensó un momento y aceptó: –Está bien, pero te acompañaré en todo momento, ¿te parece? –y la pelirroja aceptó. Las demás amazonas externaron su desacuerdo, pero, por alguna razón, debían obedecer lo que la más joven disponía.
Así, el grupo regresó al poblado de las amazonas. Las mujeres ataviadas con pieles y que utilizaban serpientes como arcos, guiaron a la pelirroja hasta el edificio más grande, el palacio de la monarca, la conocida Princesa Serpiente. Ahí, ya sólo entraron las dos jovencitas y los tacones de la extranjera repicaban en el suelo de cerámica.
–Es mejor que te los quites, no querrás hacer enojar a mi mamá o a mis tías –le pidió la amazona y la otra aceptó, dejando sus zapatos en el umbral del enorme recibidor. Las dos siguieron caminando, viraron en algunos pasillos y se detuvieron frente a una puerta. La amazona entonces la golpeó suave con su mano derecha.
–¿Estás ahí, papá?
No hubo respuesta, pero si se escucharon algunos ruidos y no pasó mucho antes de que la puerta se abriera. Y ahí estaba él. Quien fuera conocido como Rey de los Piratas, Monkey D. Luffy. Por un lado parecía que los años no pasaban por él, pero, por el otro, lucía, de cierta forma, cansado.
Él, al ver a la joven pelirroja, la abrazó de inmediato. –¡Umi-chan! ¡Qué sorpresa! –le dijo antes de reír en su forma característica.– ¿Qué haces aquí?
–Bueno, padre, has dicho que ibas a visitarme hace dos meses, justo para mi cumpleaños quince –Luffy se quedó helado. Por supuesto, lo había olvidado.
–Hancock es quien me recuerda estas cosas, creo que a ella también se le olvidó, y eso que se lo comenté.
Umi hizo un gesto de desagrado. Estaba segura que la Emperatriz Pirata no le había recordado a Luffy de su cumpleaños de manera deliberada, y no le sorprendía.
–Perdóname Umi-chan, lo siento mucho –le decía su padre– hasta te había preparado un regalo, es en serio –y Luffy se adentró en la habitación, revolvió algunos cajones y encontró lo que buscaba. Era un medallón de un extraño diamante. No era algo común, pues la piedra preciosa brillaba de forma sobrenatural. No era muy grande, pero si hermosa y estaba atada a una cadena de oro. Luffy sabía que a Umi le gustaban las joyas y sonrió contento al ver que la chica aceptaba con bastante agrado el regalo.
–Casi es hora de comer –dijo él– ¿qué tal si lo hacemos juntos? Podrán comer como hermanas –sonrió; pero las dos jóvenes se miraron de forma extraña, pues nunca se habían visto como parientes.
De cualquier forma, los tres se encaminaron al comedor con el Rey Pirata abrazando a las chicas, a pesar de que la amazona era más alta que él mismo. Umi era de su misma estatura; pero el rostro de Luffy se puso serio, incluso, hasta avergonzado y volteó a ver a la pelirroja para preguntarle algo.
–Y… ella… quiero decir… ¿tu mamá está bien?
–Sí, ella está bien. Ha estado más tranquila que de costumbre últimamente. Deberías visitarla de vez en cuando, padre.
Él asintió sin decir ninguna palabra. Cuando Umi le decía “padre” en lugar de papá, sentía un pequeño dolor en el corazón. La pelirroja había comenzado a llamarlo así desde que había dejado de ser una niña. Sabía que ella lo hacía porque se sentía lastimada de alguna forma.
Al mismo tiempo que llegaron al comedor, una espigada figura apareció en el otro pasillo. Envuelta en una toalla y con su cabello totalmente mojado, la Emperatriz Pirata, Boa Hancock, había ido a verlo con sus propios ojos.
–¿Así que tú eres la forastera? –le dijo a Umi.– ¿Qué es lo que haces aquí?
–Sólo he venido a visitar a mi padre, es todo –la joven miraba hacia el suelo para no ver a aquella mujer que le enfadaba. Ni siquiera quería recordar que Hancock, con mucha seguridad, era la culpable de que su padre la visitara cada vez menos.
–Pues ya lo has visto, ahora vete de aquí –como si le ordenará, le señaló la salida de ese comedor con su dedo.– Me bañaba cuando las guerreras me han avisado de una intrusa en la isla, pero no imaginé que eras tú. Y Jazmín –se volvió Hancock hacia la joven amazona– ¿cómo has dejado que entre aquí? ¿No recuerdas lo que intentó hacer hace tres años?
–Perdón mamá, ella sólo quería ver a papá, y además yo la he estado vigilando –Jazmín trataba de entender de alguna manera el dolor de Umi, y aunque la mayoría de las ocasiones se sometía a su madre, a veces quería escapar de su yugo y mandato.
–Ella no es bienvenida aquí –afirmó Hancock, y Luffy no sabía dónde meterse. Si en algún aspecto de la vida no era valiente, era precisamente en éste.– No sólo no es bienvenida por lo que hizo, sino simplemente porque es la hija de esa sucia mujer –y ante esas palabras, Umi casi enloqueció. En sus ojos se vio la ira y en sus dientes una furia sin igual.
–¡No permitiré que insulte a mi madre de esa forma! –respondió mirándola hacia arriba, debido a la estatura de la Hebihime– ¡usted no sabe nada acerca de mi madre! ¡Ella vale mil veces más que usted, una engreída y loca mujer! ¡Si me he atrevido a venir aquí aun con el riesgo de ver su horrendo rostro, es porque, después de todo, soy una Monkey D.!
–¡Tú eres la que no tienes derecho a hablar así! –y la que habló en ese momento fue Jazmín– ¡Mis padres eligieron estar juntos! ¡Tú ni siquiera deberías ser una Monkey D.! ¡Ni siquiera deberías de existir!
Tras sus palabras, Jazmín recibió una bofetada, pero de su padre, quien no pudo controlarse –¡Cállate! –fue lo único que le dijo, pero ni eso apagó el dolor que esas palabras causaron en Umi. La joven salió de lugar corriendo y sollozando. Fue hacia la misma puerta por donde había entrado y tomó sus zapatos, pero no se los puso, simplemente los mantuvo en sus manos mientras corría sin rumbo, adentrándose en la selva; Luffy no pudo detenerla.
–¡¿Por qué le has dicho eso?! –le gritó él a su hija Jazmín. Realmente estaba enfadado.
–No lo sé –ella agachó la cabeza– yo… yo no quería decirlo, sólo… perdón, no quería herirla de esa manera.
Incluso Hancock sintió pena por la joven pelirroja y mientras salía del comedor para ir a su habitación, dijo: –Yo tampoco he dicho buenas cosas. Si aún lo desea, puede venir a comer con ustedes. Es mejor que no esté presente yo. La que debe ir a buscarla eres tú, Jazmín –le dijo a su hija– no volverá a menos que te disculpes.
Así, Jazmín salió en búsqueda de su hermana. Preguntó a algunas amazonas, y aunque pocas la habían visto, sintió que podía encontrarla en cierto lugar. Así, sola, la chica se dirigió hacia el sur de la isla, y gracias a sus habilidades de rastreo logró dar con Umi. La pelirroja estaba sentada, tomando sus rodillas y sollozando.
–¿Qué diablos haces aquí? –le preguntó a Jazmín cuando ésta se acercó.– No sé por qué no me fui de inmediato de esta isla.
–Lo siento mucho, no debí haber dicho eso. No pienso que sea verdad, en serio, créeme.
–Es difícil creerlo –se limpió Umi sus lágrimas.– Después de todo, tal vez hasta haya algo de razón en esas palabras. Tal vez ni siquiera debería llevar este apellido.
–¡Claro que sí! –afirmó Jazmín, y Umi pudo ver sinceridad en los ojos de su media hermana.– ¿Eres una caza-recompensas o algo así, no?
–Soy aventurera –le afirmó con un poco de orgullo mezclado con enfado.
–Bueno, a lo que me refiero, es que tienes, como… bueno, no sé como decirlo, algo de mi papá, el… ¡ay no sé! –Jazmín no era la mejor para explicarse, eso le había quedado claro a Umi desde las primeras veces que la había visto.
–¿Te refieres a algo como el espíritu?
–¡Sí, algo así!
–Supongo –suspiró.– Me gusta viajar, conocer nuevas islas, nuevos lugares, ver las maravillas del mundo –decía mientras el sol hacía que sus mejillas denotaran que había estado llorando. Jazmín entonces se levantó y fue hacia un riachuelo que corría cerca de allí. Tomó un pañuelo que llevaba consigo y lo mojó un poco. Luego volvió y limpió el rostro de su hermana.
–Perdóname otra vez –le dijo– te aseguro que jamás volveré a decir algo como eso.
–¿Lo prometes?
–Por supuesto –y Jazmín sonrió de forma amplia. Y Umi la imitó, y esas sonrisas eran tan parecidas como dos gotas de agua.
Jazmín convenció a Umi de regresar al palacio para comer. La pelirroja se levantó pero antes dejó caer la arena que llevaba en sus manos. Se detuvo un momento para ver como cada grano abandonaba su palma y caía al suelo.
–El mundo es tan amplio y cada uno de nosotros es como uno de estos granos, ¿qué digo? ¡Cada isla es como uno de estos granos de arena! Pero algún día las conoceré todas.
Y esas palabras inundaron el pecho de Jazmín. Después de todo era hija de Luffy y la aventura corría por sus venas a pesar de todo. Imaginó entonces cómo era el mundo lejos de Amazon Lily. Pero no era la primera vez que lo hacía, en varias ocasiones había sentido la necesidad de salir de allí, pero su madre no la dejaría sino hasta que fuera mayor y se convirtiera en una joven líder de las piratas Kuja.
–Bueno, pues tendrás una tripulación a tus órdenes –le dijo Umi mientras ambas caminaban de regreso al palacio.
–No lo sé. Las guerreras y las Kuja no me tratan muy bien. Creo que no les agrado porque soy la hija de mi madre.
–No me digas –interrumpió Umi para decir el sarcasmo, pero Jazmín no se dio por enterada.
–Sí, en serio. No creo que les guste que yo sea la capitana cuando cumpla dieciocho años.
–Pues deberías de partir sola, como hice yo. Si quieres conocer el mundo, tal vez lo mejor es que no lo hagas acompañada de las Kuja.
–Tú dices eso porque desde niña has navegado sola y… –de pronto, el rostro de Jazmín se iluminó– ¡oye, tú deberías enseñarme y todo eso!
–¿Yo?
–¡Claro! Y… bueno, no lo sé… perdóname, a veces tengo ideas tontas.
–Supongo que debe ser seguido –le dijo Umi, pero, de nuevo, Jazmín no entendió el verdadero sentido de la frase. –Vamos a hacer esto. Te daré un pedazo de mi Vivre Card. Si cuando tengas ya la edad en la que te permitan salir de aquí, aún deseas viajar conmigo, búscame y veremos qué podemos hacer, ¿te parece?
Jazmín aceptó y recibió una parte de la Vivre Card. Umi le explicó el funcionamiento de aquel papel y aunque no fue de inmediato, Jazmín terminó por entenderlo. Al llegar al palacio, Luffy ya había mandado hacer un pastel, tenía fe en que Umi regresaría y fue como una pequeña fiesta de cumpleaños para la pelirroja, aunque fuese con dos meses de atrasos. Incluso Hancock les acompañó por un momento y ambas se pidieron disculpas. Eso sí, las hermanas no dijeron nada acerca de las intenciones de Jazmín.
Umi entonces pasó la noche en Amazon Lily, contando a su media hermana, maravillas que había visto en el mundo, y a pesar de que la pelirroja realmente no había visto demasiadas cosas, para Jazmín era increíble. En la mañana, Umi partió.
–Saluda a tu mamá –le pidió Luffy, un poco tímido en ese tema. Umi aceptó sonriendo.
–Adiós Jazmín, espero que cuando te vuelva a ver, no midas tres o cuatro metros.
–¿De qué hablas? Me han dicho que ya he alcanzado mi estatura final, no seas tonta Umi, no voy a crecer más –y la pelirroja sólo negó con la cabeza mientras sonreía al escuchar la singular respuesta de su espigada hermana. Momentos después, subió a su barco y partió del lugar. Luffy y Jazmín se preguntaban cómo es que Umi había logrado pasar el Calm Belt, pero la gran inteligencia y habilidad para navegar de la joven les eran desconocidas.
Última edición por kaizoku ou el Dom Feb 17, 2013 6:49 am, editado 2 veces
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Como siempre, y como ya nos tienes acostumbrado, un excelente fic, con una excelente narrativa y buena ortografía. Es raro que te decidieras al final a hacer un fic de esta parte, siendo tú no tan partidario del LuxHan. Espero con ansias tu siguiente capítulo, a ver cómo le va a Jazmin en esta nueva aventura.
See ya!
See ya!
alex_orochi- Administrador
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Localización : Mm.... eso quisiera saber :P
Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Un cortico segundo capítulo:
- Spoiler:
- Casi un mes después de que Umi dejara Amazon Lily, llegó de nuevo a su hogar. Fue de mañana, muy temprano, el sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte y nadie estaba en la costa para recibirla. Dejó el velero en ese lugar y, con su mochila al hombro y su regalo atado en el cuello, caminó hacia el interior del pueblo. Pasó por el centro del mismo y salió hacia el otro lado para encontrar su casa. Ahí, vio a alguien conocido saliendo de ese hogar.
–¡Tía Nojiko! –le dijo y la abrazó, aunque la peliceleste la apartó rápido.
–¡Niña! ¡¿Dónde has estado?! Tu mamá ha estado muy preocupada.
–Ya sabes tía, buscando aventuras por ahí.
Nojiko se sintió aliviada de que su sobrina estuviera bien y se dispuso a regar los árboles de mandarinas. Umi, por su parte, entró a la casa, quería darse un buen baño y luego dormir algunas horas, estaba exhausta. Dejó su mochila en su habitación y luego se dirigió al baño.
–Monkey D. Umi, ¿a dónde crees que vas? –la voz de su madre la detuvo de inmediato. La navegante de los legendarios Mugiwara la obligó a ir de regreso al comedor.– Odio que te vayas sin avisarme, y lo sabes bien Umi. Detesto además que no des ninguna explicación, que sólo aceptes mi regaño y ya, listo, crees que tras esta bronca ya todo debe estar perfecto, ¿no es así? –y, como bien lo decía Nami, la jovencita no respondía nada– ¡bueno, dime algo ya, por favor! –pero la pelinaranja notó la joya que su hija llevaba en el cuello.
Nami se acercó, tomó la joya con sus manos y la observó bien. Sabía que ese trabajo artesanal, más que nada en la cadena, se podía encontrar en la isla de las mujeres, en Amazon Lily.
–Has ido a ver tu padre… –suspiró– te dije que no era conveniente. Sí él no ha querido venir a verte, no es necesario que tú vayas hacia allá.
–Es sólo que se le ha olvidado, tú bien sabes cómo es –al fin habló la adolescente– además, la he pasado bien.
–¿Esa mujer te ha tratado bien? –se refirió Nami a Hancock.
–Sí, se portó bien –dijo, evitando relatar el amargo inicio de aquella visita.– Digo, no es que haya sido cariñosa, ni nada, creo que ella no es capaz de ello.
–Siempre tomando todo a la ligera, como una broma –Nami se levantó y tomó un poco de agua– pero bueno, lo bueno es que ya estás aquí. Ahora ve a tomar una ducha, porque apestas –y esto último, lo dijo sonriendo. Umi besó a su madre en la mejilla y se dirigió a bañar.
Unos minutos después, un niño pequeño, no pasaría de los seis años, con su cabello verde claro, largo, salió de la habitación restante, la que no pertenecía ni a Nami ni a Umi.
–¿Por qué hay ruido tan temprano, tía Nami? –preguntó, frotándose los ojos, somnoliento.
–Tu prima ha llegado de una de sus aventuras –le dijo y, cariñosa, lo tomó en brazos y lo sentó en sus piernas.– Tu mami está afuera, regando las plantas, ¿tu papá ya ha despertado? –preguntó, y el pequeño asintió, aunque comentó que aquél aún no se levantaba.– Flojo como siempre.
–¿Quién es el flojo? –Roronoa Zoro se tambaleaba debido al sueño al caminar por la casa. El pequeño fue a con el espadachín y éste lo levantó en brazos para cargarlo. Nami pensó que nunca hubiera creído que Zoro se vería bien así, como padre.
–De haber sabido, te hubiera elegido a ti, Zoro –le dijo ella en tono de broma.
–Bah, no hubiera aceptado a una bruja como tú jamás.
–Eso dices, pero has terminado con una bruja aun peor –rio la pelinaranja, pero luego sintió que su nariz era jalada con un poco de violencia. Su hermana mayor había escuchado y le daba un pequeño escarmiento.
Umi escuchaba todo desde la ducha y le hacía sonreír. A pesar de amar el mar y las aventuras, la hacía bien estar en casa y disfrutaba esos momentos; pero en ocasiones envidaba a Kei, el pequeño niño de Zoro y Nojiko, y había veces en las que deseaba haber sido hija de ellos dos y no de sus padres. A pesar de que estos pensamientos los abandonaba de inmediato, sí llegaban a presentarse en su mente.
Monkey D. Umi había nacido en Kokoyashi quince años atrás, pero su historia se remonta hasta antes de su concepción incluso, cuando la tripulación del Sombrero de Paja logró conquistar el Grand Line y su capitán fue conocido como el nuevo Rey Pirata. Poco después, las aventuras habían terminado y era hora de que cada quién tomara su camino. Pero la navegante no estaba dispuesta a dejar ir a su capitán y le confesó su cariño, afecto y amor.
“Quédate conmigo para siempre, Luffy”, le había dicho en aquella ocasión. Pero él ya había hecho una elección. Y quizá no tanto con el corazón, sino basado en promesas y gratitud hacia la Emperatriz Pirata. Por supuesto, él jamás esperó esa confesión por parte de su navegante, y aunque ciertamente albergaba sentimientos por ella, su pensamiento era claro, no debía faltar a sus promesas, y tiempo atrás había asegurado a Hancock que, tarde o temprano, viviría junto a ella. Después de todo, era la única mujer que le había demostrado tal afecto y casi adoración. Si Luffy hubiera sabido antes del sentir de su navegante, la historia, tal vez, habría sido muy distinta.
Pero esos sentimientos del capitán hacia la pelinaranja le hicieron pasar una noche con ella. Sin poder evitarlo, se entregó por vez primera a una mujer, y esa fue Nami, y de esos momentos, apareció Umi; a pesar de todo, Luffy y Nami no permanecieron juntos y pronto él partió para encontrarse con la conocida como Princesa Serpiente.
Una triste y herida Nami regresó a Kokoyashi, acompañada por Zoro, quien sabía de la situación y no quiso dejar sola a su nakama. La convivencia del espadachín con Nojiko comenzó otra historia distinta, la cual, tal vez se cuente más adelante.
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Capítulo 3
- Spoiler:
- –Y a sus dieciocho años, es hora de que sea mi sucesora, al menos en este aspecto –Boa Hancock daba un discurso hacia su pueblo, especialmente dirigido a las piratas Kuja. Esto sucedía tres años después de aquella visita de Umi a Amazon Lily. Luego de que Hebihime había terminado de hablar, Jazmín se adelantó y su madre le colocó una capa blanca sobre sus hombros.
La jovencita no había cambiado mucho. Parecía la misma de quince años, incluso en sus expresiones. Pero Jazmín no estaba segura de poder llevar a cabo la labor que Hancock le encomendaba. Sabía que las Kuja no la tenían en una alta estima, y convertirla en la líder de éstas, a su corta edad, no le parecía una gran idea; pero a la joven no le gustaba tampoco contradecir a su madre y tenía que aceptar el cargo.
A lo lejos, Jazmín alcanzó a ver a su padre sonriéndole y animándola con algunos gestos. A Luffy no le gustaban ese tipo de actos, y a pesar de que era bastante popular entre las amazonas, prefería quedarse al margen, sobre todo en los últimos tiempos, en que ya no viajaba mucho fuera de esa isla.
Jazmín fue concebida desde la primera noche que Luffy pasó con Hancock, así que Hebihime no esperó mucho para ser madre. En aquel entonces, el Rey Pirata todavía viajaba bastante acompañando a las piratas Kuja y realmente Jazmín salió de la isla cuando todavía estaba en el vientre de su madre, y en varias ocasiones. El Rey Pirata todavía tenía sus aventuras y en ocasiones aún tenía combates.
Cuando Jazmín nació, Luffy se quedó seis meses sin salir de Amazon Lily, pero ello fue demasiado para él y tuvo una escapada hacia Sabaody. Y allí vio a Sanji quien a menudo deambulaba por el archipiélago.
“¡Jamás te perdonaré por lo que le has hecho a Nami-san!” le había dicho el rubio antes de golpearlo en varias ocasiones. Y en la discusión acalorada, el capitán estaba por responder a las agresiones de su antiguo cocinero, cuando el rubio le relevó de su hija Umi.
“¡¿No lo sabías, idiota?! Ya no sé ni quién eres” le había dicho él antes de despedirse. Y no era que Sanji pensara que Luffy había hecho algo incorrecto, es sólo que odiaba ver a Nami sufrir.
El Rey Pirata entonces viajó hacia el East Blue y conoció a su otra hija, cuando ésta apenas era una bebé. Al regresar a Amazon Lily, Luffy reveló a Hancock lo sucedido, él no sabía mentir y no iba a ocultar a Umi. Sólo la enorme devoción que la Emperatriz Pirata sentía hacia él, ayudó a que siguieran juntos y Hancock se acostumbró a las salidas de su esposo hacia el East Blue.
Pero, como le había advertido Chopper, Luffy comenzó a sentir los estragos de utilizar de forma tan seguida el Gear Second. Su cuerpo no dejaba de ser fuerte, sus habilidades seguían ahí, pero no podía utilizarlas por mucho tiempo, se cansaba, le dolían sus entrañas. Entonces Hancock poco a poco comenzó a inhibir las salidas de su esposo fuera de Amazon Lily y él mismo sabía que no podía hacer lo mismo de antes. Tenía además una familia y ya no podía darse el lujo de ponerse en peligro inútilmente.
El alma del Rey pirata tenía entonces dos heridas. Una era que su vida de aventuras parecía haber quedado atrás, y la otra fue el distanciamiento entre él y Umi. Mientras pasaba todo el tiempo junto a Jazmín, al pasar de los años veía cada vez menos a Umi y ello le dolía en el pecho, y no era completamente feliz.
Jazmín entonces, a los dieciocho años, era nombrada por su madre como la nueva líder de las Piratas Kuja. La jovencita no deseaba ese título, porque, en primera, las guerreras no le tenían mucho respeto, y en segunda, porque ella deseaba hacer su propia historia y no ser “grande” sólo por ser hija de la Princesa Serpiente.
Y llegó la noche antes del primer viaje que haría con las Kuja. Jazmín entonces veía la Vivre Card que Umi le había dado tres años antes y se decidió. Ideó un plan y se preparó mentalmente para sus acciones del siguiente día, pues, en realidad, le daba algo de temor salir de Amazon Lily. Había ya navegado, pero sólo a las aguas cercanas, nunca a otra isla. A la mañana siguiente, la joven fue con sus padres y se despidió de ellos efusivamente.
–Lo harás bien, por eso eres mi hija –le aseguró Hancock, orgullosa. Luffy le dio también palabras de aliento, pero además pudo detectar algo extraño. Su hija no actuaba como siempre, y no le parecía que era por su primer día como líder de las Kuja.
Con temblores en sus manos y temor en su corazón, Jazmín subió al barco de las Kuja donde éstas ya la esperaban. La única de las hermanas Boa que la acompañaría era Sandersonia. La embarcación levó anclas y partió hacia el mar.
–¡Monkey D. Boa Jazmín! ¡Lleva con orgullo el liderazgo de las Piratas Kuja y sigue sembrando el miedo en todos aquellos que vean nuestra bandera! –Las palabras de su madre no le dieron demasiados ánimos a Jazmín, quien se dedicó a observar el rumbo qué llevaban.
kaizoku ou-
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Capítulo 4
- Spoiler:
- Tras dos días de navegar no demasiado lejos del Calm Belt, había que decidir la dirección a tomar, así que una de las Kuja preguntó a Sandersonia por ello.
–No me pregunten a mí, tenemos una líder –le dijo ella, sonriendo.
–Ah... bueno... yo... ¡creo que debo ir a revisar las rutas que podemos tomar! –Jazmín se adentró en el camarote principal y buscó entre las Eternal Pose de las que realmente conocía poco, pues por más explicaciones que había recibido, realmente no entendía muy bien cómo es que funcionaban. Aun así, sacó la Vivre Card y trató de compararla con alguna de las direcciones de esas brújulas. Tomó la que le pareció más similar y salió con ella.
–Creo que debemos ir hacia... –se detuvo un momento para leer el nombre de la isla– Girou, sí, vamos hacia allí.
–Está cerca del archipiélago Sabaody, no creo que nos convenga ir por allí –le afirmó una de las Kuja, pero Sandersonia respaldó a su sobrina y finalmente el barco tomó rumbo hacia esa isla, tratando de encontrar algún barco al cual asaltar.
No pasó mucho tiempo antes de que llegaran y, para su suerte, no había marina a la vista y los barcos que estaban cerca de aquella isla, parecían fáciles de atracar y, además, opulentos. No sería problema tomar una buena cantidad de bienes en un viaje relativamente corto, por lo que, finalmente, no había sido una mala decisión ir a tal lugar.
–Parece que la princesita no tiene tan malos instintos –comentó un de las Kuja, pero Jazmín no apareció por ningún lado. Algunas de las piratas empezaron a buscarla por todo el barco y ni ellas ni Sandersonia se explicaban dónde había quedado. El ataque fue suspendido mientras que encontraban a la joven, pero les fue imposible.
–¿Cree que haya ido ella sola a atacar esos barcos? –preguntó la misma Kuja a Sandersonia.
–Si hubiera atacado, lo sabríamos. Ella es muy fuerte a pesar de su edad y ya nos habríamos dado cuenta. Busquen por todo el barco.
Jazmín había salido de ahí sin que las piratas se dieran cuenta. Cargaba con tres cosas. Un sacó con buena cantidad de oro, sus flechas y su serpiente-arco Tina, un reptil de tamaño normal de color rojo muy claro.
La jovencita llegó con la rapidez de su nado a la isla de Girou y trató de alejarse de la dirección hacia donde se encontraban las Kuja, esto para no ser vista. Rodeó la costa y llegó hacia el otro lado, ya que realmente no era un lugar demasiado grande. Allí vio a una viejecita que vendía distintas frutas, en especial sandías, la cual parecía amable, y Jazmín tuvo la suficiente confianza como para preguntar. Sacó el pedazo de Vivre Card de Umi y vio la dirección hacia la que se movía.
–Señora... ¿podría decirme si hay una isla cercana hacia allá? –señaló.
–Pues jovencita, estamos cerca del archipiélago Sabaody. Realmente no está nada lejos, hasta en una balsa podrías llegar, pues los mares de por aquí no son muy violentos.
–Pero no tengo una balsa, ni nada parecido –le dijo Jazmín.– ¿Cree que podría llegar allí nadando? –preguntó y la viejecita echó a reír.
–¡Pero niña, claro que no! A menos que fueses una ningyo; lo que debes hacer es conseguir una balsa y listo.
–Tengo dinero –sacó Jazmín algo de oro. La anciana abrió grandes sus ojos. La Kuja había guardado mucho oro desde que era niña y se podía decir que tenía una pequeña fortuna.
–Tal vez yo pueda conseguirte algo –dijo, pidió a la chica una buena cantidad de oro y salió de su puesto rápidamente, dejando allí a Jazmín, quien la esperó aproximadamente quince minutos. La señora regresó viendo que, cerca de su puesto, había varios hombres desmayados, y preguntó a la joven acerca de lo sucedido.
–No confío en los hombres, y ellos me dijeron cosas extrañas y querían acercarse a mí, así que les puse una paliza.
La viejecita se quedó azorada, pero luego reaccionó. –Mira lo que te he conseguido –dijo y llevó a Jazmín a un lugar cercano donde la esperaba una balsa con una vela– no es la gran cosa, pero te servirá para llegar a Sabaody.
Jazmín recordó que Umi había llegado sola hasta Amazon Lily, y aunque la embarcación de su hermana era realmente más grande que ésta, no se iba a dejar ganar y aceptó aquella compra, dio gracias a la anciana y partió siguiendo la dirección de la Vivre Card. Lo que Jazmín no sabía, es que, por menos de la cuarta parte del oro que le había dado a aquella mujer, habría podido conseguir una balsa como aquella o tal vez algo mejor. La jovencita sabía realmente poco del valor del dinero o del oro. También sabía poco sobre navegar, pero se dispuso a estar muy atenta sobre la dirección y a no desviarse por ningún motivo.
Las Kuja, por su parte, buscaban en todas partes, incluso en el camarote de la jovencita, pero no lograban encontrarla, obviamente. Jazmín había dejado una nota en su habitación, pero del palacio en Amazon Lily, y por lo tanto la tripulación no sabría de sus intenciones hasta que regresaran a la isla de las mujeres.
No demoró más que unas cinco horas en llegar a Sabaody. Debieron ser menos, pero ya que no sabía muy bien cómo navegar, trató de ser muy cautelosa y esto la retrasó. Cuando vio por primera vez el archipiélago, Jazmín estaba azorada. Había visto árboles grandes en su isla, pero de ellos no salían burbujas, ni tenían raíces tan gruesas. La chica veía, con la boca abierta, la maravilla de ese archipiélago y apenas si notó que su balsa estaba entrando ya en los groves. Recordó entonces en las palabras de Umi y supo que las maravillas del mundo la esperaban.
De pronto espabiló y, de un gran salto, llegó hasta uno de los groves. No supo muy bien como detener la balsa y la dejó a la deriva, no pudo ya recuperarla. No le importó mucho y lo primero que hizo fue sacar la Vivre Card. Ésta se movía con mayor fuerza que antes y la llevó a cruzar varios groves. La gente que veía a Jazmín, lo hacía de forma extraña, ya que, después de todo, no cada día se ve a una joven alta y bella ataviada con pieles en las partes más indispensables. Sus largas piernas y su delgada cintura llamaban la atención de forma poderosa, sobre todo en los hombres. Incluso tuvo que alejar a un par de curiosos que intentaron flirtear con ella.
Y tras una larga caminata pronto creyó identificar el lugar en el que la Vivre Card se sentía atraída con mucha fuerza. Realmente dudó si la estaba utilizando bien, ya que le pareció demasiada suerte encontrarse con Umi tan pronto en su viaje. Pero algo le dio más miedo, que Umi la hubiera engañado y realmente ese pedazo de papel no la guiara con su media hermana, sino a otro lugar. Entonces tuvo temor de entrar al lugar que estaba viendo, el cual era un bar, aunque no es que ella realmente supiera lo que era.
–No debo ser así, tengo que entrar, sin importar lo que vaya a pasar –se dijo a sí misma. Jazmín empezó a caminar y tocó la puerta de ese pequeño edificio.
–¡Está abierto! –escuchó una voz femenina desde adentro, lo cual le tranquilizó. Empujó entonces la puerta y entró al lugar. Esperaba que el lugar estuviera oscuro, pero fue todo lo contrario. Allí había una barra y detrás de ella, había una mujer delgada con cabello negro y que se fumaba un cigarrillo. Sentados delante de la barra estaban un hombre de cabello canoso, largo y una jovencita pelirroja.
–Yo la verdad no pensé que salieras de tu isla para buscarme, estoy sorprendida de verte aquí –la joven que bebía desde un vaso era Umi, quien sonrió de forma sincera al ver a Jazmín, la cual se quedó muda.
–¿Conoces a esa chiquilla? –le preguntó Shakky.
–Claro, es mi media hermana, se llama Jazmín –Umi se levantó y abrazó a la Kuja y luego la llevó hacia la barra.– Vamos, siéntate, vamos a beber.
–Ah... bueno... la verdad es que yo no bebo, mi mamá me lo tiene prohibido –y cuando dijo esto, tanto Shakky, Umi y Rayleigh, echaron a reír a carcajadas, haciendo que Jazmín se sonrojara bastante.
–Así que Hancock es una madre sobre protectora. Aunque no me sorprende mucho –dijo Rayleigh antes de beber otro trago.
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Capítulo 5
- Spoiler:
- Pasaron algunos minutos platicando un poco y así Shakky y Rayleigh conocieron mejor a Jazmín, a quien estimaron de inmediato por ser la hija de Luffy. Umi observó a su hermana y se preguntó si realmente estaría lista para la aventura.
–Jazmín, has llegado justo a tiempo, justo mañana iba a irme.
–¿Y a dónde? –preguntó algo dubitativa.
–Voy a una gran aventura, pero si quieres será un vamos. ¡Iremos a la isla del cielo! –le dijo Umi alzando los brazos. Jazmín se quedó muda. Apenas si sabía de otras islas y su hermana ya le estaba hablando de una en el cielo. No pudo evitar dudar de esas palabras.
–Me estás jugando una broma, ¿verdad? Aunque no lo creas, puedo darte una paliza.
–No, no, es en serio –aseguró Umi– tú has ido a la isla del cielo, ¿no, Ray-san?
–No me metas en tus asuntos, Umi-chan. Si hay una isla del cielo o no, eso es algo que cada quien debe descubrir.
–Pues mi madre me dijo que sí existía, ¿acaso nuestro padre nunca te contó alguna historia de Skypiea? –y Umi buscó entre su mochila y sacó un mapa de aquella isla. No era el mismo que los mugiwara habían encontrado muchos años atrás, sino otro hecho por Nami.– Te aseguro que sí existe, y si tú quieres, puedes venir conmigo para verlo. Si has venido a encontrarme, es porque quieres aventura, ¿no es así?
Umi tenía razón, al menos fue lo que pensó Jazmín. La joven Kuja quiso recordar si su padre alguna vez le había relatado de tal lugar, pero no pudo, aunque pensó que probablemente lo podía haber hecho cuando ella era muy pequeña, ya que en ese entonces le contaba muchas de sus aventuras pasadas. Jazmín entonces imaginó que, si ya estaba tan lejos de Amazon Lily, no tenía por qué regresar a escuchar los tremendos regaños que seguramente se llevaría de su madre, así que aceptó acompañar a la pelirroja a aquella isla del cielo, si es que existía.
–Muy bien, pero lo primero es conseguirte algo de ropa, no es bueno que viajes con eso –señaló.
–¿Qué tiene de malo?
–Es muy llamativa, no te van a quitar los ojos de encima. No es muy tarde, vamos a algunas tiendas a conseguirte algo, aunque, ahora que lo pienso, no cuento con mucho dinero.
–Yo tengo un poco –le dijo Jazmín y abrió su bolsa, llena de cosas de oro, lo que hizo que a Umi le brillaran los ojos de forma notable, aunque luego logró recuperar la compostura.
–No es mucho –mintió– pero servirá. Lo primero será cambiarlo por dinero.
Y así, ambas dejaron el bar para dirigirse a las tiendas que había en el archipiélago. Justo como Umi esperaba, su hermana atraía bastante la atención de los transeúntes masculinos. No le gustaba demasiado, pero debía aceptar que Jazmín era más atractiva que ella. Y Umi no era fea ni mucho menos, pero, por alguna extraña razón, se parecía mucho a su madre excepto en los pechos, ya que la jovencita no era muy prominente en esa parte. Si las comparaba con las de la joven Kuja, era un poco deprimente para ella.
–Esas dos 'chicas' seguramente atraerán muchas miradas, sin importar que lleves poca ropa o no –suspiró Umi.
–Chicas... ¿cuáles? ¿Dónde están?
–Olvídalo, mejor espérame aquí afuera –le dijo al llegar a un establecimiento de cambio de oro por dinero, del cual salió Umi unos minutos después con la misma bolsa de Jazmín, pero ya sin todo el metal precioso, sino con fajos de billetes. Con una gran sonrisa, la pelirroja guió a su hermana hacia otra parte del archipiélago y pronto encontraron las tiendas de ropa. Jazmín nunca había visto algo así pero pronto ya estaba midiéndose prendas que Umi había elegido para ella.
–Lo de ser "jirafona" no está peleado con la moda por lo que puedo ver, no luces mal –le dijo Umi mientras su hermana vestía unos pantalones de "pescador" y una blusa de botones pero sin mangas. Jazmín no entendió a qué se refería la pelirroja con lo de "jirafona", pero sí sabía que tal ropa no era la más cómoda del mundo.
–Está algo ajustada, no sé si me guste.
–No te preocupes, te acostumbrarás pronto.
–¿Y qué es esto que tengo debajo? Se me está metiendo en...
–Calma, calma. Se llama ropa interior. Supongo que también te acostumbrarás a ella. ¿Las amazonas no utilizan, ninguna, ropa interior? –preguntó Umi, pero recibió respuesta negativa. No era importante de cualquier forma, y regresaron al bar de Shakky justo cuando la noche caía. Ahí durmieron entonces, en una pequeña sala.
–Siento que no sea tan lujoso como tu palacio. Pero te aseguro que bien valdrá la pena –se disculpó Umi y no demoraron mucho en dormir ambas. A la mañana siguiente, se despidieron de Shakky y Rayleigh, y fueron hacia donde Umi tenía su pequeña embarcación.
–Lo primero es conseguir un barco, ya que el viaje es un poco largo hasta donde podremos subir al cielo –le comentó Umi a su hermana mientras llegaban al navío.– No voy a mentirte, el dinero que tenemos es bastante y probablemente nos alcanzará para comprar un buen barco, pero para eso, tenemos que ir a donde hay buenos carpinteros y yo sé el lugar. Es una isla llamada Water 7, el dueño de los mejores astilleros del lugar es conocido de nuestro padre y espero se porte bien con nosotras. Pero Water 7 no es que esté tan cerca y las dos no aguantaremos mucho en un bote tan pequeño. Lo que hay que hacer es llegar hasta San Faldo, es una isla que no está muy apartada de Sabaody, y allí podremos abordar el Tren Marino que nos llevará directamente a donde queremos ir.
Tras la explicación ambas chicas abordaron finalmente el pequeño bote y partieron a toda velocidad con rumbo a San Faldo, esperando no tener que pasar ambas la noche en ese pequeño velero, pues probablemente no cabrían. Umi no era una tremenda timonel, pero sí había heredado buenas habilidades como navegante de su madre y sabía tomar las corrientes marinas para viajar más rápido.
Y Jazmín vio muchas cosas que nunca había conocido antes en su vida. Peces, aves, nubes, que no se presentaban cerca de Amazon Lily. Y Umi sonreía al ver que hermana disfrutaba el viaje a pesar de que apenas era el inicio de una de sus aventuras.
–Vaya que es peculiar, ¿no? –preguntaba Shakky a Rayleigh– sus situaciones son tan distintas, parecen tan distanciadas por tantos factores, y ahora viajan juntas.
La sangre llama, Shakky –le dijo él mientras bebía café de una taza– la sangre siempre llama.
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Capítulo 6:
- Spoiler:
- –¡Luffy, Luffy! –Hancock buscaba desesperada a su esposo en el palacio mientras corría llevando una hoja de papel en su mano.
–¿Qué pasa?
–¡Mira lo que ha dejado nuestra hija! –al encontrarlo finalmente, le dio aquella hoja– ¡¿Cómo es que se le han metido esas ideas raras en la cabeza?!
Pero Luffy no pudo menos que sonreír al ver aquella carta donde Jazmín les explicaba a sus padres que renunciaba a ser la líder de las piratas Kuja, ya que quería hacer las cosas de otra manera, quería ser, de alguna forma, "libre", ver las cosas por sí misma, tener aventuras y viajar por todo el mundo.
–Nuestra niña está por ahí, sola, enfrentándose a no sé cuántos peligros.
Pero Luffy sólo reía a carcajadas. Le había sentado bien que Jazmín tuviera ese lado aventurero. –Ella va a estar bien –dijo mientras abrazaba a su mujer– es muy fuerte, no creo que pase ningún peligro. Y pronto regresará a contarnos todas sus aventuras –y Hebihime tuvo que resignarse, ya que poco podía hacer. Lo único que esperaba es que las piratas Kuja no la hubieran dejado ir, pero ya era tarde para eso a pesar de que ella no lo sabía aún.
Apenas dejaban de ver Sabaody, y todo lo que rodeaba el bote de las hermanas era mar y nada más que mar. Jazmín veía hacia todos lados, buscando más maravillas como las que había visto en el archipiélago, pero lo único que podía observar era agua, cielo y nubes, lo mismo que había visto siempre en Amazon Lily. Se preguntó entonces si realmente había cosas extraordinarias a montones en el mundo, si había visto ya la mayor parte de ellas en Sabaody.
–No seas tonta Jazmín –le dijo Umi al saber lo que la Kuja pensaba– primeramente, hay que aprender a ver la grandeza en cada cosa que hay en este mundo. ¿Acaso las nubes que ves son las mismas que aparecen en Amazon Lily? Tampoco el mar es exactamente igual. Y de esta forma, veremos muchas cosas extraordinarias mientras naveguemos, eso te lo aseguro. Incluso sé una canción sobre eso, ¿quieres escucharla?
–¡Por supuesto! –exclamó Jazmín entusiasmada.
Umi entonces se puso de pie, pues estaba sentada en el pequeño velero., tomó algo de aire y comenzó a cantar. No era una melodía pirata, pero se escuchaba así:
Veo árboles verdes... rosas rojas también.
Las veo florecer... para ti y para mí.
Y entonces pienso... qué mundo tan maravilloso.
Veo el cielo azul... y las nubes blancas
Días benditos y brillantes... noches oscuras y sagradas
Y entonces pienso... qué mundo tan maravilloso.
Los colores del arco iris... tan bellos en el cielo
También están en los rostros... de esa gente que pasa
Veo amigos estrechando manos... y preguntando, ¿cómo estás?
Ellos en verdad dicen... yo te quiero.
Escucho bebés llorar... y los veo crecer
Aprenderán mucho más... de lo que yo alguna vez sabré
Y entonces pienso... qué mundo tan maravilloso.
Jazmín escuchó aquella canción con la boca abierta. Primeramente porque le pareció que Umi cantaba con bastante pasión, pero también porque le sorprendió la voz de su media hermana. Pero luego agachó la cabeza e hizo una extraña mueca que denotaba su molestia.
–¿Pasa algo? –le preguntó Umi.
–No es nada... es sólo que…, es que tú eres muy lista, sabes navegar, eres muy valiente, y además tienes una voz muy bella –le dijo, recuperando la sonrisa– creo que tengo algo de envidia.
Y Umi no pudo menos que sonreír, porque ella también sentía cierta envidia de Jazmín, ya fuera por el físico, pues la Kuja era más voluptuosa que ella, en general más atractiva, y también por la situación de su padre.
–Con ese cuerpo, no deberías tenerme envidia.
–¿A qué te refieres? –preguntó Jazmín.
–Me refiero a que eres muy bella, y lo digo en serio.
–Bueno, creo que eso lo he heredado de mi mamá. Ella es la mujer más bella de este mundo –respondió la Kuja, orgullosa.
–Acepto que tu madre llegó a ser una mujer bellísima, pero no creas que la mía se quedaba atrás. También era muy bonita, es más, todavía lo es.
Y Umi sacó de entre sus cosas, una fotografía. Pero no era común. En ésta se veían Nami y Luffy juntos, cerca de la proa del Thousand Sunny. Nami tenía su cabello largo y brillante como el de una sirena que sale a la superficie y es levantado por el viento marino. Jazmín notó que Umi se parecía bastante a ella, sólo que con el cabello más oscuro y tal vez menos voluptuosa. Pero también puso atención en el cariñoso abrazo que su padre le hacía a esa pelirroja en aquella imagen.
–Es la única imagen que tengo de ellos dos juntos –comentó Umi– la encontré en la habitación de mi madre cuando yo era niña. En las noches me ponía a verla e imaginaba que eso era realidad y que mi padre estaba allí, cerca de mí, y que sonreía junto a mi madre igual que en la fotografía. Y que, cuando iba yo a la playa a cantar, él iba a verme y me aplaudía y le gustaban mis cantos y mi voz.
Umi se llevó su mano derecha al ojo del mismo lado para secar una lágrima que estaba por escaparse. Nunca quería mostrar demasiadas emociones, aunque en ese momento no había podido evitarlo.
Jazmín no sabía cómo reaccionar, porque no entendía tales sentimientos, aunque por supuesto trataba, pero no sabía cómo se sentía su media hermana con respecto a eso. Por lo tanto, hizo lo único que se le ocurrió y pasó su brazo hasta el hombro de Umi y la abrazó. No muy efusivamente, de forma tranquila.
No se dieron cuenta, pero ya a lo lejos, podía verse San Faldo. El viaje había sido mucho más rápido de lo imaginado y con ello el objetivo de llegar a la Isla del Cielo se acercaba.
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Re: [Fanfic]Hermanas - Capítulos 6/?? (En proceso)
Capítulo 6:
- Spoiler:
- Tras su no tan largo viaje desde Sabaody, las dos chicas llegaban a San Faldo cerca del mediodía. La isla, no muy grande, pero concurrida, destacaba por su estación del tren que tenía al oriente de la misma y la cual era el lugar donde más cantidad de gente se reunía.
Lo primero que ambas hicieron fue ir a comer algo, pues el apetito las obligaba a ello. Emi cargó con su distintiva mochila mientras que Jazmín tenía dos bolsas en sus manos. Una tenía el dinero que habían intercambiado por el oro, y otra la ropa. Ella las cargaba con gran facilidad por lo que Emi se dio cuenta de la gran fuerza física con la que su media hermana contaba, aunque no hizo ningún comentario al respecto.
Llegaron a un pequeño restaurante que tenía una buena cantidad de clientes por lo que no pudieron sentarse en alguna mesa y tuvieron que hacerlo en la barra. Ahí pidieron una buena cantidad de comida, tanto que sorprendió a la mayoría de los clientes. Pero aún más sorprendidos quedaron cuando ambas devoraban de forma inhumana tal pila de comida. Y ambas se miraron dando por comenzada una competencia feroz, la cual ganó Jazmín por muy poco.
–Bah, has ganado porque la comida se te va a tus “grandes amigas” seguramente –señaló la pelirroja, aunque de nuevo la morena no supo de lo que su media hermana estaba hablando. Luego de eso, llegó la cuenta, la cual no era barata, aunque sí lógica por todo lo que habían comido. Emi entonces se dio cuenta que habían gastado bastante dinero, pero rápido pensó el cómo podían recuperarlo y era vendiendo su velero, al fin que ya no lo necesitarían. En el lugar comenzó a preguntar y encontró un potencial comprador, un hombre alto, muy delgado, con un cabello desaliñado, un poco largo que casi le cubría los ojos.
Emi y Jazmín llevaron al hombre hacia la costa donde estaba el velero, pero, en ese momento, no se dieron cuenta de que más hombres, sigilosos, las seguían de cerca también. Así, llegaron hasta el velero y acordaron un precio que a Emi le pareció demasiado bueno para ser verdad. Justo cuando aquel hombre se disponía a sacar el dinero, lo que tenía en sus manos era en realidad un revólver con el que apuntó al rostro de la pelirroja.
–He visto que tienen buen dinero, así que, además del velero, me llevaré todo lo que tengan –dijo, pero no esperaba que Jazmín actuara tan velozmente, y con un rápido movimiento, le derribó el arma de la mano, sin que Emi resultara herida.
Pero él ya preveía que las chicas podrían resistirse, y aquellos hombres que los siguieron eran realmente sus compañeros, por lo que ambas jóvenes se vieron rápidamente rodeadas por cerca de 30 sujetos. Y ahora ellos no tenían sólo la intención de quitarles a las chicas todas sus posesiones, sino además de atraparlas y llevárselas consigo para propósitos ciertamente oscuros.
–Quédate detrás de mí, yo te protegeré, Emi –le dijo Jazmín, colocándose en guardia de algún tipo de arte marcial.
–Gracias, pero no te preocupes, sé cuidarme sola –sonrió la pelirroja y desde debajo de su blusa, sacó tres partes de un bastón azul que unió con un rápido movimiento: el Clima Tact, el arma climática que su madre utilizaba cuando era pirata. Entonces Emi pensó en utilizar un enorme ataque de relámpagos gracias a la creación de el “Black Ball” o nubes negras, pero se dio cuenta de que podría dañar también a Jazmín, ya que no controlaba bien del todo aquella arma, y se dedicó a defenderse y a derrotar a los enemigos cercanos con otras funciones menos mortales del Clima Tact.
Jazmín hacía un uso excelente de sus piernas para derrotar a cuanto atacante encontraba, pero en ese momento, aquellos hombres sacaron sus armas de fuego y comenzaron a disparar en contra de la joven, al ver que era muy fuerte. Ella no recibió ningún impacto, sólo un rozón en su muslo izquierdo. De cualquier forma era la primera herida que recibía en un ataque, en su vida. Había sido lastimada en prácticas, en exploraciones de Amazon Lily, por algún animal salvaje, pero nunca por un ataque de esta forma.
Emi se decidió y comenzó a crear una nube oscura, pero se detuvo al ver que gran cantidad de esos hombres caían derrotados como por arte de magia. Detrás de ellos, apareció una figura empuñando una larga katana. Ya con los pocos que quedaron, fue fácil para Emi y Jazmín deshacerse de ellos, aunque ninguna de las dos quitó la vista de aquella persona que les había ayudado.
La sombra de uno de los edificios dejó de cubrirla y vieron que era una mujer, joven, tal vez no tanto como ellas, pero casi. Su cabello rubio y lacio, le caía largo hasta las corvas. Sus ojos eran negros, pequeños y sombríos, aunque no faltos de cierto brillo que tanto Emi como Jazmín alcanzaron a notar. Ella era alta, no tanto como Jazmín, pero fácilmente más que Emi.
–Gracias –se adelantó Jazmín con esa joven– muchas gra...
–No les he ayudado, no mal interpretes –la interrumpió, pero ella misma fue detenida por algunos agentes del orden de la isla, los cuales habían recibido el reporte del combate. Ellos vieron la sangre derramada de algunos hombres y estaban por decidir arrestar a las tres jóvenes, pero un hombre viejo, el cual se había escondido en una barca cercana junto a una pequeña niña, intercedió por ellas. Aseguró a los agentes que las chicas habían actuado en total defensa propia. Afortunadamente, ninguno de los hombres estaba muerto y finalmente las dejaron ir, no sin una leve advertencia, aunque como Emi les aseguró que se irían de la isla lo más pronto posible, no hubo ya mayor problema.
–Es increíble que estén vivos, pero supongo que no debería sorprenderme –se habló a sí misma la extraña joven, y luego se dirigió a las hermanas.– Como dije, no lo hice por ustedes, es sólo que debía acabar con ellos, así de simple, así que no tienen de qué agradecerme.
Entonces ella comenzó a caminar en dirección opuesta a las hermanas y a Emi no le importó mucho, pero Jazmín trató de alcanzarla y finalmente lo hizo antes de perderla de vista.
–Pero es mejor que vengas con nosotras –le dijo. La rubia se detuvo, aunque no dijo nada, mientras que Emi, sorprendida, se dirigió rápidamente a donde estaban ambas.
–No le hagas caso, no sabe lo que dice –se dirigió a la rubia, luego instó a su hermana para que se agachara y poderle así decir algo al oído.– Jazmín, ella luce peligrosa, y no necesitamos que nadie venga con nosotras.
–Cierto, no es necesario –dijo ella, haciendo que Emi se asustara, pues no esperaba que la hubiera escuchado.
–Pero es que las tres tenemos que salir de aquí, así lo dijeron los guardias –insistió– nosotras vamos a Water 7, ¿no te gustaría acompañarnos? ¿en serio?
–Déjame en paz –dijo ella, aunque su voz ya no era tan fría como el inicio– aunque quisiera ir a Water 7, ahora no tengo dinero, así que no insistas.
–Nosotros te pagaríamos el viaje.
–¡Jazmín!
–Ella nos ayudó, no tiene nada de malo.
Y así, tras una leve discusión, las tres fueron juntas a la estación. Emi y la rubia no se veían muy felices, pero realmente tampoco les incomodaba mucho la situación. Emi, porque ciertamente sabía que aquella chica les había prestado gran ayuda, mientras que la espadachín sabía que no iba a poder viajar gratis de otra manera.
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